Música
Del tablao al flamenco show: la gentrificación de lo jondo

La precarización del empleo a través de la discontinuidad, la estacionalidad o las competencias cada vez más exigentes es un factor que afecta tanto al cantaor que canta por alegrías en el escenario como al camarero que sirve sangrías en la barra del mismo local.

Flamenco y música balcánica en Saintes-Maries-de-la-Mer
En la ciudad-mercancía “los espectáculos flamencos actúan como máquinas de producir continuamente contenidos distintos”, apunta José Mansilla. Andrea Mantovani
18 dic 2019 06:00

De Barcelona a Granada, pasando por París, Tokio o Nueva York, el arte flamenco es una de las representaciones fundamentales de lo hispano desde hace décadas. Este reconocimiento culminó, al menos por la vía institucional, cuando la UNESCO incluyó al Flamenco —en mayúscula— en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2010. Aunque, en la dirección contraria, el pasado año se quedó fuera de los Premios Grammy Latinos por falta de nuevo material grabado.

La generación más reciente de artistas flamencos es una de las más profesionales de su historia. Al menos, es una de las mejor preparadas: solo en el caso de Barcelona, la ESMUC, una de las principales instituciones públicas de enseñanza musical superior del país, acoge desde 2001 la especialidad de flamenco, por donde han pasado varias personalidades ampliamente reconocidas.

Existe, entonces, una evidente descompensación entre qué y cómo se representa, se proyecta y se reconoce el flamenco nacional e internacionalmente. Parte de este desequilibrio se explica en el sentido en que lo flamenco, lejos de constituir un fenómeno aislado, está inmerso en un entramado de dinámicas que forman parte de un proceso global. Como tal, comparte características con el resto de profesiones artísticas y culturales, y con el sector servicios en general.

La precarización del empleo a través de la discontinuidad, la estacionalidad o las competencias cada vez más exigentes es un factor que afecta tanto al cantaor que canta por alegrías en el escenario como al camarero que sirve sangrías en la barra del mismo local.

La gentrificación y el uso de los espacios

En el distrito centro de Barcelona hay multitud de locales que ofrecen espectáculos de flamenco. Algunos de estos espacios están dirigidos al público nacional y otros al extranjero; en ninguno hay una línea roja que prohíba la entrada a una audiencia u otra. Sin embargo, todos son agentes afectados de una u otra manera por la gentrificación.

Generándola o sufriéndola, de forma más o menos gradual, todos los agentes de este proceso se enfrentan a las crecientes exigencias para acceder a la vivienda y todos están afectados por las condiciones laborales de un amplio sector que, tal y como está concebido ahora, es eminentemente inestable.

José Mansilla, antropólogo urbano y miembro del Observatori d’Antropologia del Conflicte Urbà, define la gentrificación como “un proceso de sustitución de la población de las clases populares y medias-bajas, con limitada capacidad adquisitiva, por otra de clases medias y media-superior, con mayor capacidad adquisitiva; con todo lo que ello implica”. Insiste en que la gentrificación no es más que uno de los muchos procesos en marcha a los que va ligada: “La turistificación, la museización —concepción de los centros históricos como si fueran museos— y otros elementos que acaban generando desigualdades y desplazamientos sociales y económicos”.

Tomando Barcelona como objeto de estudio, la ciudad “está diseñada para atraer capitales y visitantes, que son otra forma de capital”, sostiene Mansilla, añadiendo que, en definitiva, todas las dinámicas mencionadas se desencadenan “bajo la consideración de Barcelona como una ciudad-mercancía”.

A esta lectura, Antonio Manuel, jurista y escritor, añade que “una de las principales consecuencias de la gentrificación, y particularmente de la turistificación, tiene que ver con la conversión de las ciudades en atrezo”.

Para ahondar en su análisis de cómo las ciudades “se desalman”, el autor de Flamenco, arqueología de lo jondo (Almuzara, 2018) echa mano de la lengua: “La vivienda es el gerundio en femenino del verbo vivir. Si un inmueble es el cuerpo y la vida es el alma, cuando hay un inmueble efectivamente habitado, hay una vivienda; esta es vida que contagia alrededor y acaba conformando una extensa red de vida. La turistificación, en cambio, le quita el alma a las ciudades, robándoles las viviendas para convertirlas simplemente en inmuebles de paso”.

