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Memoria histórica
El PSOE en transición: el caso de la Agrupación Socialista de Villafranca de los Barros
Fue Alfonso González Bermejo quien hace un par de años me proporcionó un documento que me pareció que tenía interés local e incluso provincial. Se trataba del listado de miembros de la Agrupación Socialista de Villafranca en septiembre de 1977. Conviene recordar que González Bermejo, farmacéutico de Badajoz, fue el primer Secretario General del PSOE de dicha provincia y que tanto el partido como el sindicato UGT se constituyeron como tales en junio de 1977 con el visto bueno de Alfonso Guerra. El primer comité provincial lo encabezaron González Bermejo como presidente y Francisco Fuentes Gallardo como secretario. Desde un primer momento se percibió la existencia de dos grupos, el de Badajoz, liderado por González Bermejo, y el de Mérida, vinculado a Sevilla y cuyos miembros más destacados eran el mencionado Fuentes y Juan Carlos Rodríguez Ibarra. En medio, aunque más cerca de Badajoz, destacaba Carlos Espada Camacho, un personaje de singular trayectoria como puede verse en la semblanza que ofrece la Fundación Pablo Iglesias.
Para observar el contexto en que se desarrolló la historia que se cuenta disponemos de los testimonios escritos de Alfonso González Bermejo: Los primeros momentos. La restauración del PSOE de Extremadura tras la muerte de Franco (El Autor, 2004) y Juan Carlos Rodríguez Ibarra: Rompiendo cristales. Treinta años de vida política (Planeta, Barcelona, 2008). También ha resultado de consulta obligada la “Historia Electoral de Villafranca de los Barros (1977-1991)”, de José Sayago Pardo, que contiene información detallada de los resultados de las elecciones en Villafranca en esos años. En el terreno de la investigación tenemos el trabajo de Guillermo León Cáceres, La construcción de la alternativa socialista en la provincia de Badajoz, 1974-1979 (Universidad de Extremadura, 2018), que nos permite ampliar la visión y tener en cuenta otros puntos de vista; el reportaje que Héctor G. Barnés realizó del trabajo de Antonio Muñoz Sánchez sobre el papel jugado por la Fundación Friedrich Ebert durante la transición (El Confidencial, 28/02/2016) y, para el contexto histórico de la evolución política del PSOE entre 1976 y 1979, el magnífico trabajo de Juan Antonio Andrade Blanco El PCE y el PSOE en [la] transición (Siglo XXI, 2012).
Fue Rodrigo Guerrero Haba quien en la etapa final de la dictadura, al igual que ocurrió en otros pueblos extremeños con antiguos militantes, consiguió volver a poner en marcha el partido y celebrar reuniones, cuando las circunstancias lo permitieron, en una bodega de la carretera de Palomas
El personaje clave del PSOE de Villafranca tras la dictadura era Rodrigo Guerrero Haba, cuya trayectoria enlazaba con la experiencia de la II República, ya que en su juventud perteneció a la última Ejecutiva del PSOE extremeño que salió del Congreso celebrado en Cabeza del Buey en 1937. Acabó la guerra en Alicante y fue encerrado en el campo de concentración de Albatera con miles de personas. Cuando fue trasladado a Badajoz se encontró con que su padre había sido asesinado, su madre rapada y dos de sus hermanos condenados a penas de prisión. Fue él quien en la etapa final de la dictadura, al igual que ocurrió en otros pueblos extremeños con antiguos militantes, consiguió volver a poner en marcha el partido y celebrar reuniones, cuando las circunstancias lo permitieron, en una bodega de la carretera de Palomas. El PSOE se constituyó en Badajoz el 20 de junio de 1976 y la localidad de la provincia que más gente aportó, aparte de la capital, fue Villafranca con dos agrupaciones que en total sumaban 199 personas, en su mayoría del barrio del Pilar. Guillermo León plantea el mismo esquema comentado: Alfonso González Bermejo (PSOE) e Isabel Monterrey (UGT) por Badajoz, Rodríguez Ibarra y Fuentes Gallardo por Mérida y vinculados a Sevilla, y en medio Carlos Espada.
