We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Opinión
Por un marco laboral que devuelva el poder a las personas trabajadoras
Secretario de Negociación Colectiva del sindicato CIG
La clase trabajadora está siendo testigo estos días del fraude y del engaño al que se somete por obra y gracia del llamado “diálogo social”. Nuestra flamante y exitosa ministra de Trabajo en representación del Gobierno “más progresista de la historia del Estado español”, según su propia denominación, lleva desde la llegada al poder santificando el “diálogo social” como la solución a todos los males que asolan al proletariado español.
Huelga recordar que los dos partidos que sostienen al Gobierno se presentaron a las elecciones con la promesa de derogar la reforma laboral. El PSOE se refería solo a la reforma del Gobierno de Mariano Rajoy del año 2012. Pero Unidas Podemos y el resto de fuerzas soberanistas y nacionalistas que sustentan al Ejecutivo de coalición hablaban también de la derogación de la reforma laboral del año 2010 aprobada por el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero. Entendemos que los pueblos y los ciudadanos que vivimos dentro del Estado español dimos un claro mensaje sobre la necesidad de devolver con la derogación de estas dos normas laborales la soberanía a las personas trabajadoras en los centros de trabajo, para que puedan decidir sobre sus condiciones laborales y de vida.
Y es aquí donde se demuestra la mentira que nos están intentando colar al conjunto de la clase trabajadora. La ultraliberal Unión Europea, una vez armado el escenario del “diálogo social”, introduce su ideología antiobrera y reduce a la mínima expresión los ya de por sí ridículos cambios en la legislación laboral que se estaban negociando. Tiene atado de pies y manos al Gobierno, pues de lo que salga de esas mesas dependerá la entrega al Estado español de los fondos europeos Next Generation, que no hay que olvidar que serán gestionados por las grandes empresas privadas del Ibex-35. Nosotros sufrimos los recortes, la precariedad y la pobreza laboral y ellos, otra vez, como en el 2009, vuelven a tener barra libre para malgastar y enriquecerse con el dinero de todos y de todas.
La patronal ha ganado la batalla sin tener mayorías políticas, así juega el capitalismo en el siglo XXI. Nadia Calviño como testaferro de esa UE y de la socialdemocracia liberal ha actuado como notaria de esta claudicación de la izquierda española en su conjunto
Reforma laboral
Reforma laboral Negociación colectiva laboral, qué está encima de la mesa de diálogo social y qué no
La patronal juega al despiste haciendo una interpretación forzada de lo que para ellos es ya una victoria, pues aunque el pueblo decidió democráticamente en las urnas la vuelta a la legislación laboral anterior al año 2010, todo ha quedado totalmente desarticulado gracias al trabajo de la Unión Europea, el Ministerio de Trabajo y los llamados agentes sociales. La patronal ha ganado la batalla sin tener mayorías políticas, así juega el capitalismo en el siglo XXI. Nadia Calviño como testaferro de esa UE y de la socialdemocracia liberal ha actuado como notaria de esta claudicación de la izquierda española en su conjunto.
Las organizaciones sindicales que no acreditamos en ese engaño en el que se ha convertido el diálogo social tenemos que intensificar la lucha en la calle y la presión a todas esas fuerzas políticas para que se le devuelva el poder a la negociación colectiva sectorial provincial y a los marcos propios de negociación colectiva. Eso era precisamente lo que garantizaba el Estatuto de los Trabajadores anterior a la crisis. El Banco de España afirmaba lo siguiente en un trabajo sobre el sistema de negociación colectiva estatal de 2003: “La negociación en un nivel intermedio de negociación, el sector con ámbito geográfico provincial, suele ofrecer incrementos salariales superiores a los que se pactan tanto a un nivel más centralizado (sector estatal) como a un nivel más descentralizado (empresa)”.
Blanco y en botella. Con la excusa de la crisis el PSOE reformó el Estatuto para dar prioridad a la negociación colectiva estatal, una negociación de cúpulas sindicales que está alejada de la clase trabajadora y de los centros de trabajo, donde se hace tabla rasa y se uniforma la miseria a lo largo y ancho del Estado. En el año 2012 el PP certificó la muerte de la negociación colectiva en el Estado español dando prioridad aplicativa a los convenios de empresa.
En 2012 el PP certificó la muerte de la negociación colectiva en el Estado español dando prioridad aplicativa a los convenios de empresa
En nuestro país, Galiza, el 93% de las empresas son pequeñas, con menos de seis personas trabajadoras, por lo que el empresario/a tiene todo el poder para reunir de forma unilateral a la plantilla y decirle que se va a negociar un convenio a la baja para competir con bajos salarios. Nadie va a estar dispuesto a discutir, so pena de represión y despido. Por eso no se trata solo de una reivindicación de los marcos propios de negociación colectiva de cada pueblo del Estado. Por ejemplo, las actuales movilizaciones en defensa del convenio del Metal de la provincia de Cádiz acabarán siendo residuales o no se producirán cuanto más poder tenga la negociación colectiva estatal. En este sentido, no tenemos más que ver el bodrio de convenio estatal del Metal firmado por CCOO, UGT y Confemetal.
Por tanto, apelamos a todas esas fuerzas políticas soberanistas y de izquierda que sostienen al Gobierno con sus votos que cumplan con el contrato al que llegaron con la sociedad que dicen representar. Tenemos que devolver el poder a la clase trabajadora que puedan decidir mediante la negociación colectiva sobre sus condiciones salariales y de trabajo.
Apelamos a todas esas fuerzas políticas soberanistas y de izquierda que sostienen al Gobierno con sus votos que cumplan con el contrato al que llegaron con la sociedad que dicen representar
Reclamamos que se restituyan los derechos perdidos en materias tan importantes como la indemnización por despido por causas objetivas y por despido improcedente, volviendo a la cuantía de 45 días por año trabajado con un el tope de 42 mensualidades, así como la recuperación de los salarios de tramitación. Y en los despidos colectivos reponer la necesaria autorización de la autoridad laboral y acabar con esta barra libre para las empresas. También se debe de eliminar la posibilidad del descuelgue de convenios en todas las materias que permite la reforma, además de volver al anterior marco en clasificación profesional, distribución irregular de la jornada, movilidad geográfica colectiva, ultraactividad o en la prioridad aplicativa de los convenios provinciales y autonómicos.
Decir que derogar la reforma es técnicamente imposible es una mentira y una falta de respeto a la inteligencia humana. Basta de engaños. Si la clase trabajadora no es soberana, los pueblos tampoco lo son. Y las reformas laborales de 2010 y 2012 le han arrebatado la soberanía a la clase trabajadora.