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Articulo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
Resistencia antinuclear rusa: problemas, protestas y represaliasRosatom es una empresa estatal pública rusa que construye y opera centrales nucleares por todo el mundo. Esta industria cuenta en su haber con varias crisis, como el desastre Kyshtym de 1957 y Chernobil en 1986. Sin embargo, Rosatom sigue construyendo centrales nucleares en Rusia, exportando su tecnología a otros países e importando residuos radiactivos.
Este informe recoge datos y evidencias sobre la resistencia contra Rosatom y sus actividades, que han conducido a la contaminación del medioambiente y violado derechos humanos. Los conflictos sociales y medioambientales generados siguen sin resolverse varios años después, mientras que los y las activistas que denuncian estos hechos viven represalias constantes.
Energía nuclear: fallos y mentiras
En otoño de 2017, la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) descubrió una concentración de rutenio-106, un radionucleido tecnogénico, en la atmósfera de varios países europeos. Varios expertos relacionaron estas emisiones de rutenio con la central Mayak en la región Chelyabinsk, pero Rosatom lo sigue negando a día de hoy.
El 8 de agosto de 2019 tuvo lugar una explosion en una prueba de misiles que tenía lugar en una base marina en Nenoksa, Arkhangelsk. La administración de la ciudad de Severodvinsk, a 30 km del accidente, informó de un aumento de sus niveles de radioactividad, para después negar este comunicado. El Ministerio de Emergencias registró un aumento por 20 (to2 μSv/h) alrededor de Severodvinsk, mientras que el Ministerio de Defensa aseguraba que los niveles eran normales. Dos días después, Rosatom informó de la muerte de cinco trabajadores y de que tres estaban heridos, todos en la base de pruebas. Según la prensa, otros dos empleados del Ministerio de Defensa habían muerto, quedando tres heridos, y que no se había informado al personal médico del riesgo de exposición a la radiación.
Reactores caducos
Más del 70% de reactores nucleares rusos están anticuados. Fueron construidos en los 70 con la idea de que operaran durante tres décadas. Su vida está a punto de doblar la de diseño. Al mismo tiempo, la estrategia de Rosatom también incluye un peligroso aumento de la potencia térmica de sus reactores. Rostekhnadzor (Servicio de Supervisión Federal Nuclear, Industrial y Medioambiental) provee de licencias de por vida sin evaluaciones de impacto medioambiental ni consultas públicas.
Preocupa especialmente la extensión de por vida para reactores con problemas de diseño, como los reactores RBMK (como Chernóbil) en las regiones de Leningrado, Smolensk y Kursk. Estos siguen operando, al igual que los tipo VVER, como la central nuclear de Kola (conocida como NPP), en Murmansk. Ninguno de estos tipos ofrecen suficiente protección contra la radioactividad en caso de accidente. Tampoco guarecen al reactor ante un impacto o influencia externa.
Durante muchos años, los grupos ecologistas de Murmansk se han opuesto a la extensión de NPP. Han participado en audiencias públicas, organizado manifestaciones, buscado y conseguido apoyo del fiscal, pero Rosatom sigue ignorándoles.
También exigieron al gobernador que cerrara NPP, pero lo que acabaron cerrando fueron las organizaciones ecologistas. Una de estas, el Central Ecologista de Kola (KEC) recibió la categoría de agente extranjero en 2017, fue a juicio dos veces y tuvo que pagar 150.000 rublos. KEC tuvo que disolverse como entidad legal en 2018, pero ha continuado su lucha como movimiento social.
Continúa en la segunda parte.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.