Opinión
Más allá de la descarbonización: nuevas industrias para nuevos tiempos

Centrar el debate en “industria sí” o “industria no” es errar el tiro: sin ella sería difícilmente asumible que cerca de 8.000 millones de seres humanos estuviéramos hoy aquí. Sin embargo, su elevada contribución al cambio climático hace necesario tomar medidas para transformarla que vayan más allá de la mera descarbonización.
Instalaciones de ArcelorMittal en Gijón
Instalaciones de ArcelorMittal en Gijón. Iván G. Fernández
Campaña de transformación industrial de Ecologistas en Acción
14 dic 2023 11:35

La industria cumple un papel clave en la gran mayoría de las sociedades actuales, su aparición ha transformado enormemente las relaciones entre las personas y los recursos naturales. Sin ella sería difícilmente asumible que cerca de 8.000 millones de seres humanos estuviéramos hoy aquí; pero ha sido un crecimiento en base a la extracción continua de materiales y energía que nos ha conducido a una crisis social y ambiental sin precedentes. 

Transporte, comunicación, medicina, energía, agricultura, educación… todas las áreas se ven atravesadas, de una forma u otra, por el sector industrial. Un somero análisis de nuestro día a día nos empuja a pensar que la descarbonización de la industria es necesaria, pero la complejidad del sector, la tremenda especialización y la diversidad de fuentes energéticas, materiales y procesos explican la magnitud del problema. Si bien es cierta la necesidad de que desaparezcan todos los sectores petroleros u otros sectores innecesarios, no lo son menos los dilemas a abordar en sectores esenciales, como el médico, el alimentario o el de la construcción. Afrontar la dificultad de la descarbonización del sector huyendo de grandes y falsos titulares es urgente si queremos llegar a tiempo de evitar las peores consecuencias del cambio climático.

Este es el momento clave

Las emisiones de gases de efecto invernadero del sector industrial español, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, representaron un 22,4 % del total en 2021. Un elevado volumen de emisiones que muestra la necesidad de tomar medidas urgentes para alcanzar la descarbonización en 2040, incluso mucho antes. Dibujar un nuevo escenario respetuoso con el planeta implica un análisis profundo de las necesidades reales y una planificación viable a largo plazo. Confiar únicamente en el cambio de fuente energética solo perpetuaría un modelo contrario a los límites del planeta y que busca favorecer la concentración de la riqueza en las mismas empresas, responsables de la crisis climática.

Racionalizar la demanda, situándola dentro de las capacidades reales del planeta, es la única garantía para no comprometer la capacidad de las generaciones presentes y futuras de alcanzar una vida digna

Nos encontramos en un momento clave a nivel regulatorio, tanto en España como en Europa, con la aprobación de diversos reglamentos europeos y el incremento de objetivos de reducción de las emisiones industriales en el nuevo Plan Nacional Integrado de Clima y Energía (PNIEC). Unas medidas que será fundamental vigilar para prevenir impactos, burbujas especulativas y falsas soluciones, pero que podrían ofrecer la oportunidad de realizar algunos de los cambios necesarios para dar respuesta a la crisis ecosocial en la que estamos inmersas, en todas sus dimensiones. Si queremos luchar por una transformación justa —no solamente energética, sino también ecosocial—, es urgente atender sus especificidades, así como dar respuestas técnicas y ambientalmente viables caso a caso. Ya no vale con plantear enmiendas a la totalidad; es necesario descender a debates complejos. Ejemplo de ello es el sector del hidrógeno: por su gran coste de producción y reducida eficiencia no puede sustituir aquellos procesos que puedan ser electrificados directamente, pero producirlo parece imprescindible para sustituir el actual consumo de hidrógeno proveniente de gas fósil como materia prima para generar productos importantes en industrias como las de fertilizantes, la siderurgia o la química. 

Industria blanco GEI
Distribución de emisiones brutas de gases de efecto invernadero.


