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Ciencia
PRISMA: un nuevo enfoque a la diversidad en la ciencia española
¿Se fomenta la diversidad en la ciencia española? PRISMA nace fuerte este año como colectivo en CTI (Ciencia, Tecnología e Innovación) para luchar contra la discriminación y dar visibilidad a las personas LGBTIQA+ en el ámbito científico.
Se definen en su página web como “Asociación para la Diversidad Afectivo-Sexual y de Género en Ciencia, Tecnología e Innovación” que busca dar visibilidad, evitar discriminaciones y fomentar las prácticas inclusivas en el ámbito científico. Jevons ha tenido el placer de entrevistar a Björn Jörges, neurocientífico y uno de los fundadores de PRISMA, junto con varias personas tras compartir experiencias en un evento LGBTIQA+ organizado en Barcelona. Su papel actualmente en PRISMA es ser Director de Investigación y Congresos y miembro de la Junta Directiva de la asociación.
¿Por qué surge PRISMA ? ¿Por qué es necesario?
Algunes de nosotres tenemos experiencia de discriminación de primera mano. De ser llamado maricón por el supervisor durante el doctorado a ser infravalorade por jefes por ninguna razón en concreto y micro-agresiones de colegas que ni tenían la intención de crear un ambiente hostil, hemos vivido de todo. Pero, siendo personas de ciencia, sabemos que el ser humano es falible. Generalmente tenemos una visión sesgada de las cosas, y no siempre podemos confiar en nuestras percepciones y generalizar sobre las nuestras experiencias. Para eso tenemos la ciencia. Y resulta que ya hay bastantes estudios, especialmente de EEUU, que sostienen que las personas LGTBIQA+ enfrentan unos retos particulares – también en el mundo de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI). Un estudio encontró que una parte considerable de personas LGBTIQA+ en la Academia, especialmente en matemáticas y física, en el trabajo no está fuera del armario. Se podría preguntar: ¿Y qué? ¿Qué pinta tu sexualidad en el trabajo? Pero imaginaos no poder hablar de la vida privada en el trabajo, temer cruzarse con algún colega cuando camináis de manos con vuestra pareja en la calle. Fingir, desmentir y ocultarse ocupa recursos mentales, y hace que estemos más estresades y menos creatives y productives. Otros estudios demuestran que el acoso LGBTIQA+-fóbico es muy común en CTI, sobre todo cuando hablamos de les persones trans y no-binaries – que muchas veces no tienen el (dudoso) lujo de pasar desapercibides que tenemos las lesbianas y los gays cis.
PRISMA nació con la idea de luchar por el colectivo, con especial hincapié en estos colectivos más vulnerables
Por el otro lado, queremos dar respuesta a las campañas de desinformación que se han estado llevando a cabo contra el colectivo. Sí, los hijos de dos madres lesbianas son igual de felices como los hijos de una familia tradicional. No, las mujeres trans no fingen su identidad de género con el motivo de entrar en baños públicos femeninos. Sí, la biología dice que el sexo puede ser ambivalente. Somos conscientes de nuestros privilegios como personas de ciencia y sabemos que estamos en la posición perfecta para enfrentar estos discursos de odio.
Os formáis hace menos de un año, ¿os han llegado casos de discriminación LGBTIQA +?
De hecho, uno de los nuestros miembros, Alfredo Corell, profesor de Inmunología en la Universidad de Valladolid, estuvo en los medios a finales del año pasado: había sufrido una campaña de difamación, tachandolo en su universidad de “maricón y socialista”. Aparte de este caso con bastante visibilidad mediática, casi todes tenemos experiencia personal con algún tipo de acoso. En PRISMA, tenemos el grupo de trabajo de Apoyo y Visibilidad, que trabajará con víctimas y sus instituciones para apoyarlas en casos de discriminación y prevenir futuros casos.
¿Qué pensáis de la gente que dice que no hay problemas con la diversidad en la ciencia? ¿Podríais ilustrar este efecto con algún ejemplo en investigación?
