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Honduras
Desde la Honduras que resiste (II): Garífunas frente al imperio de la palma
Esto es Vallecito, referente ancestral del pueblo garífuna y en proceso de recuperación territorial desde hace diez años. Un lugar que progresivamente se amplía espacialmente recuperando girones de tierra que tenían secuestrada las pistas clandestinas del narcotráfico y de las grandes plantaciones invasivas y abrasivas de la palma africana propiedad de la familia Facussé. Sí efectivamente, cuyo referente recibió en Madrid un premio como empresario latinoamericano.
Nos hablan en Vallecito de esta dificultosa y heroica lucha por sus territorios ancestrales y de la resistencia que ante los embates de los citados narcos y de los oligarcas de la palma y “otros negocios” les permiten recuperar su lengua, cosmovisión, gastronomías, la música cada vez más tamizada por lo mainstream y fortalecer su orgullo nunca perdido como pueblo. Como pueblo Garífuna con mayúsculas.
Vallecito, referente ancestral del pueblo garífuna y en proceso de recuperación territorial desde hace diez años, se va ampliando espacialmente, ganando girones de tierra
Relatan sobre pasados que se remontan a mucho tiempo atrás con Satuye y Marama y a referentes algunos recientes como San Francisco Bulnes, garífuna que luchó junto a Morazan en pos de la independencia centroamericana.
Nos remarcan su identidad compartida con otros pueblos de la costa atlántica de Centroamérica pero a la vez y de manera muy optimista y decidida nos hablan del presente.
De ese presente que ya apunta a un futuro Garífuna libre en una Honduras soberana y en una Centroamérica unida y que se incardina en un proyecto colectivo que tiene un nombre para recordar ahora y siempre: OFRANEH Organización Fraternal Negra Hondureña.
En el ámbito de esta organización de base y articulada asambleariamente se acomunan no sólo colectividades territoriales sino además lo hacen sectores sociales y políticos en lucha como campesinado, organizaciones de mujeres, colectivo LGTBI.
Parece innecesario explicar la fuerza que la unidad de todos estos sectores en el marco de OFRANEH genera de cara a avanzar común y colectivamente. Una fuerza que confronta abierta y alternativamente con un sistema capitalista que también en Honduras tiene en la usurpación, explotación, exclusión y acumulación permanente en pocas y corruptas manos su esencia y su accionar cotidiano.
Y cuando se habla de futuro no es de un tiempo que mira la lejanía sino al mañana. Mejor dicho a mañana mismo. Así es, el pueblo garífuna esta en marcha levantando alternativas muy poderosas en todos sus territorios a través de estrategias de recuperación de todo aquello que les fue usurpado o liquidado. Afortunadamente, no pudieron quitárselo todo una manera definitiva, aquello que recuperan renueva hoy la esencia de su ancestralidad.
Y así van contraponiendo paso a paso una cultura colectiva, frente a la de la insolidaridad y en individualismo que machaca a la generalidad de la población hondureña y la expulsa obligándola a recorrer las grandes distancias centroamericanas en pos de un futuro con poco futuro en tierras del norte.
Así, poco a poco, van generando alternativas productivas que no son sólo eso. En eso están ante el imperio de la palma africana que está asolando los suelos y por tanto los espacios medioambientales de una parte notable de América Latina y que fortalece así mismo las economías del oligopolio y el aplastamiento de las producciones más pequeñas, autóctonas y con trabajo y gestión colectivas. Frente a ello el pueblo garífuna con OFRANEH a la cabeza construye una alternativa de soberanía alimentaria basada en el cultivo del coco y de la yuca con una amalgama interseccionada de implicaciones.
Donde había una pista clandestina del narco o un palmar se construyen espacios para el coco, la yuca. De ahí resurgen las formas económicas alternativas y las culturas ancestrales
Tras las recuperaciones del territorio garífuna aparece de inmediato un proyecto agrícola y por tanto productivo en su totalidad. Y así, donde había una pista clandestina del narco o un palmar o cualquier elemento ajeno a la territorialidad garífuna se construyen espacios para el coco, la yuca, etc. y de ahí resurgen las formas económicas alternativas y las culturales ancestrales y sus derivaciones gastronómicas como el casabe y otras tantas formas de derivar estos cultivos autóctonos.
Vallecito y otros tantos lugares garífunas se convierten en referencias de luchas, resistencias y alternativas. Tomamos nota de ello y de las palabras de Miriam Miranda —recientemente reconocida con un premio internacional e históricamente amenazada por poderosos— que nos interpela de la siguiente manera: “Sentir el pueblo garífuna esta solidaridad y poder visibilizar la situación que vivimos va a ser sumamente importante”
Crónica de un compañero integrante de la delegación de solidaridad con Honduras, organizada por la Plataforma por Honduras en Madrid España.