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Eurovegas
Reflexiones sobre Extrema-Vegas
El autor de De EuroDisney a €urovegas. Un paseo por la geografía de la fantasía y la especulación y La piel de toro como trofeo. Sanguijuelas, vampiros, tiburones, buitres, cancerberos y otra fauna, escribe para El Salto Extremadura sobre la Ley Extremeña de Grandes Instalaciones de Ocio (LEGIO), a propósito del (¿frustrado?) proyecto de Eurovegas en la Siberia extremeña.
Constituye un lugar común la afirmación de que “el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”. Esta frase, con la que iniciaba mi estudio publicado en 2014, sobre los macro proyectos lúdicos, hemos tenido una nueva ocasión para ratificar su vigencia actualmente en Extremadura.
Fue ampliamente conocido el proyecto de Eurovegas promovido por Adelson, que tras juguetear con Madrid y Barcelona, y poner a sus pies a los dirigentes de ambas autonomías, terminó en agua de borrajas. No ha sido éste el único caso de instalaciones lúdicas y de juego que se han pretendido establecer en nuestro país, pues sonoros fueron también los casos del Reino Don Quijote en Ciudad Real y Gran Scala en los Monegros, proyectos que analicé en el libro De Eurodisney a €urovegas. Un paseo por la geografía de la fantasía y la especulación.
En todos estos proyectos, y en los que se han gestado con posterioridad, se han repetido los mismos patrones: alfombra roja y sumisión por parte de los gobernantes, traje a medida en la legislación para cumplir las exigencias de los presuntos inversores, reducción de impuestos hasta límites obscenos, eliminación de controles urbanísticos y ambientales para acelerar los plazos de implantación y facilitar la recalificación de terrenos y la especulación, además de la expropiación a favor de empresas privadas, etc. Y todo ello bajo el pretexto de facilitar unas supuestas inversiones millonarias y la creación de unos miles de puestos de trabajo.
Estaríamos hablando de la creación de una nueva población que podría alcanzar los veinte mil habitantes, con más de tres mil plazas hoteleras, que ocuparía una superficie de mil hectáreas (similar a la de la ciudad de Mérida)
La autoría del libro citado, fue la razón por la cual fui invitado a comparecer ante la Comisión de la Asamblea de Extremadura durante las sesiones de trabajo sobre la Propuesta de Ley Extremeña de Grandes Instalaciones de Ocio (LEGIO). Desafortunadamente, compromisos previos me impidieron asistir como hubiera sido mi deseo, lo cual no ha impedido que haya seguido con interés las comparecencias de los asistentes, en las que se realizaron reflexiones y aportaciones de interés, bañadas de escepticismo en las intervenciones más realistas.
Si hacemos una rápida estimación de lo que implican las condiciones mínimas recogidas en la propuesta de ley de las “Gran Instalación de Ocio”, y teniendo en cuenta su gran ambigüedad urbanística, estaríamos hablando de la creación de una nueva población que podría alcanzar los veinte mil habitantes, con más de tres mil plazas hoteleras, que ocuparía una superficie de mil hectáreas (similar a la de la ciudad de Mérida), y una inversión exigida de 1.000 millones de euros para crear 2.000 puestos de trabajo. Los pobladores de este emplazamiento tendrían un carácter básicamente transitorio, lo cual requiere unas importantes infraestructuras de transporte (aeropuerto internacional, ferrocarril, autovías, etc.) con capacidad para varios millones de desplazamientos. A esto hay que añadir las necesidades de abastecimiento y depuración de agua, surtido de energía y suministros, y eliminación de residuos en unas cantidades superiores a las de una población estable.
Cada puesto de trabajo implica un consumo de 5.000 metros cuadrados de suelo y una inversión de 500.000€
En todos los casos que he estudiado se observa una tremenda desproporción entre las hipotéticas inversiones y las afecciones al territorio que se proponen con las actuaciones y los beneficios reales que revierten en la sociedad. Así, si nos atenemos a la creación de empleo, presunto motivo de las autoridades para aceptar una intervención de estas características, obtenemos que cada puesto de trabajo implica un "consumo" de 5.000 metros cuadrados de suelo y una inversión de 500.000€, cifras a todas luces desproporcionadas, y ello sin contabilizar los costes adicionales de la construcción y mantenimiento de las infraestructuras necesarias, ni considerar la calidad del empleo generado.
Vuelvo a insistir en que estas reflexiones se han realizado de acuerdo con las exigencias mínimas establecidas en la propuesta de la LEGIO, aunque luego los presuntos inversores hablan de inversiones tres o cuatro veces superiores a las aquí previstas. Una simple operación aritmética nos daría una idea de lo que ello implicaría.