Primero, si hablamos de “diversidad” en el sentido más amplio, queda aún más claro que queda mucho por hacer. El porcentaje de personas no blancas en CTI en España, tanto como en otros países europeos y norteamericanos, es muy inferior al porcentaje de la población general. Lo mismo si hablamos de otros tipos de diversidad, como la neurodivergencia, discapacidades físicas o en relación a la clase socio-económica. Y ni hablar de una paridad real de géneros. Segundo, incluso pensando en la diversidad afectivo-sexual y de género, la falta de visibilidad es tremenda. En la lista de las 100 personas LGBTI más influyentes de España publicada en El Español, por ejemplo, figuran dos gays y una lesbiana tecnólogues, y un gay ingeniero/científico. ¡Y el problema con eso es que la falta de referentes tiene consecuencias reales! Queramos o no, nuestra identidad afectivo-sexual o de género forma parte de cómo nos vemos en relación al resto del mundo: Si yo, como niño o adolescente gay, veo que todos los gays famosos son actores, igual ni me propongo que yo podría ser otra cosa – jefe de una empresa tecnológica o investigador en física cuántica, por ejemplo. Ojo, con esto no quiero decir que ser actor sea inferior a ser empresario o científico, pero hay que demostrar a les adolescentes LGBTIQA+ que pueden ser lo que les apetezca.
¿Puede una ciencia que no tenga en cuenta la diversidad obtener un conocimiento válido? ¿En qué medida y, sobre todo, cómo afecta al proceso científico?
Cuidado, ahora me pondré un poco filosófico. Soy partidario del llamado Realismo Científico: Creo que existe un mundo real allí fuera. Pero, siendo humanos, tenemos siempre una visión sesgada de él, que está influenciada por las nuestras experiencias, prejuicios, limitaciones mentales etc. La ciencia nos da las herramientas para combatir algunos de estos sesgos: el método científico, por ejemplo, si lo empleamos rigurosamente, nos ayuda contra el sesgo de confirmación. Este sesgo nos hace valorar más resultados que confirman lo que ya creemos, e ignorar evidencias en contra de nuestras creencias. Pero hay otros sesgos a los cuales el método científico no tiene respuesta. Por ejemplo, la generación de hipótesis está en cierto modo limitada por la imaginación o creatividad del individuo: Si todos los investigadores son hombres cis, hetero, blancos y de clase media-alta, se ven afectados más fácilmente por procesos como el llamado group-think, es decir, que se les dificulta ver los errores en argumentos o métodos porque se cuestionan menos uno al otro. Es como pensar subconcientemente: Es como yo, ya tendrá razón... Y allí entra la diversidad que aumenta los puntos de vista diferentes desde los cuales estudiamos un asunto, facilitándonos encontrar puntos débiles en experimentos, argumentos y productos.¿Alguna lectura para recomendarnos?
Un paper científico de mi área, la Psicología, que siempre recomiendo se llama “The WEIRDest people in the world?” (Heinrich, Heine & Norenzayan, 2010). Les autores describen cómo una mayoría abrumadora de los estudios científicos en Psicología se conducen en Estados Unidos o Europa, y usan estudiantes de universidad como participantes. Como consecuencia, no tenemos ni idea de si los resultados que tenemos son generalizables a personas que son un poco (o muy) diferentes al típico estudiante de grado de psicología. También recomiendo el ~consumo~ del canal Contrapoints de la YouTubera trans Natalie Wynn. Trata temas sociales, no sólo, pero también del ámbito LGTBIQA+, desde un punto de vista racional-filosófico-científico.
Más sobre el tema Ciencia Queer encontráis por ejemplo en el artículo que mi colega PRISMÁtico Aitor Villafranca, postdoc en el CSIC en Madrid, escribió para The Conversation: Por qué es importante la perspectiva ‘queer’ en la ciencia. En el futuro, también en la nuestra página web www.prismaciencia.org habrá mas recursos sobre el tema.
**Algunas opiniones pueden ser personales y no representar la totalidad de las opiniones de PRISMA