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Economía
La cesta de la compra dispara su precio en Extremadura
A pesar de que la inflación parece ralentizar su escalada de acuerdo a los datos relativos al IPC de abril (en marzo se llegó a alcanzar el 9,8% de incremento, el más alto nada menos que desde 1985), no obstante ha registrado una muy importante subida del 8,4% respecto al mismo mes del año pasado. Los elevados precios de la energía, que ya venían incrementándose en todo el Estado español por encima de la media europea, condicionados además por la guerra de Ucrania, son los aparentes responsables de la situación. Y es que, en febrero, los precios de la energía sufrieron un aumento del 43,7% respecto al año anterior (el 32% en la Eurozona).
A la espera de los efectos positivos que razonablemente pueda tener la propuesta de Portugal y del Gobierno de España para poner topes a los precios del gas y de la bonificación en la gasolina, la traslación a la cesta de la compra de todas estas cifras está resultando demoledora.
Pobreza
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Y si demoledora resulta en el conjunto del país, para una economía como la extremeña, con deficiencias estructurales que, en no pocos casos, adquieren dimensiones históricas, todavía resulta más grave. Esta comunidad autónoma, la más pobre del Estado español y, junto a Andalucía, Castilla La Mancha, Ceuta y Melilla, incluida en el régimen de Región Menos Desarrollada de la Unión Europea (lo que antes se denominaba Región Objetivo 1), de hecho, presenta fragilidades extremas en relación a datos como el desempleo, la desigualdad de renta o la pobreza material y energética. Así, con un 37,7% de pobreza, resulta ser la región con menos renta de todo el país, mientras que, acudiendo a datos de 2019, resultaba que un 20,3% de los trabajadores extremeños eran pobres pese a tener empleo (el doble que en el conjunto de España). En relación al paro, mantiene un 19%, de nuevo entre las regiones con índices más altos, como Canarias (20,3%) o Andalucía (19,4%), según la Encuesta de Población Activa (EPA).
Es en relación a estos números y a su aplicación a las economías domésticas dependientes de los mismos que hay que leer el informe que, la semana pasada, vio la luz de la mano de la Unión de Consumidores de Extremadura. Un documento en el que, estudiando la evolución de los precios entre los 10 productos que coinciden con las compras más habituales, y comprobando su evolución, permite extraer la siguiente conclusión: entre julio de 2020 y abril de 2022 la cesta de la compra ha subido un 33%.
Atendiendo solo a los productos frescos, los datos empeoran hasta alcanzar un 38%. Es decir, en menos de dos años, y sin mejoras salariales más allá de la subida del SMI, los productos básicos han visto crecer su precio en más de un tercera parte. De acuerdo con el estudio presentado, señala UCEX, “para hacer esta comparativa, hemos tomado el precio más bajo encontrado en ambos momentos, por lo que siempre hemos buscado la opción más económica”.
De todos estos datos se concluiría que hoy, un ciudadano a una ciudadana medios gastaría en Extremadura 608 euros más al año en alimentación, en relación a julio de 2020
De los diez alimentos comparados, subraya la misma organización de consumidores, “sólo en un caso, las naranjas de mesa, hemos encontrado una opción más barata en abril de 2022 que en julio de 2020. Y, en el resto, hemos observado subidas de más del doble, como en el tomate en rama nacional, y otros en los que, aunque la diferencia sea menor, el tamaño del envase ha disminuido, con la táctica denominada reduflación, lo que en realidad es una subida encubierta”.
Como aspecto relevante a destacar, las diferencias entre establecimientos también han resultado notables, alcanzando entre los productos envasados un 28% que, en el caso del aceite de oliva virgen extra se proyecta hasta un 70%, donde el precio más bajo de un litro es de 4,13 euros y el más alto, 6,99. “En el kilo de tomate en rama español”, recuerda UCEX, “lo hemos encontrado por 1,90 euros y por 3,90 euros: más del doble; el de pimientos verdes, por 1,69 euros y 2,99. Y algo parecido sucede con la lechuga, las manzanas o las naranjas”.
La política de determinación de las urgencias del gobierno extremeño, por ahora, parece centrarse en la defensa a ultranza de macroproyectos industriales relacionados con el extractivismo o con la producción energética bajo control de grandes corporaciones
De todos estos datos se concluiría que hoy, un ciudadano a una ciudadana medios gastaría en Extremadura 608 euros más al año en alimentación, en relación a julio de 2020, cuando la Unión de Consumidores llevó a cabo el estudio previo, referencia del actual, en el que se comprobaban los precios de una serie de artículos de alimentación y droguería.
Queda por ver, en este marco de inflación y encarecimiento de productos de primera necesidad, como se gestionará el reparto de los 34.693 millones de euros asignados a España para el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) y el Fondo Social Europeo Plus (FSE+), entre los que Extremadura dispondrá de 2.725 millones de euros (un 22,3% más que en el periodo 2014-2020, 500 millones). La política de determinación de las urgencias del Gobierno extremeño, por ahora, parece centrarse en la defensa a ultranza de macroproyectos industriales relacionados con el extractivismo o con la producción energética bajo control de grandes corporaciones, en una región que produce, ya, cuatro veces la electricidad que consume.