La progresiva transformación de los espacios urbanos en no-lugares o sitios de paso afecta también de diversas formas a cómo se entiende la cultura y el ocio. Uno más de los elementos a los que afecta la uberización cultural es el flamenco. En palabras de Antonio Manuel, “si es grave que un barrio pierda la vivienda —el alma—, la gravedad es mayor aún cuando hablamos de flamenco, que es en sí mismo alma. Aquí la sensación de desarraigo es tremenda porque el flamenco se incorpora al decorado de la ciudad, convirtiéndose en un producto más de consumo”.

Para el jurista cordobés, “la solución a este proceso gentrificador tanto de la cultura como de la vivienda —y todo lo demás— pasa por encontrar una fórmula de equilibrio en que el turismo sea un elemento más de riqueza dentro de las ciudades, pero no el virus que acabe con ellas”.

El uso flamenco de los espacios y la universalización

En El Dorado, asociación cultural barcelonesa sin ánimo de lucro, llevan 12 años basando sus actividades en el trabajo voluntario de los socios, pero “aunque somos pobres, miramos al cielo”, confiesa Pedro Barragán, presidente de la asociación.

En su local, parte de un centro cívico municipal que comparten con otros colectivos del tejido asociativo, organizan sobre todo conciertos y conferencias porque “entendemos el flamenco como cultura, no como espectáculo, por eso las cosas que hacemos abarcan todas las vertientes en que el flamenco se manifiesta”. Las actividades que organizan son siempre de pequeño formato, más allá de por el espacio y los recursos que poseen, porque “la mejor forma en que el flamenco se expresa es como un arte minimal: ‘menos es más’ como decía van der Rohe”, sostiene el presidente de El Dorado.

Fruto de la dedicación y el cariño por la cultura flamenca, poco a poco han ido despegando hasta conseguir acoger a artistas de primerísimo nivel como Rocío Márquez, Israel Galván, Mayte Martín, Arcángel, Rocío Molina o Pepe Habichuela. Aunque, aclara Barragán, “siempre considerando que nuestra posición era ofrecer una tribuna a jóvenes músicos. Lo que queríamos y queremos demostrar es la vitalidad del flamenco, que tiene una salud de hierro”.

Preguntado por cómo les afecta a ellos, y a la cultura a la que dan cobertura, la turistificación de la ciudad afirma rotundamente que “el turismo le ha afectado al flamenco toda la vida”. También explica la deuda que tiene el flamenco con el extranjero desde el siglo XIX, cuando los flamencos que vivían en España cambiaban sus hábitos —técnica, vestuario…— en base a cómo cambiaban los de los flamencos que iban o vivían en metrópolis como París, Londres o San Petersburgo.

El día que El Salto entrevista a Barragán, Faustino Núñez, catedrático de flamencología, da una conferencia sobre el bailaor Antonio Gades. Se suma a la conversación y agrega que “no hay flamenco que no tenga su piso pagao con el dinero de Japón o de las giras internacionales. Si fuera por trabajar aquí, los flamencos estarían tiesos”, aunque reconoce que “los nacionales, por supuesto, lo han saboreado y lo saborean”.

Lo que señala Núñez tiene que ver con la capacidad universalizadora del flamenco, diferente y en gran medida contraria al fenómeno gentrificador de los espacios, aunque sus diferencias inviten a la confusión. “Cuando los flamencos van a Japón están diversificando y rompiendo la barrera uniformadora de la globalización: el flamenco, como cultura resiliente frente al nacionalcatolicismo y como arte universalizador, se puede colocar —y de hecho así lo hace— en cualquier punto del planeta”, matiza Antonio Manuel.

La flamencura como profesión

En Las Ramblas de Barcelona se encuentra El Cordobés, uno de los tablaos flamencos más conocidos de la ciudad condal. Allí, como a El Dorado, también acuden artistas flamencos de primer orden, aunque por un caché muy diferente: los precios oscilan entre los 40 y 80 euros y su web está disponible en nueve idiomas.

A unas calles de allí, en el barrio del Raval, se encuentra Robadors 23, local fundado hace 15 años y con una programación que recoge sesiones diarias de flamenco y jazz a precios asequibles para la mayoría de la población, sea o no local.

Al hilo de lo que implica la profesión para los propios artistas, Ramón ‘Tato’, cantaor habitual en este y otros locales, dentro y fuera de España, afirma que “aquí el turismo genial, porque se llena el local y la gente paga la entrada y consume”.

Por su parte, la bailaora Cristina Benítez aclara que “es cierto que el turismo paga y eso nos va genial, pero también es verdad que cuando se trabaja tanto aquí como fuera —en Japón, Francia, Turquía, Italia, Canadá…— se perciben una afición y un nivel impresionantes”.

