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Transexualidad
Laia Grobe: “Después de casi un año encerrada en casa, este viaje me permite disfrutar de mi nueva identidad”
Laia Grobe es una chica trans que comenzó su andadura en bicicleta desde València hasta Copenhague a finales de septiembre. Considera el trayecto un 'stand by', un consumo mínimo de energía mientras la transición hormonal “termina de poner las cosas en su sitio”.
Laia Grobe es una chica trans que hace unos meses se encontró sin trabajo, sin pareja, sin dinero, sin casa… y “sin nada que hacer”. Así que partió el 25 de septiembre desde València, donde llevaba viviendo seis años, con su bici, cuatro alforjas, las banderas arcoiris y trans en lo alto, y una cuenta en Instagram: @transicleta. Esta decidida argentina pretende llegar a Copenhague este viernes, 13 de noviembre, donde confía en encontrar más salidas laborales en el campo de la arquitectura sostenible. Serán casi 3.000 km pedaleando para encontrarse, a sus 36 años recién cumplidos, con lo que proyecta que sea su nueva vida.
¿Cómo empieza esta aventura?
Me encontré sin trabajo, sin pareja, sin dinero, sin casa. No tenía nada que hacer y vivir en un velero de 7 metros está guay en verano, pero en invierno es duro. Encontré un proyecto de voluntariado en Dinamarca que me gustó mucho y decidí partir. Para mí este tiempo es un stand by, un consumo mínimo de energía mientras la transición hormonal termina de poner las cosas en su sitio. Luego me gustaría vivir en Berlín un tiempo pero no me atrevo a viajar en bicicleta en pleno invierno —requiere otro nivel y otra preparación—, así que lo haré cuando empiece la primavera.
¿Cuál es el objetivo, si lo hay, de este viaje?
Es una manera de hacer algo, de sentirme útil sin presiones de un trabajo y sin el agobio de pagar alquiler y comida. Tengo algunos ahorros, lo que supone un presupuesto de 5 euros al día para todo, así que si puedo conseguirme comida reciclando, mejor.
¿Se trata de un tiempo para ti, para estar contigo y conocerte?
No, no, eso en realidad fue el año pasado, que lo pasé casi todo encerrada en casa. Ahora hay parte de eso también pero es un modo de quitarme peso de encima. Es centrarme en mí pero por el hecho de volver a crearme como persona.
Quiero no centrarme tanto en los cambios físicos y estar más hacia afuera, poder conocer nuevas personas y disfrutar de mi nueva identidad
No centrarme tanto en los cambios físicos y estar más hacia afuera, poder conocer nuevas personas y disfrutar de mi nueva identidad. Aunque no he logrado el passing [ser reconocida por la apariencia en el género deseado] y no sé si algún día lo conseguiré, estoy muy contenta con los cambios hasta ahora, sobre todo los emocionales: siento mucha más confianza en mí misma y conecto más fácilmente con otras personas.
Hablas de un año de encierro en casa…
Sí, estuve haciendo terapia, descubriendo mi identidad. Fue un viaje interior brutal, súper interesante, lleno de emociones y de alegrías, sobre todo por el proceso de reafirmación del género. En este proceso, ha sido muy satisfactorio ver cómo todo mi entorno se sumaba para facilitarme el proceso, desde las personas más cercanas, principalmente mi ex novia, hasta las amistades que por estar lejos no puedo ver.
Estuve muy a gusto para adentro pero ahora que ya terminé ese trabajo estoy hacia fuera, en el proceso de mostrar lo que descubrí. Descubrí que puedo ser feliz siendo quien verdaderamente soy y que las personas están mucho más abiertas a aceptar los cambios de lo que yo pensaba.
Formas parte de Lambda, el colectivo LGTB+ de Valencia.
Sí, Lambda fue un apoyo fundamental desde el primer momento, por las actividades y el grupo de activismo, y porque me permitió conocer a otras personas trans. También a mi terapeuta Marta Cañero, a la que considero parte fundamental en mi transición. Sin ella, probablemente este proceso de conocerme no hubiera sido todo lo maravilloso y natural que está siendo.
¿Y quién es Laia?
Pues una persona que estaba cansada de que durante 35 años de existencia la vergüenza fuera la emoción que tuviera las riendas de su vida. Me cansé de eso y decidí que ni un minuto más. Desde que empecé la transición conozco la autoestima, así que soy una persona mucho más segura de mí misma, más consciente de mis cosas buenas y malas.
Tengo muchas menos limitaciones a nivel emocional y muchas ansias de redescubrir el mundo con estas “nuevas gafas" para ver la vida. Ya hice un viaje en bici hace siete años y sentí que hubo un antes y un después de ese viaje. Ahora estoy haciendo lo mismo pero, motivada por la transición, todo parece más fácil ahora.
