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Educación
Andalucía, en el podio del abandono escolar temprano
Andalucía es la tercera comunidad autónoma con las cifras más altas de abandono escolar temprano. Casi uno de cada dos andaluces menores de 25 años está hoy desempleado y que aquellos que no terminan Educación Secundaria tienen el doble de dificultad para encontrar trabajo.
Paco no tiene mesa de escritorio. Hace ya tiempo que Inma, su madre, la cambió por una cajonera de plástico donde hoy guarda las sábanas limpias y la ropa interior. Necesitaba el espacio y, total, la mesa tampoco le servía para nada.
“No me gusta estudiar”, asegura el niño, contundente, sin perder de vista el smartphone de funda roja que agarra con hambre entre las manos. Paco tiene el pelo crespo, las mejillas carnosas, la mirada ladina. Ha cumplido los 14 y no recuerda la última vez que se sentó a hacer los deberes.
— ¿No te gusta nada?
— No.
— ¿Ninguna asignatura?
— Ninguna.
— ¿Siempre ha sido así?
— Siempre —afirma inquebrantable justo antes de volver a hundir la cabeza en la pantalla.
Su habilidad para torear las preguntas resulta asombrosa. Inma se explica: “Es que lo tiene muy claro”. ¿Muy claro? Pero, ¿puede tener algo claro un chaval de 14 años? “Él sí”, eso dice, “lo tiene clarísimo. En cuanto cumpla los 16, abandona”.
—¿Y qué vas a hacer después? ¿Cuál es el plan?
“Pues lo que pueda hacer es lo que seré”, responde críptico el joven yoda sin subir la mirada del móvil. “La verdad es que tampoco lo pienso mucho”, reconoce después. El futuro es para él tan ajeno como otro país. En su presente continuo le basta con jugar al Fortnite y fumar cachimba con sus amigos.
Paco ignora que casi uno de cada dos andaluces menores de 25 años está hoy desempleado y que aquellos que no terminan Educación Secundaria tienen el doble de dificultad para encontrar trabajo. Paco está a dos años de convertirse en un acrónimo. En un nini andaluz. Como si esas dos sílabas fueran suficientes para explicar por qué Paco —por qué tantos niños como Paco— no quiere seguir estudiando.
En el podio del abandono
El 21,9% de los adolescentes andaluces —casi uno de cada cuatro de los jóvenes que usted conoce, que se cruza a diario por la calle, que vive en su comunidad de vecinos— ha dejado de estudiar. Algunos ni siquiera llegaron a acabar la Secundaria. Otros cumplieron con el periodo obligatorio pero, una vez conseguido el título de graduado en ESO, acabaron dejándolo igual. Ni Bachillerato, ni universidad, ni FP de grado medio. Nada. Casi un 22% de adolescentes andaluces no quiere seguir, no puede seguir. Abandona.
Andalucía es la tercera comunidad autónoma con las cifras más altas de abandono escolar temprano —después de Baleares (24,4%) y la Región de Murcia (24,1%)— dentro de un Estado que, a su vez, está el primero en la lista de abandono de toda la Unión Europea. No hay duda: si hablásemos de una carrera, ocuparíamos el podio con honores.
Casi uno de cada dos andaluces menores de 25 años está hoy desempleado y que aquellos que no terminan Educación Secundaria tienen el doble de dificultad para encontrar trabajo
Nuestra tasa de abandono es tres veces superior a la de otras comunidades como País Vasco o Cantabria y hay quien relaciona este fenómeno con el retrato histórico de una Andalucía tradicionalmente pobre y analfabeta, pero no es la única razón.
“En el abandono operan otros factores como el coste de oportunidad”, explica Manuel Ángel Río, investigador de la Universidad de Sevilla, especializado en Sociología de la Educación. “Antes de la crisis muchos chicos de clase obrera encontraron un sistema de incentivos para dejar los estudios y ponerse a trabajar, sobre todo aquellos que arrastraban más dificultades”, afirma.
Por esta razón, a principios de los 2000, la tasa andaluza de abandono no era de un 22% sino de más de un 40%. Una auténtica deserción en masa. Miles de jóvenes aparcaban los libros seducidos por la llamada de la construcción y la hostelería. Hasta que llegó 2008 y la crisis del ladrillo. Desde entonces, las cifras de abandono escolar empezaron a caer a la misma velocidad a la que fueron vaciándose los andamios. Los niños volvieron a “reengancharse” al instituto, aunque no todos por igual.
