Laboral
Socorro, la jornada de trabajo se ha comido mi vida

Cambiar de huso horario. Salir del tajo a las seis. La jornada laboral tiene un impacto directo en el bienestar de las personas. Los intentos para racionalizarla chocan con un mercado laboral más precario tras la crisis.

La Vida Cansada
Un hombre disfruta de sus vacaciones en un paraje del País Valenciano. David F. Sabadell
No. Ni Tania, ni Teresa, ni Rodrigo creen que un acuerdo para finalizar la jornada de trabajo (remunerado) a las seis vaya a mejorar su calidad de vida. Sí, estarían de acuerdo en trabajar menos. No, no creen que el cambio de huso horario por sí solo pueda tener repercusiones significativas en la organización de sus vidas, contestan en un grupo de debate de WhatsApp.

En diciembre, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, anunció que el Gobierno intentará llegar a acuerdos para poner fin a la jornada laboral a las 18 horas y que estudiará la posibilidad cambiar el huso horario. La presidenta del Congreso, Ana Pastor, convocó el pleno de la última semana de enero a las tres de la tarde, en lugar de a las cuatro, y aseguró que su intención es “adelantarlo bastante más” para evitar unas jornadas de debates parlamentarios que con frecuencia se alargan hasta las diez de la noche. Algunos ayuntamientos apuestan por la jornada laboral de 35 horas.

3 horas 23 minutos
Es el tiempo que las mujeres dedicaron al día al trabajo doméstico en 2013, una hora menos que en 1993. Los hombres, por su parte, dedicaron en 2013 a estas tareas una media de 1 hora y 59 minutos, 15 minutos más que en 1993, según la encuesta de presupuestos del tiempo de Eustat.

Leemos sobre job sharing (una práctica que consiste en compartir empleo y salario, y que promueven el 48% de las empresas en Reino Unido y el 23% de las belgas y holandesas) mientras hacemos malabares para compaginar vida y trabajo remunerado. 

“Evidentemente la jornada de trabajo es una gran preocupación para la mayoría de la población, puesto que tiene un impacto en el bienestar enorme”, reflexiona Salvador Moncada, investigador del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS). Pese a la aparente preocupación por racionalizar los horarios, Moncada percibe una presión de las empresas en el sentido contrario: “Hay presión para, por un lado, alargar la jornada y, por otro, para que cada día estemos más disponibles a cualquier hora”. “Es evidente que hay un conflicto que hay que resolver”, concluye.

doble presencia
La doble presencia es el factor en el que se da una mayor diferencia en la prevalencia entre hombres y mujeres, siendo un factor de riesgo para el 26,32% de las mujeres frente al 5,12% de los hombres.

La socióloga de la Universidad del País Vasco Matxalen Legarreta también pone en duda las causas de esa supuesta urgencia por racionalizar los tiempos. “La mayor preocupación que había en los años 90, cuando se implantaron las primeras medidas de conciliación, y que creo que sigue existiendo detrás de estas lógicas, es que las mujeres pudieran participar en el mercado laboral sin desatender el ámbito doméstico familiar”, asegura. Además, indica esta experta en usos del tiempo, en general se trata de medidas que benefician a las personas que están más estables en el mercado laboral y se olvidan de quienes trabajan de una manera más precaria. 

un mercado de alta tensión

Un cóctel de baja influencia de las personas asalariadas, escaso control sobre los tiempos y pocas posibilidades de desarrollo sitúa el mercado laboral español entre los llamados “países de alta tensión”. Hasta 4,5 millones de trabajadores estarían expuestos a esta alta tensión, un dato que podría quedarse corto, ya que está basado en estimaciones de la encuesta que realiza ISTAS en la población asalariada con contrato.

4,5 millones
Es el número de personas que estarían trabajando en condiciones de “alta tensión” en el Estado español, según las estimaciones de la encuesta de ISTAS. Esta encuesta se hace a personas que trabajan con contrato laboral, por lo que la cifra podría ser mucho mayor.

En este marco, a la elevada exposición a riesgos psicosociales se le suma una alta inseguridad que explica el escepticismo de Teresa, Tania y Rodrigo sobre la posibilidad de racionalizar las jornadas de trabajo. Supresión de turnos, ajustes de salario o reubicaciones de personal son algunas de las medidas que se han tomado en los últimos años en la fábrica de coches en la que trabaja este último, en Castilla y León. La inestabilidad inherente al sector audiovisual, en el que ha estado empleada varios años, ha llevado a Tania a tomar la decisión de dar un giro radical y lanzarse a estudiar magisterio con 37 años, en busca de un trabajo compatible con la crianza. La “tensión” en el sector de Teresa, que tiene un puesto de responsabilidad en una gran empresa tecnológica —y tres hijos— viene más por las exigencias de unas tareas que le impiden desconectar fuera del horario de trabajo, por lo que su jornada se alarga más allá de las 40 horas y más allá de la oficina.  

una hora más
En 1993 las mujeres asumieron 6 horas y 13 minutos de trabajo y los hombres 5 horas y 6 minutos ­(ellas trabajaron 1 hora y 7 minutos más), mientras que en 2013 las mujeres dedicaron al trabajo 5 horas y 39 minutos frente a las 4 horas y 48 minutos de ellos (ellas trabajaron 51 minutos más).