Para que esa transformación justa se concrete, necesitamos entender que sustituir combustibles fósiles por energías renovables sin reducir la demanda supondrá agravar el problema, ya que obtener la misma cantidad de energía con eficiencias más bajas requeriría de una gran cantidad de recursos o de ocupación del territorio. Por ejemplo, para la industria siderúrgica europea, el enfoque de descarbonización propuesto requeriría cuatro veces su consumo de electricidad actual para reemplazar los vigentes niveles de producción convencional, según los datos de CAN Europe. Racionalizar y contener la demanda, situándola dentro de las capacidades reales del planeta, es la única garantía para no comprometer la capacidad de las generaciones presentes y futuras de alcanzar una vida digna. 

La respuesta a la transformación industrial es compleja y multidimensional, va más allá de lo tecnológico, pero esto no debe ser excusa para retrasar la toma de medidas urgentes. Para conseguir limitar el aumento de la temperatura media global a 1,5 grados centígrados, las diferentes industrias tienen que abordar una transformación sin precedentes que alcance sus cadenas de valor, procesos de producción, tecnologías empleadas, modelos de negocio y hasta cuestionar la propiedad de las mismas. 

Priorizar para vivir mejor

En el escenario al que nos dirigimos, necesitaremos alcanzar un consenso social que jerarquice los consumos energéticos y determine qué actividades y servicios son prioritarios para nuestras sociedades. Podemos imaginarlo como una balanza en la que, en un platillo, colocamos los recursos disponibles y, en el otro, sus posibles usos. Se trata de buscar el equilibrio. ¿Qué actividades colocamos en el segundo platillo sabiendo que esa elección, a su vez, supone dejar otras fuera? Esto es: ¿qué necesidades consideramos esenciales en nuestras sociedades y qué actividades las cubren? Responder estas preguntas no solo requiere un debate ciudadano que goce de todas las garantías democráticas, sino también un conocimiento honesto y profundo de la actividad industrial, accesible para todas las personas. 

Comprender estas complejidades ayuda, en primer lugar, a forjar una conciencia colectiva que afronte cuestiones como el decrecimiento frente a quienes intentan defender un capitalismo basado en un crecimiento ilimitado. El decrecimiento es un concepto mucho más complejo de lo que las burdas e interesadas simplificaciones neoliberales nos quieren hacer creer. Emprender ese camino de descenso implica deshacerse de un modelo basado en producción creciente de bienes y servicios a un alto coste social y ambiental. Medidas como trabajar menos horas, realizar otros  trabajos  fundamentales para la reproducción de la vida, relocalizar, rediseñar y racionalizar la producción, comer productos de temporada y de cercanía… Se trata de ajustar nuestros consumos a lo que está verdaderamente disponible, repartirlos de forma justa, no sobrepasar los límites del planeta y dejar de depender de la explotación y el extractivismo de muchas comunidades del Sur Global. 

En materia industrial, podemos tratar de elaborar tres columnas: las industrias que es necesario mantener, las que es necesario eliminar y aquellas que tendrán que flexibilizarse para producir distintos bienes, dependiendo de las necesidades de cada momento. En este panorama, habría que reestructurar la construcción social del empleo para paliar los posibles efectos negativos que tendría esta transformación a nivel laboral. Desde hace tiempo, se han elaborado diferentes estudios que ofrecen escenarios y alternativas para hacer frente a esta situación. Sin ir más lejos, Ecologistas en Acción publicó en 2019 el estudio Escenarios de trabajo en la transición ecosocial 2020-2030, en el que se describen con detalle tres escenarios diferentes a los que podemos llegar en base a las decisiones que tomemos en esta materia. El modelo informático que diseñaron para esa investigación apuntaba, por ejemplo, a un incremento de los empleos en el sector industrial para 2030 en cualquiera de los dos escenarios decrecentistas planteados.

