We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Cádiz
La gran ola del turismo en Cádiz: cómo se para un tsunami
Cádiz, en busca de las instrucciones para detener la gran ola del turismo de masas.
Es diciembre y el paseo marítimo de Cádiz ya no bulle por las tardes con los turistas que salen a dar la vueltecita a la fresca. Isaac tiene un bar frente a la playa y lo confirma: “En verano tenemos el bar lleno de turistas pero no extranjeros, son de Madrid, Catalunya o País Vasco. Tienen pisos aquí y vienen a pasar las vacaciones. Ahora vienen menos. Mi bar no depende del turismo, pero claro que ayuda a la hostelería. Y mucho”.
Ese ha sido el discurso hegemónico sostenido desde hace años por todos los actores sociales: el turismo genera beneficios y es nuestro motor económico, por tanto debemos seguir creciendo y atrayendo más turistas. Este mantra ha sido repetido por políticos de cualquier tendencia, por sindicatos, empresarios y por la propia ciudadanía. Sin embargo, comienza a encontrar fisuras. Isaac continúa: “¿Si creo que es necesario regularlo? Algunas cosas sí, lo de los pisos turísticos; por ejemplo, eso claro que sí”.
Los movimientos por el derecho a la ciudad han empezado a plantar cara a esta visión monolítica. El centro de Cádiz sigue acogiendo la serpentina imparable de guiris que vomitan los cruceros y que ahora buscan el camino a la Caleta mirando las luces de Navidad que llevan más de un mes puestas. Parece que lo peor de la temporada alta ha pasado, pero los efectos de este turismo intensivo que tantas ciudades denuncian se dejan notar a lo largo de todo el año.
efectos del nuevo turismo
El profesor e investigador Manu Fernández indica que este nuevo turismo urbano guarda relación con la “radicalización” del paradigma de producción posfordista: “Ante la reducción de la tasa de ganancia capital-trabajo, el capital ha de colonizar nuevos espacios para continuar manteniendo su ritmo de crecimiento basado en la premisa de extracción privada del valor creado socialmente. Si entendemos la ciudad como una construcción social fruto de la cooperación de sus habitantes, los procesos de turistificación suponen la extracción de este valor creado a través de la cooperación social para el beneficio de unos pocos”.
Si preguntas a cualquier gaditano o gaditana, no hay duda de cuál se identifica como el mayor problema que ha ocasionado este nuevo turismo en la ciudad: la vivienda, conseguir un alquiler, encontrar casa. En la calle el consenso parece claro. Encontrar una vivienda de alquiler en Cádiz es un reto inasumible para muchas.
Cádiz aparece en el puesto número 19 de las 50 ciudades más contaminadas por el paso de grandes buques de cruceros
Juan es profesor y este año ha pedido el traslado a Cádiz para estar más cerca de su familia. Encontrar un piso con alquiler anual fue una misión imposible. Durante los tres meses que estuvo buscando piso le llamó la atención el contraste que encontró entre los pisos que veía en los portales de alquiler y los que aparecían en Airbnb: “Tampoco es que buscara grandes lujos, pero si mirabas en Idealista u otros portales encontrabas pisos en estado bastante regular, cuando por curiosidad miré en AirBnb todo eran pisos reformados con terrazas estupendas. Fuera del centro, los pisos que están bien solo están disponibles para temporada escolar. Al final encontré uno, pero tengo que dejarlo en junio”.
¿Cuál es el impacto real de los pisos turísticos en la ciudad? Según DataHippo, existen 2.100 pisos turísticos registrados en Cádiz capital, la mayoría en Airbnb (1.456) y el resto en otras plataformas como Home Away, Housetrip o Onlyapartments. Airbnb se vende como una plataforma para que la gente pueda alquilar habitaciones o su vivienda cuando está ausente, sin embargo, los datos insistentemente indican que la presencia de grandes propietarios que invierten para hacer negocio es mucho más importante de lo que afirman. 729 propietarios alquilan una sola casa en la plataforma, lo cual supone un 77% de los usuarios. Un 20,34% alquila entre dos y cinco viviendas y un 1,09% tiene más de seis pisos. Parece que los grandes propietarios representan un porcentaje irrisorio en Cádiz, pero la cosa cambia si pensamos que este 1,09% tiene en alquiler el 17,17% de la oferta total. Un solo propietario tiene en alquiler 93 apartamentos. Más negocio que supervivencia, parece.
