Música
Mil Dolores Pequeños: flores de otro mundo

Analizar el contexto en que Mil Dolores Pequeños desarrolló su aventurada apuesta artística produce asombro e induce cierta ternura. Revisar su obra con veinte años de perspectiva depara sorpresas e invita a reevaluar su valiosa aportación a nuestra música popular.

Mil dolores pequeños
20 oct 2018 06:00

Nacido en los albores de la década de los 90, Mil Dolores Pequeños entroncaba con una estirpe creativa tan breve como radical que, durante la segunda mitad del anterior decenio, avanzaba en paralelo a la vía muerta de una movida madrileña ya institucionalizada.

El grupo formado por la cantante Ajo Martín de la Hoz (Saldaña, 1963), el guitarrista Javier Colis (Logroño, 1961) y el percusionista Javier Piñango (Madrid, 1962) operó en los márgenes de una escena independiente en proceso de construcción. Aunque compartía coordenadas espacio-temporales con aquella, manejaba referentes estéticos distintivos, tanto literarios como musicales: Television, James Joyce, Fred Frith, Lydia Lunch, Sylvia Plath, Robert Quine, The Beatles, S.T. Coleridge, The Residents, Robert Fripp, Frank Zappa, Peter Handke o Tom Waits eran nombres que figuraban en su santoral. Desde su pequeña y polivalente sede de la calle del Pez, a un paso de la zona cero de Malasaña, articularon un legado artístico imperfecto e impar que todavía fascina. Por la frescura del resultado, pero también por el arrojo que suponía materializarlo en un mundo pendiente de digitalización, previo al cataclismo de internet.

Sobrados de vocación y entusiasmo, crearon Por Caridad Producciones, célula editorial a contracorriente que dio cobijo a disconformes como Audiopeste, Jacobites, Superelvis, Fitzcarraldo, Mark Cunningham o Accidents Polipoètics. Que un grupo de esta naturaleza lidere las ventas de cualquier catálogo se antoja más ficción que realidad, pero Mil Dolores Pequeños —despachando entre 2.000 y 3.000 copias de cada nuevo álbum— era el contrafuerte comercial del sello.

“Hacíamos lo que nos gustaba y no copiábamos a nadie, aunque se veían todas las referencias”, explica Ajo a El Salto. “España no estaba preparada para ese tipo de propuesta, no había infraestructura detrás, hacíamos todo nosotros. Y era horrible, porque no sabíamos. No había festivales y nos inventamos Experimentaclub para cubrir ese hueco. Hicimos el fanzine Noise Club por lo mismo. Nuestro capital era ese, solo sabíamos de música. Nos llamaban de la fábrica de discos para preguntarnos si el máster estaba bien, pensaban que estaba estropeado. Pagamos los platos rotos de adelantarnos por lo menos diez años”.

La periodista Elena Cabrera (Madrid, 1975) siguió sus pasos desde el principio. No comparte la opinión de Ajo a este respecto, pero hace interesantes acotaciones sobre la idiosincrasia de la banda y el entorno circundante. “No te diría que fueron unos adelantados a su tiempo, pues llegan en el momento lógico en la evolución musical. El indie, a su lado, es el mainstream. Ellos son radicalmente independientes, se mueven en los márgenes, se autopublican, hacen un fanzine apasionante. En realidad, hacen más o menos lo mismo que cualquier otro grupo independiente del momento, por lo que, cuando estaban en activo, ya merodeaba la pregunta de por qué no alcanzaban a un público más amplio. Otro de los motivos, a mi entender, es que el público musical se movía en escenas muy compartimentadas: el gótico en el gótico, el experimental en el experimental y el indie en lo suyo. Esto era algo muy paleto de la época que ahora ha cambiado bastante”.

Javier Colis tenía un interesante bagaje previo a Mil Dolores Pequeños, además de una vastísima cultura musical. Había fundado los efímeros Demonios Tus Ojos junto a Javier Corcobado. Y el interés del sello Triquinoise por Vamos a Morir —trío de espíritu no wave con el que publicó dos álbumes— consolidó su relación con Javier Piñango, excomponente de los oscurísimos Cerdos. Ajo era amiga de Corcobado desde que llegó a Madrid con la excusa de hacer unas oposiciones a las que nunca se presentó. Y había formado parte de Espérame Fuera, No Tengo Fuego, grupo femenino de punk-pop cuyo mayor logro fue presentarse al concurso Villa de Madrid en 1985.

