Opinión
La ilógica militar

Además de no poder pararse la invasión por la fuerza armada, se conseguirá reforzar al invasor en su deseo de permanencia, aumentando la destrucción y la muerte
Refugiados Ucranianos frontera Rumania - 2
Solo mujeres, niños y personas con algún tipo de discapacidad pueden salir de Ucrania. José Pedro Martínez

Antimilitarista miembro de Gerrarik ez

15 mar 2022 06:50

Si quieres la Paz no prepares la guerra. Este clásico lema pacifista sigue desmontando, por su sencillez y profundidad, todo lo que pueda expresarse estos días en favor de intervenir militarmente en Ucrania. Directamente con un ejército, o enviando armas. En ambos casos para que otros -no nosotros- se asesinen entre ellos. Y de paso reduzcan un país a escombros.

No va a pararse la invasión por la fuerza armada. Sea en formato de pequeño ejército o de guerrilla, ambos se encuadran en las misma ilógica militar. Además de no poder vencer, solo se conseguirá reforzar al invasor en su deseo de permanencia en el país ocupado, y el aumento de la destrucción y la muerte. Es la ilógica militar del “morir por la patria”. Todo por la patria. Aunque conlleve la pérdida de la vida entregada inútilmente. Únicamente la intervención de la OTAN podría igualar en fuerza y potencia al ocupante. Pero si eso se activara sería el fin para todos. Aunque la ilógica militar es lo que pide: guerrear hasta la extinción del oponente. Obligar a combatir a los padres, esposos, hermanos, separándoles de sus familias aunque no sea su voluntad hacerlo.

Opinión
El auge de los OTAN-bros: euroconformismo, belicismo y filtros burbuja
El consenso militarista dominante sobre la invasión de Rusia revela el putrefacto estado de la intelligentsia española en materia de política exterior. El discurso orwelliano de Josep Borrell sobre la “Europa geopolítica” muestra, en realidad, su absoluta irrelevancia y bloquea la aspiración soberana de los pueblos a vivir en un orden internacional más justo.

Resulta asombroso el alineamiento de los discursos y las informaciones con que se nos dispensa cada día, desde la ilógica militar de siempre. La que suscita, alienta conduce y justifica la guerra. La manipulación terminológica e informativa que refuerza el viejo y peligroso concepto mental del nosotros/ellos para enfrentar comunidades. De esto sabe mucho el ultranacionalismo etnicista excluyente que lleva muchos años envenenando a los pueblos actualmente enfrentados. Y este mismo ardid se practica aquí, cuando se contrasta y confronta nuestra supuesta y exclusiva pertenencia “europea” con la Rusia de Putin – a quien se ha demonizado convenientemente-. Como si Rusia no fuera también Europa. Como si lo que se nos hace sentir como Europa no estuviera definido por demarcaciones artificiales trazadas por alianzas militares. Como si el hecho de habitar a uno u otro lado nos convirtiera en mejores o peores en relación al otro.

“Los auténticos intereses que subyacen tras la guerra se enmascaran con ideologías, propaganda, información manipulada para el engaño colectivo y personas que entregan sus vidas por el bien de unos pocos”

  Lo nuestro/Lo del otro. Otra celada de la ilógica militar para imponerse en nuestro pensamiento, hábilmente introducida por la propaganda de cualquier signo identitario. Como lo es también la que retuerce la verdad convirtiéndola en lo que no es. Guerra justa-legal/Guerra injusta-ilegal. Como si la guerra tuviera algo que ver con la justicia. Ejército legítimo/Ejército ilegítimo. Como si los ejércitos no tuvieran otro objeto que asesinar y destruir. ¿Es acaso legítimo asesinar y destruir? Como si los conflictos armados a lo largo de la historia y hasta el presente no tuvieran nada que ver con el expolio de los Pueblos, el control territorial, intereses políticos y, por tanto, económicos (geoestratégicos les llaman). Como si la guerra no fuera un negocio. Ucrania no es la única guerra. Hay muchas guerras en estos momentos. Pero mientras unas ocupan toda la atención, otras se cuentan como realitys, de otras se informa someramente, y otras -la mayoría- se silencian.

