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Como un trumpista, el promotor de la sexta moción de censura en España, Santiago Abascal (Vox) ha empezado su discurso insultando a periodistas y medios de comunicación para erigirse con la verdad absoluta del “mensaje”. Ha continuado metiéndose con los propios diputados presentes en el Congreso, a los que incluso ha acusado de “faltar al decoro” por cómo visten. Él ha combinado un traje azul marino con camisa blanca y corbata verde oliva y un porte con ademanes de militar, a pesar de que en su día se “escaqueó” de la mili, tal y como le ha recordado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Sánchez ha seguido retorciendo el dedo en la llaga al preguntarle que, de entre tantas cosas —“chascarrillos”— que ha nombrado Abascal, “no ha mencionado Ucrania ni a Putin, me gustaría saber por qué”. Minutos antes, Sánchez tuvo su momento retórico en la tribuna del Congreso: “[Abascal] es el glutamato de la derecha, un simple potenciador del sabor extremo y radical. Vox no va a ganar, nunca conquistará el poder”.
A lo que pueden aspirar, según el presidente del Gobierno, es a “impregnar con sus ideas la agenda conservadora”. Algo que históricamente ya hacían líderes del PP. En esta moción, la formación de Alberto Núñez Feijóo anunció que se abstendría. En la anterior, en 2020, con Pablo Casado, el PP votó en contra. “Ya los tienen a un paso del sí”, ha espetado Sánchez antes de recordar que ambos partidos de la ultraderecha y la derecha han votado lo mismo en las leyes económicas y sociales aprobadas por el Congreso de los Diputados.
“Esta es una moción sin alternativa”, Pedro Sánchez
Mientras Abascal se ha referido a su propia moción de censura como “circo, disparate, esperpento”, tratando de sobreponerse con sorna a los calificativos que ha recibido en tertulias políticas, Sánchez ha evitado la palabra esperpento, término que popularizó el dramaturgo Ramón María del Valle-Inclán, y ha recordado que una moción de censura es “un instrumento constitucional” con el objetivo de “construir” un nuevo Gobierno. “Esta, sin embrago, es una moción sin alternativa, una moción de destrucción”, ha concluido.
En su primera intervención, Sánchez ha insistido en que la moción de Vox es como Vox: un partido político que “no realiza propuestas políticas”. “No hizo ni siquiera una durante la pandemia, la mayor crisis sanitaria vivida”, le ha reprochado.
Tamames ha criticado que el Gobierno sea una coalición y que elaborara la Ley de Memoria Democrática: “Dejemos la historia a los historiadores”
Tamames y el franquismo
Tras el receso de las 11.30h, aproximadamente, Ramón Tamames ha intervenido desde una butaca del Congreso para defender la moción de censura, de la cual es la voz escogida por el partido de extrema derecha para exponerla. Con melena un tanto descuidada y las cejas enmarañadas, se ha vestido con un traje azul oscuro, chaleco gris de algodón, camisa clara y corbata estampada granate. Ha empezado asegurando que en la Guerra del 36 hubo muertos en los “dos bandos”, que en la actualidad “no hay división de poderes”, que el Ejecutivo es un “Gobierno Frankenstein”, que EH Bildu no representa el socialismo en el que él cree y ha defendido la monarquía de Felipe VI.
Con un tono de voz bajo y farfullando, Tamames (89 años) ha expuesto su cosmovisión del mundo y de España, ha criticado la memoria histórica y, sobre todo, la Ley de Memoria Democrática: “Dejemos la historia a los historiadores”, ha insistido desde la óptica trumpista que comparte con Abascal y su querencia hacia el franquismo. Desde esa visión ha equiparado insistentemente el gobierno democrático de la segunda República española con el golpe de estado del dictador Francisco Franco.
En su segunda intervención, Pedro Sánchez ha mantenido un tono tranquilo mientras rebatía a Tamames. Ha hablado de deuda, déficit y empleo. De España y de Europa. Ha defendido la reforma laboral, los trabajadores, el SMI y, también, el tejido industrial y empresarial. Le ha dado “datos” —cuántos trabajadores fijos hay ahora— y le ha señalado que su “problema” es quien se sienta “a su lado”, Vox.
La mayoría del hemiciclo se ha reído ante el desconocimiento de Tamames sobre los protocolos del Congreso cuando ha intentado interrumpir a Sánchez —como cortesía, se le había abierto el micro—. Ante su insistencia en la réplica, Meritxell Batet le ha tenido que recordar que no puede interrumpir. Sobre el cambio climático, el agua y los incendios, el presidente ha defendido la inversión, la protección de los acuíferos y la “consolidación” de una estrategia para los bomberos forestales, sector “que nunca ha contado con el apoyo de Vox”. Sánchez ha recordado que el incendio del pasado verano iniciado en Castilla y León ocurrió en un territorio gobernado por PP y Vox, en la comunidad con el servicio forestal más privatizado.
