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Elecciones
Cádiz, tacita de la turistificación y el desempleo, costa de la especulación y una sierra en el olvido
La provincia de Cádiz, una de las mari-montaña de Andalucía, cuenta con 1.260.204 habitantes, según datos de 2022 del INE. Está dividida en seis comarcas (la Bahía de Cádiz, la Campiña de Jerez, la Costa Noroeste, la Janda, la Sierra y el Campo de Gibraltar) que dotan al territorio de una marcada diversidad tocada por problemáticas transversales como el desempleo, la turistificación, la pérdida de zonas naturales y agrarias, la desindustrialización y la falta de conexiones.
Su condición costera y serrana la posiciona como uno de los lugares de mayor interés turístico, aunque con un doble rasero: el aumento descontrolado de la oferta para turistas y el sometimiento de su población a buscar salida laboral en el sector terciario, ante la falta de alternativas laborales. Este turismo de masas lleva consigo, además, el encarecimiento de los alquileres y la expulsión de las vecinas de los barrios, daños colaterales de una turistificación que va in crescendo; atractivo para foráneos y destructor, en muchos casos, para oriundos.
Según la última Encuesta de Población Activa (EPA), la provincia gaditana se posiciona como la segunda con mayor desempleo a nivel nacional, por detrás de Melilla, con 24,96% en el primer trimestre de 2023. En este sentido, el municipio con más de 40.000 habitantes con mayor tasa de desempleo es la Línea de la Concepción (35,61%), Arcos de la Frontera con un 30,82% también es el primero en desempleo en los de menos de 40.000. Por su parte, Cádiz capital cuenta con el menor porcentaje de desempleo en los municipios de más de 40.000 habitantes, aunque la cifra no es menor, pues tiene 11.382 desempleados en un total de 113.000 habitantes, según el INE.
Gaditanas expulsadas de su casa
Desde 2016, Cádiz ha perdido unos 6.000 habitantes y ha ‘ganado’ 12.000 plazas de alojamiento turístico. Estos datos los revela el colectivo Calle Viva, que trabaja desde hace años por un modelo de ciudad más habitable y lucha contra la proliferación incesante de los alquileres turísticos. Su portavoz Jesús Ruiz lamenta el grave problema de turistificación al que se enfrenta la capital gaditana: “Actualmente hay registradas 2.459 VFT, el 70% están en el casco antiguo y de los 39 apartamentos turísticos, el 85% también está situado en la zona céntrica”.
“La Viña es el barrio con más características turistificadoras, viendo la pirámide demográfica se traduce en el cierre de líneas educativas o el difícil acceso a vivienda”
Entre los barrios más afectados se encuentra La Viña, que ha perdido un 20% de su población y que apenas llega a 5.000 habitantes. Las vecinas Carmeluchi han sido sustituidas por ciudadanas Karen en busca de “tortitas de camarones” o de patinillos sin Marías cuchicheando, donde ahora se hospedan ruidosos grupos de veraneantes random. “Es el barrio con más características turistificadoras, que se advierte en la expulsión de vecinos, en cómo se ha invertido la pirámide demográfica, el cierre de líneas educativas o el difícil acceso a vivienda por el encarecimiento de compra y del alquiler” comenta Ruiz.
A principios de año, Cádiz se situaba entre los lugares donde más había subido el alquiler –“el doble que los salarios”, apunta Ruiz–. El portavoz de Calle Viva insiste en la necesidad de cambiar el discurso hacia “la capacidad de carga turística”. Desde el colectivo apuestan por una ciudad que contemple la convivencia de los pisos turísticos en las fincas de vecinas, motivo de conflicto por la basura, la fiesta y el ruido generado; que en el plano económico “no se lleven el beneficio los cuatro bolsillos de siempre”, debido a la gran dependencia del turismo y que se acate la amenaza ecológica que supone el sobre gasto del agua, el humo de los cruceros que atracan en el muelle y el colapso de toallitas durante los meses de verano.
