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Sindicatos
¿Nos organizamos, o qué? Crónica de la primera Escuela de Organizing en Madrid
08:00 de la mañana del día 1 de febrero, mañana fría y como toda la vida, parece que “el movimiento impuntual” va volver a hacer de las suyas, pero veo subir por la calle a una compañera joven con cara de sueño que va a actuar de madrina en el Ateneo La Maliciosa. Le pregunto si está un poco loca por prestarse a hacer este papel de madrina un sábado frío a esas horas o es que está muy interesada en el modelo de sindicalismo de base llamado Organizing. Se ríe y me dice que es profesora, milita en Menos Lectivas y que este sistema les está dando esperanzas y herramientas para oponerse al permanente deterioro de la Educación Pública. Un calorcillo reconfortante recorre mi cuerpo que se adelanta a las expectativas, que una inscripción muy notable nos ha hecho alumbrar la última semana. Tuvimos que cerrarla de manera abrupta por exigencias de aforo del espacio. Es ese calorcillo de los momentos que se intuyen importantes, que ilusionan casi como plazas abarrotadas de Asambleas en estos tiempos de retroceso.
El Organizing nos enseña que no basta con reaccionar, hay que construir organización desde la escucha y la acción colectiva
Empezamos a realizar los últimos trabajos necesarios para empezar unas Jornadas de Organizing o TMS (Trouble Makers School), volveremos a este nombre. Como este blog ya tiene un recorrido no os voy a enumerar las herramientas que el sistema desarrollado por Labor Notes en EEUU nos da para potenciar la organización sindical y social, ese gran déficit tan propio de los tiempos del selfie narcisista y de la ilusión embriagadora pero ilusa de las redes sociales.
Las redes sociales crean la ilusión de participación, pero la verdadera fuerza está en la agregación de voluntades activas.
Pronto surgen las conversaciones entre las que van llegando, muchas de ellas sin conocimiento mutuo previo y por ello un poco forzadas, pero todas en la misma línea de esperanza en que este TMS sea un punto de inflexión tanto en el ecosistema militante de Madrid, del Estado Español, así como incluso de Europa, dado que es el primer TMS patrocinado por Labor Notes en este continente. Este hecho se ha reflejado en la inscripción y esperamos a compañeras de Euskadi, Catalunya, Andalucía, Aragón, Castilla León y La Rioja. Pero también de EEUU, Italia, Noruega, Inglaterra, Francia, Bélgica e incluso un pequeño grupo de trabajadores de origen pakistaní que viven en Italia y que pertenecen al sindicato SUDD Cobas. Hay sindicatos pequeños, federaciones de sindicatos estatales, regionales, de trabajadoras sexuales, de trabajadoras de los cuidados, de inquilinas, movimientos sociales en defensa de servicios públicos, … y mucha gente ávida de aprender cómo salir de este bloqueo organizativo en el que se encuentra el sindicalismo y las luchas sociales y que son definición de nuestro tiempo de luchas.
Se acabó criticar a los que se quedan en casa o detrás de las pantallas. Vamos a convencerles, vamos a hablar con ellos uno a uno.
Tras un desayuno reconfortante y riquísimo que nos ha permitido acercarnos más y contagiarnos mutuamente de ese “run run” en la nuca anticipo de la emoción, las compañeras estadounidenses comienzan a contarnos sus experiencias sindicales. Un acierto en mi opinión fue que empezara la compañera Ellen Friedman, sindicalista de raza que por el tono en el que nos habla prepara el ambiente para acoger con curiosidad las ponencias restantes. Relatos de éxitos sindicales trabajados a pico y pala casi literalmente en un marco antisindical que en Europa nos suena lejano, aunque estamos empezando a percibir los cascos de la manada del endurecimiento legal antisindical que se acerca y que amenaza con arrasarnos. Pero también de derrotas puntuales que tras haber construido organización a través de este método les han permitido de verdad aprender y desarrollar nuevas herramientas de lucha. Y esto es así porque este sistema de sindicalismo de base empieza por escuchar con mucha atención a tus compañeros de trabajo, y no me digáis que no asistís a multitud de Asambleas donde la escucha activa no existe ni se la espera.
La clave no es dar respuestas, sino escuchar a los compañeros y que ellos encuentren las soluciones. Solo así se construye poder real.
