Opinión
Desarrolismo y sostenibilidad, algo imposible

“Las Cumbres Climáticas -y van 28- no van a salvar el planeta, sino asegurar la rentabilidad del capital, eso sí, pintado de verde”
Portada tejer red ecosocial
Foto: Jose Antonio Sedeno López
Gabinete de Estudios Confederal de la CGT
18 dic 2023 13:37

Las falsas soluciones que cumbre tras cumbre, vienen implementando los gobiernos mundiales (para ser más exactos diríamos que son las grandes corporaciones, quiene no adoptan las medidas políticas necesarias para terminar con la multicrisis), se asemejan al mensaje bíblico (promesa) de salvación, si aceptamos, como “verdad única”, que el capitalismo resulta la única alternativa.

Las falsas “soluciones” se concentran, todas ellas, en una “verdad absoluta” del capitalismo (neoliberalismo): siguen pensando que el crecimiento puede ser infinito y ahora matizado, pues dicho crecimiento, ante recursos escasos y finitos, será garantizado por la tecnología y las innovaciones tecnológicas, evitándonos así, de enfrentarnos con los límites.

Como dice Isidro López en su artículo “Crisis ecológica, crisis capitalista, crisis del ecologismo político” (publicado en El Salto)… A medida que el gigantesco aparato productivo fordista se ha ido desmantelando desigualmente en Europa y en Estados Unidos, y la negociación colectiva ha ido posicionándose como una suerte de ritual compartido por capital y trabajo de desmontaje de la civilización industrial del siglo XX, se ha puesto en su lugar un proyecto de generación virtuosa de empleo mediante la inversión pública, que repetiría los patrones y el modelado del trabajo fordista, pero esta vez aplicado a los grandes y vacíos del naciente capitalismo verde, como “la transición justa” o la “descarbonización” de la economía…

¿Transiciones justas?[1]

Desde el sindicalismo oficial, tanto a niveles del Estado español (CC.OO. y UGT), como a nivel de la U€, la CES, así como desde los partidos de izquierda socialdemócratas, se ha acuñado un término, «transición justa» ante los efectos e impactos del cambio climático, a la vez que se trata de negociar, en una especie de contrato social con el capitalismo, dichos efectos y los repercutidos por la denominada economía digitalizada-robótica, que elimina cientos de miles de puestos de trabajo.

Ahora, además, se nos vende un nuevo pacto para una transición justa denominado Green New Deal (GND) o Pacto Verde, basado en la utilización masiva de energías renovables; pues bien, aunque este GND fuera decrecentista, es decir, que fuera capaz de reducciones importantes de determinados sectores, su reducción de emisiones se queda muy corta para combatir las peores consecuencias de la crisis climática, a la vez que los modelos decrecentistas en el empleo, no resuelven la desalarización, ni la explotación[2].

Desde CGT no creemos en las transiciones justas negociadas, al entender que el capitalismo actual, ni necesita ni requiere, para mantener su tasa de ganancia, de un «contrato social ex novo», donde las expectativas de cada parte, capital y trabajo, de los empresarios que dependen de los beneficios y de las personas asalariadas que dependen de los salarios, se encuentren plasmadas de manera explícita en una especie de constitución que obligue a ambas partes.

El acuerdo social sobre este capitalismo terminal, como una nueva fórmula de paz, simplemente es imposible hoy, pues la premisa sobre el que se realizó el anterior contrato social (keynesianismo)[3] en ciertos países ricos, presuponía que los empleadores consideraban que proporcionaría crecimientos constantes a sus negocios, sin fluctuaciones cíclicas, lo cual no ocurriría en este escenario de GND, pues este sistema es incapaz de mantener el modo de vida actual y el crecimiento, lo cual es lo único que les interesa a los poderes financieros y económicos, para mantener una arquitectura social fundada en economías inviables y no esenciales.