La incertidumbre del metal
Tras la huelga del metal, llegó la cuenta atrás para las trabajadoras de la planta de Airbus en Puerto Real. “Nos han dicho que nos iremos en septiembre para el Centro Bahía de Cádiz (CBC) de El Puerto de Santa María, lo que no sabemos es cómo lo van a hacer”, reconoce una de las afectadas. “Incertidumbre” es la palabra que se repite una y otra vez. “En un primer momento se pensó en una nave de 4.000 metros, pero con el actual PGOU, el ayuntamiento portuense no da permiso para las ampliaciones”, apunta.
La misma trabajadora explica a El Salto Andalucía que “para meter nuestra faena en el CBC, calculan que van a tener que soltar un alto porcentaje de su actual carga de trabajo, pero aun así no cabrían todas las estructuras donde hacemos los aviones”. Una maniobra que sospechan podría derivar el trabajo sobrante a subcontratas. “Con lo que nos pagan a uno de nosotros, pagarán a dos trabajadores por 12 horas a 1.000 pavos y encima tendrán que estar agradecidos”, se teme la trabajadora.
Esta fusión se vendió como “un gran polo industrial”, algo que los trabajadores no ven del todo claro, ya que en la actualidad no saben ni cuánta gente se va a ir para El Puerto, ni cuánta faena ni de qué manera. “Ojalá me equivoque, pero por ahora todo eso es mentira, ya que se firmó un acuerdo en blanco”, advierte la montadora, que no siente que les hayan engañado, sino que directamente “nos han regalado”. Lo próximo será luchar por los convenios en El Puerto y por no perder los derechos que ya lucharon en Puerto Real.
Reverdecimiento de la provincia y respeto al patrimonio natural
Desde Agaden-Ecologistas en Acción sostienen la “necesidad imperiosa” de que los municipios no vivan de espaldas a los espacios naturales y las zonas agrícolas que quedan en la provincia. En este sentido, lamentan que se esté retomando el boom de proyectos inmobiliarios megalómanos en detrimento del medio ambiente en numerosos enclaves.
Son conscientes de que tiene que haber un cambio en la producción energética, en alusión a las placas solares, pero ese cambio, sostienen, “no tiene por qué pasar por la pérdida de zonas que son productivas desde el punto de vista del sector primario”, y que lleva a la provincia a depender únicamente del turismo masificado. En cuanto al reverdecimiento de pueblos y ciudades, defienden una política mucho más fuerte de arbolado para conseguir, al menos, llegar a las cifras que la UE aconseja por habitante.
De cara al cambio climático, la adaptación y protección de la costa resulta fundamental para el colectivo. “Nuestro sistema dunar y costero está en el punto de mira y tenemos que recuperar aquello que se pueda para evitar la degradación”, comentan, ya que “existe una vertiente al uso incesante de nuestros espacios naturales con políticas desde ayuntamientos que están incitando a la masificación en los pocos espacios que nos quedan y que deben ser protegidos”. Para ello, proponen a los próximos gobiernos locales la creación de planes locales de adaptación al cambio climático que “sean ambiciosos y realistas”. Así como facilitar el uso de transporte público y de la bicicleta entre localidades, debido a la gran desigualdad existente en los territorios de la provincia en cuanto a conexiones.
El tramo de Eurovelo sigue generando discrepancias. Justo este fin de semana se manifestaba un grupo de personas para evitar su paso por la zona de Cádiz. “Es una barbaridad hacer una zona ciclopeatonal que cruce la zona dunar, cuando ya hay una carretera y un carril paralelo a la vía del tren”, advierten desde Ecologistas. Aunque se ha conseguido parar el avance por la zona de Cortadura, las obras continúan a su paso por Torregorda hasta San Fernando, donde se encuentran nidos de aves e incluso pollos habitando el parque natural. “No es solo un problema biológico, sino contra el cambio climático y el patrimonio de la zona”, denuncian.
La invasión de las energías renovables conllevaría un gran cambio de las campiñas tal y como las conocemos
En el caso de Jerez, Ecologistas en Acción de la ciudad expresan que uno de los principales problemas que afectará la zona es la invasión de proyectos de energías renovables (fundamentalmente fotovoltaica) en la actual campiña, unos hechos que provocarán una transformación sin precedentes del paisaje jerezano, con todo lo que eso supone.
