América Latina
El laberinto latinoamericano: sociedades en movimiento frenadas por la violencia de Estado

Es un hecho consumado que América Latina está levantándose y que el mundo mira a otro lado.

Manda el pueblo - 4
La Brigada de médicos de la Universidad Central de Ecuador. Fluxus Foto
25 nov 2019 12:53

En este mes han continuado algunos de los conflictos abiertos previamente como en Chile, amenazando con extenderse en tiempo y en intensidad la lucha popular. Y también han estallado otros nuevos, como el golpe de Estado en Bolivia, que ya apuntaba que pudiera ser el siguiente polvorín donde se desataran violencias contra el pueblo tras las elecciones presidenciales.

Cuando miramos a América Latina desde Europa muchas veces lo hacemos desde la romantización social y cultural, y en otros muchos niveles, aplicando una buena dosis de guevarismo panamericano. De esta manera leemos las coyunturas políticas en una clave que a veces no corresponde a la compleja realidad latinoamericana, infantilizamos a sus poblaciones y endiosamos personajes progresistas. La negra sombra estadounidense siempre está detrás de la compleja partida de ajedrez en suelo americano, y sin embargo no todo vale afirmando: ¡qué terribles son los yankees y sus garras contra América Latina!'. Un cliché que reduce la confrontación social a la amenaza de un enemigo externo, e impide la consolidación de un movimiento popular fuerte contra cualquier clase de corporativismo autoritario interno. La realidad en Latinoamérica es que desde finales de los años 90 se está llevando a cabo un proceso de consolidación de una clase media consumidora dentro de la lógica del capitalismo global. Mientras que al mismo tiempo se ponen en marcha fuertes economías de extractivismo, que no es más que la acumulación de riqueza por robo y despojo, vinculado a la destrucción del tejido social. Esta estrategia se hace aplicando políticas económicas neoliberales con diversas tácticas; pero sobre todo enajenando por la fuerza a las poblaciones sus territorios y la capacidad de sobrevivir por sus propios medios.

La lectura macropolítica que podemos hacer en estas dos décadas del siglo XXI en Latinoamérica sigue siendo dicotómica; y si bien la lucha es de clases sociales no significa que no haya que tener en cuenta más elementos. A nivel internacional podemos comprobar la tendencia de gobiernos derechistas herederos de una tradición autoritaria reminiscencia de viejas dictaduras aplicando un puño de hierro implacable y criminal. Por otro lado, encontramos gobiernos progresistas que si bien comienzan su andadura hechizando a movimientos sociales izquierdistas, se convierten en piezas fundamentales de las reformas neoliberales dulcificadas.

De esta manera algunos países que han tenido o tienen experiencias de gobiernos de este segundo tipo como bien pudieran representarlo Evo Morales, Rafael Correa, Lula Da Silva, o López Obrador, son un potente desactivador de la oposición desde abajo y a la izquierda. Quizá algunas voces pudieran incluir un factor nada rechazable, y es que las expectativas ideales de emancipación de los pueblos en América chocan de frente con una realidad global que las supera en sí misma; pero eso no les da a estos gobiernos progresistas la legitimidad para cualquier acción sin una crítica y un descontento popular.

Un golpe contra los pueblos en Bolivia

El caso boliviano es reflejo de esto que se viene comentando porque retrata esta segunda cara de los conflictos en Latinoamérica, y su difusión mediática en el resto del mundo con claras manipulaciones y apoyo a los sectores más reaccionarios. Cuando un conflicto social como resultado de la confrontación económica de clases (el paquete de medidas del FMI en Ecuador, o la subida de la tarifa del metro en Chile) estalla en un país gobernado por la derecha tenemos bien claras nuestras posiciones. Sin embargo, cuando el conflicto estalla por una cuestión de política institucional, con intereses geoestratégicos internacionales complejos, y un presidente que en la década pasada fue progresista pero ya no representa a los movimientos populares; nuestra posición bascula entre la confusión y la rabia. Una cuestión es evidente, y es que cuando el pueblo sufre a manos de fuerzas represivas estatales y la amenaza de un autoritarismo racista y ultraderechista, debemos tener bien claro quién es el sujeto político revolucionario a defender.