Es el hecho fundacional de la teoría del poder que desarrolló Jane McAlevey, preócupate por lo que tus compañeros quieren, por lo que les mueve, que ellos encuentren las soluciones, no que tú se las des hechas. Esto es lo que al final empodera de verdad a los trabajadores y donde nace su verdadero poder. Pero esto por sí solo no basta. La agregación es la piedra de toque del sistema. La suma de voluntades activas, no voluntades expresadas clickeando en redes, al fin y al cabo, voluntades impotentes. Desde el primer momento tareas asumidas, decididas por cada una para que sea factible cumplirlas. Y poco a poco (la gran base del sistema) ir empoderándose y construyendo comunidad y organización. No hay atajos. Este es el cambio de paradigma fundamental que nos hace falta y que el Organizing repite machaconamente. Se acabó esperar a que el próximo movimiento de masas lo podamos surfear, se acabó la militancia reactiva a las constantes amenazas y nada más, se acabó criticar a los que se quedan en casa o detrás de las pantallas. Vamos a convencerles, vamos a remangarnos y a ponernos a hablar uno a uno con ellos. Vamos a pasar de los “núcleos irradiadores” al fortalecimiento del core social, ponerlo bien duro para cuando llegue la ola que nos amenaza la surfeemos juntas, más juntas que nunca.
Este primer Trouble Makers School en Europa ha reunido a trabajadores de todo el continente con un objetivo común: salir del bloqueo organizativo
Por la tarde, talleres prácticos. Herramientas concretas de intervención sindical para fomentar la escucha activa en nuestra acción sindical, para democratizar nuestras organizaciones, como mapear nuestro lugar de trabajo, elegir temas y convertir los problemas en campañas, generar presión sobre el jefe, construir una huelga a largo plazo, responder a burócratas y narcisistas. Además de casos prácticos a los que tuvimos que responder desde nuestros saberes. Personalmente creo que un TMS con tanta gente no es posiblemente todo lo efectivo en cuanto al aprendizaje se refiere. No da tiempo a la total participación. Lo apuntamos para los futuros TMS que tenemos intención de celebrar.
Quiero contar mi experiencia personal como miembro de la Coordinadora de Barrios y Pueblos de Madrid en Defensa de la Sanidad Pública sobre la dificultad que se puede tener desde una posición de movimiento para traducir las herramientas del Organizing a sus ámbitos de lucha, mucho más diversos y complejos que los de un centro de trabajo. Me tuve que dedicar a intentar hacer este ejercicio de interpretación de dichas herramientas para que mis compañeras vislumbraran la potencia organizativa que este sistema de sindicalismo de base puede tener para los movimientos sociales. Este es otro aspecto que debemos tener en cuenta para el futuro. Yo estoy convencido de esa potencia organizativa.
Y por fin llegamos al domingo, que empezó con una soltura muy distinta fruto de las emociones y los saberes compartidos el día anterior. De nuevo nos “acuerpamos” como muy sabiamente enuncian las compañeras de Territorio Doméstico alrededor de un desayuno delicioso y reconfortante. Una cosa que los organizadores nos decíamos constantemente era la alegría que nos producía ver a tanta gente joven. Buen ambiente precursor de los momentos reservados para compartir nuestras experiencias de lucha. Desde pequeñas luchas en una piscina municipal, historias de organización de trabajadoras migrantes en países de toda Europa, luchas estudiantiles en Italia, autoorganización de trabajadoras de cuidados, luchas en el sector de la hostelería en Noruega (pensábamos que no había muchos bares, jajaja), trabajadores migrantes del campo, trabajadoras de la Sanidad Pública, luchas de inquilinos, profesoras autoorganizadas o integradas en un sindicato estatal, la lucha por ese Bien Común que es nuestra Sanidad Pública. En fin, un torrente de luchas combativas y, exitosas o no, siempre tenaces. En definitiva, un desbordamiento progresivo de las emociones que a mitad de la mañana de repente y sin avisar se desborda del todo cuando las compañeras de Territorio Doméstico con su enorme imaginación política y reivindicativa, tras contarnos su experiencia organizativa nos deleitan con una mini pasarela de las que ellas hacen acompañada de la música que ellas mismas componen y que por un momento nos sumió a todos en la alegría de sabernos juntos, en las mismas lógicas y determinadas a dar la batalla a este mundo que deviene distopía paralizante. El resto de la mañana, ya marcado por este extático momento, transcurrió en un ambiente de ilusión cada vez que alguna persona compartía su experiencia de organización y lucha. Y volviendo al nombre del acto, Trouble Makers School. Éramos una comunidad de alborotadores, creadores de conflictos, contra los “agentes sociales,” sea lo que eso sea, a favor de una cultura del conflicto sostenido para defender nuestros derechos laborales y sociales. Porque sólo organizando el poder de los trabajadores que en definitiva somos todas las que necesitamos trabajar para sobrevivir, podemos tener visos de parar el horror que se acerca y de construir un mundo donde podamos vivir en paz. Por eso os grito si hace falta, ¿nos organizamos, o qué?