Opinión
Se llamaba Thalía

El silencio que rodea la muerte de Thalía me enfurece, apela a lugares de mi propia existencia que no quiero revisitar, apela a la vergüenza, apela al olvido, apela a la futilidad de una vida convertida en sombra.

Ley Trans en el Congreso de los Diputados
Foto de familia de la plataforma Trans en el Congreso de los Diputados. Dani Gago

Le he cortado el cuello a mi ilusión,
la colgué de un semáforo ciego.

Patricia Heras.


Le he cortado el cuello a mi ilusión. Pero no se ha dado cuenta, muere y resucita continuamente, conmigo. Muere cada vez que pierdo a otra hermana, renace cuando veo cómo las demás siguen adelante.

El viernes de la semana pasada veo en redes que Thalía, una chica trans de diecisiete años, vecina de Móstoles, ciudad en la que vivo, se ha quitado la vida. “Acoso social”, “presión”, leo estas palabras en los comunicados con los ojos inundados en lágrimas y la garganta llena de angustia. Me sorprenden, ese día y los siguientes, las breves notas que aparecen en prensa y lo parecidas que son entre ellas, como si un teletipo hubiera estado pasando de redacción en redacción y a nadie le interesase más allá del evento disruptivo que supone la muerte de una adolescente. Aunque hasta para morirse haya diferencias de atención.

Llevo muy mal el silencio. Para mí, lejos de ser un elemento de paz supone una imposición, algo que me he pasado la vida ejercitando para no descomponer el petimetre masculino que me había construido y sobrevivir otro día más. En este caso, el silencio que rodea la muerte de Thalía me enfurece, apela a lugares de mi propia existencia que no quiero revisitar, apela a la vergüenza, apela al olvido, apela a la futilidad de una vida convertida en sombra.

Me niego, pasando por encima de cualquier consideración institucional o personal, a no pronunciar su nombre, a que se la lleve la lluvia de sucesos, a que sea un teletipo, un comunicado o dos tuits.

“Acoso social” y “presión” funcionan en este caso como espantajos a los que escupir la ira momentánea y relajar con ello la responsabilidad institucional y la personal. El sistema no es un ente, lo formamos personas y lo moldeamos con nuestros actos. “Acoso social” y “presión” son la rebaja aséptica de la violencia. Y no podemos deshacernos de esa responsabilidad simplemente cambiándole el nombre y encomendándonos al sistema como quien le pide buena cosecha a la virgen.

Acoso social y presión son los insultos y las burlas diarias que Thalía tuvo que soportar en sus centros de estudio sin que nadie ejerciese una acción directa y contundente para evitarlo. Acoso social y presión es que esto no tenga consecuencia alguna en ese entorno más allá de la vibración del espectáculo. Que nadie se haga cargo de una muerte. Que nadie acabe de entender que la negación o la exposición brutal de la identidad de una persona, de una niña, acarrea consecuencias insalvables, que no es algo que se pueda seguir escondiendo debajo de la alfombra, porque la alfombra apesta y el suelo está negro.

Las tasas de ideaciones suicidas entre adolescentes trans cuadruplican las del resto y la consumación de las mismas, las triplican. La pulsión de muerte no se lleva dentro tan alegremente, esto no es una fantasía jungiana en la que poéticos arquetipos poseen nuestra alma y nos manejan como a títeres lisiados. No, Thalía ha vivido en un mundo diseñado para expulsarla o someterla a cualquier precio, ha vivido diecisiete míseros años rodeada de estímulos tan lacerantes que jamás cicatrizan —eso lo sé bien sin haberla conocido—, estímulos sociales, educativos y narrativos. Valores culturales y estéticos que consisten siempre en apartar y exponer. Actitudes generalizadas que convierten a una persona en un tema, en un muñeco de barro que puede pisarse, manipularse y adaptarse a la comodidad o el odio del interlocutor. El vacío o el maltrato de la identidad de género en el currículo escolar, consintiendo así la perpetuación de la ignorancia, la deshumanización y la crueldad.

Las bromas sexistas y transmisóginas sin importancia que se dicen o se dejan pasar, las ficciones que nos caricaturizan sistemáticamente, los gags de travelos, los señores vestidos de señoras en cine y televisión, las deformaciones ignorantes o malintencionadas con la que la norma ha decidido entendernos, todas estas prácticas violentas se han convertido en certezas a fuerza de ser hegemónicas. Certezas que oprimen hasta la asfixia total.