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz han defendido con buena sintonía la socialdemocracia frente a la autocracia sugerida por la extrema derecha
Igualdad
Otro tema recurrente a lo largo de la mañana ha sido el machismo que defiende la extrema derecha en el hemiciclo —“ideología de género”—, criticando las políticas de igualdad impulsadas por el Gobierno. Pedro Sánchez ha lamentado que Tamames se preste a “blanquear a un partido que rechaza la igualdad” y le ha explicado que perseguir la igualdad es “defender los derechos humanos”.
La moción de censura ha supuesto un altavoz para Pedro Sánchez en el que refrendar sus políticas y marcar distancia no solo con Vox, sino con el Partido Popular: “Usted, señor Tamames, defiende políticas neoliberales, como las que propuso Rajoy. Con ellas se forraron algunas empresas, pero a la gente no le ayudaron, porque no mejoraron los servicios públicos, porque las listas de espera pasaron de 70 a 130 días para una operación, porque se redujo la cobertura de tratamientos y los resultados escolares se estancaron. No puede proponer como solución las recetas que nos trajeron estos problemas de hoy”.
Sánchez ha terminado su segunda intervención defendiendo la libertad de prensa y con una critica al enrocamiento del PP para no renovar el Consejo General del Poder Judicial. Una circunstancia política que ha empeorado el ránking democrático español en los estándares internacionales. Sus últimas palabras han sido para defender la necesidad de que los franquistas no reciban homenajes públicos y una defensa de la democracia, la cual es la que deriva y posibilita coaliciones de gobierno, “como en muchos países europeos”, ha indicado. “Avanzar es mucho mejor que retroceder a una España que ya no existe ni volverá a existir”, ha concluido.
“Una peluquería tributa el 17,5%, mientras que una empresa del Ibex lo hace por el 3,9%. ¿Cree, profesor Tamames, que con estas desigualdades se está cumpliendo el mandato constitucional de progresión tributaria?”, Yolanda Díaz
“Nos morimos”
Por su parte, Tamames ha utilizado gran parte de su réplica para reprocharle a Sánchez la extensión de su exposición. “Nos morimos”, ha dicho, en referencia a los cien minutos de intervención del presidente. “Hay que seleccionar temas, no usar todos los folios”, le ha intentado aleccionar.
Tras él, ha intervenido la vicepresidenta, Yolanda Díaz. Con traje blanco, joyas en oro amarillo y un pulido recogido, Díaz ha elevado el tono: del paternalismo con el que se ha dirigido Sánchez a Tamames, la ministra de Trabajo le ha esgrimido con contundencia artículo a artículo de la Constitución y dato a dato estadístico, defendiendo la socialdemocracia frente a la autocracia sugerida por la extrema derecha. “Sí, gobernamos humildemente mejor que los que nos han precedido”, “ante estados de necesidad, debemos tener prestaciones públicas suficientes”, ha indicado. Y la ministra ha sido más concreta: “Una peluquería de barrio tributa el 17,5%, mientras que una empresa del Ibex lo hace por el 3,9%. ¿Cree, profesor Tamames, que con estas desigualdades se está cumpliendo el mandato constitucional de este país de progresión tributaria?”, le ha preguntado al catedrático de estructura económica.
Ha repetido su famoso “le voy a dar un dato” en numerosas ocasiones en la sesión de hoy, pero no solo la vicepresidenta ha usado esta fórmula dialéctica, también el presidente. Ambos han escenificado una buena sintonía, a diferencia de Tamames y Abascal, que cada uno ha ido por donde ha querido o ha podido.
Díaz se ha centrado en la estadística laboral, “un éxito no solo del Gobierno, sino también de los grupos que la apoyaron”, ha puesto en valor las becas educativas —“que hacen una democracia mejor”—, ha enaltecido la labor de Ione Belarra para las leyes de dependencia —“esa ley para la que cuando llegamos, la gente ya había muerto por el camino” por falta de recursos— y ha destacado el trabajo de Irene Montero al frente del Ministerio de Igualdad.
“Seguiremos trabajando para un país sin odio y que reivindique la alegría”, Yolanda Díaz
“Hacen mucho ruido y son poco educados”, ha señalado sobre los murmullos de la ultraderecha en el hemiciclo, antes de repasar los logros de otros ministros —Montero, Escrivá, Iceta, Garzón—. “La democracia es contraponer gobiernos y venir aquí con un fin espurio de convocar elecciones, creo que no es correcto”, ha añadido Yolanda Díaz, quien había empezado advirtiendo de que, a pesar que la Constitución Española no exige llevar un programa político a una moción de censura, el artículo 177 que regula la Cámara sí lo recoge.
La vicepresidenta ha defendido a las mujeres como sujetos políticos de pleno derecho. Le ha reprochado al economista que ha mencionado a las mujeres solo en dos ocasiones: cuando se ha referido a la decorosa vestimenta de las taquígrafas y cuando ha lamentado la baja natalidad de España. Díaz ha valorado que las taquígrafas recojan la historia del Congreso y ha criticado que las mujeres sean para la extrema derecha meras gestantes. “¿Qué somos para ustedes las que estamos por debajo de la estadística de hijos por mujer o las que decidimos no tenerlos?”, le ha preguntado. “Seguiremos trabajando para un país sin odio y que reivindique la alegría”, ha concluido Yolanda Díaz ante los aplausos mayoritarios del Congreso.