“Entre acabados, aprobados y en vías de tramitación tenemos constancia de 40 proyectos, que van a necesitar alrededor de unas 6000 hectáreas para su instalación, lo que supondrá la ocupación de superficie fértil cultivable con la consiguiente pérdida de jornales, la afección paisajística y la extinción de especies de nuestra campiña”, comentan.
Ecologistas ha reclamado a las distintas administraciones una planificación que, “por los intereses de grandes empresas energéticas y fondos de inversión internacionales”, se ha frenado. “El resultado será una invasión del espacio como no alcanzamos a imaginar, llevado a cabo en contra de los intereses de la mayor parte de la población, sin apenas información de las consecuencias que esto tendrá en el futuro y sin dar la oportunidad de participar a la gente del lugar”, lamentan desde la agrupación.
Jerez, la más poblada y desempleada
Jerez es la ciudad más habitada de la provincia (212.000 habitantes) con un problema estructural respecto al empleo. Fue una ciudad con mucho trabajo desde el siglo XIX, cuando el vino de Jerez fue el principal producto de exportación en España, hasta el segundo tercio del siglo XX, siendo uno de los destinos de mucha gente de la Sierra de Cádiz que dejó el campo para trabajar aquí, explica el historiador jerezano Juan Romero.
En este primer trimestre de 2023, sigue siendo la localidad con más paro entre todas las denominadas como grandes ciudades de España con 25.000 desempleados, sólo superada en porcentaje por La Línea de la Concepción y Ceuta. Esto se debe en gran parte a la deslocalización de los años 80 y 90 con la fusión de grupos empresariales, multinacionales extranjeras que compraron las bodegas del Marco de Jerez, y que se llevaron gran parte de la producción asociada a la industria vitivinícola a otros lugares, apunta Romero.
Trabajar en las bodegas de Jerez ya forma parte del imaginario de los abuelos, ahora, un sector servicios precarizado aglutina la gran masa de gente trabajadora
“Pese a la fuerte oposición sindical, eso no se pudo parar y se ha pasado de tener 10.000 trabajadores directos e indirectos relacionados con el vino de Jerez hace tan solo unas décadas a ser poco más de un millar”, prosigue el historiador. Aunque el tema de las bodegas queda ya muy lejos para mucha gente, advierte, “pues ya no son los padres los que trabajaban en el sector vitivinícola o se ganaban las perras trabajando unas cuantas noches de turno en la Fábrica de Botellas o haciendo la vendimia en verano. Eso queda parte del imaginario colectivo de los abuelos”.
“El empleo que existe hoy en Jerez es de servicios muy mal retribuidos, y la principal empresa privada es la telefonía, los teleoperadores, que rondan en torno a los 2.000 trabajadores en la ciudad. Solo es superado por el Hospital de Jerez. El Ayuntamiento supera el millar de trabajadores y todo lo demás es un sector servicios muy precarizado, relacionado fundamentalmente con el turismo, la hostelería, y de carácter semi-estacional: zambombas, época previa a Semana Santa y Semana Santa, motociclismo, Feria. Pero, ¿en qué repercute?”, reflexiona el historiador local, que remata con un apunte que aproxima la realidad actual del sector económico-bodeguero: “La familia González Gordon, propietaria de González-Byass, la única bodega familiar que ha quedado en Jerez, está entre las más ricas de Andalucía, pero la plantilla de las bodegas Tío Pepe no supera el centenar”.
Desconexión, contaminación y antirracismo
El transporte, la contaminación y la diversidad cultural son tres cuestiones centrales en esta comarca, que integra la ciudad con mayor desempleo de la provincia y cuenta con particularidades que la diferencian del resto del territorio.
Respecto al problema de movilidad entre los pueblos de la comarca y hacia afuera, Leti Blanco, activista gibraltareña, explica que se lleva defendiendo desde hace mucho tiempo la idea de comarca metropolitana, ya que los autobuses pasan con muy poca frecuencia. “Especialmente la zona de Bahía de Algeciras, donde se encuentra el polo industrial (Algeciras, Los Barrios, San Roque y la Línea) y demandamos un tranvía tipo TramBahía. Es muy importante no solo por la conexión, sino porque es muy frecuente que la gente que vive en un sitio de la comarca trabaje en otro. O incluso en Gibraltar, donde encontramos a 15.000 personas trabajadoras transfronterizas”, revela. Hacia fuera de la provincia solo hay un tren de Algeciras a Madrid, “que tarda lo mismo en llegar a Antequera que de Antequera a Madrid, porque la vía hasta llegar a Antequera es del siglo XIX”, afirma Leti.