“Lo triste del descenso es que quienes más han conseguido reducir el abandono son los sectores de clases medias o medias-bajas, pero las franjas con menos ingresos son los que menos experimentan ese reenganche”, asegura el profesor Río. Lo mismo lleva advirtiendo desde hace tiempo la ONG Save the Children.
En un informe de 2016 señalaba cómo los niños y niñas que pertenecen al quintil más pobre de ingresos eran los únicos que seguían dejando sus estudios al mismo nivel o incluso mayor que en los momentos anteriores de la crisis. En este caso, sin coste de oportunidad alguno. La alternativa al instituto es, sencillamente, la nada.
¿Quién abandona a quién?
La casa de Inma y Paco tiene las paredes inmaculadas. No hay cuadros, ni flores, ni estanterías, ni retratos de comunión. Es una casa dispuesta para no encariñarse demasiado. Llevan viviendo aquí dos años y medio gracias a un alquiler social que ya tiene fecha de caducidad. El próximo marzo se acaba. “No sé si me renovarán el contrato o qué me van a cobrar. Si no, tendremos que volvernos con mi madre”, cuenta Inma. Para ella, el futuro también es algo ajeno.
Inma tiene 46 años, está separada y es la única que mantiene —con los 700 euros que gana cuidando a varios ancianos— a este hogar en equilibrio. Aparte de Paco, también está su otra hija, Isa, de 12.
“Yo quiero que mis niños estudien, no te digo que saquen una carrera de abogado o de médico, pero que tengan algo, una salida, que no estén como yo”, insiste esta madre infatigable. Lo quiere con tanta desesperación que hasta le ha prometido a su hijo que le regalará una moto si este curso las aprueba todas. Una moto que todavía no sabe si podrá pagar. “Y si no, ¿qué hago? ¿Echarle a la calle? ¿Tenerlo encerrado en el cuarto? No puedo. Lo único que puedo hacer es intentar motivarle”, dice Inma con toda la impotencia que es capaz de soportar. Ella —dirá después— también dejó la escuela a la misma edad que tiene su hijo ahora, a los 14.
Es cierto, Paco ha tenido las mismas oportunidades de estudiar que cualquier otro niño, las mismas asignaturas, las mismas evaluaciones, pero —seguramente mucho antes de que él mismo lo supiera— las estadísticas ya le pronosticaban un riesgo de abandono mucho mayor. Los jóvenes cuyos progenitores —especialmente sus madres—solo terminaron los estudios primarios tienen diez veces más probabilidades de salirse antes de tiempo del sistema educativo.
Pasa igual con otros niños vulnerables como el alumnado extranjero —que hoy registra un 41,6% de abandono prematuro— o el alumnado gitano —con un 63% de abandono—. El contexto familiar, económico y social les pone en desventaja, los empuja con fuerza a la salida de emergencia.
El 90% de los menores andaluces que proceden de familias con bajos ingresos ocupan los mismos centros públicos, donde la mezcla social no existe y el abandono se contagia como si fuera el sarampión
“Detrás del cacareado sistema educativo de Finlandia hay una sociedad que está cohesionada socialmente”, recuerda Manuel Ángel Río. Pero Andalucía no es Finlandia. Andalucía tiene a un 45,3% de sus niños en riesgo de pobreza infantil y está a la cola en equidad educativa, concretamente en el puesto número 15 de las 19 comunidades y ciudades autónomas.
Algo falla cuando la brecha entre los que estudian y los que abandonan siempre crece por el mismo lado, cuando los alumnos que se pierden por el camino, curiosamente, pertenecen a la misma clase social. Tampoco ayuda que la mayoría de estos niños y niñas con más dificultades se concentren en los mismos centros. Hoy, el 90% de los menores andaluces que proceden de familias con bajos ingresos ocupan los mismos centros públicos, donde la mezcla social no existe y el abandono se contagia como si fuera el sarampión.
