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Sanidad
El género, la clase social y el entorno determinan la mitad de los problemas de salud
Los factores socioeconómicos tienen un impacto en la salud mucho más significativo que el código genético, al que solo se le puede atribuir entre el 10 y el 15% de las enfermedades, según la investigación desarrollada por Iniciativa por el derecho a la salud, formada por sanitarios y sociólogos.
El género, el trabajo realizado (tanto remunerado como de cuidados no pagados), la capacidad económica, los estudios y el lugar de residencia, así como su entorno, determinan el 50% de los problemas de salud. La Universidad del País Vasco y la asociación Medicus Mundi crearon el grupo de investigación Iniciativa por el derecho a la salud (Oseki, en sus siglas en euskera) para analizar la relación de los “determinantes sociales” en la salud de la población vasca. Según las conclusiones de su estudio, los factores genéticos tienen una incidencia en la salud de entre el 10 y el 15%. El impacto del sistema sanitario en la enfermedad se eleva al 25%, mientras que son los factores sociales los que causan o avivan en hasta al menos el 50% los problemas de salud.
Lo novedoso de esta investigación es que ahonda en las causas de las causas: no hacer deporte genera obesidad y esta, enfermedades cardiovasculares, ¿pero quién no dispone de tiempo, costumbre, espacio, instalaciones o dinero para salir a andar, correr o jugar? ¿Se puede salir a correr si se tiene a cargo a menores o a ancianos dependientes? ¿Se puede salir a correr si se vive en un entorno urbano donde el tráfico rodado es la prioridad urbanística? ¿Saldrías a correr si no pudieras comprarte unas zapatillas?
El médico de familia Eduardo García y la socióloga Yolanda González pretenden que el estudio “incida políticamente en la toma de de decisiones que afectan a los sistemas de salud, porque si las causas de la desigualdad en la salud son sociales, las soluciones también lo son”, resumieron durante la presentación de la investigación, que tuvo lugar ayer en Donostia.
Los determinantes sociales crean diferencias porcentuales significativas en la salud de la población, sobre todo en las enfermedades crónicas y la salud mental, como se observa en los gráficos. Pero las condiciones socioeconómicas “se aprecian desde la etapa infantil y se heredan desde antes del nacimiento”, alertan los investigadores.
La investigación recoge que el porcentaje de nacimientos de bebés prematuros asciende al 7,6% en el barrio económicamente empobrecido de Bilbao la Vieja, frente al 2% del residencial barrio de Begoña de la capital vizcaína.
“Si las causas de la desigualdad en la salud son sociales, las soluciones también lo son”
Y del mismo modo que los factores sociales influyen en el nacimiento, también lo hacen en la muerte. “El código postal influye más en la salud que el código genético”, recuerda este médico de familia del pequeño pueblo de Salvatierra. “Hay una diferencia de hasta diez años de vida en hombres, y seis en mujeres, que se deben a los determinantes sociales”. El barrio de Bilbao la Vieja vuelve a presentar la peor longevidad de Euskadi para todas las personas, mientras que los Valles Alaveses propician la longevidad masculina y el barrio de Santa Lucía de Gasteiz, la femenina.
Sistema sanitario
En cuanto a la incidencia del sistema sanitario, los investigadores sostienen que, “si bien como generador de salud es limitada, su relevancia en el tratamiento de la enfermedad es clave”. Y recuerdan que una de las mayores amenazas para la sostenibilidad de la sanidad pública es “la pérdida de legitimidad entre la población”. “Queremos recordar que no hay evidencia científica de que el sistema privado funciona mejor, pero sí la hay de que funciona peor”, advierten. Y aún así, desde la crisis económica, políticamente se ha decidido invertir más en sanidad privada: “Actualmente, tres de cada diez euros destinados a la atención sanitaria tiene una financiación privada”, indican los últimos datos públicos al respecto, de 2016.
“El acceso a una vivienda digna, al trabajo y a un mejor entorno residencial es desigual según la clase social, y generan desigualdades sociales en la salud”
Solo en Euskadi, más del 20% de la población cuenta con un seguro privado de salud y, de entre estas personas, más de 30.000 corresponden a funcionariado, al cual el Estado contrata un seguro privado de salud. “Muface debería desaparecer. Favorece a un colectivo que ya de por sí está favorecido. Responde a otra lógica histórica, que viene del franquismo”, recuerda la socióloga.
“Todavía está muy extendido el modelo biomédico en el que se presenta que los sistemas sanitarios nos ayudan a ponernos sanos, pero más del 50% de la salud depende de los determinantes sociales y resulta difícil que seamos conscientes de ello, ya que recibimos mensajes que caminan por el sentido contrario: tú debes cuidar de tu propia salud. Pero no es así, debemos tener una visión estructural de la salud en la que seamos conscientes de que el acceso a una vivienda digna, al trabajo y a un mejor entorno residencial, es desigual según la clase social, el nivel de estudios o sexo, y genera desigualdades sociales en la salud”, expone la socióloga.
“Muface debería desaparecer. Favorece a un colectivo que ya de por sí está favorecido. Responde a otra lógica histórica, que viene del franquismo”
Dentista
En cuanto a la atención sanitaria recibida por las personas que tienen problemas de salud, apenas se aprecian diferencias socioeconómicas en las hospitalización y urgencias de la sanidad pública. En el otro extremo de la estadística, los factores sociales se recruden en los servicios que no cubre la sanidad, como la fisioterapia y la podología. Pero el ejemplo más claro son las visitas al dentista, o la dentadura como símbolo de estatus social llegada una edad. Hay más de 27 puntos porcentuales de diferencia entre los hombres de la clase social más alta y los hombres de clase social más baja. En las mujeres, hay 20 puntos de diferencia.
Solo la atención primaria de la sanidad pública no genera desigualdades, aunque estas aparecen en las visitas a las especialidades: “Las personas socioeconómicamente más desfavorecidas acceden en menor proporción al profesional médico especialista a pesar de su peor estado de salud. Estas desigualdades de acceso fueron más evidentes entre las mujeres”.
Efectos negativos que se extienden
Todo ello les lleva a concluir que “aquellos gobiernos que implementan con mayor intensidad políticas redistributivas, se asocian con mejores resultados de salud y de equidad en salud, mientras que los que promueven economías capitalistas y neoliberales incrementan de forma clara las desigualdades sociales. También conocemos que los estados que han llevado a cabo mayor inversión en educación, sanidad, política social, de vivienda y de empleo, han contribuido de forma más efectiva a la mejora de la salud y a la reducción de las desigualdades sociales en salud”. Asimismo, y “de forma clara, las políticas de austeridad y recortes al sector público incrementan las desigualdades sociales y producen efectos negativos en la salud que se extienden más allá de los periodos de crisis económica”, indica Maite Morteruel, diplomada en enfermería y doctorada en Salud Pública.
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Sí, el género lo es todo, de hecho nuevos estudios de género sugieren que el Big Bang pudo ser consecuencia de este mismo fenómeno. Sigan, sigan, indaguen en los asuntos de género, todo está ahí