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Coronavirus
La Corriente Sindical de Izquierdas produce 500 mascarillas diarias para hacer frente al desabastecimiento
El sindicato asturiano organiza en Xixón una red de voluntarias para fabricar y distribuir material sanitario.
“Vimos en televisión y también nos enteramos por el sindicato que faltaban mascarillas y material sanitario, y decidimos que había que responder con solidaridad trabajadora”. Así habla Nacho Fuster, secretario general de la Corriente sindical de Izquierdas y trabajador de la fábrica de amortiguadores Vauste, actualmente en un ERTE como el resto de sus compañeros. En la CSI no hay liberados sindicales, empezando por el secretario general, que mantiene siempre su puesto de empleo y lo compatibiliza con su trabajo en el sindicato. Forma parte de sus señas de identidad y de su estilo sindical.
A los pocos días de iniciarse el estado de alarma y el confinamiento, el sindicato comenzaba a moverse para conseguir material sanitario. Ante las dificultades para conseguir mascarillas en un plazo corto de tiempo, el sindicato pasaba al plan B. Tirar de recursos propios para producirlas por su cuenta. Entre las afiliadas a la CSI hay muchas ex trabajadoras de IKE, Obrerol y otras empresas del antiguo textil gijonés, que pusieron desde el primer momento sus máquinas de coser y conocimientos al servicio de la producción.
“Conseguimos material hablando con distintos proveedores, les pasamos un patrón, y formamos unos equipos que llevan el material a las casas y recogen luego las mascarillas” comenta Fuster. Después llevan el material a desinfectar a la Universidad de Oviedo/Uviéu y comienzan el reparto. Hoy producen entre 500 y 600 mascarillas diarias. Como la administración local y autonómica no ha mostrado mucho interés por distribuirlas, han optado por hacerlo a través de las propias redes del sindicato.
Las mascarillas están siendo repartidas a colectivos laborales en riesgo y a personas que las piden ante la escasez y los precios que han llegado a adquirir. “El sindicato está para ayudar, siempre lo ha hecho” explica Fuster, que se siente orgulloso de que con sus modestos recursos la CSI esté repartiendo alimentos en sus sedes de Xixón, Avilés, Oviedo/Uviéu, y pronto también en las cuencas mineras. También de que las cuotas de los afiliados y afiliadas hayan servido para hacer un pedido de 25.000 euros de material de protección para personal sanitario.
Desde la crisis de 2008 el sindicato asturiano, surgido de una escisión de CC OO en los años 80, ha venido profundizando en su trabajo sociocomunitario y de apoyo social. Con la puesta en marcha de esta improvisada “fábrica” de mascarillas en la que trabajan 75 voluntarias más las personas que distribuyen el material, el sindicato ha dado un paso más allá. “Empezaron a coserlas afiliadas al sindicato, pero se corrió la voz y se sumaron otras no afiliadas” apunta Fuster, que lamenta el escaso interés de la administración pública por colaborar con la CSI en esta iniciativa.