Prevenir antes de que sea tarde
“Cuando uno abandona algo es porque ha fracasado. En el alumnado es igual”, apunta Bárbara Ferrero. Ella lleva mucho tiempo trabajando como orientadora en diferentes centros de difícil desempeño, esos donde el porcentaje de estudiantes en riesgo de exclusión supone casi el 100%. Lo que quiere decir es que el abandono nunca es fruto de una decisión caprichosa, es un proceso que empieza mucho antes de llegar al instituto.
Cuando un adolescente renuncia es porque se ha ido desconectando poco a poco del sistema. Quizá empezó con algunos problemas para seguir el ritmo de la clase, luego empezó a llegar tarde, empezó a faltar, empezó a suspender las primeras asignaturas, acabó repitiendo. Según la OCDE, repetir es la antesala más segura del abandono y en muchos casos supone la desconexión definitiva. Curiosamente, Andalucía es la comunidad con más número de repetidores en Educación Secundaria Obligatoria, la mayoría (el 17,7%) se concentra en 2º de la ESO. El curso donde está Paco.
Él ha cumplido religiosamente con todos los pasos. Lleva años suspendiendo todas las asignaturas, suele estar más tiempo expulsado que en el aula, el curso pasado repitió. Incluso tuvo la oportunidad de recibir clases de apoyo gracias a la ONG Prodiversa, pero también acabó dejándolas. “Es que no me gusta, me aburre. En clase me duermo”, asegura con absoluta convicción, como si hablara de algo inevitable. Comentándolo más tarde con la orientadora, una entiende el porqué de esta desidia. “Estos niños necesitan ver que lo que aprenden sirve para algo inmediato porque ellos viven en la inmediatez”. Ella también insiste en el factor emocional. “Vienen con una mochila que otros niños no tienen. Es tanto el trastoque emocional y el déficit de autoestima que, aunque se les motive, cuesta mucho que les cale”.
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Mediante una defensa explícita o de manera más silenciosa los gobiernos autonómicos han permitido en los últimos años el auge de la educación concertada, una fórmula que asigna los recursos públicos a centros privados y que, en algunas regiones, ya supera el 50% de la oferta escolar.
Por otro lado, y no menos importante, señala la cuestión de género. Aunque los niños suelen abandonar más que las niñas —ellos registran un 21,7% de abandono, ellas un 14%—, en contextos vulnerables demasiadas alumnas dejan de estudiar para cuidar a la familia o para casarse. “Hay niñas que se están casando con 13 años”, alerta Ferrero.
De todo esto se deduce la importancia de prevenir a tiempo, de hacer un seguimiento a los alumnos, de mediar con las familias. “Es como si al llegar al instituto les echáramos un lazo. Los intentamos agarrar para que no se vayan, pero cuando vienen de esos contextos familiares y sociales tan complicados es muy difícil. El salto del colegio al instituto es mortal, muchas veces en el primer trimestre ya estamos detectando casos de abandono”, afirma también Carmen Figares, orientadora del instituto malagueño Victoria Kent.
Figares nota avances en la lucha contra el abandono, sobre todo por la implicación de todo el profesorado en actividades que tratan de inculcar a los alumnos el sentimiento de comunidad. “Nuestro problema es que, hasta ahora, teníamos una educadora social y nos la han quitado. Por reestructuración de la Consejería ahora tiene que trabajar a nivel de zona, cubrir más centros, 37 en total”.
Ningún alumno atrás
¿Por qué se van? ¿Por qué Andalucía sigue lejos de cumplir el objetivo marcado por la Unión Europa para reducir el abandono a un 15% en 2020? Desde luego, es un fenómeno complejo donde intervienen factores personales, familiares, sociales pero también —como advierte Save the Children— donde influye la falta de inversión.
“Andalucía es de las regiones que menos invierte por alumno, muy por debajo de la media europea. Han descendido las partidas en becas, en actividades extraescolares y actividades de refuerzo educativo”, recuerda su director en Andalucía, Javier Cuenca.
El 3 julio de 2019, el consejero de Educación y Deporte, Javier Imbroda, anunció un nuevo Plan Integral de Refuerzo Educativo con el objetivo de combatir el abandono escolar temprano que, según él, se pondría en marcha para el curso 2020/21. Sin embargo, por ahora, el adelanto de ese plan —un breve programa de refuerzo puesto en marcha este verano durante apenas 15 días de julio— no ha satisfecho ni a la comunidad educativa ni a la familia. Finalmente, solo se apuntó un 2% de los alumnos previstos.
