Dana
Prohibido ver lo obvio: la dana, o de un mundo con un clima quebrado

El negacionismo climático también es responsable de estos cientos de muertes que podrían haberse evitado.
Investigadores de Speak4Nature
13 nov 2024 06:00

Redactamos estas líneas desde la conmoción. Por desgracia, se han traspasado ya las dos centenas de muertos y el escenario dibujado por la dana que asoló el litoral mediterráneo y otras zonas de la península el pasado 29 de octubre es absolutamente dantesco. La búsqueda de desaparecidos continúa y las vidas de muchas personas han quedado rotas sin remedio. El horizonte se perfila oscuro: además de la pérdida de vidas (no sólo humanas), va a hacer falta mucho tiempo para poder reconstruir viviendas e infraestructuras, y para que las localidades más afectadas puedan retomar la vida en condiciones dignas.

Es imposible no sentir una profunda empatía, al igual que es inevitable llenarse de orgullo ante el enorme despliegue de solidaridad que miles de personas están mostrando en estos días difíciles. El lema de “sólo el pueblo salva al pueblo” se ha escuchado con frecuencia estas semanas. Y con razón: desde todos los puntos cardinales, el pueblo organizado se ha movilizado para salvar al pueblo ante una respuesta de las autoridades que, con la perspectiva de los días transcurridos, podemos considerar tremendamente negligente. Una negligencia criminal que están intentando aprovechar organizaciones y operadores mediáticos de extrema derecha para hacer más presente su agenda fundamentalista y de odio: comedores solo para “nacionales”, patrullas para “evitar saqueos” y otras iniciativas similares que repudiamos sin paliativos.

También hay variantes banales y cotidianas de negacionismo, cuando no se toman en serio las advertencias de la ciencia climática, cuando se caricaturizan, se desprecian o se minimizan

Tendremos que darnos un tiempo para repensar nuestras formas de organización ante emergencias como ésta, porque el cambio climático nos va a deparar situaciones semejantes. Por un lado, sería deseable contar con organismos públicos de protección civil mejor dotados, para no tener que depender de cuerpos militarizados. Por otro lado, sin embargo, no podemos confiar en que un Estado salvífico nos resuelva todas las papeletas. De hecho, construir comunidades autoorganizadas va a ser una de las estrategias fundamentales de resiliencia ante el cambio climático: comunidades vecinales, asociaciones de apoyo mutuo, comunidades energéticas, grupos de consumo agroecológico, etcétera.

Decíamos que es una negligencia criminal porque el negacionismo climático también es responsable de estos cientos de muertes que podrían haberse evitado. El negacionismo consiste en pensar que el calentamiento climático es un infundio, negando todas las evidencias científicas de las que disponemos. Pero también hay variantes banales y cotidianas de negacionismo, cuando no se toman en serio las advertencias de la ciencia climática, cuando se caricaturizan, se desprecian o se minimizan. Por eso, en estos casos solemos hablar de retardismo u obstruccionismo a la acción ambiental.

Hay negacionismo cuando, una vez ocurrida la tragedia, ésta se plantea como una “calamidad” natural sin causas ni consecuencias políticas

Desde este punto de vista, hubo negacionismo en la decisión del Gobierno valenciano de suprimir la Unidad de Emergencias cuando accedieron a la Generalitat. Hubo negacionismo cuando las autoridades valencianas desatendieron los pronósticos de la Aemet y no tomaron ninguna precaución en los días previos. Hubo negacionismo cuando el presidente del Gobierno valenciano, Carlos Mazón, desoyó las alertas de ese mismo día y siguió con su agenda como si nada. Y hay negacionismo cuando, una vez ocurrida la tragedia, ésta se plantea como una “calamidad” natural sin causas ni consecuencias políticas.