Estamos en una época de punto crítico de apertura en este sentido y personas de todas las edades estamos rompiendo el cascarón en este momento, hace unos años no me podía reconocer a mí misma como la mujer trans lesbiana que soy
Sorprende que el proceso de identidad del género empiece tan tarde, a los 35 años en tu caso, ¿es algo habitual?
Creo que estamos en una época de punto crítico de apertura en este sentido y personas de todas las edades estamos rompiendo el cascarón en este momento. Hace unos años no me podía reconocer a mí misma como la mujer trans lesbiana que soy. Podría decirse que es habitual, porque en mi infancia la caracterización de las mujeres trans que se transmitía era bastante negativa y los hombres trans era algo que no existía para mí. Con el paso del tiempo las futuras generaciones lo tendrán más fácil.
Volviendo al viaje, ¿por qué en bicicleta?
Surgió de forma muy natural porque siempre fui muy activista de la bici. Al principio pensé que era una idea tonta pero como me gusta viajar en bici, decidí hacer un mix y pedalear con la bandera trans. Además, últimamente me he dado cuenta que en España es más complicado ir en bici al trabajo que ser trans. [Ríe]
Explica eso, por favor.
La gente me hace comentarios súper positivos cuando digo que soy trans, que soy muy valiente, etc. pero cuando digo que voy a trabajar en bici me dicen que estoy loca, que si no tengo miedo, que el tráfico que es muy feo, y cosas así.
¿Y no tienes miedo?
Bueno, a veces me da miedo encontrarme con un jabalí salvaje o con un oso. O una persona muy transfóbica. Pero esos son miedos útiles, no como antes, que tenía miedo de saber quién era en realidad o miedo al qué dirán.
Y la gente con la que te has encontrado en el viaje, ¿qué te dice?
La gente se vuelve muy curiosa cuando ven a una cicloturista con una bici equipada. Muchos saben el esfuerzo que supone hacer un gran viaje en bicicleta. Lo primero que preguntan es de dónde vengo y adónde voy. Hay quien se atreve a más y me pregunta por las banderas. Es una manera de fomentar una pregunta amistosa más. También es verdad que en alguna ocasión me he sentido incómoda por ciertas miradas o por comentarios ofensivos pero la verdad es que las cosas buenas que surgieron por las banderas son muchísimas más que las malas. Con las banderas se suman frases de apoyo y me encuentro con otras personas del colectivo y me hace muy feliz verlas.
¿Qué te hizo elegir Berlín como destino final?
Estaba un poco quemada de España con el tema laboral y creo que a la gente que está en lo mismo que yo también le pasa un poco lo mismo. Berlín es una ciudad que me gusta por lo diversa que es y me motiva laboralmente. Creo que allí hay más conciencia ecológica, así que es es una gran oportunidad para aprender más sobre mi profesión, aunque estoy abierta a cualquier trabajo que me permita libertad para cuidar de mí en esta etapa de transición. Tampoco es un destino final: pienso tener la bici siempre preparada para la nueva aventura y posiblemente en el verano, fije un nuevo rumbo. De hecho, espero que con el tiempo más personas se sumen y podamos animarnos a cruzar zonas más complicadas donde todavía queda mucho por hacer por los derechos LGTBI.
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Desde hace ya algún tiempo estoy denunciando la discriminación que tenemos los homosexuales masculinos en este medio.
Y para una vez que sale una trans mujer resulta que es lesbiana, toma ya !!!
Es el colmo del sectarismo. Yo este feminismo excluyente y paralelo a las tesis de Lidia Falcónn no lo quiero.
Vuestra misandría no acaba con los heterosexuales, llega a los gais.
Dais pena, la verdad
Vaya ! pensaba yo que no era el único en opinar igual.
Da la sensación que a nuestro colectivo lo quiere invisibilizar, y no logro entender por que motivo.
Hemos luchado y apostado por el feminismo y en contra del heteropatriarcado .
La verdad, no se que pensar
¡Lavado de cerebro! El próximo artículo, Juanita va a la compra con su nueva falda a conjunto con sus zapatos rojos. ¡Ah! por cierto Juanita está hormonándose. Falta también el artículo sobre el panadero trans, la peluquera trans, el mozo de carretilla trans y etc. Interesantísimo todo, la farmacéutica debe estar que echa humo, no da para suministrar tantas hormonas. El nuevo soma para ser feliz ha llegado a nuestras vidas. Hazte trans y todo lo verás de color rosa.
Mucho mejor este tipo de viajes, que cualquier cosa que haga un vanlifer.