El valor necesario para enfrentar eso a mí me costó reunirlo tres décadas de vacío, tristeza, dolor e inercia. Todavía no estoy segura de saber manejarlo. Ella lo miraba al rostro con diecisiete años. Eso, además de ser una lección de coraje, la convierte en parte de nuestra genealogía y no podemos permitir que el silencio se lleve por segunda vez a una de las nuestras. A nuestra pequeña hermana con nombre de musa.

Descansa poderosa, Thalía, lo siento tanto.

Archivado en: Transfobia Opinión
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Opinión
Opinión Es el militarismo, amigo, el militarismo
¿Puede que si el militarismo es la solución para todo, realmente no solucione nada, sino que realmente sea el problema?
Opinión
Opinión Bretón no es un monstruo, ni Martín el nuevo Capote
Frente a la libertad sin peros que defienden unos, la responsabilidad de muchos: la de ciudadanos y librerías que se niegan a comprar o vender, respectivamente, el libro que Anagrama ha tenido a bien materializar.
Opinión
Discriminación Se sigue negando el subdidio de desempleo a empleadas del hogar de más de 52 años
Aunque el derecho a la prestación se reconociera en 2022, su no aplicación retroactiva hace que ninguna empleada del hogar podrá cobrarlo hasta 2028.
#15965
12/5/2018 15:39

En España hay más de 3500 suicidios al año. Diez al día. Uno cada 2 horas y media.

2
3
unoshombresbuenos@gmail.com
12/5/2018 14:34

Con todo lo tragico y trsite que es la muerte de una persona, es prematuro culpar a la sociedad, al machismo, a... nadie de su muerte. La tasa de suicidio de los transexuales no es superior a la de muchas personas afectadas de enfermedades psiquicas. Quizas deberiamos pensar que son personas con problemas, independientemente de sus causas .

8
23
Koldo
12/5/2018 19:50

Unoshombresbuenos, indudablemente tu no eres uno de ellos, en pocas palabras y mal contextualizadas muestras una aversión enfermiza, quizas unosmachosduros te identifique mejor

4
1
ter
12/5/2018 14:45

reléete lo que acabas de escribir y vete a cagar: la transexualidad no es una enfermedad mental.

14
7
#15992
13/5/2018 12:07

Unos hombres buenos te llamas???? Pues aún más trágico. .. Porque cuando uno no tiene cultura de la informacion, o consciencia, puede hacer aún más daño... Así que planteas un problema genético con uno psiquiatrico???? Madre mia que cosas hay que escuchar...!!!!

2
1
#16079
14/5/2018 21:55

Eso digo yo... Qué cosas hay que escuchar! Para tu información, la transexualidad no es un problema genético, de hecho, no es un problema de ningún tipo, la identidad de las personas no es una enfermedad ni un problema. Sus genes están perfectamente. A ver si antes de hablar, nos informamos un poquito, que no cuesta nada. Y sí, el porcentaje de suicidios de personas del colectivo LGTBI es mucho mayor que cualquier otro, a causa del acoso social, la humillación y el desprecio al que son sometidos, sobre todo las personas trans. Y os aseguro que sé de lo que hablo.

0
1
Javier
12/5/2018 12:56

Yo creo que en este mundo, no ay tantos hombres como creemos, y mucha necesidad de sentirse superior humillando a los demas, y que mejor victima que una persona indefensa ,como lo es una mujer tran, en una sociedad que mucha parte de ella, le ha dejado de doler la barriga cuando hace o ve algo malo, descansa en paz thalia

2
2
#15943
12/5/2018 11:06

Ya tenemos q respetar todas las opciones de genero, de vida. Mirarnos y sentir amor por la diferencia, todos nos merecemos felicidad y respeto. Es tan senzillo. Perquè costa tant? Siento mucho que no te dejaran ser quien eras! Ser quien eres.

