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“A lo que nosotros aspiramos no a un cargo allí o aquí, sino en seguir la estela de nuestros grandes héroes: Keynes, Friedman y Samuelson, grandísimos economistas (nosotros no les llegamos ni a la altura del betún de los zapatos) que por décadas contribuyeron a la política económica de sus países como creadores de opinión, no como dirigentes políticos”.
Garicano et al. Nada es Gratis.
Luis Garicano Gabilondo (Valladolid, 1967) encabeza la candidatura de Ciudadanos al Parlamento europeo. Garicano es economista de formación y ha desarrollado gran parte de su carrera fuera de España, en la Universidad de Chicago y en la London School of Economics. Su tío-abuelo fue ministro y gobernador civil durante el fascismo, y abandonó la política en 1978 para colocarse como vicepresidente de la papelera Sarrió, en la que entró con 4.000 trabajadores. Murió en el cargo diez años después, dejando en la empresa menos de 2.000 trabajadores.
Con una notoriedad adquirida a raíz del tsunami que arrasó el milagro económico español hace ya más de una década, Garicano empieza su labor intelectual de creador de opinión con una variopinta melé de recetas sociópatas para terminar con la pertinaz crisis que asola(ba) la economía española. Del abaratamiento del despido al recorte de las pensiones, pasando por el copago sanitario o la necesidad de construir vallas en condiciones para evitar los desagradables y poco cosmopolitas intentos de los subeuropeos que tratan de saltar la valla de Melilla para entrar en la tierra prometida, Garicano se dedica durante años a seguir la estela de los grandes héroes creadores de opinión. La solución a la crisis, en contra de las malvadas promesas populistas que simplifican la realidad, es de gran complejidad: “cortar en hueso sin anestesia” y aprovechar que “el paro y las casas sin vender también son una oportunidad” ya que “no hay alternativa”.
A pesar de que “volver a España supondría un coste de ajuste brutal y un sacrificio que no le podemos pedir a nuestras familias” y de su vocación por crear opinión como los grandes etc. Garicano sigue sacrificándose con una gran exposición mediática. Con motivo de la victoria de Mariano Rajoy suena como ministrable, si bien en un alarde de humildad se niega a confirmar sus aspiraciones y se limita a señalar la importancia de optar por alguien que sepa de economía, que hable inglés y que esté dispuesto a cortar por lo sano, sin especificar si las iniciales del candidato ideal para el puesto deben ser L.G.
Rajoy le obsequia con un un carguillo en una comisión de expertos para la reforma universitaria, snif, con lo cual Garicano empieza a tener discrepancias insalvables con el Gobierno del Reino. Ese mismo año el vallisoletano se incorpora como consejero a Liberbank, con un coste de ajuste brutal y un sacrificio que le pide a su familia y es levemente compensado por cerca de medio millón de euros ingresados del banco. Durante sus años en el consejo, del que saldrá en 2016 después de su fichaje por Ciudadanos, el banco declara pérdidas de 1,356 millones de euros, y su número de trabajadores pasa de 5.600 a 4.100, con éxitos de gestión en posición algo dudosa como la solución del temita de las cláusulas suelo con Ausbanc.
En fin, tampoco hay que ponerse estupendos, y menos teniendo en cuenta el no menos estratosférico currículum en Abengoa de uno de sus rivales en estas europeas, Josep Borrell. El Ministro estuvo plácidamente sentado en un consejo en el que había nada menos que un Borbón —probablemente un experto en energías renovables, complementando la rama de la familia más enfocada a los combustibles fósiles—. Borrell ingresó cerca de un millón de euros, cosechando una sanción por el uso de información privilegiada y todo ello sin percatarse del hundimiento de la empresa, de la que salió apresuradamente el año en que se declararon pérdidas de más de 7.659 millones de euros.
En 2014 Garicano sigue con su ímproba tarea como creador de opinión, que no como dirigente político, y establece para España dos caminos posibles: Venezuela o Dinamarca. Venezuela, como su nombre indica, es la alternativa indeseable, mientras Dinamarca es el horizonte al que debe mirar la economía española. Por ponerlo en datos, Dinamarca tiene un gasto público del 51,9% del PIB, frente al 41% español —solo les ganamos, por casi el doble, en gasto en policía y seguridad, mecachis— y al 37% venezolano, y una presión fiscal del 47,3%, frente al 34,1% español y el 15% venezolano. La solución letizia, por supuesto basada en datos, no deja lugar a dudas: por cada euro de impuestos que suba Pedro Sánchez —je, je— Ciudadanos rebajará uno en las autonomías en las que gobierne, y es que los caminos de la lucha contra el populismo, como los que conducen a la arcadia de las economías danesa o austríaca, son inescrutables.