“El tipo de industria que hay aquí es la que nadie quiere: refinería, acero inoxidable… Y el problema es que siempre se plantea en términos de empleo.”
La comarca está fuertemente industrializada, concretamente en Los Barrios y San Roque, además de Algeciras que tiene puerto y La Línea, limítrofe con Gibraltar. Esta zona se integra dentro de lo que se conoce como el triángulo del cáncer de Andalucía (polo químico de Huelva, Sevilla y Campo de Gibraltar). “Aquí no ponen medidores del aire ni se hacen informes medioambientales más allá de los de Ecologistas en Acción”, lamenta la activista. “El tipo de industria que hay aquí es la que nadie quiere: refinería, acero inoxidable… Y el problema es que siempre se plantea en términos de empleo. Muchos trabajadores afirman que prefieren morirse de cáncer que de hambre por no trabajar”. Para Leti Blanco, la gran propuesta sería –si hubiera voluntad– “hacer una transición industrial en esta zona hacia un modelo sostenible”. Al igual que en otras lugares de la provincia, ya que también quieren cubrir la campiña de Jimena y Castellar de la Frontera con placas fotovoltaicas sin ninguna regulación.
Su enclave fronterizo hace que esta zona lleve recibiendo a personas migrantes desde la década de los 80 y 90. “Existe una red de apoyo bastante grande, con tintes asistencialistas, aunque con mucha preocupación”, comenta Leti, que destaca la existencia de una coordinadora contra los CIES. En la actualidad ocurre que las personas que llegan no solo son migrantes, sino racializadas y como consecuencia “hay un perfil diferente que se está autoorganizando y tiene un discurso antirracista que refleja lo que está pasando a nivel estatal, solo que en Algeciras va más despacio” comenta. La activista explica que la gestión de esa diversidad de la comarca es un tema grande: “A nivel político hay quien lo usa como una de las riquezas de la zona que se diferencian de otras de la provincia, pero por otro está el discurso de los de abajo contra los de más abajo, que se refleja en los votos a Vox en las últimas elecciones”, como ha sucedido en El Ejido, Níjar o Huelva con el auge de la ultraderecha.
La otra cara de la costa
El Palmar no es solo lo que se ve en cuentas de Instagram verificadas. Mientras privilegiados veraneantes degustan mojitos y disfrutan de su desconexión de la gran ciudad mirando al mar, muchos vecinos no estacionales viven sin agua corriente y con sus acuíferos contaminados. “Los vecinos pedimos agua desde hace 30 años, pero el ayuntamiento hace caso omiso”, denuncian los vecinos. Otra de las problemáticas es la construcción sin control. “Se está urbanizando para hacer negocio y no para hacer un sitio amable donde poder vivir, buscan únicamente pegar el pelotazo”, espeta un vecino desde el hartazgo.
La situación irregular en El Palmar no solo atiende a las viviendas, sino que llega a cada rincón. “La gran mayoría de los negocios (chiringuitos, bares, escuelas de surf) no tienen licencia de la actividad que está desarrollando, pero parece que la irregularidad le conviene al ayuntamiento para hacer y deshacer a su antojo al tener a todo el mundo en el alambre”, prosigue el mismo vecino, que califica a El Palmar como “una gran tapadera para blanquear dinero”. Esta situación también provoca que las personas que viven y trabajan allí encuentren grandes dificultades para encontrar vivienda y empadronarse, pues casi todo es alquiler vacacional.
Barbate, por su parte, tiene unos problemas endémicos que no resultan de fácil solución. El periodista barbateño Luis Rossi revela que uno de ellos y “casi el principal es la deuda que mantiene en las arcas municipales, una deuda que actualmente, tras la acogida de los fondos de ordenación del actual alcalde, son más de 80 millones entre deuda pública (seguridad social) y privada (deuda con Unicaja). Esto supone que se llegue casi a lo justo para pagar nóminas, licitaciones y más complicado proveedores”.