Encontramos también negacionismo en cómo la narrativa del cambio climático está minimizada en la opinión pública y publicada en torno a la gran tormenta. Lo vemos, evidentemente, en la repugnante campaña de bulos orquestada por la extrema derecha. Pero también en el tacticismo partidista que está encontrando en esta hecatombe la oportunidad de ganar puntos en la disputa electoral. En vez de hablar del calentamiento global, del modelo hidrológico, de una ordenación territorial y un urbanismo desquiciados, completamente ajenos a la naturaleza de los ecosistemas de la zona, llevamos días envueltos en el enésimo duelo PP-PSOE respecto a quién debe hacerse responsable.

Por fortuna, en estos días han empezado a asomar algunos indicios de cambio y hemos oído voces que están insistiendo en vincular la dana con el cambio climático. También hemos asistido a una politización que debemos saludar con esperanza: las manifestaciones en Valencia contra la gestión del Gobierno valenciano son una muestra de ello. Sin embargo, es importante que esa politización no sólo se vuelque contra la administración de esta crisis en concreto, sino contra todo un sistema económico y político que ha desencadenado una debacle ecológica responsable del aumento en la frecuencia y virulencia de esta clase de eventos.

Lo que conocemos sobre el nuevo estado del clima, con el umbral de los 1.5º de calentamiento ya superado, nos asegura que esta dana no es más que una de muchas

Insistimos: lo que ha sucedido no es sólo una catástrofe natural, y nos equivocaríamos si la tratásemos exclusivamente de ese modo. Lo que estamos viviendo es la crónica de una tragedia anunciada. No solo la ciencia del cambio climático lleva décadas avisándonos de que el calentamiento global traería aparejada una mayor incidencia de fenómenos meteorológicos extremos. También, y en específico, los potenciales riesgos del calentamiento sin precedentes del Mediterráneo eran de sobra conocidos desde hace años, y ya se han hecho advertencias al respecto. La huida hacia adelante de las sociedades capitalistas industriales en la que llevamos décadas inmersos parece haberse topado de bruces con la realidad de un mundo cuyo clima se ha inestabilizado para siempre.

No nos engañemos, el deseo que todos albergaríamos de convertir estos días de pesadilla en un mal recuerdo, en el evento del siglo, es infundado. Lo que conocemos sobre el nuevo estado del clima, con el umbral de los 1.5º de calentamiento ya superado, nos asegura que esta dana no es más que una de muchas. Y que, por tanto, esforzarnos por volver a una supuesta normalidad que ya no existe es el peor error que podemos cometer. El mismo error que ya cometimos cuando salimos de la pandemia de la covid-19 apretando el acelerador de algunas de las dinámicas más insostenibles de nuestras sociedades, como por ejemplo la digitalización.

Esta nueva y dramática normalidad es la que deriva del colapso ecosocial que estamos viviendo desde hace tiempo. Quizá hoy todos aquellos que nos tachaban de alarmistas al optar por este término sean capaces de comprender que difícilmente otro concepto podría definir las imágenes y escenas que nos asedian desde hace dos semanas. Es un colapso social emergente, cada vez más evidente, que se ha cobrado numerosas vidas, que ha interrumpido incontables cadenas de suministro, que ha destruido una enorme cantidad de infraestructuras, y que ha segado de un plumazo la vida económica y social de un amplísimo territorio. Y es un colapso ecológico, porque también se ha llevado muchas vidas no humanas por delante y, sobre todo, porque sus causas se hunden en una alteración de las variables que definen el clima, algo que transforma profundamente la vida, en toda su amplitud y diversidad.

Por fortuna, las ciencias del Sistema Tierra llevan mucho tiempo trabajando en modelos cada vez más precisos, que nos indican los derroteros por donde habrán de discurrir los acontecimientos

Lamentablemente, sucesos como éste volverán a ocurrir. A veces se manifestarán en forma de riada y otras veces en forma de sequía; sufriremos olas de calor más largas e intensas y veremos tormentas virulentas con más frecuencia de la acostumbrada. Asistiremos a transformaciones concatenadas en todos los órdenes: movimientos de especies que tratarán de aclimatarse a nuevos entornos, aparición de nuevas cepas víricas, cambios profundos en los ecosistemas hasta ahora conocidos —pensemos, por ejemplo, en la desertificación de grandes zonas de la Península ibérica—, y muchos otros fenómenos que cabe conjeturar, o que quizás todavía se escapan a nuestra imaginación.

