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Música
Capitán Cobarde, folk andaluz “en nombre de los perdedores”
El artista antes conocido como Albertucho, renacido con el nombre de Capitán Cobarde, vuelve a la carga con su sonido de raíces folk y andaluzas.
Capitán Cobarde ahora; Albertucho, antes. Quien en realidad se esconde tras la guitarra y la armónica es Alberto Romero Nieto, sevillano por derecho con Bellavista por bandera. Capitán Cobarde es “un tío al que le gusta mucho hacer canciones y ha tenido la suerte de que sus letras sean su manera de vivir”. Criado en el punk de los años 80 en el local de ensayo de su tío, creció contracorriente para convivir con las palabras y las historias, conociendo la poesía a base de rock and roll.
La música de Extremoduro lo enamoró a los 14 años y esa pasión por los cuatro tiempos y los ritmos frenéticos lo volvió un inútil y ya no sabe hacer otra cosa. Se olvidó de la guitarra eléctrica tradicional y se adentra, con la guitarra flamenca, en lo que hemos mamado en Andalucía, el rock andaluz de Triana y Pata Negra. Hizo su propia mezcla y a los 16 lanzó su primer álbum, en el que vomitó todas sus pasiones y desenfreno con letras que critican a la sociedad que actualmente nos sigue rodeando.
¿Cuáles son tus influencias?
Cada ratito tengo una distinta. Ahora mismo, mi gran influencia es Bob Dylan por la manera que tiene de escribir y su forma de hacer música. Me gustan mucho el folk americano y el rock.
Después, también hay muchas cosas que me gustan, muchos grupos nuevos, el rock clásico y la lectura, de ahí vienen mis influencias. Por ejemplo, mi libro favorito creo que es El viejo y el mar pero porque le tengo mucho cariño. Además del cine, obras como las de los Monty Python o las películas de Wes Anderson, con personajes locos... Todas las cosas que me llaman la atención, las cojo y compongo mis canciones.
¿Con qué tiene más que ver “Ojos de ceniza”, con Tom Waits o con la Semana Santa?
Con Tom Waits, sin duda. Me compré el primer sombrero por Tom Waits porque descubrí su mundo mientras estudiaba teatro (que yo me apunto a lo que sea). Con Tom Waits descubrí ese rollo cabaretero, esa manera de contar historias tan personal... esa especie de bicho que se subía al escenario. Yo quise ser como él. También tiene mucho que ver con Serrat, por ejemplo, con canciones como “El Romance de Curro ‘El Palmo’”, esa especie de copla arrabalera que me gusta también mucho.
La evolución está presente en tus álbumes, del reconocimiento por parte de Kutxi Romero como rey del rock andaluz al folk puede parecer que hay un gran cambio. ¿Por qué este viraje musical?
Porque me aburro muy pronto de todo. Siempre quiero hacer cosas nuevas y cojo los discos, los machaco y me pongo a tocar otra cosa. Supongo que tiene mucha culpa esa inquietud de ir conociendo, de querer saber, como cuando te enganchas al Spotify, de admirar esta profesión y quererla mucho.
¿Tiene esta evolución algo que ver con el cambio de nombre de Albertucho a Capitán Cobarde?
Totalmente. Cuando era Albertucho, tenía 16 años y escuchaba una música, era un niño y tuve la suerte de poder grabar un disco, pero estaba empezando. Vas escuchando música distinta y no quieres hacer siempre lo mismo. Nadie es el mismo, nunca. Vamos cambiando a cada rato. Yo quería sentirme identificado encima de un escenario con lo que canto. Que no reniego de nada, pero quiero subirme a un escenario y decir lo que soy ahora, no lo que era antes. Por eso me cambié el nombre. Me atraparon mucho el folk y la música acústica.
Hablando de Capitán Cobarde, ¿por qué este nombre?
Es una ironía porque las historias las escriben los valientes, que, en el fondo, son unos cabrones que siempre han ido pegando palos y avasallando. Al final, los que se supone que son los cobardes no son cobardes, son perdedores. Yo soy un amante de los perdedores en todos los sentidos.