Este sistema es incapaz de mantener el modo de vida actual y el crecimiento

Una expansión de los beneficios empresariales implica una plaza segura en la catástrofe ecológica. Un giro decidido en el rumbo de las sociedades capitalistas industriales no es ya únicamente deseable, sino imprescindible.

El capitalismo como sistema, como modo civilizatorio, tiene que desaparecer y terminar, siendo esta la única política a la cual debemos plantear e invertir todos nuestros esfuerzos, pues es la única garantía de una «transición justa», socialmente hablando, para que la vida buena siga siendo una posibilidad en el planeta.

Raul Zelik (entrevista en El Salto) sostiene… En este sentido hay que plantear una política ecológica de clase. Los costes del cambio climático, la crisis alimentaria, los desastres naturales, los pagarán las clases populares.  Todo esto no es un tema abstracto “de la naturaleza”. Amenaza la vida de los pobres. Y no solamente en el sur global. Si hay inundaciones y desaparecen calles enteras, los que perderán su vivienda son los pobres. Los ricos se comprarán otra casa. La crisis ecológica va a ser de clases. 

Nuestras propuestas tienen un carácter anticapitalista (el Estado ni antes ni ahora, puede ser la respuesta frente a la mundialización del riesgo), de ahí que tenemos que ser conscientes de la urgente necesidad de que tenemos que cambiar de manera radical los estilos de vida.

La cultura de nuestros mayores[4], la mayor parte de ellos y ellas trabajando y ubicados en el medio rural durante prácticamente todas sus vidas, demostró que se podía vivir con lo suficiente y no más y, además, lo hicieron en condiciones de ausencia de libertad y con represión. Vivían con menos (se comía fruta de temporada y punto, por ejemplo), consumían menos energía (viajes y desplazamientos como mucho a la capital de provincia…), bastante menos materiales (no existía el consumismo innecesario) y se aprovechaba todo (se reutilizaban las cosas y se reparaban…).

La cultura de nuestros mayores demostró que se podía vivir con lo suficiente y no más

Tenemos que incrementar nuestros esfuerzos por poner en marcha iniciativas económicas basadas en el trabajo autogestionado y no salarizado; una radical redistribución de la riqueza[5], a la vez que una disminución drástica del trabajo asalariado[6] y rentas básicas de las iguales, lo que implica trabajar para el común, más que para el mercado.

Las alternativas son claras y nítidas: desalarizar la sociedad, desmercantilizar la vida y trabajar en la economía de los cuidados[7] y el común que satisfagan las necesidades básicas de las personas: el campo, el sector agrario (sabemos producir alimentos y el ejemplo de la agroecología está ahí); economías de proximidad (sabemos qué modelos de ciudad deben existir); la salud, la educación, la investigación, la producción para el bien común.

Las alternativas son claras y nítidas: desalarizar la sociedad, desmercantilizar la vida y trabajar en la economía de los cuidados y el común que satisfagan las necesidades básicas de las personas

La cuestión no es la ausencia de alternativas, sino, cómo somos capaces de convertir las mismas en una cuestión estructural que implica, ni más ni menos que… cambiar los modelos productivos de arriba abajo. Que nuestras economías planifiquen y piensen que es posible producir con los recursos que quedan y con la voluntad de que le llegue a todo el mundo lo que necesita (Yayo Herrero).

Lo que existe, lo que hay, es que carecemos de contrapoder, pues el desequilibrio entre quienes sustentan un modelo socioeconómico suicida y ecofascista, y el nuestro es sencillamente brutal. Tenemos que generar y agregar -a estas alternativas de vida, base social, no solo suficiente, sino que desborde en la práctica material al capitalismo, por lo que se hacen imprescindibles los deseos y la voluntad de las personas para ponernos manos a la obra.


[1] Por transición justa se entiende la necesaria transición de un modelo desarrollista, basado en una economía capitalista criminal con la naturaleza y las especies, que hace inviable por invivible la vida en el planeta, hacia otro modelo «desarrollista sostenible» que mantenga la ficción de que es posible seguir (para unos pocos, claro está) con los mismos modos de vida que el propio modelo, en su retórica, dice que tiene fecha de caducidad.

