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Cine
RTLM, la radio del odio que alentó el genocidio en Ruanda
“Los tutsi no merecen vivir. Hay que matarlos. Incluso a las mujeres preñadas hay que cortarlas en pedazos y abrirles el vientre para arrancarles el bebé. (...) Las tumbas están solo a medio llenar”. Mensajes de este tipo son los que emitía en abril de 1994 la Radio Televisión Libre de las Mil Colinas (RTLM), que ha pasado a la historia de forma fatídica como la “Radio del Odio” y que fue uno de los mecanismos puestos en marca por el poder hutu en el Gobierno de Ruanda para exterminar a la etnia tutsi en el genocidio que tuvo lugar hace ahora 30 años en el país africano. Fueron tres meses de odio. “Cien días de terror. Alrededor de un millón de personas asesinadas, principalmente tutsis, pero también hutus y twa moderados. Un cuarto de millón de personas violadas y abusadas sexualmente. Más de 120.000 condenados por los asesinatos”, según recoge la ONU en la web de su programa para ayudar al desarrollo del país.
“Se trataba de hablar de la guerra a través de un relato pequeño, en el que entran en juego unas variables muy claras, no es una película bélica, pero te permite hablar de temas muy humanos”, dice el director Alejo Levis
En esta emisora se desarrolla Hate Songs, de Alejo Levis, un filme que habla sobre la memoria, el perdón y la reconciliación, a través de tres personajes: una mujer y un hombre ruandeses, ella emigrada en Francia huyendo del genocidio, y un productor belga, que es el encargado de montar una radionovela que reproduce lo que aconteció en esa emisora y también fuera de ella, es decir, el propio genocidio. Tres desconocidos a los que une de una manera secreta el dolor de la guerra. “La historia de la RTLM siempre me había interesado, oí hablar de ella hace mucho tiempo y me impactó. Cuando Ibon Cormenzana, el productor, me propuso hacer una película pequeña sobre la guerra y sobre la necesidad de paz, pensé en esta radio y en lo que debía pasar ahí adentro. Se trataba de hablar de la guerra a través de un relato pequeño, en el que entran en juego unas variables muy claras, no es una película bélica, pero te permite hablar de temas muy humanos. Teniendo en cuenta lo que sucedió en 1994 y la evolución que ha tenido Ruada desde entonces, se trataba de hablar sobre la convivencia entre gente que hace muy poco se estaba matando”, comenta Levis.
Para el director fue relativamente sencillo acceder a las grabaciones de la radio, ya que muchas de ellas están transcritas, el problema es que se encuentran en ruandés, aunque también existen algunas en francés, porque uno de los locutores era belga, y en aquella época era el idioma oficial del país, aunque después de comprobar el papel que tuvo Francia en el conflicto se ha dejado de usar. “Aparte hay grabaciones de YouTube de las emisiones y también de los juicios a la gente responsable de la radio, donde se habla de lo que decían”. Son hechos relativamente recientes y hay bastante material de consulta, que Levis usó como base para el guion de una película que forma parte de un proyecto más grande, Mundo cero, que “nace con el objetivo de impulsar el cambio a través del cine”.
Volviendo a la emisora del odio, el cineasta explica su origen: “Era una radio que estaba financiada por un grupo hutu extremista que ya hacía años que tenía esa tendencia de lanzar mensajes de odio y racistas contra los tutsis. Su interés era propagar ese odio. No sabemos hasta qué punto los locutores eran los responsables de esos mensajes. En los juicios, el locutor belga aseguró que le decían lo que tenía que transmitir, y la jefa de la radio declaró, también en los juicios, que lo que decían era lo correcto. Tenían el discurso muy bien aprendido. Lo que sí que es seguro es que les pasaban listas con nombres y direcciones para que enviar a la gente a matar. En ese sentido sí había una relación directa con el poder hutu radical”.
Vidas cruzadas (por el odio) dentro de la emisora
La RTLM era una radio en principio musical, en la que se iban enviando este tipo de mensajes de forma constante. Estaba pensada para llegar a un público joven y la música que transmitían tenía la idea de “frivolizar algo muy terrible, de convertirlo en algo cool”. Hablaban mucho de drogas y alcohol, “beber para trabajar, que era como ellos llamaban al hecho de salir y matar con los machetes”. Se trataba de manipular a la gente joven, y con la música llegaban a más audiencia. La RTLM se desmanteló en el mismo momento en que entraron las fuerzas tutsis al poder, y siguieron emitiendo desde campos de refugiados.
La radionovela que es el motor de la película se realizó realmente cuando se cumplieron diez años del genocidio y funcionó muy bien. Era un serial con mucha audiencia. Es el punto de partida que inspiró a Levis, que luego desarrolló la historia de estos tres personajes y decidió que el filme transcurriría durante un día y en un solo lugar, ciñéndose a la unidad de acción, espacio y tiempo como fórmula narrativa, con lo que la tensión y la angustia se perciben de forma aún más intensa. Y con solo tres actores: Bore Buika, mallorquín de ascendencia ecuatoguineana; Nansi Nsue, ecuatoguineana criada en Alicante y afincada en Londres; y Àlex Brendemühl, catalán de ascendencia alemana.
“Por un lado estaba el tema práctico de producción, con el pequeño presupuesto y contar solo con dos semanas de rodaje. Intentamos simplificar, además yo vengo del teatro y tengo esta estructura muy integrada. El espacio radiofónico funciona como huis clos, un lugar donde se genera una especie de locura colectiva propiciada por lo que ocurre fuera. Nunca vemos lo que pasa fuera, lo oímos. Se rememora a través de los sonidos y la música. La emisora me parecía un espacio sugerente para reavivar el recuerdo de 1994 desde el presente”, explica. Un escenario que, en el caso de Hate Songs, además de su evidente carga simbólica, ejerce como lugar donde tres vidas coinciden (no por azar) y sus fantasmas pasados parecen cobrar vida.
La película formula una reflexión sobre cómo se puede plantear la reconciliación a partir de revivir la historia
La película formula también una reflexión sobre cómo se puede plantear la reconciliación a partir de revivir la historia. “La gente que estuvo en 1994 sigue viva, y al final lo vivieron en primera persona. Y lo fuerte es que convivan al lado. Que tú puedas vivir cerca de una persona que mató a alguien de tu familia. Eso está pasando y me parecía lo más difícil de entender desde nuestra visión occidental. Incluso escribiendo el guion me resultaba inverosímil. Lo curioso es que ese trabajo de reconciliación lo han hecho por un futuro para sus hijos y para el país, no es que hayan perdonado u olvidado. Han dejado de lado su odio personal, el lado más egoísta, por el bien colectivo”. Y eso es algo muy sorprendente de lo que le interesaba hablar, concluye el director: “A pesar de tener un pasado en común muy terrible, que podía llevarte a la venganza, algo que ocurre, por ejemplo, en Palestina, ellos han decidido frenarlo. Y quería indagar en eso, con tres personajes cómo se podía llegar ahí. Gente que puede trabajar y convivir junta a pesar de un pasado común tan terrible”.