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8 de marzo
Más motivos para la huelga feminista
Las camareras de piso han copado gran parte de las noticias sobre precariedad laboral, convirtiéndose en un símbolo de reivindicación. Trabajadoras del hogar, de ayuda a domicilio o de educación especial son otros sectores precarizados y con una alta representación de mujeres. Ante la falta de soluciones, han aparecido numerosas plataformas que ayudan a visibilizar su situación. Ante los recortes, organización colectiva.
Camareras de piso. Un reciente estudio del Instituto Valenciano de Seguridad y Salud en el Trabajo (INVASSAT) concluye que cerca de un 70% de las camareras de piso “percibe molestias en la zona dorsal-lumbar de la espalda”. Más de la mitad lo hace también en hombros, brazos y cuello y supera el 45% el porcentaje de las que sienten dolores en antebrazos, muñecas, manos, piernas y pies.
Trabajadoras del hogar. Según los datos sobre condiciones de trabajo de la Encuesta de Población Activa (EPA) de 2018, en nuestro país hay 628.800 empleadores de trabajadoras del hogar, de las cuales 407.587 están afiliadas a la Seguridad Social. Si bien la diferencia en las cifras apunta a que existe un importante número de ellas que no cotizan ninguna de las horas trabajadas, esta cifra es difícil de calcular, puesto que, tal como apuntan desde el sindicato UGT, muchas están contabilizadas varias veces debido a que trabajan por horas o a tiempo parcial en más de un hogar. Organizaciones del sector denuncian que cerca de un 30% de las trabajadoras no están dadas de altas en el sistema.
Trabajadoras del servicio de ayuda a domicilio. Sus salarios rozan el salario mínimo interprofesional a pesar de que para ser auxiliares de ayuda a domicilio se les exige formación especializada; las auxiliares están asumiendo riesgos laborales en su trabajo para los que las empresas no tienen suficientes mecanismos de prevención, ellas no tienen suficiente formación y, en general, pueden provocarles –y les provocan- lesiones permanentes que, por otro lado, no se están considerando enfermedades laborales; y, por último, en el discurso mayoritario, el domicilio privado no está considerado lugar de trabajo y esto influye, entre otras cosas, en que las auxiliares se sientan desprotegidas en casos de abusos, maltrato e incluso agresiones.
Monitoras de educación especial. Pese algunas sentencias previas desestimatorias, la sala de lo Social del TSJA, con sede en Málaga, parece haber definido su doctrina y ha dictaminado en al menos tres ocasiones que la Junta estaría beneficiándose de forma irregular de una «cesión ilegal de trabajadores», pues ha quedado demostrado que prestan servicios directos a la administración y no a las empresas que les contrataron.
Son cuatro ejemplos de empleos ocupados mayoritariamente por mujeres y de los cuales ninguna mención hace el Real Decreto-ley aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 1 de marzo, de medidas urgentes para la garantía de la igualdad de trato y oportunidades en el empleo y la ocupación.
Sin embargo, los cuatro colectivos se caracterizan por haber encontrado fórmulas de unión, organización y lucha mediante las cuales han logrado visibilizar sus reivindicaciones ante la opinión pública y las instituciones.
Las Kellys es una Asociación a nivel estatal de camareras de piso. Ellas mismas cuentan su historia: “Nos empezamos a juntar mediante las redes sociales en 2014. A las primeras camareras de piso se fueron conectando otras compañeras de distintos lugares dando testimonio de su situación laboral, varias de nosotras quisimos dar un paso más allá y empezamos a quedar para apoyarnos. A lo largo del 2015 pasamos de desahogarnos por internet a la autoorganización: formamos una serie de grupos territoriales en determinados destinos turísticos de España. Vimos que al unirnos por encima de preferencias políticas personales el debate sobre nuestra situación laboral se hacía mucho más público de modo que fue a inicios de 2016 cuando, con el fin de hacer oficial nuestra existencia, optamos por constituirnos como Asociación Las Kellys.”
La Asociación Empleadas del Hogar está conforma por un grupo de mujeres empleadas de hogar de Sevilla que tras luchar contra salarios y condiciones laborales indignas, han decidido dejar de lado el silencio y levantar sus voces para luchar por sus derechos.
La Plataforma Estatal de Ayuda a Domicilio (SAD) nace por la necesidad de organizarse las auxiliares de toda España. Los primeros contactos surgieron en las Marchas de la Dignidad hace unos años, siendo las pioneras en organizarse Gijón, Barcelona, León, Murcia y Zaragoza; después se irían uniendo otras ciudades.
Las Kellys de la Escuela Pública andaluza (Monitoras de Educación Especial). Este colectivo, formado principalmente por mujeres, lleva años reclamando una respuesta a la Junta de Andalucía ante la precariedad de sus condiciones laborales. “Menos de cinco euros la hora por cuidar al alumnado con discapacidad”.
Por todas ellas y muchas más, este año, sobran los motivos para la movilización el día 8 de marzo. Una huelga en todos los espacios de la vida que va más allá de lo que tradicionalmente se ha entendido como huelga general. Porque la participación de las mujeres es nuclear en todas las esferas de la vida, y la huelga tiene que alcanzar, además del ámbito laboral, otros trabajos y espacios: el de los cuidados, el consumo, la vida estudiantil y asociativa.
Ante un escenario de elecciones generales y la amenaza de una derecha que ya no disimula sus intenciones de retroceso en igualdad formal, sólo cabe una respuesta posible: “A la huelga compañera”.