Coronavirus
La pandemia y ¿la responsabilidad individual?

Sólo se puede confrontar a la pandemia si estamos unidos en un propósito común, que por supuesto no es la responsabilidad individual sino la responsabilidad social.

Manifestación contra la "segregación de clase" en Carabanchel, el domingo 27 de septiembre de 2020. - 10
Un momento de la manifestación del pasado domingo de Carabanchel contra las medidas de confinamiento selectivo de Díaz Ayuso, en los barrios del sur. Edu León
Doctor en Sociología por la UCM
1 oct 2020 12:38

La letanía en tiempos de pandemia reza así: “Hay que ser responsables”. La responsabilidad individual se ha convertido en el nuevo mantra que nos protegerá del coronavirus y evitará el aumento de los contagios. Frente a la responsabilidad social, nos imponen la pesada carga de sabernos cada uno de nosotras y nosotros los únicos responsables de acabar con esta maldición bíblica. El frágil cemento que nos mantiene unidos como sociedad ha sido sustituido por la distancia entre cada uno de los individuos aislados en sus miedos y, sobre todo, en la desinformación y la perplejidad dominantes.

Los ciudadanos y ciudadanas somos responsables, estamos siendo responsables, nos estamos comportando de manera cívica, no hay más que salir a la calle, además de que hemos aguantado estoicamente el confinamiento más duro de Europa. La pregunta, una de las preguntas que nos pueden arrojar luz acerca de lo que está sucediendo, sería ¿dónde está la responsabilidad de las instituciones políticas y mediáticas? No están a la altura de sus representados y de sus audiencias, necesitamos mensajes sencillos pero elaborados, reales, y no tributarios de un sentido común dominante cual es que todo depende de nuestra exclusiva responsabilidad individual.

La pereza intelectual de quien nos gobierna es preocupante. Una muestra, las declaraciones del Vicepresidente de la Comunidad de Madrid: “Vais a poder elegir entre ser virus o vacuna. Podemos decidir con nuestros comportamientos extender y propagar el virus”. Tan burdas declaraciones, sin embargo, esconde un sentido común que sustenta una forma de entender la complejidad de lo real.

La responsabilidad sin sociedad, sin los grupos de referencia y de pertenencia por donde transitamos y que dotan de sentido todo lo que hacemos, es sólo vacío, una pesada carga de abstracción que termina por no tener ningún efecto para la contención vírica

La responsabilidad sin sociedad, sin los grupos de referencia y de pertenencia por donde transitamos y que dotan de sentido todo lo que hacemos, es sólo vacío, una pesada carga de abstracción que termina por no tener ningún efecto para la contención vírica, pues finalmente no significa nada: todos responsables sin que nadie se responsabilice, aunque claro está, la responsabilidad tiene grados. Sólo se puede confrontar a la pandemia si estamos unidos en un propósito común, que por supuesto no es la responsabilidad individual sino la responsabilidad social, que es algo muy distinto.

Sólo unidos podemos hacer frente a la extensión de los contagios. El único vínculo que se nos quiere imponer es la distancia agotadora que en apariencia nos iguala, pues todas y todos, nos dicen, independientemente de nuestra procedencia y origen social, podemos contribuir a parar los contagios. El virus ha operado la ficción de hacernos iguales, a ricos y a pobres, a poderosos y a humildes. Pero la realidad es tozuda, y los distritos del sur de Madrid han sido los primeros en ser amenazados con ser confinados.

O el poder político, en este caso la Comunidad de Madrid, ha abandonado la pretensión individualista en favor del tratamiento social, de clase, de ingresos, de modos de convivencia barrial en el tratamiento de la pandemia, o es una estrategia política-ideológica encaminada en el futuro a proyectar de manera renovada la culpa sobre los individuos díscolos, disconformes, peligrosos, sólo por el hecho de pertenecer a entramados sociales complejos, es decir, trabajadores, desempleados, estudiantes, jubilados, inmigrantes, consumidores, etcétera.

Si fuera así, habría un salto cualitativo pero determinante en el tratamiento de la pandemia: de individuos iguales, estadísticamente normales y responsables, pasaríamos a la consideración de individuos anormales y tarados, contaminados por sus adscripciones sociales. Al final más de lo mismo. A partir de ahora habrá que estar atentos a quiénes se confina.

A pesar de las grandes diferencias, a pesar de las grandes distancias sociales que nos separan, la actual crisis provocada por la Covid-19 no es sino una nueva expresión de un modelo social de convivencia en el que la sociedad no existe, sólo individuos a los que culpabilizar desde las instancias públicas, mediáticas y médicas. De uno en uno.

Y una de las consecuencias derivadas del menoscabo de las relaciones sociales como fundamento del mundo social es la exculpación de los propios poderes con sus propias lógicas, para que no se les pueda responsabilizar

Y una de las consecuencias derivadas del menoscabo de las relaciones sociales como fundamento del mundo social es la exculpación de los propios poderes con sus propias lógicas, para que no se les pueda responsabilizar de ninguno de los errores de la mala gestión que cada uno de los estamentos con capacidad real de decisión han cometido. Como tampoco poner en duda el proceder de las instituciones médicas-científicas que con sus discursos médicos-biológicos no hacen sino compartimentalizar e individualizar un fenómeno que ha dejado de ser exclusivamente médico-sanitario.

Vivimos en grupos, el virus entra en el organismo en función de un entramado contextual-social, y se propaga en función de cada uno de los sistemas de representaciones sociales propio de cada uno de estos grupos. El virus penetra en sociedad, y su contagio es social, se difumina en aquellas estructuras ideológicas y materiales que conforman nuestra visión del mundo, y sin cuya comprensión por parte de los poderes políticos, mediáticos y en menor medida científicos, cualquier medida sanitaria, con ser de suma importancia, está condenada al fracaso.