Mientras Garicano sigue erre que erre la estela de nuestros grandes etc. Ciudadanos, que ha evitado su liquidación a manos del PP en las autonómicas catalanas de 2010, consigue torcer el brazo a UpyD en las elecciones europeas de 2014. El animador de los encuentros de los Peones Negros Juan Carlos Girauta y Javier Nart entran en el Parlamento Europeo cinco años después de la fallida apuesta con el partido ultraderechista Libertas. Para los amantes de la estadística, Adolfo Suárez Illana reconoció haber recibido una oferta de siete millones de euros de Libertas para montar un partido que pudiera convertirse en una alternativa al PP.
La emergencia de Podemos y la necesidad de un Podemos de derechas son un chollo para Ciudadanos, que se pone de moda y abandona su condición de partido regional catalán para implantarse en toda España. Las elecciones locales y autonómicas de 2015 consolidan al partido naranja, y la combinación de su defensa de la regeneración democrática y la política de apoyo al más imputado —el PP en Madrid, el PSOE en Andalucía, etc.—, juntamente con la pochez del ppsoe y el peligro rojo-separatista, llevan al partido en volandas.
Es justamente en 2015 cuando Garicano añade un nuevo sacrificio al “coste de ajuste brutal” que supone haber entrado en el Consejo de Liberbank. Así, abandona su vocación de creador de opinión como nuestros grandes etc. para fichar por Ciudadanos y convertirse, contra su voluntad, en dirigente político. Las recetas sociópatas —bajada de las pensiones, abaratamiento del despido, rebajas de la tributación indirecta, etc.— se mezclan con un poco de keynesianismo entendido a la española -mil millones al año para crear el Silicon Valley español, ayudas a las familias, etc.-, y el partido naranja aguanta espoleado por el proceso independentista catalán y la corrupción galopante -EREs, Gurtel, Casa Real- del bipartidismo monárquico que nos dimos entre todos. A pesar de su inanidad en la política europea, el partido naranja ha enterrado definitivamente su pasado con Libertas y se ha incorporado a ALDE, el grupo liberal, del cual Garicano es hoy vicepresidente.
En las últimas elecciones generales, Ciudadanos hubiera superado en votos al PP de no ser por los resultados en Galicia. Mientras la prensa progre elucubraba sobre ese trifachito que iba de la mano y quería sumar, Ciudadanos y Vox han conseguido impactar al PP con un torpedo que amenaza naufragio. En estas elecciones europeas, Ciudadanos tiene la ocasión de aprovechar el KO técnico del PP el 28A para lograr el sorpasso. Para lograrlo, Garicano cuenta con una lista que no le va a la zaga en regeneración democrática: solo en los puestos del dos al cinco encontramos a una exmiembro de UpyD —Maite Pagazaurtundua—, una susanista del PSOE —Soraya Rodríguez—, un tertuliano que repite —Javier Nart— y un expresidente autonómico popular —José Ramón Bauzá—, esto es, un PPSOE (a) en toda regla en una lista que cierra el filósofo Fernando Savater.
Para conseguir ese sorpasso, las propuestas electorales de Ciudadanos van en consonancia con su actividad en el Parlamento Europeo durante la pasada legislatura. Las dos primeras propuestas de su folleto lleno de estrellitas son parar a los nacionalistas y los populistas, y reformar la euroorden para impedir en el futuro problemillas como los acontecidos con las originales euroórdenes emitidas por la justicia española contra el malvado president Puigdemont. Al margen de eso, mucho más Europa, muchas reformas, ejército europeo y, por último, muchas críticas al gobierno boliviariano de Pedro Sánchez por condenar a una generación a la precariedad y vulnerar las reglas del juego de la UE. Huelga decir que los presupuestos de Sánchez han obtenido el beneplácito de las autoridades comunitarias, pero si una cosa ha demostrado Garicano es que es capaz de vender cualquier cosa, y de hacerlo bien.
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