Te escuchan muchos jóvenes andaluces, hijos de los nuevos festivales, sumidos en la cultura comercial musical, ¿cómo le explicarías a la juventud andaluza qué fue el rock sevillano y qué ha supuesto para nuestra cultura?
Además de verdad, el rock sevillano en concreto, porque el rock andaluz es algo que pasó muy rápido y con muy pocos grupos. Sin embargo, en Sevilla, desde los Smash hasta Silvio, han pasado y siguen naciendo muchísimos grupos con las mismas raíces. Sevilla es rockera, en el Fun Club, la Alameda. La historia del movimiento del rock en Sevilla goza de una diferencia. Es una manera de hacer rock and roll.
¿Qué significan Andalucía y Sevilla en tus letras?
Mi manera de hacer las cosas, lo que le distingue a una persona del resto de la humanidad, es su idiosincrasia y su manera de ser. Soy andaluz y soy sevillano por los cuatro costaos y eso se nota. Aunque haga una canción de folk americano, al final lo estoy haciendo desde Sevilla, desde Andalucía, y siempre lo reivindico.
¿Consideras que tu música es una forma de activismo?
Las letras tienen que impregnar un mensaje, si no estamos otra vez hablando de música comercial que sale en la radio. Casi siempre, tiene que haber un compromiso detrás, porque hay canciones de amor y canciones políticas, pero incluso hay canciones de amor que tienen muchos principios y dicen muchas cosas. El tener una ideología es muy importante, y el querer conservarlo y expresar ese como tú eres, también.
De hecho, en tu primer álbum, Que se callen los profetas, hay grabadas letras muy salvajes. ¿Quiénes son esos profetas?
Son los que dictan el cómo tienen que ser las cosas, cómo tenemos que comportarnos. Yo soy de un colegio de curas y reconozco al enemigo. Al estar ahí metido te das cuenta de cómo es el modelo de persona que quieren educar. Que no tengo nada en contra de Jesucristo, que me parece muy enrollao, pero, por ejemplo, la Iglesia, esos son los profetas, el querer domesticar a las personas y el querer decirle a las personas cómo tienen que ser, que es lo bueno y qué es lo malo.
¿A quién mandarías a callar entonces?
Ahora mismo, nada más que hay que poner el telediario. A cualquiera que dice cosas incoherentes, estúpidas y que se cree que tiene la razón absoluta, básicamente.
El próximo disco, ¿va en la línea de los anteriores o nos sorprenderás con otro cambio inesperado?
Voy a sacar dos. Uno con versiones de mis propias canciones en directo, que se va a llamar Capitán Cobarde y los niños perdidos, que es el grupo con el que hago la gira ahora. Y, después, voy a grabar otro, enfocado en mi nuevo concepto del folk andaluz o del nuevo folk rock andaluz. Lo empezaré después de verano y estoy muy contento porque me lo va a producir Diego ‘el Ratón’, de Los Delincuentes. Voy a hacer un disco muy pegao a la música americana, pero muy andaluz y muy sevillano.
¿Vas con el bueno, el feo o el malo?
Con los tres menos con el guapo... porque ¿cuáles son los buenos y cuáles los malos? ¿Cuál es el concepto que tiene la gente del triunfo, del fracaso? Menos con los iluminaos, voy prácticamente con todos.
Las discográficas antiguamente soltaban la pasta y se volcaban con el artista. Ahora la industria cultural y musical, solo apuesta por artistas que venden y que se pueden utilizar para educar a las nuevas generaciones. La música underground lleva años haciéndose un hueco en las emisoras de radio, pero donde haya pop, hay “éxito” de masas y beneficios. El crowdfunding es el reflejo del poder ciudadano. El reflejo de una sociedad hambrienta de cultura asequible para el bolsillo. En Andalucía, la industria musical tradicional no tiene potencial, pero salgan a la calle y escuchen.