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Racismo
Si se muerden, se envenenan
Mi hijo mayor me ha explicado un suceso descorazonador, que ocurre más de lo que debiera. No me sorprende, sin embargo, me agrede en lo más profundo del corpúsculo de humanidad que todas y todos deberíamos desarrollar. Es un síntoma inequívoco de lo envalentonadas que están las malas personas hoy en día, no les da reparo que los demás sepan de su vileza.
Yo siempre he pensado desde mi ingenuidad que se les debería caer la cara de vergüenza. En cambio, se sienten muy orgullosos de su maldad, y lo más grave es que poseen muchísima habilidad y constancia para engañar a los tontos y/o a los miedosos y miedosas a sabiendas que se están burlando de ellas.
No es nada nuevo, pero se suceden ciclos en los que esta jauría crece, al menos mediáticamente, y ahora, al parecer, estamos en uno de esos momentos peligrosos en Europa, incluso Alemania está cuestionando el Tratado Schengen. Estas etapas se alimentan con bulos, con exageraciones, y con una terrible xenofobia disfrazada, latente, que vive soterrada en la sociedad dispuesta a germinar cuando las condiciones se presentan propicias, y que cursa principalmente con irreflexión, exaltación y violencia. Nunca han traído nada bueno para la sociedad los fundamentalismos ni la intolerancias, las épocas con esta inflamación del espíritu más controlada han sido las más provechosas para las sociedades. Aunque irremediablemente cada generación tiene su dosis de gentuza. No nos íbamos a librar.
Mi hijo trabaja para una organización que ayuda a inmigrantes a integrarse con el máximo de competencias posibles en el mercado laboral. Él imparte clases de español. Colabora a que se integren en nuestra sociedad y sean lo más útiles posible para ellos mismos y por ende para este país. Es decir, es un humano haciendo cosas humanas. La organización ha alquilado un hotel por un periodo de tiempo para acoger a ciento veinte emigrantes demandantes de asilo político, que han sufrido persecución por sus ideas. Proceden de Mali si no estoy equivocado. Los trabajadores que atenderán el hotel en su mayoría también son inmigrantes que ya conocen nuestra lengua, junto a ellos también trabajan miembros de la organización.
El caso es que hace unos días un hombre que se identificó como diputado del partido verde moco con iniciales CFJ llamó a las oficinas con maneras groseras y desagradables, usando frases típicas de mala gente, denunciando que se está fomentando la delincuencia y la alarma social concentrando a personas como esas en un pueblo pequeño, y que si no cejaban en sus objetivos se debían atener a las consecuencias. Con prepotencia, narcisismo y amenazas veladas, sibilinas, de esas de las que son profesionales estos individuos indeseables soltó un discurso que alguien con buen corazón no quisiera oír nunca. Fue una llamada de la ultratumba, desde lugares atávicos, una llamada, se le podía oler el mal aliento, una llamada que punzaba y dolía.
Ese discurso no se sostiene, no es válido en este caso, ni en ninguno. Claramente odian el color de piel y su procedencia
Le debieron enseñar a odiar, y ellos lo han perfeccionado apoyándose en unas supuestas leyes morales, religiosas, xenófobas que convierten a las personas en ilegales. Lavan su discurso con una retórica manida, escudándose en que no tienen nada en contra de los “negros, moros, sudacas…”, siempre argumentan falazmente que están en contra exclusivamente de las personas ilegales. Ese discurso no se sostiene, no es válido en este caso, ni en ninguno. Claramente odian el color de piel y su procedencia.
El treinta y uno de agosto convocaron una manifestación en ese pueblo, en el que al parecer residen personas de bien, pues en general no se han adherido a este movimiento de xenofobia, muchos han opinado que pueden ser una gran ayuda en el trabajo de la zona, ya que que provienen del mundo rural, incluso el alcalde no se posicionó en contra, en general no consiguieron su objetivo, aunque esperemos que todo transcurra tranquilamente y no pase nada real o inventado que rompa estos equilibrios que como sabemos desgraciadamente son siempre muy inestables.
En las “amenazas” se refería a los inmigrantes como personas de esas. ¿Personas como esas? ¿Se referirá a negras? ¿Se referirá a delincuentes? ¿A violadores? ¿O a un batiburrillo de todas esas ideas confusas que engloban a grupos a los que confieren una homogeneidad que para ellos mismos no aplican? Suponen que su color de piel va a aumentar la delincuencia por sí solo. Un ejemplo paradigmático, en España se ha concedido asilo a más de doscientas mil ucranianas, o a un numero que no conozco de venezolanos, lo que me parece estupendo, no conozco de ninguna manifestación en contra de acogerlos, afortunadamente.
No importa qué nombre se pongan y ni qué ideología digan tener, nos llevarán al abismo porque odian a su propio pueblo al que no quieren libre ni plural
Así que sí. Me queda confirmado tras esa llamada, la causa primera que mueve a estas personas es la maldad y por supuesto el odio, las malas personas buscan una ideología que los represente, véase fascismo, sionismo, fundamentalismos religiosos de amplio espectro. Los verde moco se parecen demasiado a Rusia unida, al chavismo, al sionismo… No importa qué nombre se pongan y ni qué ideología digan tener, nos llevarán al abismo porque odian a su propio pueblo al que no quieren libre ni plural, para después terminar siempre peleándose entre ellos y arrastrando a las naciones que representan a la guerra.
No creo que se deba combatir a estas ideologías bajando a su nivel, rastrero y vil, pero sí debemos luchar con contundencia inteligente contra la maldad, la mala gente, la ignorancia, la indiferencia, el adocenamiento…todos esos ingredientes que conllevan siempre a la destrucción de los avances que cuesta tanto conseguir. Son muy trabajadores en lo suyo, es su mayor virtud. Debemos armarnos de argumentos, pensar soluciones nuevas, imaginativas a los problemas y no andar estancados en divisiones. La izquierda muchas veces se entronca en un organismo pesimista, encerrado en los problemas y en quien los produce. Debemos centrarnos en las soluciones y la esperanza, y por qué no en la bonhomía. Todos los pueblos del mundo han conocido la oscuridad, y todos sin excepción la olvidan para adentrase de nuevo en ella. Deberíamos ponernos manos en la labor de recordar, recordar no es describir, si no comprender, aprender y creer en nosotr@s .