Isidro López

El ecologismo político, entendido como movimiento social antagonista, lejos de haber aumentado su potencia política en este contexto de efervescencia discursiva verde parece estar implosionando.

La Unión Europea ha lanzado el mensaje de que, para derrotar a Putin, va a encajar la recesión económica asumiendo como propia una inflación de dos dígitos. No es una mala noticia para los mercados de Wall Street, Londres o Chicago.

La relegitimación de unos estados europeos en decadencia, incluida en menor medida, la propia Rusia, es la principal función narrativa de esta opereta del siglo XX tardío.

La apuesta por la creación de puestos de trabajo en la policía como elemento político medular es una apuesta por el fascismo social que nos debe interpelar y preocupar más que el folclore ultra encarnado por Vox.

Las cumbres climáticas de Naciones Unidas están diseñadas para fracasar a un determinado nivel, el propiamente ecológico, y ser un éxito a otro nivel, el mantenimiento del orden político y económico global.

La devaluación del dinero ha sido presentada como la peor enfermedad de la economía de mercado. Pero, en esta década, el miedo a la inflación parece un residuo de los años de dominio neoliberal.

Angela Merkel ha sintetizado la idea de un absolutismo centrista que está en el eje de la política alemana reciente. La crisis climática, antes que el adiós de Merkel, imposibilita que los buenos tiempos de ese absolutismo vayan a regresar.

El movimiento del gobierno chino dejando que Evergrande caiga, debe leerse entonces, como un doble aviso, tanto a sus clases capitalistas internas como a los grandes agentes financieros.

Un musical de la semiperiferia europea con el libreto de los fondos Next Generation y la dirección de multinacionales habituales como Telefónica o Ferrovial.

Con el acuerdo alcanzado con el Gobierno, Sareb consigue endosar su parque de vivienda más deteriorado a las administraciones públicas.

Los fondos europeos son una palanca para la reconstrucción de las relaciones de poder continentales.

Cualquier escenario esperanzador para el futuro pasa porque la generación que ha visto el auge y caída de Podemos asuma una posición subalterna con respecto a las luchas sociales que, a buen seguro, surgirán en los próximos años.

La batalla por los 20.000 millones de superávit de los ayuntamientos fue el preludio de lo que está en el horizonte: un aterrizaje de las políticas de austeridad.

Todos los años, sin falta, una masa gigantesca, sudorosa, lúbrica y mística a partes iguales vuelve a conquistar Notting Hill en Londres durante el fin de semana del bank holiday de agosto.

¿Tienen los nuevos Pactos de la Moncloa algo que ver con los viejos? Todo y nada. Todo por la forma, por la comedia, porque los firmantes son los herederos paródicos de los primeros firmantes. Nada, porque las condiciones no tienen en absoluto comparación con las de aquel tiempo.

A crise traída ao primeiro plano pola extensión do coronavirus, non é unha crise financeira en orixe, senón unha crise directa da chamada “economía real”.

La crisis traída a primer plano por la extensión del coronavirus, no es una crisis financiera en origen, sino una crisis directa de la llamada “economía real”.

Sigan, por favor, hablando del féretro de Franco, el bloqueo de la formación de gobierno y el minué de la articulación territorial, que Nadia Calviño necesita silencio para hacer su trabajo.

En cuatro años, el espacio de la nueva política ha renunciado a la pelea por la economía política, lo que, definitivamente, ha supuesto la derrota del proyecto de Manuela Carmena en un contexto de retroceso material de las condiciones de vida en la ciudad y la región.

La muy izquierdista inercia a asumir que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, ya está llevando a no pocos elementos izquierdistas a encerrarse en la lógica de una vuelta al Estado-nación.

Hemos entrado en una nueva fase agónica, turbulenta y conflictiva del capitalismo global.

Es pronto para valorar si este estallido va a sacar a relucir todas las debilidades del modelo de acumulación financiera de los últimos años, pero si no es este, será el siguiente.

La foto del Parlament elegido ayer deja una conclusión: sigue siendo necesaria una reinterpretación en términos de clase de la situación de crisis económica y recomposición institucional.

Los autores defienden que las fuerzas políticas que aspiren a la transformación, comenzando por el Ayuntamiento de Madrid, deben afrontar la batalla política relacionada con las políticas de austeridad y "deudocracia" que definen la zona Euro.

La movilización catalana en esta fase reciente tiene más de canalización del malestar a través de los mecanismos políticos designados por este modelo que de desafío a ellos.

El poder del Banco Central Europeo planea sobre la crisis entre el Gobierno central y Catalunya, en un contexto económico lastrado por el Brexit y la crisis griega.

Cuando llegue un nuevo fascismo capaz de crecer sin límite a la vista, lo reconoceremos porque su tema no será la unidad de España sino la exclusión de los migrantes.

Durante años se podía ser un politólogo de éxito empleando una sola frase: “Quien gana el centro, gana las elecciones”.

Tras el fracaso de la transición post soviética evidenciada por las sucesivas crisis ucranianas, la UE ofrece al país más de lo mismo: planes de salvamento del FMI.

Artículo publicado en el número 146 de Diagonal.