Los movimientos sociales indigenistas y colectivos anticapitalistas bolivianos hace ya tiempo dejaron de creer en las bondades del gobierno presidido por Evo Morales. Si bien los indicadores de mejoras sociales fueron irreprochables durante sus primeros años desde 2006, varias cuestiones generaron un cisma entre esta oposición anticapitalista y el primer presidente indígena de Bolivia. La ruptura con las comunidades indígenas precisamente es conocida desde hace ya tiempo por su proyecto de ley para ampliar la frontera agrícola en zona natural, y el permiso de los fuegos para eliminar bosque para ser habilitado como territorio agrícola o de plantación. Por otro lado, la creación de una nueva oligarquía de poder ha facilitado la aparición de corrupción en los niveles medios y altos del gobierno. Además, Evo Morales decidió presentarse a un cuarto mandato presidencial, a pesar de haber perdido el referéndum de reelección en febrero de 2016. Estas últimas cuestiones son enarboladas fundamentalmente por una oposición reaccionaria, blanca y propietaria. Mientras que los movimientos populares centran sus críticas y protestas contra Evo en la cuestión del abandono del progresismo, y la evidencia de que no representa a día de hoy los intereses del pueblo trabajador boliviano.

Su renuncia como presidente del gobierno, junto al vicepresidente Álvaro García Linera, por el incremento de las protestas populares desde las elecciones del pasado 20 de octubre acusados de fraude electoral, fue aprovechado inmediatamente para el asalto por la fuerza de los sectores derechistas más autoritarios. Una parte de la policía, y del ejército, junto a los cuadros políticos que defienden la cruz y la correduría de sangre se han hecho con el control político del país con la connivencia de la comunidad internacional. La última medida adoptada por el autoproclamado gobierno de la senadora Jeanine Áñez confirma esta deriva peligrosamente ultraderechista. Se ha aprobado un decreto para eximir a las fuerzas represoras de cualquier responsabilidad penal en los asesinatos que cometan contra el pueblo. Igualmente, policías en diversas partes del país, aliados con estos sectores ultraderechistas, quemaron whipalas, la bandera que representa a las comunidades andinas, en una clara amenaza contra la sociedad boliviana. La matanza el pasado 15 de noviembre en Cochabamba de al menos siete activistas por parte de los militares abrió el camino de un conflicto abierto y declarado contra el pueblo que se mantiene hasta la actualidad.

La resistencia a esta situación ya supera una simple defensa o rechazo a Evo Morales, algunos sectores populares oprimidos, entre otros, organizaciones de mujeres, están preparando una lucha frente a esta reacción represiva que desea instalarse en el país boliviano. La salida digna para Bolivia no pasa por la petición del regreso de Evo Morales, exiliado en México, debemos desacralizar a los presidentes latinoamericanos con un pasado progresista, no es una pelea por la silla presidencial, es por la dignidad de los pueblos. Ahora le toca quedarse allá para que sea el movimiento campesino, las comunidades originarias, las centrales obreras y las mujeres, quienes lleven adelante esta lucha. América Latina está en un periodo generalizado de revueltas donde tiene la oportunidad de sentar las bases de unas sociedades en movimiento plurales y que lleven a los últimos términos la confrontación de clase contra el neoliberalismo extractivista por la lucha del territorio.
Sobre este blog
El espacio para la libre expresión de los socios y las socias de El Salto. Si quieres participar sigue los pasos que encontrarás en Cómo publicar en el Blog de las Socias. El Salto no se responsabiliza de las opiniones que sus socios/as expongan en este blog.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

América Latina
Extrema derecha Los soldados de Donald Trump en América Latina
Mientras algunos presidentes latinoamericanos, con mayor o menor ímpetu, intentan ponerle freno, otros tantos se arrodillan y le rinden pleitesía sin recibir nada a cambio. ¿Quiénes son los súbditos latinoamericanos de Trump?
Ecuador
El Salto Twitch Ecuador: cuando el Estado asesina
Cuatro menores afrodescendientes de Guayaquil fueros asesinados en diciembre pasado por militares. El cruel hecho, ya que fueron encontrados incinerados y con signos de tortura, desató la indignación nacional e internacional.
Argentina
Argentina Una enorme manifestación antifascista llena de diversidad Buenos Aires contra el discurso de odio de Milei
Los movimientos sociales argentinos dan un golpe en la mesa llenando las calles de varias ciudades tras las declaraciones del presidente en el foro de Davos, donde vinculó explícitamente al movimiento LGBTIQ+ con el abuso infantil.
#83959
1/3/2021 15:44

Para los Gringos sólo el peligro de Cuba y Venezuela lo que pasa en Honduras, Guatemala y Paraguay no es problema pues son " Democracias Orgánicas " como decia Franco en España en los tiempos en los que los tecnócratas mandaban más que nunca.

0
0
Peelovska
27/11/2019 1:38

Me alegro y mucho de este artículo. Necesitamos más de estos pronunciamientos valientes, lejos del dogmatismo, el binarismo militarista y el catecismo antiimperialista que promulga la policía del pensamiento de nuestra cansina izquierda autoritaria. Un ejemplo de periodismo independiente y crítico. ¡Bravo!