Apenas dos semanas han bastado para que aquellas opiniones más escépticas o críticas expuestas en la Comisión se hayan visto ratificadas, cuando la empresa que proyectaba uno de esos centros de ocio ha informado que desiste de su ubicación en Extremadura alegando la inviabilidad del negocio por la carencia de infraestructuras y de un aeropuerto internacional, y que está buscando otros emplazamientos donde ya existan dichas infraestructuras y pueda apropiárselas, por supuesto, a riesgo de colapsarlas si no lo están ya. A pesar de lo anterior, según se informa, la Asamblea de Extremadura continúa con la intención de aprobar la LEGIO. Esta información sobre el abandono de la propuesta no se sabe todavía si es verídica o un farol, para enfrentar dos autonomías, con el fin de conseguir mayores prebendas. Al fin y al cabo de tahúres hablamos.
Hablamos de un territorio con valiosos ecosistemas caracterizados por su biodiversidad y valores paisajísticos, con un importante patrimonio cultural y una excelente producción agropecuaria (...)
Es evidente el grave problema de empleo existente en la Comunidad Autónoma, y la necesidad de buscar fórmulas que permitan la creación de riqueza y la disminución de esas elevadas tasas de paro, pero, en mi opinión, el camino que se debe seguir es aquel que permita obtener el mayor rendimiento de las cualidades que atesora la comunidad, en lugar de especular con ellas y dilapidarlas.
Y casualmente esas fortalezas están recogidas en el preámbulo de la LEGIO, aunque con posterioridad el camino adoptado en su desarrollo sea adverso para al acrecentamiento y preservación de dichas virtudes. En resumen, hablamos de un territorio con valiosos ecosistemas caracterizados por su biodiversidad y valores paisajísticos, con un importante patrimonio cultural y una excelente producción agropecuaria, donde además se elaboran unos magníficos productos gastronómicos y enológicos, poseedor de un clima atractivo y de una calidad de vida envidiable para aquellos que viven en grandes aglomeraciones urbanas. A ello se podría añadir la situación estratégica entre dos capitales europeas: Madrid y Lisboa.
Sería con estos mimbres con los que se debiera trabajar para lograr ese objetivo de incrementar el empleo y la calidad de vida de los extremeños, sin depredar unos bienes que hoy en día tienen un gran valor, y que en el futuro lo tendrán más aún si se acierta a conservarlos y acrecentarlos. Ello no impide que se pueda utilizar el turismo y el ocio como generador de beneficios económicos, pero habría que establecer una estrategia que permita diversificar sus servicios y aprovechamientos, propiciando una mayor distribución por el territorio, evitando en cualquier caso la depredación del mismo y la especulación, así como la turistificación, consecuencias todas ellas del turismo de masas.
Evidentemente, estas políticas debieran ser acompañadas por otras, e investigarse nuevos nichos de actividad alrededor de una economía sostenible y en las nuevas tecnologías, así como de la potenciación de la calidad de vida existente en sus ciudades, que, unido a la proximidad a Madrid, pueda ser un atractivo para emprendedores, creadores o inversores que busquen mejorar sus condiciones de vida personales y familiares. Ahí tienen los parlamentarios una buena tarea en la que pensar y trabajar.
Sería muy triste que tras la gran crisis que todavía soportamos, haya que preguntar a nuestros dirigentes:
¿Qué porvenir tiene un país en el que todo el proyecto de futuro concebido por sus dirigentes sigue depositado en el ladrillo, el turismo de masas, el juego y actividades relacionadas?
Nota Final
Terminado el artículo se informa que entre las alegaciones presentadas por el partido impulsor de la ley se encuentra la reducción de 1.000 a 300 las hectáreas mínimas necesarias, lo cual no alteraría en lo fundamental las reflexiones realizadas.
*Más sobre la obra del autor:
-De EuroDisney a €urovegas. Un paseo por la geografía de la fantasía y la especulación. Ed. La Catarata. Madrid 2014.
-La piel de toro como trofeo. Sanguijuelas, vampiros, tiburones, buitres, cancerberos y otra fauna.Muñoz Moya Editores. Teruel 2016.
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Excelente análisis sobre este descabellado proyecto. Irracional destinar tan ingente cantidad de recursos para crear tan pocos puestos de trabajo; con mucha menos cantidad se pueden crear puestos de trabajo más provechosos y estables, respetando el territorio y con un desarrollo de nuestra tierra más equilibrado
la cuestión no está tanto en la desproporción del proyecto, pues es inviable desde el inicio, como en la legislación ajustada a las necesidades del megalómano proyecto. Es una buena metáfora del poder extremeño.
Pues sí, buena metáfora de como seguimos siendo la tierra que arrodilla ante el señorito de turno