Un marco regulatorio que proteja a la ciudadanía

Hasta el momento, se ha evidenciado una clara incapacidad de los gobiernos y las instituciones europeas para desarrollar una regulación armonizada y coherente en esta materia, con normas inconexas entre sí y escasa concordancia entre fines y medios, y confiando exclusivamente en medidas basadas en mercados como el de carbono. Es necesario poder asegurar que los fondos públicos europeos vayan a proyectos verdaderamente sostenibles y huir de la tendencia marcada por determinadas normas, como el Plan Industrial del Pacto Verde (GDIP), la Ley sobre industria de cero emisiones netas (NZIA) o la Ley Europea de Materias Primas Fundamentales (CMR), que parecen más orientadas a incrementar la competitividad empresarial y asegurar la acumulación capitalista que a alcanzar los objetivos medioambientales. 

Las subvenciones deben estar condicionadas a determinados criterios, como límites a la descentralización de los procesos, programas de buenas prácticas o la estabilidad en el empleo -con programas de reciclaje para mantener la plantilla-, tanto en el momento de la adjudicación como durante el posterior control de los proyectos beneficiarios. Para ello, debe configurarse un sistema de indicadores claros y estrictos e implantarse un instrumento independiente que audite el cumplimiento de los mismos. 

Para acercar la industria a los puntos de consumo-generación y evitar que industrias se asienten en otros países con una regulación medioambiental y social más laxa o inexistente, deben implantarse mecanismos de ajuste de carbono en las fronteras y establecerse por ley un sistema de trazabilidad que permita a los consumidores conocer el origen, proceso e impacto de los productos o servicios que está adquiriendo. También debe ponerse en marcha un sistema de sanciones que desincentive las posibles fugas y que proteja a la ciudadanía, ofreciendo herramientas de denuncia y compensación que pueda dirigir tanto a las empresas contaminantes como a las administraciones que han posibilitado esa contaminación. 

Este componente de protección civil es especialmente relevante dada la elevada complejidad del sistema industrial y la desigualdad patente en la relación ciudadano-empresa industrial, lo que facilita la adulteración de los fines de las diferentes políticas e iniciativas. Por ejemplo, la guerra de Ucrania y los problemas de abastecimiento del carbón han desembocado en medidas “de emergencia” que derivan importantes sumas de fondos públicos a rescatar a los operadores industriales más afectados por esta situación. En 2020, se destinaron a estos fines 384.000 millones de euros de ayuda estatal (casi la mitad corresponde a empresas alemanas), según los datos que maneja CAN Europe. Estas medidas de emergencia se están normalizando, lo que es contrario a los objetivos europeos de descarbonización y, por tanto, a los compromisos de reducción de emisiones. Prorrogar la utilización industrial de combustibles fósiles en el marco de una crisis climática que se agrava por días es completamente irresponsable y nos aleja peligrosamente de los objetivos marcados para 2030. La urgencia de estas medidas, además, acorta unos plazos necesarios para asegurar los diferentes hitos del procedimiento democrático, afectando especialmente a la participación de la sociedad civil.

En este contexto, es necesario exigir a las instituciones europeas que cuenten con la participación de expertos independientes y organizaciones de la sociedad civil en el proceso regulatorio, que faciliten a la ciudadanía el acceso a información y datos armonizados de los diferentes Estados miembros y que se garantice la máxima transparencia en este procedimiento, especialmente en lo referido en la asignación y posterior fiscalización de fondos públicos. 