No resulta extraño que, con semejante sustrato, algunos guardianes del underground les llegaran a afear la deriva que suponía Mil Dolores Pequeños. “La intención era hacer un grupo pop y alguno de los radicales que me había seguido llegó a preguntar si estaba de broma”, recuerda Colis. “Ten en cuenta que, cuando llevaba las maquetas de Demonios Tus Ojos y Vamos a Morir a muchos garitos que eran los adalides de la música en Madrid, me decían que no podíamos tocar porque era música improvisada. ¡Eran canciones milimetradas, eso no se puede improvisar! Yo quería llegar a la mayor gente posible, porque sabía que había público interesado”.

El periodista Luis Miguel Flores (Madrid, 1968) se pregunta “¿qué coño le faltó al público?” al hilo de estas consideraciones. “Si bien Lady Lazarus (1993) es un disco difícil de cojones y bastante esquemático, Soul shack (1994) y, sobre todo, Madrid capone (1996) son discos más accesibles y con ese componente de pop, enrevesado y envenenado, pero pop. Yo creo que “Insúltame” tendría que haber sido un hit. Por no hablar de “De la piel pa’ dentro mando yo”, con Escohotado. Y no hay que olvidar que uno de sus rasgos característicos es el humor. No concibo al grupo sin sus ganas de divertirse y, desde luego, era un grupo divertido. La gente tendría que haberse divertido más. Lo de Mil Dolores Pequeños era una colisión de estilos absoluta y muy personal, un intento de trasplantar la vanguardia a un público más amplio a través del humor y el desparpajo, sin olvidar el ruido, la experimentación o la improvisación, y reivindicando a la vez textos de poetas y pensadores como Escohotado o Crémer. Y pese a que Colis y Piñango son músicos de raza, con un componente importante de ‘háztelo tú mismo’ y actitud punk. Por desgracia se quedaron a medias”.


La prensa especializada —cabeceras veteranas como Rockdelux y Ruta 66 o la extinta Boogie— trató bien al grupo. También les dio cuartel Diego A. Manrique desde su espacio en la radio pública. Pero el público mayoritario estaba por otra labor y eran grupos como Australian Blonde, Los Planetas, El Inquilino Comunista o, finalmente, Dover los que vendían discos y entradas.

“No era tan difícil —asegura Ajo—, no era ruidista, había melodía, estribillos, ritmos bailables. Pero era sofisticado y, como no había esas referencias o pocos las conocían, pues digo que son raros y a tomar por culo. Confundían raro con aburrido. Porque en directo éramos divertidísimos, daba gusto vernos”. Colis está de acuerdo e incide en ese componente lúdico que pasó tan desapercibido: “Aparte de la intención pop, había intención de jugar. Yo es que me descojonaba. Pienso en “Millions”, por ejemplo. Había una intención poética, eso siempre, pero también de reírnos de nosotros mismos y de todo. Yo quería quitarme esa pátina oscura que me había acompañado y darle una onda más colorista. No haciendo el payaso, pero dejando claro que habíamos venido a divertirnos”.


Javier Piñango dejó Mil Dolores Pequeños a la altura del tercer álbum, aunque siguió trabajando con sus socios en Por Caridad y —durante el presente siglo— en el festival Experimentaclub. Ajo y Colis estuvieron casados 15 años. Cuando su matrimonio acabó, también terminó Mil Dolores Pequeños. Su último álbum, Opio, fue publicado a finales de 1998.

Nacho Menéndez (Madrid, 1961), compañero de Piñango en Cerdos y socio de este en Triquinoise, no cree “que les faltara nada para triunfar, de hecho tuvieron muy buenas críticas y tocaron bastante, pero este tipo de música de por sí no es comercial, es difícil de escuchar si no tienes un amplio gusto e interés por otras músicas”. Y está convencido de que “su aportación a la música de nuestro país se verá en un futuro, cuando se empiecen a rescatar grupos y propuestas de los años 90 como la suya o las de Corcobado, Vamos a Morir o 713avo Amor”.

Quizá esta reflexión de Colis ayude a comprender por qué no lograron trascender más allá del círculo de iniciados: “A la gente del Agapo, con la que nos llevábamos bien, les parecíamos raros. Nos tenían consideración, pero nos consideraban otra cosa. Teníamos contacto con todo pero era como si perteneciéramos a otro mundo. Términos como vanguardia ahuyentan a la gente. Y a mí me repelía que me considerasen así porque sé que también repele al común de los mortales”.

Ajo y la poesía microscópica
Los tres componentes de Mil Dolores Pequeños han seguido en activo tras la disolución del grupo, pero es Ajo quien mayor proyección pública ha tenido. Ha publicado cuatro volúmenes de sus Micropoemas con un notable éxito que cristaliza en numerosas reediciones de los mismos y en cifras de venta que cuadruplican las de los discos de su antiguo grupo. “He estudiado poco: inglés, alemán... Y he leído muchísimo. La escuela es lo que lees. Con eso te vas convirtiendo en lo que te interesa”, aduce.