Además, se le suma el problema del paro. Luis recuerda que el municipio “tiene uno de los índices más altos de la provincia con la renta per cápita de las más baja incluso de España, además de los problemas locales del tipo limpieza, sanidad con un centro de salud de más de 50 años y de un urbanismo salvaje en pedanías y núcleos rurales como Zahora o San Ambrosio”. Por último, Luis contextualiza que “Barbate tiene casi el 60% de su territorio ocupado por Defensa (Campo de Adiestramiento Sierra del Retín) y por el Parque Natural, lo que complica su crecimiento”. Asimismo, apunta que los recursos naturales y la no explotación de un turismo masivo e invasivo –aunque cada vez más proliferan los pisos turísticos– “hacen que Barbate sea un oasis en el litoral”.
Una Sierra con gran potencial y falta de recursos
La falta de oportunidades en el medio rural, y más para las mujeres, a las que solo les quedan los trabajos de cuidados de niños y mayores y de limpieza es uno de los problemas centrales a los que se enfrentan en la zona, inicia NLCR, mujer ecofeminista de la Sierra de Cádiz y defensora del mundo rural.
Por otro lado, explica NLCR, “las acciones que se están poniendo en marcha para promocionar y poner en valor los parques naturales, el entorno y los recursos de la zona no están repercutiendo sobre la gente de aquí, sobre la gente que de verdad cuida del territorio, sobre la gente que de verdad crea oportunidades y hacen una labor importante”.
“las acciones que se están poniendo en marcha para promocionar y poner en valor los parques naturales, el entorno y los recursos de la zona no están repercutiendo sobre la gente de aquí"
Así, uno de los sectores importantes como es el ganadero, se va a perder en poco tiempo –la activista estima que en menos de 10 años–, por falta de rentabilidad, por falta de relevo generacional y por dificultad para el acceso a la tierra. “Un problema importante que presenta el sector es que se cerraron hace años los mataderos de los pueblos (actualmente el más cercano está situado en Morón de la Frontera) y esto conlleva que los productos de origen animal producidos aquí no se sacrifiquen y comercialicen aquí”, por lo que “tenemos muchos productos cárnicos de calidad que podrían ser consumidos en el territorio pero se van fuera”.
Lo mismo ocurre con la leche, continúa NLCR, quien revela que gran parte de la leche de oveja y cabra que se produce en la Sierra va a grandes industrias, ya que las queserías de la zona no tienen capacidad para asumir la producción láctea de la zona. “Al final las pequeñas ganaderías de la zona tienen que ‘competir’ con granjas con mayores producciones y más optimizadas lo que desencadena la falta de rentabilidad de las granjas de la zona”, comenta. Con respecto al sector agrícola, en el olivar de montaña comenta que ocurre lo mismo que en las pequeñas granjas, les es imposible competir con olivares intensivos y muy mecanizados: “Por el precio al que les pagan la aceituna a los propietarios de esos pequeños olivares no les es rentable la recolección de la producción”.
Por último, NLCR comenta que tanto en el sector agrícola como ganadero no hay asociaciones y cooperativas que les haga ver que los problemas y las dificultades que tienen “son consecuencias de la globalización, de la alta dependencia de insumos externos, del cambio climático, de la pérdida de suelo o de la desertificación etc. y mucho menos les plantean soluciones u opciones para adaptarse a otros modelos de producción agrícola y ganadera que protejan el suelo, en consonancia con los ecosistemas, que respete la biodiversidad, más resilientes, más adaptados al territorio y más sostenibles económica, socialmente”.
En el plano social, las reivindicaciones para que lleguen especialistas a los centros ambulatorios son sonadas. “La gente de los pueblos tenemos que desplazarnos hasta el centro concertado de Villamartín para acudir al especialista o hasta Jerez si queremos ir al público”, comenta Paloma, vecina de Ubrique. La falta de conexión entre los distintos pueblos de la zona es otra carencia histórica. “Si quieres ir a Grazalema tienes que coger el autobús de Ronda, que no sale más de dos veces al día y para ir a Sevilla es una odisea”, lamenta.