Una industria que ponga la vida en el centro

Centrar el debate en “industria sí” o “industria no” no tiene cabida. Ahora bien, poner el foco en el aspecto tecnológico como culpable o salvador también es errar el tiro. Es el sistema el responsable de la crisis socioecológica global que estamos viviendo. La industria, que no es más que una herramienta, es necesaria y tiene el potencial de mejorar nuestras vidas, pero debe respetar las dinámicas de los ecosistemas y contribuir a un reparto de la riqueza que permita que todas las personas vivan con dignidad. Es el momento de construir una industria que ponga a la vida en el centro.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.
Opinión
Opinión La eclosión del autoritarismo reaccionario y otras nueve tesis sobre la victoria de Trump
La victoria del candidato republicano nos ha demostrado que estamos en una nueva era: la del neoliberalismo autoritario, en donde el camino del mal menor propuesto por los Demócratas ha sido la fórmula más rápida para llegar al mal mayor.
Segovia
Opinión Agarrarse a un clavo ardiendo: comprar unas llaves
La quimera de un vivienda digna y accesible en Segovia seguirá incrementándose si el Ayuntamiento, la Junta de Castilla y León y el Gobierno central no adoptan las medidas necesarias.
Barcelona
Derecho a la vivienda El hartazgo por la vivienda impagable se da cita este 23 de noviembre en Barcelona
El amplio movimiento por la vivienda catalán, sindicatos y organizaciones vecinales, sociales y soberanistas demandan soluciones urgentes ante una crisis de vivienda sin solución a la vista
València
Exclusiva El Gobierno de València contrata 12,9 millones en obras de la dana a una constructora investigada por pagos al cuñado de Barberá
La Generalitat Valenciana ha hecho el encargo a Ocide, una empresa cuya matriz está siendo investigada en el caso Azud por pagos “de naturaleza ilícita” al abogado José María Corbín a cambio de contratos adjudicados por el Ayuntamiento de València.
València
dana A las 20:11, era tarde
Todavía conservamos el horror de cientos de coches amontonados y arrastrados por la riada. Es por esos millones de turismos y sus emisiones ─aunque no solo─ que vivimos en un planeta que se está calentando demasiado rápido.
Uruguay
Uruguay Uruguay elige el domingo 21 a su próximo presidente
El candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, parte con ventaja en las encuestas. El alto número de indecisos, y la ausencia de mayorías en parlamento y senado, marcan estos comicios.
Dana
Encuesta Tres de cada cuatro personas en España ligan la virulencia de la dana con el cambio climático
Una encuesta realizada por More in Common señala que una amplia mayoría de la población considera que el país está mal preparado para adaptarse a los fenómenos extremos que trae la crisis climática y debe hacer más esfuerzos al respecto.
Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto como el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Opinión
Opinión La eclosión del autoritarismo reaccionario y otras nueve tesis sobre la victoria de Trump
La victoria del candidato republicano nos ha demostrado que estamos en una nueva era: la del neoliberalismo autoritario, en donde el camino del mal menor propuesto por los Demócratas ha sido la fórmula más rápida para llegar al mal mayor.
Comunidad de Madrid
Violencias machistas Huelga en la red de atención a la violencia de género de la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid el próximo 25N
Las trabajadoras de ambas redes se unen para reivindicar mejoras laborales y de atención a las mujeres víctimas en un paro de 24 horas. “Te sientes impotentes porque no puedes ayudar como deberías”, explican.
Más noticias
Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el Centro de Acogida, Emergencia y Derivación (CAED) de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el estado español.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.

Recomendadas

València
Dana y vivienda “La crisis de vivienda multiplicada por mil”: la dana evidencia el fracaso de las políticas del PP en València
La dana ha dejado a miles de familias sin hogar. Ante la inacción de las instituciones, han sido las redes familiares las que han asumido el peso de la ayuda. La Generalitat, tras décadas de mala gestión, solo ha podido ofrecer 314 pisos públicos.
Redes sociales
Redes sociales Bluesky, la red social donde se libra la batalla por el futuro de internet
Ni es descentralizada ni está fuera de la influencia de los ‘criptobros’ que han aupado a Trump a la Casa Blanca, pero ofrece funcionalidades útiles para recuperar el interés por participar en redes sociales.
Crisis climática
Crisis climática Las migraciones climáticas: el éxodo invisible de las mujeres en Centroamérica
Muchas consumen píldoras anticonceptivas antes de migrar para evitar posibles embarazos o bien ingieren pastillas para provocarse sangrado vaginal ante el riesgo de sufrir violaciones durante el éxodo.