La guerra en Ucrania no empezó ayer. Llevan años con no poca gente odiándose, persiguiéndose, discriminándose, matándose entre ellos. Inspirados y enfrentados por ideologías excluyentes activadas y protagonizadas en algunos casos por grupos neonazis o ultraderechistas armados, tolerados por el gobierno, actuando en las provincias del este del país. Esta guerra ha sido hasta el presente una de las muchas silenciadas por ese ente al que cada día se nos refiere machaconamente como Europa. Que casualmente coincide territorialmente con los países en que se encuentra desplegada la OTAN (o sea, el imperial EEUU).

Los auténticos intereses político-económicos que subyacen tras la guerra no son visibles. Se enmascaran con ideologías, propaganda, información sesgada/manipulada para el engaño colectivo y personas (efectivos les llaman) que entregan sus vidas por un supuesto bien común que en realidad es el de unos pocos, que al igual que sus intereses, permanecen invisibles. La ilógica militar coloniza la mente individual y el pensamiento colectivo. Desde el televidente que es instruido a diario con una mezcla de compasión por las víctimas y conocimiento básico de armas y estrategias, hasta el combatiente de metralleta o de coctel molotov, pasando por el refugiado/a, periodistas y ciudadanía en general. Así lo que no es normal se normaliza y se asume como algo natural. La ilógica militar tiene la facultad de redefinir los significados normalizando su alteración.

La propia guerra en sí, pasa a denominarse operaciones especiales, la invasión en ocupación preventiva. Los ejércitos se convierten en ONGs, o en fuerzas libertadoras (del nazismo o de la democracia). Las expulsiones de población en “desplazamientos”. Se normalizan términos como “corredores humanitarios” refiriendo a su apertura con una condescendiente aureola de humanización de lo que no es sino una estampida deshumanizada de muchedumbres aterrorizadas, expulsadas de sus vidas. Se normaliza el comercio de armas presentándolo como “envío solidario”. Se considera a la industria armamentística de la muerte como parte “normal” de la economía de un país. A la que además se protege especialmente desde el Estado de forma secretista.

Desde la ilógica militar también se categorizan las acciones armadas: ofensivas/defensivas, ¿No es toda arma ofensiva? (y su mera existencia una ofensa). O en función del daño infligido, se divide a los contendientes como vencedores o vencidos. Cuando los perdedores son todos los implicados en las matanzas, y la destrucción, mientras los auténticos vencedores permanecen en la sombra, a distancia, acumulando beneficios. Acomodados en lujosos despachos en el Kremlin, en Washington, en Londres, en Pekin, en Riad…, en los lobbys empresariales que transaccionan con combustibles y armamento a través de la banca internacional.

Guerra en Ucrania
Crisis de refugiados El viaje de los ucranianos sin destino
300.000 personas han pasado ya por Przemysl, una pequeña ciudad polaca a 17 kilómetros de la frontera con Ucrania. Dos millones de personas han huido ya de la guerra en Ucrania.

Desde la ilógica militar el odio y la venganza se convierten en causa legítima por la que luchar. Matar se convierte en heroísmo. Destruir, en escarmiento legítimo. Convertir a la población en refugiada forzosa se presenta como desplazada, un “suceso inevitable”. Asesinar civiles, bombardear hospitales, como “daño colateral”. Y todos estos efectos producidos por la ilógica militar se convierten en arma de guerra y presión política comúnmente aceptada como normal, esperable, inherente al conflicto armado. Y así hasta llegar a la paranoia colectiva en que lo normal también es percibir la disidencia antibelicista como anacronía tolerable, siempre que sea debidamente silenciada. Es decir, no difundida por los medios de comunicación.