Por fortuna, las ciencias del Sistema Tierra llevan mucho tiempo trabajando en modelos cada vez más precisos, que nos indican los derroteros por donde habrán de discurrir los acontecimientos. Tenemos asideros a los que agarrarnos. Contamos con diagnósticos científicamente solventes. Lo que debemos hacer ahora es reaccionar políticamente para construir un modelo de justicia ecosocial que mitigue las causas subyacentes a catástrofes como ésta, y que ayude a paliar los efectos destructivos de otras potenciales tragedias.

Los firmantes de este artículo somos parte de un proyecto de investigación, Speak4Nature, en el que defendemos un cambio radical de nuestro modo de vida. Para remediar una crisis cualquiera, quizás basta con parchear aquello que se ha roto. Para remediar un colapso, hay que transformar las cosas de raíz. Eso significa que debemos frenar en seco las emisiones de gases de efecto invernadero como primera medida para que sea posible cualquier clase de adaptación real posterior: si la temperatura del Mediterráneo sigue aumentando, veremos fenómenos meteorológicos extremos más recurrentes y tan destructivos o más que el que ha asolado Valencia y otras zonas del país a finales de octubre. Pero también tenemos que cambiar el sistema productivo y nuestras formas de consumo. No podemos seguir con un sistema económico que se basa en una depredación masiva de los ecosistemas y en la alteración de las condiciones que los hacen posibles; que nos hacen posibles.

Nuestros modos de vida, hoy intrínsecamente imperiales, deben superarse para construir nuevas formas de organización que pongan la vida en el centro

Todo esto entraña un cambio político y cultural de envergadura. Debemos repensar conceptos como el de “crecimiento”. Crecer no debería significar tener ciudades cada vez más extensas, dispositivos tecnológicos más sofisticados, empresas más grandes, carreteras más anchas... Debería significar tener vidas más llenas, más saludables, con menor ansiedad, con menor angustia económica, con más tiempo de ocio, etcétera. Por eso, de hecho, preferimos hablar de decrecimiento. El objetivo tiene que ser reorganizar nuestras relaciones políticas, culturales y económicas. Construir nuevas vidas en las que podamos gozar de más tiempo de calidad para pasarlo con amigos o con familiares, menos horas en empleos extenuantes que sólo reportan beneficios al gran capital, menor tiempo de desplazamiento a los lugares de trabajo, una vida más sosegada...

Pero, sobre todo, una inversión de las actuales relaciones, que son estructuralmente dominadoras y destructivas tanto con los países periféricos como con la naturaleza. Nuestros modos de vida, hoy intrínsecamente imperiales, deben superarse para construir nuevas formas de organización que pongan la vida en el centro. Necesitamos abandonar una estructura productiva fundamentalmente industrial y extractiva. No podemos seguir consumiendo el mundo, sino que debemos forjar otras formas de relación con la naturaleza más acordes con la nueva situación ecológica, que se centren en el cierre de ciclos ecológicos. Eso implica, por ejemplo, construir metabolismos de base agraria y orientados a la regeneración ecológica, que no depreden, sino que produzcan y reproduzcan.

Ojalá eventos como este nos puedan servir como acicate para ponernos en movimiento y que hagan de la construcción de la justicia socioecológica la más urgente prioridad de nuestro tiempo

Para transitar hacia un mundo así, las transformaciones no pueden ser solo materiales. También necesitamos modificar la manera en que interpretamos y nos relacionamos con el territorio: habitamos localidades, regiones o países, pero también somos integrantes de ecosistemas. Debemos aprender a vernos como tales, a conocer nuestro hábitat, a respetarlo, para después diseñar instituciones y formas de vida que se adapten a las características de estos. Debemos abandonar la lógica del dominio de la naturaleza y, mitigando lo más posible nuevos impactos, adaptarnos cuanto antes a esos nuevos ciclos que, visto el tiempo perdido, tienen ya difícil reversión.