La encuesta sobre exposición a riesgos psicosociales en la población asalariada que realiza ISTAS indica que entre las prevalencias más significativas para toda la población están la baja influencia, un escaso control sobre los tiempos de trabajo, altas exigencias cognitivas o sensoriales, alta inseguridad y unas bajas posibilidades de desarrollo.

“La evolución de esta interacción entre exigencias y control es cada vez más hacia la alta tensión”, explica Moncada. “Si miramos la evolución comparando los años 2005 y 2010, en el año 2010 hay un aumento notable con respecto a 2005, y la hipótesis es que esta tendencia se mantiene”, dice Moncada, que está en pleno análisis de los datos recogidos en 2016.

A falta de una conclusión clara sobre los datos de 2016, insiste, los indicadores confirmarían otra tendencia: la desigualdad de género. La encuesta de 2010 revela que las mujeres están más expuestas que los hombres a 12 de los 16 riesgos para los que encontramos diferencias entre sexos. Entre ellos, uno emerge con claridad: la doble presencia, factor de riesgo para un 26,32% de las mujeres frente al 5,12% de los hombres.

hambrientas de tiempo

Una suma del tiempo dedicado al trabajo remunerado y no remunerado explica, junto con la prevalencia de la doble presencia —el hecho de que recaigan en una misma persona la necesidad de responder a las demandas del espacio de trabajo doméstico y del asalariado— el “hambre de tiempo” (como dice Legarreta, acordándose de la reivindicación de las feministas italianas que en los años 90 proclamaban que “el tiempo es un perro que muerde más a las mujeres”), ese malestar en torno al tiempo que tiene especial impacto en las mujeres.

Según la encuesta de Eustat, que muestra una evolución de 20 años en los usos del tiempo de la población vasca, en 2013 las mujeres dedicaron al trabajo cinco horas y 39 minutos frente a las cuatro horas y 48 minutos de ellos (ellas trabajaron 51 minutos más que ellos).La falta de tiempo es fuente de “profundo malestar” para Teresa, explica desde el trabajo en el grupo de WhatsApp mientras piensa en recoger a los niños, llevar al perro al veterinario y comprar un regalo a su sobrina. Tania también siente el peso que supone la necesidad de negociar constantemente los tiempos con su pareja, en un contexto (ella estudia, él trabaja) en el que las horas de ambos no tienen el mismo valor, ya que las suyas (cuidado-estudio) no son remuneradas.

“Es un indicador de la persistencia de las desigualdades de género que las mujeres no tengamos igual acceso al tiempo propio, me parece un derecho humano bastante básico”, asegura Legarreta.
Los datos de Eustat parecen mostrar una tendencia a la disminución de la brecha de género en el trabajo doméstico, ya que aumenta tanto el porcentaje de hombres que los practican como la cantidad de tiempo efectivo que le dedican. Legarreta pide precaución al interpretar estos datos.

“No, no está claro que las desigualdades hayan menguado por la crisis”, asegura. “Hay estudios que apuntan a que con la pérdida de la centralidad del mercado laboral en los hombres, sí se puedan estar dando arreglos más cercanos a la corresponsabilidad, pero en el trabajo de campo hemos encontrado que no siempre es así”, argumenta. 

De esta manera, pese a que hay hombres que sí resignifican su identidad cuando se encuentran en una situación de desempleo, eso no implica que las mujeres pierdan su rol como principales gestoras del hogar. En otros casos, cuenta, se observa una resistencia a reconfigurar el día a día y la identidad masculina en relación con el cuidado en una situación de desempleo de ellos. 

“Creo que no es solo un problema de tener más horas al día, sino de cómo encajar diferentes tiempos que se rigen por lógicas diferentes”, concluye Legarreta, que subraya la tensión que supone encajar la “lógica de la sostenibilidad” con la “lógica de la acumulación” y que añade a las dos esferas tradicionales de análisis (trabajo-hogar) una tercera, que es la de la participación política.

“La expectativa es que llegues, así que lo intentas aunque vayas con la lengua fuera”, dice Teresa. “La vida urbana en general es un poco así... amontonados pero solos”. 

