Opinión
Esta casa que no es nuestra

Mis padres han decidido vender nuestra casa. Lo hacen porque no se puede tener una vida digna donde no llega el Estado.

Sanidad Rural Digna Ayllón 4
La plataforma SOS Rural-Ayllón asegura que la población ha aumentado por el covid debido a las segundas residencias. Álvaro Minguito
13 oct 2020 05:30

Hoy mis padres han decidido vender la casa. Nuestra casa. La casa del pequeño pueblo donde en mi DNI figura que nací, aunque lo hice en una clínica de Barcelona, pero mis padres —neorural él, retomando lo rural, ella— se encargaron que se registrara algún nacimiento en el pueblo, porque el mío fue el único en —mínimo— 20 años.

Provengo de un pueblo de Lleida que en Galicia, tierra de mi madre, se llamaría aldea. Veintiséis habitantes censados. Sin escuela, panadería o siquiera un bar de pueblo para tomar un café o una cerveza —solo un restaurante chic que llena la plaza de coches de alta gama, que eso sí da dinero—. Fui a una escuela de una zona rural escolar, de 40 niños en total, donde conocías el nombre, apellido y cumpleaños de todo el mundo. Entonces mis padres lucharon para que llegase el transporte escolar —no hubo suerte, tuvieron que llevarme cada mañana al pueblo de al lado en coche—.

Hace unos 15 años diagnosticaron de Parkinson a mi padre y la enfermedad avanzó lentamente hasta hoy, que avanza de verdad. Le ofrecieron rehabilitación para mejorar la calidad de vida, con logopedas, fisioterapeutas, educadoras... pero tenía que ir al hospital de Lleida. Lo aguantaron unos meses, le fue bien. Pero un enfermo de Parkinson no conduce. Hay dos autobuses al día, y mi madre trabaja por la noche. Dejó de ir. Hace un año que ella, sociosanitaria, tuvo un accidente laboral y se jodió la espalda. Impugnamos el alta médica negligente de una mutua sometida a presiones por la situación de la covid-19. No tuvimos suerte. Sigue trabajando a la espera de una invalidez o empalmar alguna baja hasta la jubilación. Mi padre es artista, pintor. Se cansa, carece de una rutina, no tiene dónde ir, depende de mi madre, ya no pinta. Están hartos.

Si la repoblación de lo rural pasa por familias con aspiraciones pequeñoburguesas de usar lo rural a su antojo, no nos sirve. Si pasa por el mismo modelo de relación urbana trasladado a un entorno donde se nos ha desposeído de servicios básicos, entonces no hace falta

Han decidido venderla porque no se puede tener una vida digna donde no llega el Estado. Porque el régimen de bienestar familista que tenemos —en mi casa llamado del malestar— relega los cuidados a la familia dando al Estado un papel casi asistencialista. Y hay quien no tiene familia. Quien ha elegido no vivir cerca de ella. Quien cree que la familia no tiene por qué soportar la carga hasta extenuarse. Nosotros creímos esto, nos olvidamos de la coexistencia del modelo relacional de familia nuclear y el neoliberal que juntos impiden el apoyo mutuo.

A todo esto, se habla de repoblar. Si la repoblación de lo rural pasa por familias con aspiraciones pequeñoburguesas de usar lo rural a su antojo, no nos sirve. Si pasa por el mismo modelo de relación urbana trasladado a un entorno donde se nos ha desposeído de servicios básicos, entonces no hace falta. Si gente como mis padres tiene que irse porque no hay sitio para ellos en los lugares donde sentaron un proyecto de vida, de nada sirve que haya más gente, mientras esta se organice según las lógicas familistas de siempre sin exigir un cambio.

Si no hay lugar para el apoyo mutuo, no lo hay para la vida. Y si tenemos que dejar la nuestra en manos de un Estado que hoy más que nunca se dedica a la necropolítica, no la vamos a llevar bien. Todo esto entendiendo que la globalización ha llegado a unos puntos que solo agudizan las desigualdades territoriales ya no solo Norte-Sur, sino dentro del mismo Estado en la dicotomía campo-ciudad. Lo hace a favor de la conexión entre ciudades globales. Supera al Estado-nación. Nos deja, otra vez, a merced del capital. Nos da igual Tàrrega - Barcelona, queremos Londres - Barcelona. 

Hace unos años tuvo lugar un incendio a causa de un petardo mal apagado cerca de casa. Es una zona árida y seca —el far west catalán, si habéis visto Agosto donde sale Meryl Streep llorando en Oklahoma os hacéis una idea del paisaje— y el poco bosque que había fue calcinado. Fueron desalojando núcleos poblados hasta llegar al mío. Mis padres estaban en Galicia y yo trabajando en Barcelona. Ante el temor que las llamas llegasen a casa y que no hubiera nadie para salvar nada solo se me ocurrió pedirme un día libre para poder ir a buscar a mi gato, que estaba solo y a quien alimentaba un vecino —bombero voluntario, además—. No pensé en nada de la casa, ni en los cuadros de mi padre. El paisaje parecía sacado de uno de ellos, de colores fuertes, fauvistas, de cielos rojos y campos verde chillón. Ante la pregunta “qué te llevarías de tu casa si estuviera en llamas” solo se me pasa por la cabeza que es imposible meter tanta vida en una caja. Que solo quiero a quien vive dentro y que debería llevarme cada piedra para poder empaquetar la historia que las ha construido. Que nadie debería huir porque cuidaron tan mal el terreno que solo lo puede habitar una especie. 