Las diferencias entre ambos sectores comenzaron a marcarse ese mismo año 1976 con la constitución de la Federación Provincial mediante fondos procedentes de la Fundación Friedrich Ebert (FFE), vinculada a la socialdemocracia alemana, y que al igual que el gobierno de EEUU estaba preocupada por la situación de la Península Ibérica desde que en 1974 se produjera la Revolución de los Claveles en Portugal. La forma de evitar que la izquierda marxista, la única que existió durante la dictadura, llegara al poder era apoyando con dinero y formación a partidos moderados que como máximo pudieran ser ideológicamente enclavados en el centro izquierda. Era sería el modelo representado por el PSOE salido de Suresnes en 1974, que supuso el triunfo del modelo que Alemania buscaba para España, representado en exclusiva por González y Guerra.
Pensemos que a fines de 1976 el PSOE no llegaba a nueve mil afiliados en todo el país y que la escasa influencia en provincias se intentó superar con la creación de federaciones provinciales y agrupaciones locales. Todo ello, al igual que la formación de cuadros en seminarios o la puesta en marcha de fundaciones como la Pablo Iglesias o la Largo Caballero, fue posible gracias a la fundación alemana. Pero no quedó ahí su influencia, ya que también estuvo detrás del fin del predominio de Comisiones Obreras en el mundo sindical y, a través de una firme campaña de desideologización, de los acuerdos entre la UGT y la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales), y en 1983, ya en el poder, de las durísimas reformas económicas que precedieron a la entrada de España en la Unión Europea.
Pese a que el PSOE liderado por Rodrigo Guerrero obtuvo en las elecciones generales de 1977 en Villafranca con el 42,64% de los votos (43,51% según Guillermo León), la Agrupación local fue disuelta nombrando en su lugar una gestora
Antes de las elecciones generales de 1977 Alfonso Guerra, bajo cuyo control estaba Badajoz, rechazó la lista votada por los militantes de dicha provincia y propuso otra encabezada por Luis Yáñez-Barnuevo, dejando fuera a González Bermejo y a Isabel Monterrey Martín. Poco después, en otra reunión celebrada en Mérida, González y Monterrey fueron elegidos nuevamente para ocupar los primeros puestos, mientras que Yáñez quedó el nº 17 y Rodriguez Ibarra el 37. Entonces desde Madrid se impuso de nuevo a Yáñez como cabeza de lista y a Ibarra para el tercero, dejando fuera a los otros dos. Fue de este modo como el resultado de las elecciones generales de 1977 elevó a diputados a Yáñez, Soriano e Ibarra. Así lo recordaba Rodríguez Ibarra:
“A mediados de 1977 yo empiezo a consolidarme como dirigente del PSOE en Extremadura y, en junio de ese año, me convierto en uno de los ciento veintiún diputados que obtiene el Partido Socialista en las primeras elecciones democráticas. A mi pesar fui en las listas como número tres”.
Pero la lucha no acabó aquí, ya que en la Asamblea Provincial Extraordinaria celebrada en Mérida en septiembre de 1977, en la que estuvo presente el voto de los 199 afiliados de Villafranca, la candidatura ganadora fue la de Rodrigo Guerrero (presidente), González Bermejo (secretario general) y Salvador Soriano (secretario de organización). Pese al triunfo de la candidatura, las diferencias entre la Comisión Ejecutiva Provincial y la Oficina Parlamentaria, controlada por Madrid, eran causa de roces constantes.
Esta situación dio lugar al Congreso Regional de comienzos de 1978, en el que hicieron acto de presencia Yáñez, Rodríguez de la Borbolla y Escuredo, quienes trataron de convencer a Alfonso González Bermejo de que Ibarra debía ser secretario general y Fuentes secretario de organización. Pese a todo y una vez más la línea izquierdista ganó a la oficialista, saliendo designado Alfonso González Bermejo como secretario regional. Fue entonces cuando desde el eje Madrid-Sevilla, lo cual equivale a decir Alfonso Guerra, por entonces en la Comisión Ejecutiva Nacional, se decidió quitar de en medio a Guerrero Haba y a Monterrey Martín mediante extraños expedientes disciplinarios que enrarecieron aún más la situación. Así, pese a que el PSOE liderado por Rodrigo Guerrero obtuvo en las elecciones generales de 1977 en Villafranca con el 42,64% de los votos (43,51% según Guillermo León), la Agrupación local fue disuelta nombrando en su lugar una gestora.