“El plan estival no ha contado con el consenso de la comunidad educativa y se ha saldado con un fracaso espectacular”, critica Antonio Brea, de la Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza en Andalucía. “Nosotros hemos demandado al consejero que reflexione y que trabaje en una política de refuerzo escolar durante todo el curso. Hacen falta más maestros de refuerzo y apoyo y más orientadores”.
Otras de sus propuestas pasan por incrementar la oferta de formación profesional —según CC OO necesitamos más de 20.000 plazas—, profundizar en la formación del profesorado, mantener medidas equitativas como las becas y potenciar la formación permanente como medio de recuperación de aquel alumnado que en su día abandonó y ahora quiere reintegrarse.
Rosa Rodríguez, pedagoga y profesora en la Universidad Pablo de Olavide, sugiere ir más allá y plantea una verdadera reforma del sistema, implantar un modelo educativo más flexible, más creativo, más inclusivo, en el que no se aparte ni se aísle a aquellos alumnos con más dificultades. Evitar los centros gueto, las aulas gueto. “Porque eso, al final, nos lleva a una sociedad peligrosamente segmentada”, señala Rodríguez. Y porque, además, la mezcla es más positiva para todos. Se ha demostrado que tener a niños de diferente origen socioeconómico en el aula construye un aprendizaje más enriquecedor y mejora la tasa de éxito de toda la clase. A este fenómeno se le llama “el efecto pares”.
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Entre el 25% y el 40% de los jóvenes que terminaron la secundaria y no siguieron estudiando en Galicia, Asturias, Cantabria, Extremadura, Castilla-La Mancha, Andalucía, Murcia o País Valencià está en el paro.
Precisamente ahora, el departamento de Educación y Psicología Social donde trabaja Rodríguez acaba de recibir financiación europea del programa Erasmus+ para mapear y dar a conocer estas buenas prácticas más inclusivas que ya existen. Un ejemplo son las comunidades de aprendizaje. Modelos en los que se trata de involucrar a escuelas, familias, trabajadores sociales, ONG y personas voluntarias en la enseñanza de los niños. “La educación inclusiva es una educación de éxito para todos. Por supuesto que eso necesita más apoyos, más de un profesor en cada clase. Lamentablemente, en lo económico todavía estamos lejos”.
Y, sin embargo, hoy sigue siendo uno de los principales retos que se plantean en las sociedades europeas. En cada pupitre vacío nos la jugamos. Por cada niño que abandona con 16 años —o menos— probablemente habrá un adulto condenado al desempleo, al trabajo precario, a un sueldo miserable, a la economía sumergida.
“Si no tengo trabajo el día de mañana me buscaré la vida como pueda”, termina diciendo Paco en un breve respiro entre mensaje y mensaje de WhatsApp, dejando en el aire unos dolorosos puntos suspensivos.
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vaya, qué fina tiene la piel la peña... yo soy andaluz y estoy totalmente en sintonía con el artículo
Ya, si por eso no tenemos representación parlamentaria propia ni un movimiento nacionalista con fuerza, porque estáis todos muy de acuerdo con los análisis de este tipo. Curioso que siendo Andalucía la tercera comunidad en abandono escolar y Baleares la primera, sólo se hable del sur. Siempre del sur, para aclararnos que además de pobres somos unos fachas que vamos por ahí con banderas españolas. Que va, si las banderas nos las colocásteis vosotros, castellanos, mientras echábais y olvidábais nuestro excelso panorama cultural que iba desde los musulmanes, hasta los gitanos y judíos. Son los castellanos los que se quedaron con las señas de identidad de nuestro pueblo, las que se resistieron a desaparecer, para quedarse con lo que daba dinero y colocarnos su mierda de bandera y su atraso escolar. Y cuando no es esto, es que jaja el acento que graciosos son. Enga, que os aproveche el castellano-centrismo.