Hablamos de esto en el coche, espacio rural por excelencia. Mi madre canta Vivo en la carretera de Miguel Ríos irónicamente mientras me lleva a tomar algo con mis amigas a la capital de la comarca. Sonríe resignada, vuelve a cantar.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Opinión
Opinión La coherencia de las políticas de Trump
No se pueden entender los aranceles de Trump sin su lucha por el control de los recursos minerales, sin Groenlandia, Ucrania o la República Democrática de Congo.
Opinión
Laicismo Cementerios públicos, enterramientos y ritos religiosos
Que el Estado español se define constitucionalmente como aconfesional parece, más que una realidad, un objetivo que se antoja a muy largo plazo.
Opinión
Opinión Sindicalismo que gana: la clave no es la unidad, sino organizar a las mayorías
Mientras el anarcosindicalismo debate estructuras, las plantillas siguen desmovilizadas. La verdadera batalla es organizar a las mayorías. Sin victorias concretas, incluso el modelo más puro es papel mojado.
#72072
16/10/2020 13:06

Al menos la lesión de espalda ya que no basta para prejubilarse la permite conducir.

0
0
#71917
13/10/2020 22:11

Gracias por poner el foco en un problema territorial como es la España vaciada de manera tan humana. Ahora o nunca.

4
0
#71862
13/10/2020 14:38

Hermoso y duro. Gracias por el texto, Georgina.

5
0
Galicia
Galicia La UE cava hondo: litio gallego para el nuevo militarismo europeo
En pleno rearme ordenado desde Bruselas, Galicia entra en el tablero geopolítico como potencial proveedor de litio para la industria de defensa. Un enclave de alto valor ecológico en Doade (Ourense) se convertirá en cantera para baterías militares.
Comunidad de Madrid
Memoria histórica Contra la basura y el olvido: tras la pista de los cuerpos y de la memoria de los brigadistas internacionales
El Salto acompaña a un contingente internacional de políticos, políticas y activistas en una ruta en memoria de los brigadistas internacionales que acudieron a luchar a España contra el fascismo, en un ejercicio inspirador para el presente.
El Salto n.78
El Salto 78 Nueva revista, viejas injusticias: hablemos de Violencia Institucional
En el último número de la revista de El Salto dedicamos la portada y nuestro “Panorama” a una de las violencias que sufren las mujeres solo por el hecho de serlo, la que aún a día de hoy emana de un sistema irracional y patriarcal.
Camboya
Camboya 50 años del inicio del genocidio en Camboya
El régimen de Pol Pot acabó con la vida de más de dos millones de personas. Solo tres integrantes de los Jemeres Rojos han sido condenados por crímenes contra la humanidad.
Senegal
Senegal Una ‘Escuela de rehenes’ o cómo Francia usó la educación en África para transformar las mentes
La administración colonial francesa puso en marcha en 1855 un centro educativo que tenía el objetivo de formar a los hijos de los reyes locales mediante el borrado de su cultura.

Últimas

Eventos
Taller de podcast El Salto invita a estudiantes a explorar las posibilidades del formato audiovisual
Proponemos un taller de guion y producción de programas para estudiantes de comunicación y periodismo los días 24 de abril y 8 de mayo.
Palestina
Genocidio Israel sigue atacando hospitales, la ONU habla del peor momento en los 18 meses de asedio
No hay tregua en Gaza, donde Israel ha recrudecido las matanzas y sigue sin permitir el acceso de alimentos y productos de primera necesidad. La ONU denuncia asimismo el asesinato de más de 70 civiles en Líbano.
Opinión
Opinión La coherencia de las políticas de Trump
No se pueden entender los aranceles de Trump sin su lucha por el control de los recursos minerales, sin Groenlandia, Ucrania o la República Democrática de Congo.
València
València CGT denuncia graves incumplimientos del plan de inundaciones en la dana de València
Un informe incorporado a la causa judicial señala la falta de seguimiento de los propios protocolos autonómicos en el día de la tragedia y la víspera.

Recomendadas

República del Sudán
Sudán Cara a. Un Sudán en guerra
Se cumplen dos años de una guerra que ya deja más de 13 millones de personas desplazadas y más de ocho millones de sudaneses al borde de la inanición.
Crisis climática
Balance climático El Mediterráneo se consolida como zona especialmente vulnerable al cambio climático
Las víctimas de la dana suponen dos tercios de las muertes por fenómenos extremos en Europa en 2024, según un informe conjunto de Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial que hace un balance climático del continente el pasado año.
Poesía
Culturas Joan Brossa, el mago que jugó con la poesía para reinventar el poder de la palabra
Casi inabarcable, la producción creativa de Joan Brossa se expandió a lo largo —durante medio siglo XX— y a lo ancho —de sonetos a piezas teatrales, pasando por carteles o poemas objeto— para tender puentes entre el arte, la política y el humor.