Migración
¿Y si el Aquarius nos salvara del naufragio?

El derecho a la vida no es un premio, es el piso. Es el mínimo. Y debería ser el primer e irrenunciable objetivo político.

Rescate Mediterráneo 3
Mujer rescatada a 29 millas de Libia descansa en el Golfo Azzurro durante la travesía entre el lugar del salvamento y Sicilia. Olmo Calvo
Sarah Babiker
15 jun 2018 11:55

No, no tienes que ser una mujer embarazada a la deriva en un barco, rechazada por el más flamante paladín del fascismo europeo, para tener derecho a la vida. No tienes que ser un niño desvalido, cinco años, ojos grandes y asustados, de los que aflojan el duro hielo con el que nos quieren precintar el corazón, para merecer ser salvado. No tienes que acreditar las bombas de las que escapaste, la crudeza de los desiertos que atravesaste, el apetito de los mares que quisieron engullirte para tener derecho a una vida. No deberías tener que demostrar cuán agudo era el hambre, cuán aplastante era la ausencia de futuro, cuán justificada era la urgencia de marchar, la necesidad de éxodo, la pulsión de camino. No tienes que contarnos nada de eso para tener derecho a una vida. Si fuiste expulsado por la guerra de las armas o la guerra del expolio, o por ambas. O si decidiste solo marchar, por las razones que sean, los motivos de las mujeres y de los hombres nunca caben en los formularios, los expedientes o los titulares de las noticias. No tienes por qué justificar que mereces una vida. Que sean los demás quienes expliquen por qué no deberías merecerla. Que expliquen las alternativas, para que así tengan que enfrentarse a las fosas comunes que yacen bajo su sentido común. Para que se hagan cargo de que de esa racionalidad que justifica fríamente el abandono de otros están hechas las guerras y los genocidios.

No tienes por qué justificar que mereces una vida. Que sean los demás quienes expliquen por qué no deberías merecerla
No, no tienes que ser un héroe para merecerte una vida, un spiderman de los que salvan niños que cuelgan de balcones del primer mundo, ni una madre coraje que lo sacrificó todo por ayudar a los suyos. No tienes que ser una santa para merecerte una vida, ni un hombre hecho a sí mismo, ni una mujer extraordinaria. Tienes derecho a ser cobarde, común, malhumorada, como cualquier vecino. Hay gente que parece venir con la humanidad de serie, incluida y magnificada en el pack que les tocó en la lotería del nacimiento. Y hay otra gente que solo puede ganársela a través de grandes gestas, ejemplaridad e intachable biografía. No tienes que ser el emprendedor más osado para tener derecho a una vida, la más curranta de las currantas, la más brillante de tu generación, el chico más listo de tu barrio obrero. No tienes que ser el más de nada, porque eres humano, y eso debería serlo todo. Porque el derecho a la vida no es un premio, es el piso. Es el mínimo. Y debería ser el primer e irrenunciable objetivo político.