2
1
#15942
12/5/2018 10:59

Ya tendriamos de ir respetando que todas seamos co

0
1
Infancia
Infancia Reforma de la ley de infancia: cinco claves para proteger a las madres protectoras
El Ministerio de Infancia y Juventud ha iniciado un proceso para ampliar esta norma aprobada en 2021. Varias organizaciones dan las claves para evitar el castigo a las madres protectoras.
Israel
Israel Israel lleva de nuevo a Gaza al borde de la hambruna con su bloqueo de suministros más prolongado
“Hay días que no puedo permitirme comer”, comenta Muhammad, residente en la ciudad de Gaza, donde regresó con su mujer y su hijo después de la tregua del 19 de enero, tras más de un año desplazados.
Granada
Urbanismo 146.574 m² de solares vacíos en Granada por disfrutar
“¿Y si estos espacios no estuvieran esperando al próximo gran inversor? ¿Y si ya fueran nuestros?”. Esta y otras reflexiones sobre la especulación inmobiliaria, en un proyecto artístico exhibido en el Centro José Guerrero.
Música
Kiliki Frexko “No me interesa el arte político que te dice qué pensar o cómo deben ser las cosas”
Tras años de trabajo colectivo, Kiliki Frexko presenta su primer proyecto en solitario. ‘Iltze 1’ es un paso adelante en su trayectoria, donde mezcla referencias, explora nuevos sonidos y habla desde un lugar más personal, sin perder el filo.

Últimas

Salario mínimo
Salario mínimo PSOE y Sumar intentan llegar a un acuerdo para no perjudicar con el IRPF a los trabajadores con el SMI
La ministra de Hacienda ha confirmado que sería “algún tipo de medida que permita compensar a aquellos pocos trabajadores” en la situación de tener que tributar con el salario mínimo.
Opinión
Opinión Es el militarismo, amigo, el militarismo
¿Puede que si el militarismo es la solución para todo, realmente no solucione nada, sino que realmente sea el problema?
Guerra en Ucrania
Conflicto bélico Rusia y Ucrania acuerdan un principio de alto el fuego marítimo a instancias de Estados Unidos
La Casa Blanca emite dos comunicados que coinciden en señalar una tregua en el Mar Negro y en prometer trabajo para el final de los ataques energéticos por ambas partes.
Israel
Genocidio Mercadona vende tampones y patatas procedentes de Israel
En 2024 se produjo una reducción de las importaciones de tampones y patatas israelíes. Mercadona es una de las plataformas que trabajan con estos productos.
LGTBIfobia
Manifestación Plataforma Trans planta cara a la transfobia con una manifestación contra el odio
La convocatoria el 29 de marzo denuncia un contexto internacional antiderechos. La organización pide a partidos y sindicatos que se sumen a la marcha porque la transfobia es un problema social, y por lo tanto también político, explican.
Madrid
Madrid La Sareb amenaza con el desahucio a dos jóvenes activistas en Carabanchel
Cadete 7, el bloque en lucha del que el ‘banco malo’ prevé desalojarles de forma inminente este jueves 27, fue el primero recuperado por el movimiento de vivienda de Madrid en 2013 tras haber permanecido deshabitado desde 2008.
Más noticias
Opinión
Opinión Bretón no es un monstruo, ni Martín el nuevo Capote
Frente a la libertad sin peros que defienden unos, la responsabilidad de muchos: la de ciudadanos y librerías que se niegan a comprar o vender, respectivamente, el libro que Anagrama ha tenido a bien materializar.

Recomendadas

Galicia
Galicia Un municipio gallego demanda a la Xunta por la contaminación del embalse de As Conchas
Los vecinos de la comarca de A Limia llevan a la Xunta ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia por la contaminación provocada debido a la cría intensiva de ganado porcino y avícola en esta zona de Ourense.
Residencias de mayores
Residencias Fondos de inversión y residencias: la mano invisible que retuerce los cuidados
Mientras DomusVi, en manos del fondo de inversión ICG, ya es la empresa con más residencias privadas del Estado, residentes, familiares y trabajadoras explican lo que supone que las prácticas especulativas acunen la vejez de las personas.
Feminismos
Irene García Galán “La memoria feminista hay que construirla desde abajo, desde nuestras casas”
‘Hilaria’ (Errata Naturae, 2025) es un libro dedicado a la tatarabuela de Irene García Galán, pero también un ensayo político que navega a través de la memoria feminista, el antipunitivismo y el anarquismo.