[2] El trabajo de Ecologistas en Acción Escenarios de trabajo en la transición ecosocial 2020-2030, nos dice que sus resultados hablan de un millón de empleos nuevos bajo el marco del mercado laboral actualmente existente, y casi cinco en un mercado en el que la jornada laboral se circunscribiera a 30 horas semanales y el trabajo se repartiese de forma equitativa entre la población activa.

[3] Toda vez que estimaron y vieron, que el pleno empleo (especialmente masculino), empoderaba a las clases asalariadas y los salarios aumentaban a la vez que su tasa de ganancia decrecía, debido a la pérdida del miedo y la mayor seguridad del trabajo, volvieron a las políticas de autorregulación y liberalismo que les garantizaba un disciplinamiento de las clases asalariadas, donde el paro estructural, limitaba las expectativas del trabajo.

Del desempleo estructural, se dio un paso más agresivo por parte del capital y el poder político, y se instaló el empleo innecesario, donde millones de asalariados y asalariadas, son empleadas o desempleadas en cortos períodos de tiempo, ante su innecesaria concurrencia en la producción y distribución de mercancías.

[4] Personas hoy consideradas no sujetos de derechos, a las cuales se amortiza y se les mata al no protegerles ni antes ni durante la crisis sanitaria y sistémica que tenemos encima, depreciando así la vida en esa selección darwiniana antihumana.

[5] Las rentas de capital, como los beneficios empresariales, así como los patrimonios y todo el dinero financiero debe, no solamente dejar la “elusión de impuestos como método permanente de robo y expolio”, sino que deben tributar en tipos impositivos de más del 55%. A la vez que deben decrecer los salarios de todo el personal directivo de las empresas (privadas y públicas), al igual que el de los miles de consejeros, impidiéndoles por ley, que en cualquier empresa y actividad, no se puedan percibir salarios más allá de tres veces el salario medio de la empresa, sirviendo esa masa salarial decreciente para mejorar los salarios de toda la plantilla, para que sean salarios dignos. Y que todo el salario cotice a la seguridad social.

[6] Remitimos al estudio citado de Ecologistas en Acción, donde analizan los diferentes escenarios de empleos, siendo el más favorable -y posible YA- el de las 30 horas semanales.

[7] “Si España tuviera el mismo porcentaje de la población adulta trabajando en estos sectores sociales del Estado del Bienestar (hoy, uno de cada diez) que tiene Suecia (uno de cada cinco), España crearía unos 3,5 millones de puestos de trabajo...” (Vicens Navarro)

 