Archivado en: Laboral
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Laboral
Derecho laboral Derecho del trabajo en la Constitución de 1931: “Pan, trabajo, techo e igualdad”
Con la República nos encontramos ante una concepción moderna del Derecho del Trabajo, que impulsará la modernización de la política social y económica
Precariedad laboral
Precariedad laboral Europa presiona de nuevo a España para que modifique la indemnización por despido improcedente
El Consejo de Europa concluye que el sistema español viola la Carta Social Europea al considerar que la compensación española no repara el daño a los trabajadores ni disuade de hacerlo.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Los trabajadores de Metro celebran el nuevo convenio pese al temor de perder empleos por las automatizaciones
“Es el mejor acuerdo que he visto en 43 años que llevo trabajando aquí”, explica el representante de Solidaridad Obrera en la mesa negociadora, Braulio del Pozo, que destaca que se recupera en parte el poder adquisitivo de la plantilla.
Comunidad de Madrid
Instituto del Menor La Comunidad de Madrid arranca una hija a una mujer peruana que ha denunciado violencia de género
La madre afectada, Pamela L.C., considera que ha habido un componente racista en el arrancamiento. La mujer no obtuvo ninguna información sobre el paradero de su hija hasta la citación en el Instituto Madrileño del Menor una semana después del parto.
Almería
Medio ambiente La demolición del Algarrobico será “este mismo año”
El Gobierno ha publicado en el BOE el proceso de expropiación de la parcela. La ministra de Hacienda asegura que el derribo será “con o sin la colaboración de la Junta de Andalucía”.
León
Accidentes laborales Cuatro mil personas despiden en Villablino a los mineros muertos
Los sindicatos se concentran en Oviedo y exigen al Principado que se persone como acusación particular en el proceso penal. En 2023, un vecino alertó de las condiciones de inseguridad bajo las que operaba la mina.
Desempleo
Empleo El paro en mujeres marca un mínimo histórico desde 2008
El desempleo se ha reducido en 146.865 personas en los últimos 12 meses, de los que casi 79.000 son mujeres. La tasa de población activa femenina llega al 47%.

Últimas

Universidad
Educación El Gobierno anuncia el endurecimiento de la normativa para la creación de universidades privadas
El Consejo de Ministros aprueba la tramitación urgente de una modificación en la legislación que regula la creación de centros privados de enseñanzas universitarias.
Formación El Salto
Formación Masculinidades neoliberales: afectos de odio, cultura bro y extrema derecha
Abiertas las inscripciones para esta nueva propuesta de formación online, que abordará la relación entre el fortalecimiento de las derechas, el avance de un neoliberalismo desbocado y la aparición de culturas de género cada vez más conservadoras.
Estados Unidos
Estados Unidos Estudiantes de Columbia luchan contra las amenazas de deportación
Los estudiantes de Columbia se unen mientras el ICE y el Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) atacan el activismo palestino. “[Columbia] está dispuesta a concederle al gobierno de Trump todo lo que quiera”, declara un estudiante a Mondoweiss.
Ecuador
Hacia el 13 de abril Acuerdo histórico de la izquierda y el movimiento indígena para la segunda vuelta de las elecciones en Ecuador
La alianza entre la Revolución Ciudadana y Pachakutik, el brazo político del movimiento indígena, no se producía desde 2006 y podría ser determinante para la victoria de la candidata correísta, Luisa González, en las elecciones del 13 de abril.
València
València La turistificación masiva asfixia los distritos valencianos de Camins al Grau y Algirós
El vecindario se organiza en una plataforma para luchar por el derecho a la vivienda en dos de los distritos con mayor presión turística de la capital del Turia.

Recomendadas

Asturias
Asturias Cinco muertos en la mina de Zarréu: demasiadas preguntas sin respuesta
El accidente más grave en la minería asturiana en casi tres décadas vuelve a poner en cuestión el sistema de permisos, controles y ayudas públicas para minas en proceso de reconversión.
Violencia obstétrica
Violencia obstétrica Helena Eyimi, matrona: “El parto es un misterio y queremos controlarlo todo, pero no podemos”
Consentimiento informado, trato personalizado y libertad de elección. Para Helena Eyimi (Madrid, 1975) , matrona asesora de Naciones Unidas, es fundamental que las mujeres se sitúen en el centro de las decisiones durante el parto y esos tres conceptos son clave.
Culturas
Culturas Lorca fue también un visionario que intuyó los vínculos entre la música negra y el flamenco
La 24ª edición del Festival de Flamenco de Nueva York abrió un espacio de debate para analizar el impacto que tuvo el movimiento cultural del Renacimiento de Harlem en la obra del poeta granadino.