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Sanidad
El contrato del sistema gallego de salud con Medtronic pone en riesgo a los pacientes
El contrato entre el Servicio Gallego de Salud y la multinacional Medtronic esconde los beneficios y ventajas que obtiene Medtronic, que en 2019 tuvo un beneficio neto de 1.200 millones de euros.
Nuñez Feijoo está privatizando los servicios y recursos más importantes, influyentes y avanzados del Servicio Gallego de Salud (Sergas). No solo ha puesto en manos de multinacionales farmacéuticas y fondos de inversión las Fundaciones de Investigación de los hospitales públicos, sino que ha cedido los servicios de cardiología de tres de los más importantes hospitales Públicos gallegos —Santiago, A Coruña y Lugo— a la multinacional norteamericana Medtronic, mediante un contrato que esconde los principales términos del mismo para ocultar los grandes beneficios y ventajas que obtiene la multinacional.
¿Qué es MEDTRONIC y a que se dedica?
Es una empresa estadounidense, con ramificaciones en todo el mundo (155 países, con un beneficio de 93.000 millones de euros anuales), que diseña, experimenta y vende dispositivos sanitarios como marcapasos, aparatos para el dolor o bombas de insulina.
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¿Cómo funciona?
Medtronic basa su estrategia en una gran agresividad empresarial estafando a autoridades de salud de su país, vulnerando las leyes del mercado y la competencia. Soborno a médicos, gestores de servicios y centros para que adquieran sus aparatos, promoviendo y pagando charlas y congresos, regalando equipamiento, financiando investigaciones, viajes o cenas de lujo.
Esta forma de actuar le ha supuesto numerosas demandas y fallos judiciales, tanto en Estados Unidos como el resto del mundo para evitar una condena pactó un acuerdo con el Departamento de Salud y Servicios Sociales de Estados Unidos en octubre del 2008 en el que reconocía estas prácticas. Todo esto debería generar una gran preocupación en los hospitales donde se ha instalado Medtronic como en el Sergas, dados los numerosos casos de corrupción de los últimos años que afectaron a autoridades de nuestro país, y al elevado número de jefes de servicio que compatibilizan la dedicación pública con la privada con importantes conflictos de interés.
¿Cuáles son sus principales objetivos?
Controlar el área del corazón de estos centros, dado que el contrato contempla que personal de esta multinacional forme parte de los órganos de gobierno de cada hospital y de este servicio. También, introducir la gestión empresarial privada en centros públicos, acceder a toda la información de salud de los pacientes y del funcionamiento y costes de los hospitales (fundamental para identificar áreas de nuevos negocios en el futuro) y experimentar con los aparatos —testar según el contrato— en los pacientes gallegos, utilizando al personal, las instalaciones, el equipamiento y los recursos diagnósticos de los tres centros. Aparatos que posteriormente vende en todo el mundo.
Según los incidentes adversos registrados por los organismos reguladores de Estados Unidos, los productos fabricados por esta empresa están relacionados con la muerte de 9.300 personas y las lesiones a otras 292.000.
Ahora, Medtronic está desarrollando nuevas áreas de negocio que cuentan con el apoyo de Feijóo. Desde el año 2006 pretende además gestionar servicios de cardiología, supervisar el equipamiento tecnológico, realizar actividades de consultoría para administraciones y centros, con el objetivo declarado de adueñarse de la enfermedad a nivel mundial.
En esta estrategia ha encontrado un firme aliado y socio en la persona de Núñez Feijóo que recientemente cambió para ello la Lei Galega de Saúde que puso los recursos del Sergas al servicio del desarrollo empresarial privado poniendo también la estrategia de Investigación, desarrollo e Innovación (I+D+I) de salud en Galicia. Todo esto teniendo en cuenta que aunque Medtronic instale en los hospitales públicos gallegos un TAC o una resonancia magnética para realizar sus experimentos, estos solo podrán ser usados por la multinacional para desarrollar sus investigaciones, negando el acceso a los mismos al resto de servicios.
Aunque Medtronic instale en los hospitales públicos gallegos un TAC o una resonancia magnética para realizar sus experimentos, estos solo podrán ser usados por la multinacional para desarrollar sus investigaciones, negando el acceso a los mismos al resto de servicios.
Medtronic pretende ahora acabar con los sistemas sanitarios públicos para desarrollar su negocio (apodarse de la enfermedad y vender sus productos). El director ejecutivo de esta multinacional, Omar Ishrak, ha estado un año entero viajando a países de todo el mundo, reuniéndose con políticos, empresas sanitarias y profesionales, para trasladar el mensaje de que los sistemas sanitarios públicos son ineficientes, muy costosos y necesitan una reorganización urgente.
En Galicia tenemos suficientes muestras de que este mensaje ha convencido plenamente al sr. Feijóo que se comporta como un alumno entusiasta de esta doctrina que está aplicando a la sanidad gallega. El lobby empresarial del que forma parte Medtronic pretende a medio plazo un nuevo modelo sanitario integral basado en el oligopolio privado como único proveedor de aparatos y de gestión de servicios en los hospitales, eso sí, financiados con fondos públicos.
Un contrato que supone un peligro para la salud de la población
Según el informe The Implants List, elaborado y publicado por un Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación —en el que participaron 258 periodistas de 58 medios y 36 países—, los aparatos investigados y comercializados por Medtronic como marcapasos, respiradores artificiales, estimuladores de los músculos del estómago, prótesis de mama, bombas de insulina para controlar la diabetes, válvulas cardíacas o implantes lumbares para los dolores de columna han supuestos un importante daño para la salud de los pacientes por ser defectuosos o insuficientemente probados antes de su implantación.
Entre los años 2008 y 2017, según los incidentes adversos registrados por los organismos reguladores de Estados Unidos, los productos fabricados por esta empresa están relacionados con la muerte de 9.300 personas y las lesiones a otras 292.000. Las bombas de insulina han causado 1.800 muertes y 96.000 personas lesionadas, y los implantes para controlar el dolor crónico 800 muertes y 35.000 lesionadas. Como consecuencia, las reclamaciones pagadas por Medtronic para hacer frente a las querellas y denuncias de más de 20.000 pacientes afectados alcanzaron durante ese periodo los 6.700 millones de dólares, pero como sus ganancias ascendieron a 34.000 millones, le mereció la pena correr el riesgo.
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Dada la importancia de esta privatización que afecta a uno de los servicios más importantes e influyentes para el sistema y para la salud de la población, parece necesario conocer en su totalidad las condiciones del contrato, realizar una auditoría, y posteriormente un seguimiento continuado por las autoridades del Sergas, así como de la actividad de la empresa, de los resultados para la salud y de sus repercusiones sobre el funcionamiento de los tres hospitales, además de estudiar la forma de denunciar el contrato y recuperar el control del área del corazón, dados los potenciales riesgos del mismo.