Esa es la premisa. La vida. Y a partir de ahí todo lo demás. Y entonces cuando nos digan: “no podemos acoger a quienes vienen, los recursos disponibles son los que son, la legalidad es la que es,” digamos sí, pero como la vida es la premisa, modifiquemos el resto: vayamos a buscar los recursos donde sabemos que sobran, donde sabemos que se acumulan y engordan estómagos insaciables. Depredadores de la vida de los otros. Deroguemos la legalidad que a la vida persigue, hagamos leyes que no nos hagan avergonzarnos, que no nos hagan cómplices. Y entonces cuando te digan: “y qué hacemos con los pobres de aquí, con los parados y las precarias, cuando vean que ayudas a quienes vienen y a ellos no.” Digamos sí, es cierto, no se puede acoger a unos y olvidar a otras, a quienes ven en la ventana de un décimo piso la única salida, cuando están por arrebatarles todo. A quienes acumulan horas de trabajo que restan vida y no suman esperanza, sujetos a un mercado laboral vampiro, que engulle tus mejores años y te escupe al vacío. Así que tenéis razón: saquemos a los fondos buitres de nuestras casas, distribuyamos la riqueza del país, acomodemos cada política en torno a una única prioridad: El derecho a la vida de quienes vienen, y de quienes ya están. Pero entonces te dirán: “nos castigarán desde la Unión Europea, vendrá el caos y la incertidumbre, nos abandonarán los capitales internacionales.” Quizás sea cierto, y entonces miraremos a la Unión Europea a los ojos y le diremos: ¿para qué sirves querida? Porque si no nos sirves para poder vivir, no sirves para nuestra principal prioridad política. Y quizás vendría el caos, y el desorden. Pero sería nuestro caos, y nos tocaría entonces ordenarlo, recolocar las piezas para que nuestra vida encaje entre ellas sin tantas magulladuras. Recolocarlas, para que encajen en nuestras vidas. Porque este orden en el que vivimos ahora nos empuja a la pobreza y nos obliga a la insolidaridad.

Hay una nebulosa de realismo, una hipoteca a la imaginación que nos tiene secuestrados en marcos ajenos. Un realismo impuesto, artificial e interesado, nada neutro. Una inercia hacia el pensar que es la vida la que se tiene que ajustar al sistema, y no el sistema a la vida. Es una ecuación criminal, pues implica que las vidas que no se ajustan son desechables. Que el marco en el que aceptamos jugar necesita un mar que sea una tumba, páramos en los que abandonar a quienes no demuestran ser lo más de nada, indiferencia mortal hacia quienes no acumulan las gestas, la excepcionalidad, o la vulnerabilidad suficiente para pagar el peaje que permite que les consideremos humanos.

Escribo esto tarde, acabo de acostar a mis hijas. A ellas no las puedo convencer de que es realista dejar morir a gente en el mar, de que es normal encerrar a quienes solo intentan sobrevivir, de que es aceptable echar a las personas de sus casas, de que es imposible cambiar leyes que condenan a los trabajadores a la pobreza y la incertidumbre o de que es inevitable que miles de niñas no hayan cenado bien esta noche. Ellas no se tragan estas milongas. Aún entienden lo básico, lo que llevan tiempo gritando las feministas, que hay que poner la vida en el centro. Una vida que merezca la pena ser vivida. La vida de todas. Ese es nuestro marco. Y a partir de ahí, cambiarlo todo, trazar los mapas, reubicar las batallas. Para que no tengas que enseñarle a tus hijos que tu forma de vida necesita de la muerte de los hijos de las otras. Para restablecer los hilos sagrados que entretejen nuestras existencias, amnistiar a la empatía, liberar a la solidaridad de esa condicionalidad que la vacía y mata. En fin, salvarnos. Y así, ya sin excusas, emancipadas de un sentido común que es una barricada de hielo, permitiríamos que el Aquarius nos rescatara, también a nosotras, del naufragio.

Archivado en: Migración
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el CAED de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el Estado español.
Migración
Opinión pública La inmigración se desploma como “problema” en la encuesta del CIS
El último barómetro de noviembre del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) muestra que la preocupación por la vivienda se mantiene mientras que la noción de la inmigración como “problema” cae diez puntos.
Crisis climática
Crisis climática Las migraciones climáticas: el éxodo invisible de las mujeres en Centroamérica
Muchas consumen píldoras anticonceptivas antes de migrar para evitar posibles embarazos o bien ingieren pastillas para provocarse sangrado vaginal ante el riesgo de sufrir violaciones durante el éxodo.
#18903
18/6/2018 11:02

Si el Aquarius nos salva, significa que es la OTAN quien nos salva. Sin OTAN no hay Aquarius. Habrá que felicitar a nuestros monarquicos neoliberales OTANISTAS, PPSOEPODEMOSCUÑADANOS.