En este viaje el Partido Socialista dejó atrás no solo el marxismo sino buena parte de su propia historia. Al PSOE de la última etapa democrática de los años treinta y de la lucha antifranquista, y al posterior a Suresnes los unían poco más que las siglas
Finalmente tanto Monterrey como Guerrero fueron expulsados del partido y, en el caso de este, también de la Comisión Ejecutiva Provincial. Según Bermejo la disolución de la Agrupación local se debió a que no iba a apoyar la candidatura oficialista en el Congreso Regional, lo cual, dado que era la más numerosa, representaba un problema para el plan de Guerra e Ibarra. Poco después, en octubre de 1978, Rodrigo Guerrero y su grupo se pasaban al PSOE Histórico, sector que al quedar fuera de la corriente dominante acabó confluyendo unos años después en Izquierda Unida. Paralelamente, en agosto de ese mismo 1978, el I Congreso de la UGT designó como secretario a Francisco Fuentes Gallardo.
La escisión del PSOE de Badajoz se produjo en febrero de 1979. Tres meses después, en mayo, González Bermejo creaba el Partido Socialista del Pueblo Extremeño (PSOE Histórico). En las elecciones generales de junio de ese mismo año ganó la UCD (44,54%) y el PSOE (24,59%) pasó a ser segunda fuerza seguido de la ORT (Organización Revolucionaria de los Trabajadores) con el 15,26%. En Villafranca los votos del PSOE mostraron la ruptura provocada por la presión oficialista al bajar en solo dos años casi a la mitad (del 42,64% de 1977 al 24,59%). En medio, el XXVIII Congreso del PSOE culminó el camino iniciado años antes y abandonó el marxismo. No fue fácil, ya que en principio el congreso votó contra la propuesta en tal sentido de Felipe González, que ante esta realidad se negó a ocupar la secretaría general de un partido que históricamente se había definido como marxista. Finalmente otro congreso extraordinario en septiembre accedió a los deseos de González y le dio el poder dentro del partido.
En este viaje el Partido Socialista dejó atrás no solo el marxismo sino buena parte de su propia historia. Al PSOE de la última etapa democrática de los años treinta y de la lucha antifranquista, y al posterior a Suresnes los unían poco más que las siglas. El precio de convertirse en un partido con opciones de poder en un país sometido al discurso de la reconciliación y con una clase media modelada por el franquismo totalmente ajena al pasado, conllevó una firme apuesta por el olvido en la creencia de que la memoria le restaría votos. Esto se vio bien reflejado en los tebeos de la transición por un personaje como el abuelo Cebolleta, un viejo deseoso de hablar del pasado del que todos huyen por considerarlo insoportable. En su camino hacia el poder el PSOE tuvo otra ventaja: tener en frente una derecha que nunca rompió con el franquismo y que pasó de la efímera etapa de la UCD a la de Alianza Popular con Fraga al frente.
El gran acuerdo de la transición fue entre la UCD y el PCE, es decir, entre el franquismo reciclado y el partido que mayor presencia tuvo en la resistencia durante la dictadura, pero el gran beneficiado fue el nuevo PSOE
Respecto a Badajoz, todo ello culminó en el Congreso Provincial de junio 1979, para el que se presentó una sola lista encabezada por Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que de este modo alcanzó la ansiada secretaría general que antes los votos de los afiliados no le dieron. En Villafranca las elecciones municipales de abril de 1979 las ganó la UCD (42,71%), quedando el PSOE en segundo lugar (31,94%). Hubo que esperar a las elecciones municipales de mayo de 1983 para que el PSOE obtuviera el 56,07% de los votos. Entre ambas, las generales de octubre de 1982 que supusieron el triunfo absoluto del PSOE. El dominio del sector más moderado sobre la izquierda marxista se había consumado. En el camino no fue solo, ya que el PCE de Carrillo tomó la misma senda y los grupos de izquierdas que antes vertebraron el movimiento estudiantil y ciertos sectores del movimiento obrero (PT, ORT, LCR entre otros) optaron por la vía del posibilismo, palabra clave de esa etapa. Ello supuso dejar fuera a numerosas personas que habían luchado contra la dictadura pensando en la necesidad de un cambio real y la incorporación al nuevo PSOE de otras sin relación alguna con dicha lucha. El gran acuerdo de la transición fue entre la UCD y el PCE, es decir, entre el franquismo reciclado y el partido que mayor presencia tuvo en la resistencia durante la dictadura, pero el gran beneficiado fue el nuevo PSOE.