El precio medio del alquiler en Cádiz ronda los 750 euros, según el portal Enalquiler, aunque en verano supera con creces este precio. Cádiz se mantiene por detrás de Sevilla y Málaga en el top ten de ciudades con los alquileres más caros, a lo que se suma el hecho de que no hay espacio físico en la ciudad para construir más vivienda dado su carácter insular. Por ello, la retirada de pisos del mercado habitacional para pasarse a la oferta de alquiler turístico tiene un impacto enorme en los precios que desencadenan una auténtica carestía de viviendas de alquiler para la gente que vive en Cádiz, lo que está provocando que muchos vecinos acaben mudándose a municipios cercanos.
Aunque la vivienda es uno de los mayores problemas, no es el único que genera este modelo de turismo. Desde el colectivo social Calle Viva señalan que el aumento exponencial del número de cruceros que recibe la ciudad está provocando efectos a múltiples niveles. “Cádiz no tiene capacidad para acoger cuatro o cinco cruceros al día, las calles se llenan de turistas y la ciudad no puede gestionar los problemas de ruidos o de basuras que estas aglomeraciones provocan, sin hablar del impacto medioambiental de los cruceros”, denuncia Daniel Franco, miembro de Calle Viva.
La ciudad de Cádiz aparece en el puesto número 19 de las 50 ciudades más contaminadas por el paso de grandes buques de cruceros , según un estudio de la asociación Transport&Enviroment. Se dan casos en los que coinciden hasta cinco cruceros atracados en el puerto, provocando que 8.725 personas, entre pasajeros y tripulantes, desembarquen en la ciudad en el mismo día. El puerto de Cádiz recibe unas 300 escalas anuales y cada pasajero se deja en Cádiz 34,23 euros al día de media.
Hiperespecialización turística
Esto provoca que, cada vez más, se tienda hacia un modelo de hiperespecialización turística, en el que los negocios, infraestructuras y espacios públicos de la ciudad se ponen al servicio del turismo. José María González, Kichi, alcalde de la ciudad, reconoce que el turismo es “un dinamizador económico a tener en cuenta”, pero añade que debe entenderse como un sector económico “que sume y no excluya” y debe mirar también hacia el resto de sectores que aportan a la economía de la Bahía, como el sector naval, el aeronáutico, a los sectores que “tradicionalmente han tirado palante la economía de la ciudad y otros que vienen, como las energías renovables o el futuro Campus Universitario de las Letras y la Salud”.
“El turismo es otro de los nombres del poder” afirma el investigador Antonio Miguel Nogués Pedregal
Este movimiento por el derecho a la ciudad ha comenzado a hacer tambalear el coloso del turismo, al menos en el terreno discursivo. Sin embargo, como afirma el investigador sobre espacio urbano y turismo Antonio Miguel Nogués Pedregal, “el turismo es otro de los nombres del poder” y oponerse al poder, cuesta.
Por ello, incluso desde los ayuntamientos del cambio, a día de hoy, hablar de decrecimiento turístico supone poco más o menos que un suicidio político. Sin embargo, el alcalde sí cree necesario preguntarse qué tipo de modelo turístico necesitamos e interesa a la ciudad. “Estoy convencido de que no cualquiera nos interesa”, señala. El concejal de Urbanismo de Cádiz, Martín Vila, afina aún más: “Es prioridad para nosotros hacer compatible el turismo con el derecho a vivir en la ciudad. Por eso es necesario establecer límites que eviten los procesos de gentrificación que expulsan a los vecinos de los barrios y garanticen la permanencia de la identidad de los barrios y sus gentes”.
Este replanteamiento del modelo es el hueco en la grieta que puede permitir cambiar las cosas. Calle Viva ha mantenido reuniones con el Ayuntamiento para presentar sus demandas y la conclusión es que tanto ellos como el Ayuntamiento “se llevan tarea a casa”, pero el inicio del camino les parece “muy satisfactorio”. Una de las primeras reivindicaciones del colectivo es la moratoria de licencias para pisos turísticos: “Siguiendo el ejemplo de Barcelona, en primer lugar exigimos una moratoria mientras no se desarrolle una ordenanza o una modificación del plan general que para 2020 tiene que estar realizado”. El Ayuntamiento cuenta con un estudio donde se analizan las zonas saturadas de este tipo de viviendas, aunque desde el colectivo han ofrecido su colaboración para actualizar los datos. Calle Viva propone que en esa ordenanza, además de limitar las viviendas turísticas, se incluyan medidas para paliar el efecto de las ya existentes como “una tasa de basuras, fomento del reciclaje, la eficiencia energética en estas viviendas, tarificación especial en el consumo de agua, el desarrollo de una normativa de convivencia o una medida que ya se ha implantado en Conil, que es tener a la policía local como aliados en la inspección de viviendas turísticas”.