Pero que dice pisha, que yo solo he comentao, a ver si dehas de repartir carne de andaliz que yo soy tan andaluz como tú. Y me ha parecido bien el artículo, qué problemas tienes tú? Anda que contigo me iba yo a juntá, que vas por ahí de superior repartiendo carné de buenos y malos andaluces
Vaya, los castellanos esto y aquello. Ahora resulta que los barcos a América salían de Zamora. Qué pensará de todo esto Miguel Primo de Rivera? Seguro que aunque nació en Jerez de la Frontera tenía ADN castellano o algo así.
A mi lo que piense Primo de Rivera, pudiéndome fijar en lo que piensa Lorca, me importa tanto como tu criterio.
Xiquiyo, qué fatigita erê... pareçe que ná mâh erê andalûh tú. Lâ coçâ ay que mirâl-lâ en çu complehidá. Entendêh que lô andaluçê partiçipamô en la conquîtta de américa y que lâ claçê artâ andaluçâ y câtteyanâ trabahan huntâ êh báçico. Y por er bien de tôh, deha de ablâh en nombre de nuêttra tierra.
Ya se van obteniendo datos del por que el resultado de Vox en Murcia
Se despide una suscriptora de El Salto para el próximo año. En un ambiente tan proclive a la andaluzofobia como es el estado español publicar en portada un artículo de estas características que no ahonda primero en las razones históricas (ya que alude a las mismas) sobre por qué Andalucía está a la cola en índices económicos (gracias "Reconquista", RRCC etc) y segundo contiene términos como "nini andaluz" para referirse a un chaval de clase obrera y familia precaria que abandona los estudios. No señoras, ninis son los pijos del barrio de Salamanca en Madrid o de Los remedios en Sevilla. Esto, como todo, es una cuestión de clase. Si queréis exponer temas relativos a Andalucía, hacer el favor de poner en portada artículos que no contribuyan a la estigmatización de un pueblo. Ya tenemos que soportar bastante sin vuestra ayuda.
Cómo no, hablando de Andalucía, siempre tenía que salir uno o muchos comentarios andaluzófobos que no hacen un análisis ni histórico ni económico de la realidad. Quedaros con vuestra ignorancia y con vuestro pobre sentido de la superioridad, después cualquier pueblo del Norte de Europa os pone a vosotros (estúpido, ladrón y engreído Norte y centro español) a zapatear. Viva Andalucía libre de señoritos y caciques, que bien se encargó el castellano centrismo de asegurarles más del 50% de la tierra que trabajan nuestras jornalerxs.
Ya ya, que es cierto que en el resto de las CC.AA. del estado español (a excepción de Andalucía, Murcia y Extremadura, que son pobres y además tontos) gobierna el comunismo y el anarcosindicalismo, se me escapaba a mi este detalle. Por cierto, genial que las Islas Baleares estén a la cabeza en abandono escolar pero sólo se hable del sur --> menosprecio y racismo tolerado.
Y así niños y niñas es como funciona el nacionalismo, ya se le quiera llamar perfiérico o central, cónico o piramidal. Cogemos grandes masas de población, las tratamos como compartimentos estancos, los simplificamos y homogeneizamos, nos quedamos con nuestro compartimento ideal y al resto los despreciamos. En función del grado de corrosión nacionalista más profundos serán dichos razonamientos.
En realidad no creo los comentarios obedezcan a una manía hacia Andalucía. Supongo es más la constatación de un atávico atraso socioeconómico, debido en primer lugar al reparto de la tierra, que lastra todo lo demás. Por otro lado, creo que detrás de la supuesta superioridad moral o social que decís existe en otros comentarios, lo que yo veo es una invitación a que el pueblo andaluz espabile y deje de votar a la bazofia política responsable de esa situación, precisamente para que no ocurran casos como el que retrata el artículo.
Un saludo
Claro que tenemos que espabilar, puede que haya andaluces que se ofendan. Por mi parte estoy de acuerdo con las críticas.
Andalucía está en el podio del salto al vacío sin red, sin ni siquiera representación parlamentaria propia en el Congreso de los Diputados. Una tierra con más de ocho millones de almas que prefiere votar masivamente a la extrema derecha o a partidos estatalistas, pronto ganará el oro.
Así es, querido/a Guatson. El problema es que nos quieren arrastrar a las demás comunidades a ese tipo de sociedad feudal y atrasada en casi todos los ámbitos. Por mí, se pueden quedar con sus señoritos, narcotraficantes, peonadas, EREs, banderas españolas, etc. etc.