Su interés por la poesía microscópica se ha traducido en satisfactorio trabajo a jornada completa: “Tampoco tengo mucha producción, porque cuesta mucho destilar. Es que para escribir dos poemas tengo que vivir diez meses, hasta que macera”. Codirigió los festivales Experimentaclub y Yuxtaposiciones. Publicó el libro de fotografías Bello Público, gestado desde la taquilla del Teatro Alfil, donde trabajaba. Realizó el programa Speed & Bacon en Radio Gladys Palmera y Nanosónico. Pero no quiere saber nada de nostalgias: “Estoy en el presente. Una vez me llamaron para algo de La Movida y pasé. Prefiero que me llamen para reivindicar la lambada”.

 


Archivado en: Música
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Música
Festival de Valdencín Música y reivindicación: así fue el II Festival Tejiendo Redes en Valdencín
Reivindicando el espacio de las mujeres en la música, Valdencín (Cáceres) se convirtió el 9 de noviembre en el escenario de una celebración que trascendió lo meramente musical: la segunda edición del Festival Tejiendo Redes.
Euskal Herria
Kortatu El “Sarri, Sarri” suena en la cárcel de Martutene y el Gobierno Vasco no volverá a permitirlo
Tras las críticas de Covite, PNV y PSE-EE apuestan por una postura unitaria que pasa porque el departamento de Justicia y Derechos Humanos endurezca los requisitos para los actos culturales dentro de las penitenciarías.
Opinión
Opinión Quan isc a buscar l'alegria (carta de amor a València)
Muchas aprendimos a amar València a kilómetros de distancia gracias a una cultura musical y antifascista llena de luz y de sal, de ardor y de dulzaina, de voces que pusieron letra y sonido a nuestros malestares.
Genocidio
Genocidio El TPI emite la orden de detención contra Netanyahu y Gallant por crímenes de guerra
La Sala de Cuestiones Preliminares del TPI rechaza las impugnaciones de competencia formuladas por el Estado de Israel y emite órdenes de arresto contra Benjamin Netanyahu y Yoav Gallant.
Crisis climática
Informe de Unicef El cambio climático multiplicará por tres la exposición de los niños y niñas a las inundaciones para 2050
Es la proyección que hace Unicef en su informe 'El Estado Mundial de la Infancia 2024'. La exposición a olas de calor extremas será ocho veces mayor para 2050 respecto a la década del 2000. “El futuro de todos los niños y las niñas está en peligro”, advierte la agencia de la ONU.
Barcelona
Derecho a la vivienda El hartazgo por la vivienda impagable se da cita este 23 de noviembre en Barcelona
El amplio movimiento por la vivienda catalán, sindicatos y organizaciones vecinales, sociales y soberanistas demandan soluciones urgentes ante una crisis de vivienda sin solución a la vista
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Los sindicatos denuncian a la Comunidad de Madrid por exponer a sus sanitarios a “gravísimos” riesgos
Solicitan la mayor indemnización económica pedida contra una administración por no contar con un verdadero plan de prevención de riesgos laborales para atención primaria.
Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el CAED de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el Estado español.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Violencia machista
25 de noviembre Con el lema “Juntas, el miedo cambia de bando”, el movimiento feminista llama a organizarse este 25N
En un año en el que ha vuelto al primer plano el debate público sobre la violencia patriarcal sistémica que siguen padeciendo las mujeres, la marcha del 25 de noviembre vuelve a las calles el próximo lunes.
Más noticias
Comunidad de Madrid
Paro del profesorado Nueva jornada de huelga en la educación pública madrileña
Este jueves 21 de noviembre el profesorado se vuelve a levantar contra las políticas del gobierno de Díaz Ayuso, que mantiene paralizadas las negociaciones para mejorar sus condiciones laborales.
València
dana A las 20:11, era tarde
Todavía conservamos el horror de cientos de coches amontonados y arrastrados por la riada. Es por esos millones de turismos y sus emisiones ─aunque no solo─ que vivimos en un planeta que se está calentando demasiado rápido.

Recomendadas

Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.
València
Dana y vivienda “La crisis de vivienda multiplicada por mil”: la dana evidencia el fracaso de las políticas del PP en València
La dana ha dejado a miles de familias sin hogar. Ante la inacción de las instituciones, han sido las redes familiares las que han asumido el peso de la ayuda. La Generalitat, tras décadas de mala gestión, solo ha podido ofrecer 314 pisos públicos.