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Laboral
La joya de la corona: en defensa del campamento y albergue juvenil Emperador Carlos V
La historia del albergue juvenil Emperador Carlos V, situado en el corazón del Valle del Jerte, es una historia colectiva de décadas. De unas instalaciones con su entorno, de miles de niños/as y jóvenes con un bello paraje natural o de unos/as trabajadores/as y sus familias con su espacio cotidiano. Espacios que se convierten con el pasar de los años en un terreno familiar, de estos que sabes que colores y olores tiene en cada estación. Aquellos que al entrar después de unos meses piensas en voz alta: “me conozco cada esquina”, cada metro cuadrado de estas seis hectáreas.
En marzo de 2020 estaba a punto de iniciarse un nuevo año laboral de campamentos, y para parte importante de la plantilla era al menos el decimoquinto, que no pudo tener lugar por la pandemia. Durante el 2020 el campamento permaneció cerrado, con el agravante de que no se ofreció alternativa laboral ni protección económica para la plantilla. No es hasta 2021 que los y las trabajadoras fueron reubicadas, tras muchos meses de completa incertidumbre.
Poesía
POESÍA II Festival de Ecopoesía Valle del Jerte. Apuesta poética por un mundo sostenible
En tiempos de incertidumbres, un valiente Festival de Ecopoesía en el marco del espacio rural extremeño. Su propósito: hablar, desde la sensibilidad y la creación, de cómo expresar la sostenibilidad de la vida.
La Junta de Extremadura, de la que como administración pública se esperan certezas y un horizonte de estabilidad, no hizo sino sumar incertidumbres a estos/as trabajadores/as y sus familias en los de ya de por sí difíciles tiempos de pandemia. Somos conscientes de que, en aquel periodo, por motivos sanitarios no se podía solicitar la apertura de los campamentos, como tampoco se solicitó en aquel verano. En 2021 esto ya tomó otro color y con la plantilla reubicada (a excepción de unos pocos trabajadores que han permanecido en el centro), la situación era ya de clara desidia y dejadez con respecto al futuro del centro. No hubo ninguna voluntad de plantear una reapertura.
Ahora a la Junta le entran las prisas para la reforma estructural, cuando desde la propia plantilla se vienen reivindicando reformas de manera continuada. ¿No podían haber realizado reformas o un mantenimiento más activo en los dos años que lleva sin ocupaciones?
Pero es que sobre todo se ha generado un olvido de las historias laborales y personales vinculadas a este campamento. No se debe perder de vista que cuando llevas trabajando tantos años en un mismo lugar organizas tu tiempo y tu actividad familiar y personal, tu vida, en función de la planificación en el centro de trabajo. Cuando llevas trabajando tantos años en un mismo lugar el trabajo adquiere ese vínculo cotidiano que pasa a formar parte de tu identidad.
Ojalá poder afirmar que esta dejadez y olvido pilló por sorpresa, pero esta es una tendencia que venía de lejos. El Instituto de la Juventud, de quien dependen los albergues juveniles, ha ido mudándose de Consejerías con un resultado constante: promesas iniciales que luego no tenían continuidad. Estábamos ante el avecinamiento de una crónica de muerte anunciada, donde se aprovecha la crisis sanitaria para profundizar en la negligente desatención del Albergue Juvenil Emperador Carlos V y, a ver si con suerte, se lograba cerrar.
La situación de cierre temporal se vislumbró a finales de 2021, pues estuvo en duda que la Junta fuera a continuar pagando el para nada costoso alquiler a la comunidad de propietarios del terreno. Digamos (presuntamente) que no fue sino la noticia en el Periódico Extremadura la que obligó a la Consejera de Igualdad y Cooperación para el desarrollo, Gil Rosiña, a reaccionar. Como también (presuntamente) se reubicó a la plantilla a principios de 2021 solo tras preguntarse por la situación de esta en sede parlamentaria.
En el ámbito mediático, en menos de 24 horas se pasó de la idea del cierre definitivo a la de la reforma integral y un nuevo uso sin estacionalidad. Llama la atención cómo los trabajadores llevaban meses solicitando información y reuniones, y en el mejor de los casos obtuvieron respuestas evasivas, cuando no el silencio como respuesta. ¿Acaso no merecían contar con información sobre su futuro y el de las instalaciones una plantilla tan vinculada a este albergue juvenil?