A estas, y a otras muchas necesarias tareas, pretendemos contribuir colectivamente en el trabajo que desarrollamos en el proyecto Speak4Nature, y en muchos otros contextos. Un trabajo tan urgente como, por desgracia, infraatendido. Ojalá eventos como este nos puedan servir como acicate para ponernos en movimiento y que hagan de la construcción de la justicia socioecológica la más urgente prioridad de nuestro tiempo.


Archivado en: Crisis climática Dana
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

València
València Convocan una huelga general contra Mazón el próximo 29 de mayo
CGT, CNT, COS e Intersindical llaman a la movilización por la gestión de la Dana, los recortes y la situación de acceso a la vivienda.
Valencià
València Duelo colectivo y brecha de género, las consecuencias de la dana en la salud mental
Más allá de lo material, el sufrimiento mental continúa golpeando las vidas de l´Horta Sud. Mujeres cuidadoras y colectivos vulnerables encabezan un luto que todavía no ha encontrado descanso.
València
València Dol col·lectiu i bretxa de gènere, les conseqüències de la dana en la salut mental
Més enllà d’allò material, el patiment mental continua colpejant les vides dels Pobles del Sud. Dones cuidadores i col·lectius vulnerables encapçalen un dol que encara no ha trobat descans.
Feminiateo
13/11/2024 14:49

Vienen tiempos muy duros y debemos afrontarlos construyendo comunidad. Las personas que estamos en contra del patriarcado, de la supremacía blanca, de la xenofobia, del crecimiento que rebasa los límites planetarios y del antropocentrismo debemos estar unidas. Espero que esta herramienta ayude https://infinito5.home.blog

0
0
#106763
13/11/2024 17:24

Gracias, de parte de otra feminista y atea. ¡Feliz día!

0
0
Paco Caro
13/11/2024 10:10

Si sois científicos, debéis caer en la cuenta, de que se avecinan tiempos en los vais a ser silenciados y perseguidos. Por ello, yo aconsejo, y deseo, que os organicéis.

1
0
Luis Lloredo
13/11/2024 11:38

Somos un ecólogo y dos filósofos. Gracias por leernos y por el aviso. Todos nos tenemos que preparar y organizar. ¡Un saludo!

1
0
Genocidio
Genocidio Activistas crean la embajada de Palestina en Bruselas mientras Israel prosigue con su asedio en Gaza
Mientras los ataques de Israel sobre la Franja de Gaza ya han dejado más de 51.490 muertos, activistas han rociado de sangre un edificio que simula ser la embajada de Palestina, dejando un rastro de pintura roja hasta la embajada del Estado sionista.
Análisis
Análisis La izquierda donde rompe la ola
El crecimiento electoral de un amplio abanico de fuerzas de extrema derecha desde hace unos años complica la consecución de decisiones a nivel de la UE.
Senegal
Migraciones El mito de la migración ordenada: la denegación de visados por el Consulado de España en Dakar
Maltrato institucional. Estas dos palabras son las más escuchadas cuando se pregunta a personas descontentas con el Consulado de España en Dakar. Cada vez más personas denuncian denegación de visados que no consideran justificados.
Ayuntamiento de Madrid
Paros en Madrid Fin de la huelga de basuras en Madrid
La plantilla ha votado a favor de la última propuesta, en un paro que comenzaba el pasado 21 de abril y con el que se demandaba la actualización de un convenio que se ha quedado obsoleto.
LGTBIAQ+
Juicio el 9 de mayo Lidia Falcón pide cinco años de cárcel a una mujer trans por un tuit de 2021 que no la menciona
La activista antiderechos Lidia Falcón denunció a Diana Juan Cano en 2021 por un tuit que apenas tuvo repercusión. La acusación pide una pena de cinco años de prisión y 50.000 euros de indemnización.