2
0
Sobre este blog
El espacio para la libre expresión de los socios y las socias de El Salto. Si quieres participar sigue los pasos que encontrarás en Cómo publicar en el Blog de las Socias. El Salto no se responsabiliza de las opiniones que sus socios/as expongan en este blog.
Ver todas las entradas
Gobierno de coalición
PSOE-Sumar El Gobierno toma nota de la presión social y cambia su discurso sobre vivienda
En la semana en que los sindicatos anunciaron la histórica manifestación estatal del próximo 5A, la ministra Isabel Rodríguez sube el tono.
Madrid
La burbuja del alquiler Sumar, Podemos y sindicatos de inquilinos presionan para convertir en indefinidos los contratos de alquiler
Sumar lanza una propuesta legislativa para transformar en indefinidos los contratos de alquiler, una de las principales demandas de la manifestación por la vivienda del 5 de abril. Una moción de Podemos, rechazada en el Congreso, pedía lo mismo.
Cine
Kamal Aljafari “Palestina está en la raíz de la situación actual del mundo”
Kamal Aljafari lleva toda su carrera trabajando con materiales de archivo, indagando en las imágenes e interviniendo en ellas para preservar memorias en desaparición y para oponerse al proyecto colonial sionista y su falseamiento del pasado.
Opinión
Opinión ¡Que vivan los aranceles!
Que Trump propugne aranceles no debe hacernos caer en la trampa de defender los intereses de los grandes oligopolios.
Líbano
Ocupación israelí Israel incumple el acuerdo de paz y mantiene tropas en el sur de Líbano para “vigilar” a Hezbollah
El Ejército sostiene la ocupación de cinco colinas a lo largo de la frontera tras evacuar sus soldados de decenas de municipios. Miles de civiles regresan a sus casas para descubrir que lo han perdido todo.
Opinión
Derecho a la vivienda Flex Living: el caballo de Troya de la precarización del alquiler
No es una respuesta moderna a las nuevas formas de habitar la ciudad. El ‘flex living’ no es más que la última jugada del sector inmobiliario y los grandes fondos de inversión para maximizar beneficios a costa del derecho a la vivienda.
Opinión
Opinión La unidad del anarcosindicalismo es la acción conjunta
Al hilo de supuestos movimientos desde la CGT hacia la unificación con CNT es necesario diferenciar entre lo que es una relación en clara mejora y lo que sería un proyecto real en marcha.

Últimas

Galicia
Memoria histórica Cultura, exilio y lucha de las bibliotecarias gallegas durante la Segunda República
Durante los primeros años treinta, las bibliotecas se convirtieron en espacios de trabajo ideales para un modelo de mujer que aspiraba ser independiente y que había manifestado un claro compromiso político. La Guerra acabó con todas sus aspiraciones.
Galicia
Galicia La Xunta de Feijóo, condenada por negar visitas a una mujer que murió de cáncer por tener covid-19
La jueza dice que la situación exigía “flexibilizar” las medidas de prevención. Falleció a inicios de 2022 en el Hospital Álvaro Cunqueiro durante los últimos meses de la administración del jefe del PP con Julio García Comesaña de conselleiro.
Egipto
Egipto Ashraf Omar continúa en prisión provisional por dibujar
Ashraf Omar, caricaturista político del medio digital AlManassa, sigue en prisión preventiva indefinida tras ser arrestado violentamente en su domicilio el 22 de julio de 2024.
Más noticias
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Sindicatos piden el cese de la dirección del Hospital 12 de Octubre tras las obras de remodelación
Los problemas con las nuevas instalaciones han cristalizado en una unión sindical que ha reclamado formalmente el fin de la cúpula de dirección tras ser “ignorados” de manera “sistemática”.
Justicia
Justicia Rubiales, condenado por agresión sexual y absuelto del delito de coacciones
18 meses de multa con cuota de 20 euros al día por un delito de agresión sexual. Es la condena al expresidente de la RFEF Luis Rubiales por los hechos ocurrido en la ceremonia de entrega e medallas del pasado mundial celebrado en agosto en Sidney.

Recomendadas

Feminismos
Ana Bueriberi “El activismo tiene que ser colectivo: para contribuir al cambio es imprescindible despersonalizar la causa”
La periodista madrileña Ana Bueriberi reconoce que no sintió la discriminación hasta que llegó a la Universidad. Hoy, desde el proyecto Afrocolectiva reivindica una comunicación antirracista, afrofeminista y panafricanista.
Inteligencia artificial
Militarismo La máquina de los asesinatos en masa: Silicon Valley abraza la guerra
Las fantasías distópicas sobre los futuros usos de las máquinas en la guerra están más extendidas que el relato de lo que ya está pasando en los campos de batalla.