“Ninguna guerra es inocente,  todas tienen en común que acaban con la inocencia humana, así qu si quieres la paz no prepares la guerra ni la secundes ni la justifiques”

Lo normal es presentar al pacifismo y el antimilitarismo prácticamente como traición, o, en el mejor de los casos, como delirios románticos de índole buenista. Reivindicar la defensa no armada, la desobediencia civil y la no cooperación despierta el estupor con que se mira a los locos. Y, sin embargo, precisamente porque toda resistencia armada contra una fuerza tan superior únicamente servirá para reforzar la ocupación y la destrucción, exhibir el No a la Guerra -a esta y todas las guerras-, supone un desafío. Implica un cambio del modelo de pensamiento impuesto.

Ninguna guerra es inocente. Pero todas tienen en común que acaban con la inocencia humana. Si quieres la paz no prepares la guerra. Ni la secundes. Ni la justifiques. Ni la categorices por matices de tolerabilidad. Nadie va a ser más feliz cuando esto termine. Ni con la OTAN ni sin ella. Ni en la UE ni fuera de ella. Ni con una bandera ni con otra. Ya se ha acumulado demasiada destrucción y odio perdurable. Necesitamos contemplar a nuestra especie humana, al resto de especies vivas y al planeta que nos acoge, desde un nuevo paradigma indisolublemente unitario de todo, con todo lo que existe, en que toda forma de vida es sagrada. La Humanidad como Patria Común. El Planeta como único País. La Declaración de Derechos Humanos como única constitución.

Este no es un marco genérico de simple “ciudadanía del mundo cosmopolita”, de pose progre y acomodaciones filosóficas a la carta, sino una posición activamente comprometida con el mundo. Tampoco refleja una vocación de ignorar la riqueza de la diversidad cultural de los Pueblos de la Tierra. Por el contrario apunta a la determinación de luchar contra toda forma de supremacismo patriótico o identitario, siempre nacido y desarrollado contra las minorías.

No es lícito violar la vida. No es lícito matar. Por muy bien que se presente o adorne. Sobran las patrias. Las banderas. Las causas por las que matar o morir. Si contempláramos la Tierra desde unos kilómetros más arriba, viendo la bola azul en su totalidad, percibiríamos bien distinto todo lo que nos ocupa. Pequeño e irrelevante frente a lo que realmente podría abarcar el Ser Humano si lo desplegáramos de otra forma. Queda mucho por recorrer para alcanzar otro estado de consciencia, y poco tiempo para hacerlo. Comencemos por desertar de la ilógica militar y adoptar la lógica civil, la del sentido común.

Solidaridad con los desertores y resistentes a la guerra. Solidaridad, Paz y Bien para el pueblo de Rusia y el pueblo de Ucrania.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Pensamiento
Fabian Scheidler “El progreso tecnológico se utiliza para aumentar la riqueza de unos pocos. No sirve a nadie más”
El autor de ‘El fin de la megamáquina. Historia de una civilización en vías de colapso’ ha desarrollado la metáfora del capitalismo como una máquina destructora y reivindica que hay oportunidades para el cambio.
Opinión
Opinión Chicas, cheeseburguers, y soles negros: militarizar la adolescencia en Ucrania
Para militarizar a una generación que hasta hace pocos crecía aspirando a becas, trabajos de oficina o empleos de cuello azul, es necesario mucho más que ofrecer el ejército como una salida laboral: hay que cambiar su concepto del mundo.
Opinión
Opinión Es el militarismo, amigo, el militarismo
¿Puede que si el militarismo es la solución para todo, realmente no solucione nada, sino que realmente sea el problema?
Galicia
Galicia La UE cava hondo: litio gallego para el nuevo militarismo europeo
En pleno rearme ordenado desde Bruselas, Galicia entra en el tablero geopolítico como potencial proveedor de litio para la industria de defensa. Un enclave de alto valor ecológico en Doade (Ourense) se convertirá en cantera para baterías militares.
Valencià
València Duelo colectivo y brecha de género, las consecuencias de la dana en la salud mental
Más allá de lo material, el sufrimiento mental continúa golpeando las vidas de l´Horta Sud. Mujeres cuidadoras y colectivos vulnerables encabezan un luto que todavía no ha encontrado descanso.
El Salto n.78
El Salto 78 Nueva revista, viejas injusticias: hablemos de Violencia Institucional
En el último número de la revista de El Salto dedicamos la portada y nuestro “Panorama” a una de las violencias que sufren las mujeres solo por el hecho de serlo, la que aún a día de hoy emana de un sistema irracional y patriarcal.
Series
Series Masculinidad hegemónica o plomo: la sátira contra los hombres en ‘The White Lotus’
La serie culmina de forma trágica, llevando al extremo la lógica neoliberal, y se cuestiona si es posible una transformación que no termine cooptada por el propio patriarcado.
Almería
Artes escénicas Almería reclama su (dancístico) lugar
A menudo relegada al olvido en los mapas culturales, esta provincia oriental sigue siendo una gran desconocida, a pesar de su riqueza histórica, su diversidad paisajística y su potencia creativa.