En cuanto a la dedicación profesional al flamenco, Pedro ‘El Popo’, percusionista, reconoce que “nosotros intentamos dedicarnos a esto, pero hoy en día venden un espectáculo que en muchos casos no es verdad. Quien llega a la ciudad viene con una expectativa y lo que se le suele vender es un producto”. Aunque “hay de todo y, sobre todo, hay espacios como este [Robadors 23] que tienen su propia dinámica”, zanja.

La construcción de determinadas dinámicas y espacios de resiliencia es inherente a la profesión flamenca —a su flamencura, entendida como el arte de sobrevivir siendo flamenco— y, como defiende Antonio Manuel, “si antes el flamenco era la expresión cultural de un superviviente, después pasó a ser su pan para sobrevivir”. Y, continuando el argumento, “lo que no puede ser es que ahora mismo el flamenco pueda ser una cosa de un puñado de elegidos y el resto tenga que sobrevivir en los surcos porque se trata de los nuevos jornaleros: el precariado cultural. De hecho, es la vuelta a la cueva, a los orígenes del flamenco: el natural, el campesino, el marginal, el excluido… son jornaleros del cante”.

Flamenco
Pedro Lópeh: “Es esta una época de mucho sufrimiento, de odio y al final el flamenco habla de eso”
Este viernes Pedro Lópeh lleva a Mérida ‘Ramo de coplas y caminos’, una introducción sentimental al cante, un mapa con indicaciones llanas para todos los que quieren acercarse al flamenco.

Aportando la perspectiva antropológica al asunto, José Mansilla apunta que, efectivamente, en la ciudad-mercancía “los espectáculos flamencos actúan como máquinas de producir continuamente contenidos distintos”.

Pero si nos hacemos las preguntas apropiadas, es fácil darse cuenta de que “en realidad, el proceso de la turistificación tiene una doble cara: en tanto que se cumplan parte de las expectativas que ambos traen —los ‘comportamientos esperados’ del local y el del turista— ya va bien. No hay nada que sea ‘lo real’. Lo real lo construimos nosotros”.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Música
La revuelta La fiesta y la revuelta
Del Congo Square de las comunidades negras de Nueva Orleans a los carnavales del Movimiento de los sublevados de la tierra, la música y la fiesta han ido de la mano de la subversión política y social.
#45022
23/12/2019 14:52

No conozco la escena flamenca de Barna a fondo aunque lo de El Dorado es una experiencia única y apasionante. Sobre la gentrificación os contaré mi experiencia. Antes de los juegos olímpicos de 1992 (entre 1987 y 1989) viví Barcelona intensamente, salía con una chica inglesa que vivía en el centro (ahora gentrificado) íbamos a comer al chiringuito de la Barceloneta y había muchas fiestas en esos pisos de los barrios cutres del centro (Ramblas, distrito 21, Avinyó) Casi nunca me encontré con catalanes en esas fiestas. Eran los guiris los que gozaban barcelona, los que vivían en esa parte de la ciudad. Esos barrios fueron abandonados por barceloneses que se habían ido a vivir al campo o a la parte alta. Comenzaron a volver ( a los restaurantes) y luego fueron esos mismos propietarios los que volvieron a abandonar esas zonas (después del 92) para hacer negocio con los pisos turísticos.
Fdo un periodista musical (y flamenco) condenado a la precariedad de los medios de comunicación

0
0
#44883
18/12/2019 18:18

Hola. Me ha encantado el artículo. Y en uno de los apuntes, menciona con mucha razón. El flamenco como el jornalero, precariedad como la del camarero! Tiene mucha razón en la mayoría de las cosas, la cultura tiene la llave de muchas ciudades, no así el trato que recibe. Saludos.

0
0
Genocidio
Genocidio La ONU advierte de que un ataque sobre Rafah colapsaría la distribución de ayuda en Gaza
Turquía suspende todo el comercio con Israel. El fiscal del Tribunal Penal Internacional advierte de que no admitirá “amenazas” después de que trascendiera que imputará a Netanyahu y los suyos.
Fútbol
Fútbol Vicente del Bosque como respuesta a las presiones de Fifa y Uefa
El nombramiento del exseleccionador como presidente de la Comisión de Normalización, Representación y Supervisión busca alejar los fantasmas de una intervención política de la RFEF.
Memoria histórica
Memoria histórica Relatores de la ONU piden a España que actúe contra las leyes antimemoria de tres autonomías
Los relatores internacionales denuncian las posibles vulneraciones de derechos de dos normas en proceso y una aprobada por los Gobiernos de coalición de Partido Popular y Vox en tres comunidades autónomas.
Cine
Cine 'Civil War', estética geopolítica en tierra de nadie
La sensación es que Civil War se queda en algunas ocasiones en una peligrosa tierra de nadie, tanto en sus cambios de estilo como en su contenido.