Últimas

Eventos
Evento Un Salto al periodismo desde el barrio: acompáñanos en un directo sobre periodismo situado
El Salto organiza un evento centrado en el potencial de los formatos sonoros para transmitir información veraz y fiable de forma cercana. Para hacer periodismo desde el barrio y barrio desde el periodismo.
Comunidad de Madrid
LGTBifobia Femen protesta contra las terapias de conversión en un acto de la familia de psiquiatras Rojas Estapé
El movimiento Femen ha querido denunciar públicamente la relación de esta familia con sectores ultraconservadores de la Iglesia y su postura abiertamente contraria a los derechos del colectivo LGTBIQ+
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición Sánchez piensa en un paréntesis legislativo para evitar roces con los socios tras una semana explosiva
El choque bronco por el caso de las compras de balas israelíes a cargo de Grande Marlaska puso sobre la mesa como nunca la ruptura de la coalición, aunque nunca fue una opción.
La vida y ya
La vida y ya Espacios de encuentro
Me contaba que, al final del día, le dolían mucho las manos y que había dejado de escribir. Que ya no llevaba el cuaderno pequeño que tenía para anotar ideas que luego se transformarían en artículos o poemas.
LGTBIAQ+
Juicio el 9 de mayo Lidia Falcón pide cinco años de cárcel a una mujer trans por un tuit de 2021 que no la menciona
La activista antiderechos Lidia Falcón denunció a Diana Juan Cano en 2021 por un tuit que apenas tuvo repercusión. La acusación pide una pena de cinco años de prisión y 50.000 euros de indemnización.
Galicia
Galicia Cuidar sin derechos: la lucha de las trabajadoras en las residencias privadas de Galicia salta a la huelga
Sin tiempo ni medios para ofrecer unos cuidados adecuados, alertan de una situación insostenible en los centros y denuncian la privatización de un servicio a costa del bienestar de las personas mayores y dependientes.
Más noticias
València
València Convocan una huelga general contra Mazón el próximo 29 de mayo
CGT, CNT, COS e Intersindical llaman a la movilización por la gestión de la Dana, los recortes y la situación de acceso a la vivienda.
Opinión
Opinión “Tener correa” y la ridiculización del afecto
Existe una presión muy fuerte sobre los propios hombres para que no amen demasiado, no cuiden demasiado. El ideal de “libertad masculina” tradicionalmente se entiende como independencia, desapego, y muchas veces, desinterés.
Que no te lo cuenten
Que No Te Lo Cuenten De armas y crisis climática
VV.AA.
Repasamos la actualidad política internacional y miramos los visibles efectos de la crisis climática en la costa mediterránea

Recomendadas

Guinea-Bissau
Internacional Guinea-Bissau arranca una ola de represión tras el sabotaje popular de una mina de arena en un parque natural
Una acción liderada por las mujeres del pueblo de Varela provocó un incendio en la bomba de extracción de la mina de arena pesada. El Gobierno ha llevado a cabo la detención de 16 personas, entre las que se encuentran líderes locales.
Galicia
Galicia Vigo, A Coruña y Ourense compraron material policial a Israel por medio millón de euros en solo cuatro años
El alcalde ourensano, Gonzalo P. Jácome, adjudicó un contrato por 70.000 euros días después del siete de octubre. Abel Caballero firmó otro de más de 200.000 euros y la alcaldesa de A Coruña siguió la estela con un contrato de 170.000 euros.
Turquía
Pinar Selek “Turquía sigue gobernada en base al miedo”
La profesora y socióloga turca, quien ha sufrido además de cárcel, un acoso judicial por 27 años, habla de la falta de independencia del poder judicial, del adoctrinamiento social y de la formación de la sociedad turca.