Archivado en: Economía Opinión
Sobre este blog
Alkimia es un espacio de reflexión donde miembros o personas afines al Anarcosindicalismo dan su punto de vista sobre temas de interés general. En una sociedad en la que los medios de desinformación moldean la realidad al antojo de los poderes económicos y políticos, cualquier nueva vía de contrainformación se hace necesaria para lograr que se pueda conocer la realidad de la vida cotidiana de las personas a la vez que pueda servir para su transformación.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Opinión
Opinión Alemania como Israel
Un análisis personal y colectivo sobre las próximas elecciones en Alemania, un país en proceso de militarización de creación del enemigo y en un momento de rearme armamentístico y hundimiento moral.
Opinión
Movilización 23-F Cuaderno de quejas o por qué los profesores debemos defender la universidad pública madrileña
Tendemos a pensar que somos una élite intelectual, cuando en realidad somos muy parecidos a los comerciales que trabajan por comisión: vendemos másteres, títulos, resultados de investigación.
Opinión
Expansionismo El Golfo de América
Todos los presidentes norteamericanos han representado la encarnación del espíritu colonial norteamericano.
Sobre este blog
Alkimia es un espacio de reflexión donde miembros o personas afines al Anarcosindicalismo dan su punto de vista sobre temas de interés general. En una sociedad en la que los medios de desinformación moldean la realidad al antojo de los poderes económicos y políticos, cualquier nueva vía de contrainformación se hace necesaria para lograr que se pueda conocer la realidad de la vida cotidiana de las personas a la vez que pueda servir para su transformación.
Ver todas las entradas
Madrid
La burbuja del alquiler Sumar, Podemos y sindicatos de inquilinos presionan para convertir en indefinidos los contratos de alquiler
Sumar lanza una propuesta legislativa para transformar en indefinidos los contratos de alquiler, una de las principales demandas de la manifestación por la vivienda del 5 de abril. Una moción de Podemos, rechazada en el Congreso, pedía lo mismo.
Líbano
Ocupación israelí Israel incumple el acuerdo de paz y mantiene tropas en el sur de Líbano para “vigilar” a Hezbollah
El Ejército sostiene la ocupación de cinco colinas a lo largo de la frontera tras evacuar sus soldados de decenas de municipios. Miles de civiles regresan a sus casas para descubrir que lo han perdido todo.
Galicia
Galicia La Xunta de Feijóo, condenada por negar visitas a una mujer que murió de cáncer por tener covid-19
La jueza dice que la situación exigía “flexibilizar” las medidas de prevención. Falleció a inicios de 2022 en el Hospital Álvaro Cunqueiro durante los últimos meses de la administración del jefe del PP con Julio García Comesaña de conselleiro.
Egipto
Egipto Ashraf Omar continúa en prisión provisional por dibujar
Ashraf Omar, caricaturista político del medio digital AlManassa, sigue en prisión preventiva indefinida tras ser arrestado violentamente en su domicilio el 22 de julio de 2024.

Últimas

Justicia
Justicia Rubiales, condenado por agresión sexual y absuelto del delito de coacciones
18 meses de multa con cuota de 20 euros al día por un delito de agresión sexual. Es la condena al expresidente de la RFEF Luis Rubiales por los hechos ocurrido en la ceremonia de entrega e medallas del pasado mundial celebrado en agosto en Sidney.
Tribuna
Tribuna Verde de ecosocial, verde de educación pública
En nuestras aulas se ha colado una prisa ansiosa, que juzga al alumnado como un gasto, que lo dirige, poco a poco, a un mundo laboral tecnoptimista y completamente atomizador.
Más noticias
El Salto Radio
El Salto Radio Humedales necesarios
Damos un paseo radiofónico por algunos de los humedales de Andalucía, espacios fronterizos entre el mar y la tierra, tan necesarios para nuestra supervivencia. Lo hacemos con Juan Martín Bermúdez, de SALARTE y algunos oyentes.
Fascismo
Memoria antifascista Allí donde hay humo, hay fuego
A unos días de las elecciones alemanas, donde la ultraderecha acude fortalecida, un repaso sobre el proceso de desnazificación posterior a la Segunda Guerra Mundial y sus medias verdades.

Recomendadas

Feminismos
Ana Bueriberi “El activismo tiene que ser colectivo: para contribuir al cambio es imprescindible despersonalizar la causa”
La periodista madrileña Ana Bueriberi reconoce que no sintió la discriminación hasta que llegó a la Universidad. Hoy, desde el proyecto Afrocolectiva reivindica una comunicación antirracista, afrofeminista y panafricanista.
Inteligencia artificial
Militarismo La máquina de los asesinatos en masa: Silicon Valley abraza la guerra
Las fantasías distópicas sobre los futuros usos de las máquinas en la guerra están más extendidas que el relato de lo que ya está pasando en los campos de batalla.
América Latina
Extrema derecha Los soldados de Donald Trump en América Latina
Mientras algunos presidentes latinoamericanos, con mayor o menor ímpetu, intentan ponerle freno, otros tantos se arrodillan y le rinden pleitesía sin recibir nada a cambio. ¿Quiénes son los súbditos latinoamericanos de Trump?