El Instituto de la Juventud, de quien dependen los albergues juveniles, ha ido mudándose de Consejerías con un resultado constante: promesas iniciales que luego no tenían continuidad
En dicho artículo se apunta a una solución no estival. Es cierto que parte destacada del trabajo se realiza en la campaña de verano donde se suceden grupos de manera continuada, si bien se debe partir de que la plantilla viene trabajando con un contrato anual o del 63,8% y en el periodo veraniego se realiza un pequeño refuerzo de trabajadores/as. La grandilocuencia de las afirmaciones, en este sentido, debe matizarse, así como debe desmentirse la afirmación de que el albergue juvenil “solo se puede utilizar en verano”.
A su vez, llama la atención el anuncio de la reforma integral. Da la sensación, si atendemos a las declaraciones de la consejera, que el estado del campamento Emperador Carlos V es ruinoso y no estaría disponible para nuevas ocupaciones. Si fuera este el caso, hubiera sido negligente que hasta antes de la pandemia este continuara con el uso habitual de los bungalows, la piscina, pistas deportivas, cocina, comedor… Ahora a la Junta le entran las prisas para la reforma estructural, cuando desde la propia plantilla se vienen reivindicando reformas de manera continuada. ¿No podían haber realizado reformas o un mantenimiento más activo en los dos años que lleva sin ocupaciones?
Por lo tanto, se comparte el juicio sobre las necesidades apuntadas por Gil Rosiña de “un lavado de cara a las instalaciones” y de que se consolide “un edificio moderno, acorde a los tiempos”. Dado que se confirma la voluntad política de continuar con la actividad (lo cual es motivo de celebración), en ese punto se pueden abogar por alternativas que no conlleven el cierre durante unos años con reubicaciones del personal.
Si de lo que se trata es de evitar el menoscabo en las condiciones laborales y retribuciones de los/as trabajadores/as como dice la consejera de Igualdad y Cooperación para el Desarrollo, se deben explorar otras alternativas. Una plantilla que viene vinculada laboral, personal y emocionalmente a un centro de trabajo merece ser escuchada y debe ser una voz a tener en cuenta. Se deben abrir canales de negociación inmediatos con la misma, donde se comparta la información y se tome en cuenta su voz en la toma de decisiones. Se deberían explorar soluciones técnicamente viables para la reforma del centro que pongan la incorporación de la plantilla en el centro como prioridad.
Una plantilla que viene vinculada laboral, personal y emocionalmente a un centro de trabajo merece ser escuchada y debe ser una voz a tener en cuenta
Deben explorarse desde ya otras soluciones, en la línea de reformas por tramos, aprovechando eficientemente al personal del centro disponible y los momentos de menor demanda de ocupación. El tiempo de excepcionalidad debe ir normalizándose, la nueva normalidad ha llegado a casi la totalidad del sector público y de los sectores económicos privados. El agravio comparativo es flagrante. No parece precipitado en estos tiempos la reapertura de un centro que dispone de instalaciones al aire libre, máxime cuando el ocio de naturaleza, deportivo… en exteriores ha sido una seña de identidad de las actividades de este centro.
Si de verdad se está pensando en los/as trabajadores/as debe buscarse una solución que permita la reincorporación al centro habitual y no una movilidad de un centro a otro. Ha de ser tenido en cuenta que gran parte de la plantilla está cerca de la jubilación. ¿Por qué hacer pasar por un recorrer continuo por centros de trabajo en estos últimos años de vida laboral?
Debemos agregar que esto significa un desplazamiento de puestos de trabajo hacia las ciudades, en lugar de situar los puestos en pequeños municipios, por no hablar de que la provisión de bienes y servicios al albergue juvenil correspondía a pymes de los pueblos vecinos. En casos como este es donde se demuestra la voluntad política en favor de la España Vaciada.
El cierre también supone que colectivos vulnerables (jóvenes de barrios empobrecidos, familias desestructuradas o personas dependientes) que suelen pasar por este centro no cuenten con estas vacaciones. Así como que varias generaciones de jóvenes de nuestra comunidad y otras Comunidades Autónomas no se vinculen al Valle del Jerte.
Para ir concluyendo, merece la pena apuntar la paradoja de que los/as trabajadores/as del Albergue Juvenil Emperador Carlos V solían recibir por parte de sus jefes la consigna de que estábamos ante la “joya de la corona”, el “buque insignia” y otros apelativos en lo que respecta a los albergues juveniles extremeños. Esto siempre me sorprendió, pero la privilegiada ubicación y la belleza del paraje así lo atestiguan. Diría que las miles de personas que han pasado durante años por este centro también lo han comprobado. Se llama a que estas afirmaciones se transformen en hechos concretos. Se llama a defender la “joya de la corona”.