Frenar un tsunami
Martín Vila comparte la perspectiva del colectivo. Respecto a algunas de las medidas, la disposición del Ayuntamiento es total: “La ciudad de Cádiz recibe una población flotante derivada del turismo y son los vecinos los que soportan todo el año el mantenimiento de estos servicios públicos, por lo que es de sentido común que las tasas correspondientes a estos efectos ligadas a la actividad turística aporten como deben”. En este caso, querer es poder ya que las competencias son municipales.
“Es evidente que esta segunda burbuja, la turística, afecta negativamente al acceso a la vivienda” asegura el teniente alcalde Martín Vila
Con respecto a la vivienda, la sintonía continúa: “Es evidente que esta segunda burbuja, la turística, afecta negativamente al acceso a la vivienda, al igual que la primera burbuja provocó un impacto claro en el precio de la vivienda —en alquiler y en compra— y por tanto impidió a muchas familias acceder a algo básico y fundamental como es el derecho al techo. De ahí que se convierte en imprescindible establecer límites, tanto para garantizar la sostenibilidad, como para garantizar el derecho a vivir en la ciudad”, afirma Vila.
En cuanto a medidas concretas, el Ayuntamiento se ha puesto las pilas y ha realizado un estudio que “da una foto fija, un diagnóstico exacto de la situación de la presión turística en la ciudad y plantea diferentes herramientas para intervenir”, afirma el concejal, quien además destaca la importancia de cómo se ha realizado el diagnóstico, ya que el estudio surge del Observatorio Municipal de la Vivienda, “en el que participa la sociedad civil organizada de la ciudad y otras administraciones”.
Cádiz está trabajando en una limitación a través del planeamiento urbanístico, con una Ordenanza de Apartamientos, Hoteles y Oferta Reglada que busca poner límite a este fenómeno, aunque solo afecta a la actividad turística reglada. A través del estudio que han realizado se establecen una serie de zonas saturadas. “Y se establece un porcentaje en el que se trata de buscar el equilibrio: qué porcentaje de oferta turística dinamiza económicamente el entorno y no afecta negativamente en el acceso a la vivienda. Esto permitirá que la especulación ligada a este fenómeno desaparezca de muchos puntos de la ciudad y de ahí que los precios bajen”, afirma el concejal.
Sin embargo, esta medida no afecta a las viviendas turísticas, pues “al ser una figura que no es considerada formalmente actividad turística reglada, es difícil de atajar desde el planeamiento. De ahí que desde el Ayuntamiento pongamos énfasis y esfuerzo en, por un lado, exigir a la Junta que si no pone límites nos delegue las competencias para ello, y, por otro lado, exigir mas inspección en las existentes o que asimismo delegue o convenie colaboración para la inspección”, añade Vila. De todas maneras, considera que la propuesta “va a incidir indirectamente en las viviendas de uso turístico, pues, como marca la legislación andaluza, cuando se concentran cuatro de ellas bajo un mismo titular se entiende que son apartamento turístico, por lo que evitamos esta concentración”.
Es en este punto en el que muchos se enfrascan en la discusión sobre quién tiene competencias para qué y a menudo se paralizan las buenas intenciones. Marina Lora, arquitecta y asesora de procesos de Producción Social del Hábitat, Participación Ciudadana y Vivienda Cooperativa, asegura que desde la delegación de Urbanismo de las corporaciones locales se pueden tomar medidas para regular las viviendas de uso turístico, declarándolas suelo de uso terciario y estableciendo la necesidad de licencias municipales que puedan aprobarse o no según los criterios que se establezcan”. Este uso del Plan General de Ordenación Urbana para regular las viviendas de uso turístico ha sido ratificado por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, que desestimó el recurso de la Comisión Nacional del Mercados y Competencia contra dicha regulación en el plan de Bilbao, estimando que “la ordenación limitativa resulta necesaria por interés general”, lo cual sienta un “precedente fundamental y nos indica la línea en la que debemos trabajar”, afirma Lora.
La lucha para que las ciudades no acaben convertidas en otras Venecias ha comenzado en varias puntos: Barcelona, Bilbao, Cádiz o Sevilla son algunas donde se han empezado a poner piedras como defensas. Trabajar en red y compartir recursos es imprescindible si se quiere conseguir lo imposible: construir diques que frenen el tsunami.