Últimas

El Salto n.74
Revista 74 Cuando los algoritmos te explotan: no te pierdas el número de primavera de la revista de El Salto
De cómo los algoritmos y la IA gestionan el trabajo de cientos de millones de personas con ritmos y condiciones del siglo XIX, y de mucho más, hablamos en nuestro número de primavera. Ya disponible para socias y en los puntos de venta habituales.
Eventos
Evento Un Salto al periodismo del futuro: súmate a nuestro primer evento para estudiantes y jóvenes profesionales
El viernes 10 de mayo, El Salto organiza una jornada de periodismo joven para profundizar en temas clave, nuevos lenguajes y formatos, desde un enfoque eminentemente práctico.
Comunidad El Salto
Palestina La campaña de apoyo a Gaza de El Salto recauda más de diez mil euros para la UNRWA
El pasado 26 de febrero, tras más de cuatro meses de ofensiva militar de castigo por parte Israel sobre la Franja de Gaza, desde El Salto decidimos ir más allá del periodismo ante la gravedad de los hechos.
Formación El Salto
Formación El Salto Fotoperiodismo y movimientos sociales: Una mirada a las luchas desde abajo a través de un objetivo
La Escuela de Periodismo Crítico de El Salto ofrece su primer curso presencial, en el que abordaremos, de la mano de nuestros fotógrafos, cómo plasmar a través de la imagen movilizaciones y resistencias.
Periodismo
Periodismo Desinforma, que algo queda
En la fecha que se conmemora el Día de la Libertad de Prensa, hay que analizar sus dimensiones, la opacidad en el reparto de la publicidad institucional, la necesidad de la alfabetización mediática y qué medidas concretas pueden llevarse a cabo.
Más noticias
Educación pública
Educación a la madrileña Huelga de profesorado en Madrid o cómo organizar la protesta desde abajo
El profesorado madrileño convoca los próximos 8 y 21 de mayo dos jornadas de huelga para que se reviertan los recortes de la época Aguirre en una protesta que tuvo su génesis al margen de la mesa sectorial.
El Salto Twitch
Antirracismo Frente a su racismo, respuesta comunitaria antirracista
El tema de “Entre el nopal y el olivo” de hoy nace desde la reflexión (no nuestra y no nueva) de cómo responder desde la colectividad a la violencia racista. Cómo imaginamos un horizonte antirracista. Cómo pensar estrategias juntas.
Análisis
Análisis No dejemos de hablar de Siria
La situación humanitaria en Siria se endurece en un contexto de inestabilidad regional, mientras que la ayuda internacional que el país recibe es muy inferior a la necesaria.
Opinión
Opinión La necesidad de reelaborar la memoria del fascismo italiano
El autor reclama la necesidad de organizar una ofensiva en torno a la elaboración del pasado fascista y la política del recuerdo en Italia.
Represión
Represión La Policía detiene por segunda vez en 2024 al portavoz del SAT, Óscar Reina
La Policía Nacional ha detenido al Portavoz del Sindicato Andaluz de Trabajadores, Óscar Reina, durante la mañana del jueves en Navarra. El líder del SAT es uno de los sindicalistas que más detenciones acumula dentro del Estado español.

Recomendadas

Rap
Rap Viaje a los orígenes del hip hop en España: “Nadie esperaba ganar dinero con el rap”
El historiador Nicolás Buckley y el periodista Jaime Valero, exredactor jefe de HipHop Life, publican Maestro de ceremonias, un libro sobre la historia de la cultura hip hop en España.
Sidecar
Sidecar Las reglas del juego
Aunque es poco probable que el reciente intercambio de fuego entre Israel e Irán desemboque en una guerra total, este ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de Israel en un momento político decisivo.
Arte contemporáneo
Artivismo Lara Ge: “A través de la práctica creativa nutrimos el espacio comunitario”
Ideadestronyingmuros desarrolla temas sobre feminismo, alternativas de vida al capitalismo y también sobre movimientos migratorios, con una fuerte posición transfronteriza.
En el margen
Francisco Godoy Vega “El ojo del blanco es como el ojo de Dios: es abstracto, es superior y puede verlo todo”
Doctor en Historia del Arte, Francisco Godoy Vega forma parte del colectivo de arte colaborativo Ayllu. Este activista antirracista aborda las consecuencias del supremacismo blanco. En 2023 publicó el libro ‘Usos y costumbres de los blancos’.