Las fuentes normativas en las que descansan las prescripciones basadas en la mera y exclusiva responsabilidad individual son incapaces de comprender dichos sistemas de representación social. Somos responsables en grupos, como miembros de una empresa, como desempleados, como jóvenes, como estudiantes, en fin, como tantos grupos existan. Nos hacemos responsables no de manera individual sino dentro del grupo de referencia al que pertenecemos, en función de nuestros estilos de vida, de nuestras estructuras mentales, formas de pensar y sentir propias.

La responsabilidad lleva detrás un sistema de valores que la materializa y  operativiza, la da sentido, y sobre todo, la hace posible, porque si no, no puede ser compartida, evaluada, contrastada, en definitiva, ser eficaz

La responsabilidad lleva detrás un sistema de valores que la materializa y  operativiza, la da sentido, y sobre todo, la hace posible, porque si no, no puede ser compartida, evaluada, contrastada, en definitiva, ser eficaz. No todas y todos pensamos e interiorizamos el contexto informacional de manera idéntica, a no ser que actuemos bajo la premisa de que la responsabilidad significa lo mismo para todas y todos. Se está pensando y actuando bajo la presunción de que el origen de la sociedad es el contrato, el pacto, y no el conflicto real y concreto que no se deja aprehender con razonamientos basados en el sentido común, la letanía del momento: seamos responsables en cadena.

Por el contrario, para hacer frente a la catástrofe biológica, sanitaria y social, donde las gentes elaboran estrategias de resistencia a los mensajes y representaciones dominantes acerca de la emergencia social en la que nos encontramos, digo, necesitamos abandonar el discurso y las estrategias responsabilicistas y optar por un conocimiento real de la estructura social del país, de sus territorios, un conocimiento científico transdisciplinario que no divida a la realidad, sino que haga un esfuerzo integrador de sus múltiples conexiones y facetas, abandonando pretensiones de poder hegemónicas.

Y no hablo sólo de las ciencias sociales, sino de las propias ciencias naturales, donde muchas de las disciplinas manifiestan su malestar al no ser tenidas en cuenta sus conocimientos expertos: la virología, la salud pública, la medicina de urgencia, etc…Y qué decir acerca de disciplinas como la sociología, la antropología, o hasta la propia psicología, más contemporizadora con el pensamiento dominante.

Está fallando una correcta política de comunicación por parte de todos, gobiernos regionales, municipales, gobierno central y medios de comunicación, fundamentalmente. Hay que saber lo que motiva a los individuos entendidos como personalidades sociales para llegar a ser responsables, y a partir de ahí dirigirse a ellos sabiendo quienes son y cómo piensan.

Lo que está demostrando esta crisis sanitaria, es el poco acopio que están haciendo los políticos y las instituciones públicas del conocimiento científico de la realidad social española que tienen a su disposición. Pero claro, nuestra clase política, ante fenómenos complejos nos recetan el bálsamo de Fierabrás: la responsabilidad individual desconectada de su condición de posibilidad, es decir, el abandono de la sociedad a su propia suerte. Pero no con mala intención, sino porque para ella no existe, sólo existen individuos sin lazos sociales, individuos unidos exclusivamente por ¿su responsabilidad individual? 

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#71254
2/10/2020 12:38

Los ciudadanos y ciudadanas..." manda narices llamarnos asi. Dice mucho del que escribe el articulo.

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#71277
2/10/2020 17:32

Eso es. Para este individuo además no existe la ciudadanía. Para el autor existe un conflicto entre lo individual y lo colectivo..¡atención! En mi opinión el artículo es un dislate. No puedo calificar la ideología del artículo correctamente porque me censuran, pero lo que dice este individuo tiene un nombre en la política. Vivimos tiempos donde se caen las máscaras.

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#71252
2/10/2020 12:28

El Salto ya ha tomado partido "sanitario". Censura de comentarios que, con corrección ponen en duda la ideología de este artículo. Estamos ya en dictadura.

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#71283
2/10/2020 19:32

ah ¿ que tu no has tomado partido ? anda y vete casa de la espe a limparle el portal. que tambien a tí se te ha caido la mascarilla ,

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#71367
4/10/2020 18:56

soy votante de Podemos. Ya me he dado cuenta a quien votaba..Se ve en vuestras maneras y discurso.

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#71387
5/10/2020 9:22

Eeeeerrrroooorrrr colega, Yo No He Votado a Podemos ni al Psoe, así que guardaté eso de "vuestras maneras y vuestro discurso"....;)

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#71222
2/10/2020 7:52

Puff! Muy buen artículo!

Gracias!

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#71158
1/10/2020 13:21

Si al desgobierno de coalición de España y su mala gestión le sumas la irresponsabilidad de la gente estamos apañados. Muy pocos siguen las cuarentenas que tocarían por mucho que aquí se diga que la gente es responsable. No, no somos responsables y cada día hacemos excepciones según nos combiene porque “no pasa nada”

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#71239
2/10/2020 11:00

Será tu irresponsabilidad, aplícate el cuento al esparcir bulos.

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#71249
2/10/2020 12:02

Menos mal que quedais unos cuantos como tú, españoles excelentes que no no culpais a los que creeis ideologicamente contrarios y tampoco os bajais los pantalones con los afines politicos. Crack.

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#71233
2/10/2020 9:27

Y tu culpando a los que crees que ideologicamente contrarios y bajándote los pantalones con los afines politicos. ;)

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