Las memorias de Rodríguez Ibarra aportan poco a lo que se viene contando. No parece dispuesto a entrar en detalles, pero al mismo tiempo no se priva, lo cual no dice mucho en su favor, de recordar que estuvo en contra de Alfonso González Bermejo desde 1976, ya que lo consideraba “sin ideología, aburguesado” y solo interesado en buscar el éxito a costa del partido. Él sin embargo, muy en la línea de su tutor Guerra, que siempre ha venido a decir que la política no era lo suyo, pero que, dadas las circunstancias, cuando se dio cuenta llevaba en ella casi cuarenta años, dejó escrito:
“Acepté ser candidato a diputado creyendo que era para rellenar un hueco. Acepté ser candidato a presidente de la Junta preautonómica pensando que era un trámite y que luego me mantendría en la oposición. Finalmente, acepté a presentarme a Presidente de la Junta suponiendo que aquello era una breve aventura que duraría cuatro años”.
Debió ser por eso por lo que se llevó treinta años en política. En este sentido tiene su lógica que en sociología se conozca a esta generación, que llegó al poder en los ochenta perpetuándose hasta el siglo XXI y sin asumir nunca que su tiempo ya pasó, como la generación tapón.
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Su respuesta Sr. Ibarra me deja perpleja.Tantos años en el poder rodeado de gente afín le han embotado su sentido crítico. El hecho de que un historiador exponga su visión de aquella etapa del PSOE no equivale a que le tenga inquina sino que los materiales que ha consultado le llevan a verla así. Y hablar de su negativa a esa reunión con Ud. continúa el disparate anterior. Él ha utilizado sus memorias, en las que Ud. dio su visión de la transición y contó su verdad por extenso ¿por qué debería hablar con Ud. ahora si no se ha basado en entrevistas? Me temo que lo que no le gusta es verse en el papel que jugó y en el retrato resultante de aquella etapa.
He leído el artículo y lo he vuelto a hacer tras la lectura del comentario #82194 . No encuentro inquina sino exposición de muchos datos y pocas interprentaciones o valoraciones, algo que se agradece cuando se lee historia. En cualquier caso, siempre puede ser usted el que pida hablar con ese historiador. Creo que sería una conversación muy interesante y no me cabe duda de que las buenas formas que siempre le he escuchado al Sr. Espinosa lo facilitarían todo. Y será importante, si en verdad quiere buscarse la verdad sin determinantes posesivos, apuntarse a esas buenas formas.
Ibarra es lo peor que le ha pasado a la izquierda en Extremadura después de Franco. Fue la continuación del régimen del 18 de julio y para ello se rodeó de falangistas que se cambiaron la camisa azul por la chaqueta con coderas. Acabaron todo lo que olía a izquierdas en el PSOE y así estamos 40 años después.
Y después Vara es lo peor que le ha pasado a esta tierra después de Franco, Ibarra y Monago.
El PSOE impone su dominio en Extremadura bajo las tácticas del clientelismo y caciquismo, es irreformable
Tengo buena opinión del Sr.Espinosa por sus libros sobre la guerra civil. No entiendo su inquina hacia mí ni su negativa a mantener una reunión conmigo. Puesto que he dirigido durante 20 años al PSOE de Extremadura y 24 años la Junta de Extremadura, no encuentro razones de peso para que un historiador de su talla no haya tenido jamás interés en hablar conmigo para escuchar de mi voz otra opinión sobre el PSOE extremeño y sobre dónde estaban en 1975 algunos marxistas. Estaré encantado de reunirme con él si tiene interés en escuchar otra verdad: la mía. Gracias
La inquina que le achacas al autor del artículo es la que tú has desplegado durante tus años de gobierno rodillo contra adversarios internos y externos, el discurso anti catalán, la ecofobia, esa política del odio paralela al amiguismo clientelista, toda esa demagogia en el fondo tan casposa y rancia...y ahora de qué te quejas?
Esclarecedor articulo. Quienes somos de izquierdas hace ya tiempo que distinguimos entre socialistas y PSOE. Este último ha actuado en Extremadura como un partido de derechas desde que Ibarra y compañía se hicieran con él. Tejieron una tupida y enmarañada red de clientelismos y servilusmos a la cacicada de turno. Lo peor de todo es que durante todos estos años de gobierno, tanto en lo autonómico como en lo municipal (PP incluido) no han aportado nada positivo o innovador a Extremadura, que sigue siendo una de las regiones mas atrasadas de Europa. Ibarra, sus consejeros, directores, etc., etc., junto con sus herederos, ejemplifican la mediocridad política, la zafiedad intelectual y la incompetencia perpetua. Todo un despropósito que no se merece la población extremeña.