3
1
Guillermo
19/6/2018 0:10

No te has enterado de nada, ¿Verdad? No te quedes con la metáfora del titular, y lee el artículo anda, que no cuesta tanto.

1
0
#18852
17/6/2018 7:47

La Vida- El olvidado primer derecho humano.

1
4
#18795
15/6/2018 19:00

Perdona ayer mismo hable de esto con otra mujer que es madre y tiene un hijo genial y ya mayor desde luego una buena experieci aun asi no entiende,a dia de hoy como es que la gente tiena hijos en Europa.Si,es fuerte.

0
4
#18901
18/6/2018 10:59

Mi no entiende tu

2
0
#18779
15/6/2018 13:14

Hermosa descripción de una lógica vital que deberemos defender, frente a la "lógica" genocidio que nos imponen.
Felices sueños a tus hijas

11
0
mir cris
15/6/2018 20:18

gracias por ser distinto

0
0
Genocidio
Genocidio El TPI emite la orden de detención contra Netanyahu y Gallant por crímenes de guerra
La Sala de Cuestiones Preliminares del TPI rechaza las impugnaciones de competencia formuladas por el Estado de Israel y emite órdenes de arresto contra Benjamin Netanyahu y Yoav Gallant.
COP29
Cumbre del clima La COP29 encara su última jornada con un final agónico sin acuerdo en los temas clave
Los borradores de los textos de negociación sobre la mesa quedan muy lejos de un acuerdo sobre financiación climática en línea con las necesidades para que el planeta no rebase los 1,5ºC de calentamiento medio.
Crisis climática
Informe de Unicef El cambio climático multiplicará por tres la exposición de los niños y niñas a las inundaciones para 2050
Es la proyección que hace Unicef en su informe 'El Estado Mundial de la Infancia 2024'. La exposición a olas de calor extremas será ocho veces mayor para 2050 respecto a la década del 2000. “El futuro de todos los niños y las niñas está en peligro”, advierte la agencia de la ONU.
Barcelona
Derecho a la vivienda El hartazgo por la vivienda impagable se da cita este 23 de noviembre en Barcelona
El amplio movimiento por la vivienda catalán, sindicatos y organizaciones vecinales, sociales y soberanistas demandan soluciones urgentes ante una crisis de vivienda sin solución a la vista
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Los sindicatos denuncian a la Comunidad de Madrid por exponer a sus sanitarios a “gravísimos” riesgos
Solicitan la mayor indemnización económica pedida contra una administración por no contar con un verdadero plan de prevención de riesgos laborales para atención primaria.
Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el CAED de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el Estado español.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Violencia machista
25 de noviembre Con el lema “Juntas, el miedo cambia de bando”, el movimiento feminista llama a organizarse este 25N
En un año en el que ha vuelto al primer plano el debate público sobre la violencia patriarcal sistémica que siguen padeciendo las mujeres, la marcha del 25 de noviembre vuelve a las calles el próximo lunes.
Más noticias
Comunidad de Madrid
Paro del profesorado Nueva jornada de huelga en la educación pública madrileña
Este jueves 21 de noviembre el profesorado se vuelve a levantar contra las políticas del gobierno de Díaz Ayuso, que mantiene paralizadas las negociaciones para mejorar sus condiciones laborales.
València
dana A las 20:11, era tarde
Todavía conservamos el horror de cientos de coches amontonados y arrastrados por la riada. Es por esos millones de turismos y sus emisiones ─aunque no solo─ que vivimos en un planeta que se está calentando demasiado rápido.

Recomendadas

Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.
València
Dana y vivienda “La crisis de vivienda multiplicada por mil”: la dana evidencia el fracaso de las políticas del PP en València
La dana ha dejado a miles de familias sin hogar. Ante la inacción de las instituciones, han sido las redes familiares las que han asumido el peso de la ayuda. La Generalitat, tras décadas de mala gestión, solo ha podido ofrecer 314 pisos públicos.