Últimas

Eventos
Taller de podcast El Salto invita a estudiantes a explorar las posibilidades del formato audiovisual
Proponemos un taller de guion y producción de programas para estudiantes de comunicación y periodismo los días 24 de abril y 8 de mayo.
Palestina
Genocidio Israel sigue atacando hospitales, la ONU habla del peor momento en los 18 meses de asedio
No hay tregua en Gaza, donde Israel ha recrudecido las matanzas y sigue sin permitir el acceso de alimentos y productos de primera necesidad. La ONU denuncia asimismo el asesinato de más de 70 civiles en Líbano.
Opinión
Opinión La coherencia de las políticas de Trump
No se pueden entender los aranceles de Trump sin su lucha por el control de los recursos minerales, sin Groenlandia, Ucrania o la República Democrática de Congo.
València
València CGT denuncia graves incumplimientos del plan de inundaciones en la dana de València
Un informe incorporado a la causa judicial señala la falta de seguimiento de los propios protocolos autonómicos en el día de la tragedia y la víspera.
Más noticias
Galicia
Galicia Faro de Vigo despide a su trabajador número 20 en una década mientras firma beneficios de 2,5 millones
El comité de empresa y el Colexio de Xornalistas reprueban la decisión de la empresa del grupo catalán Prensa Ibérica y convocan una protesta semanal en las redacciones del periódico por toda Galicia.
Barcelona
Barcelona Activistas de los derechos humanos piden la retención de un barco dispuesto para armar a Israel
La naviera Maersk está transportando estos días componentes para los cazas F-35. El Estatuto de Roma sobre genocidio contempla acciones legales contra las empresas que favorecen las masacres.

Recomendadas

Comunidad de Madrid
Memoria histórica Contra la basura y el olvido: tras la pista de los cuerpos y de la memoria de los brigadistas internacionales
El Salto acompaña a un contingente internacional de políticos, políticas y activistas en una ruta en memoria de los brigadistas internacionales que acudieron a luchar a España contra el fascismo, en un ejercicio inspirador para el presente.
Camboya
Camboya 50 años del inicio del genocidio en Camboya
El régimen de Pol Pot acabó con la vida de más de dos millones de personas. Solo tres integrantes de los Jemeres Rojos han sido condenados por crímenes contra la humanidad.
Senegal
Senegal Una ‘Escuela de rehenes’ o cómo Francia usó la educación en África para transformar las mentes
La administración colonial francesa puso en marcha en 1855 un centro educativo que tenía el objetivo de formar a los hijos de los reyes locales mediante el borrado de su cultura.
República del Sudán
Sudán Cara a. Un Sudán en guerra
Se cumplen dos años de una guerra que ya deja más de 13 millones de personas desplazadas y más de ocho millones de sudaneses al borde de la inanición.