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Palestina
Nakba 2024. Resistencia hasta la liberación y el retorno
Hablamos con Lubnah Somali para entender ambos momentos dentro de un largo proceso de opresión y desposesión que, sin embargo, no han logrado liquidar la resistencia del pueblo palestino y su lucha por la autodeterminación y el retorno.
Lubnah Shomali es activista de derechos humanos y responsable de incidencia en BADIL Resource Center for Palestinian Residency and Refugee Rights, organización palestina de derechos humanos fundada en Belén (Cisjordania Ocupada) en 1998, y comprometida con la defensa y promoción de los derechos de los y las refugiadas y desplazadas internas palestinas. BADIL es una de las principales organizaciones palestinas que lucha por la defensa del derecho al retorno del pueblo palestino.
Pocos días antes de la conmemoración del Día de la Nakba, justo el día en que las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF) ordenaron la evacuación de más de 100.000 gazatíes del este de Rafah, previa al bombardeo masivo de la ciudad que está dejando miles de personas desplazadas por segunda o tercera vez en siete meses, hablamos con Lubnah sobre la situación de los refugiados palestinos, su evolución histórica y los retos a los que se enfrenta hoy la mayor comunidad de refugiados del mundo, en el contexto de un genocidio en curso televisado en la Franja de Gaza, donde el 85% de la población es refugiada.
La Nakba hizo posible la construcción del Estado de Israel gracias a la imposición de un régimen de opresión y desposesión que continúa hasta nuestros días
PcD: Brevemente, ¿qué es el Día de la Nakba y por qué es importante seguir conmemorándolo?
LS: En primer lugar, el Día de la Nakba es el 15 de mayo y coincide con la creación del Estado de Israel o la declaración de su independencia. Es importante señalar que Israel se creó sobre el desplazamiento y la desposesión del pueblo palestino. Durante la Nakba histórica, que no hace referencia a un único día sino al periodo comprendido desde el 15 de mayo de 1947 hasta aproximadamente 1949, aproximadamente 750.000 palestinos fueron desplazados fuera de lo que hoy se conoce como Israel, mientras que otras decenas de miles fueron desplazados internamente, dentro de lo que hoy constituyen las fronteras de Israel.
Nakba significa “Catástrofe”, porque señala uno de los momentos más catastróficos de la historia palestina, en el que no sólo se expulsó a un pueblo de su territorio, sino que además se le arrebató su tierra y se la puso bajo el control de un régimen colonial de apartheid. La Nakba hizo posible la construcción del Estado de Israel gracias a la imposición de un régimen de opresión y desposesión que continúa hasta nuestros días, y por eso es importante conmemorarla, para comprender el régimen al que desde hace más de siete décadas se resiste el pueblo palestino.
Este año llamamos a nuestras organizaciones aliadas, tanto dentro de Palestina, en los campos de refugiados y en el exilio, como a los movimientos de solidaridad de todo el mundo, a movilizarse bajo el lema “Resistencia hasta la liberación y el retorno”, planteando las reivindicaciones de los refugiados palestinos y sus derechos frente al genocidio en curso, en particular: su derecho al retorno y a la autodeterminación.
PcD: ¿Puede hacernos un breve resumen de la situación actual de los y las refugiadas palestinas en el mundo?
LS: La población palestina refugiada y desplazada interna constituye la población desplazada más numerosa y de más larga duración del mundo. Estamos hablando de 9,17 millones de personas, aproximadamente el 66% del pueblo palestino (el 85% en la Franja de Gaza). Y para poner esta cifra en contexto, eso significa que de cada 10 palestinos que conozcas, siete de ellos habrán experimentado el desplazamiento al menos una vez en su vida, y muchos de ellos lo habrán experimentado más de una vez.
Y el problema es que cuando alguien o un colectivo experimenta el desplazamiento y la transferencia forzosa, y se convierte en refugiado o en desplazado interno o en ambas cosas a la vez, porque hay situaciones en las que esto ocurre, ese colectivo se vuelve muy vulnerable porque la realidad es que los mecanismos de protección que existen para proporcionar protección a estos grupos e individuos sobre el papel parecen fantásticos, pero en realidad su aplicación no lo es tanto. Y lo que hace que la población refugiada palestina sea ligeramente diferente y más vulnerable que otros colectivos de refugiados es que tienen un marco de protección separado dentro del sistema de Naciones Unidas, por lo que no se les proporciona la misma protección que, por ejemplo, a los refugiados de Siria, de Afganistán, o de Eritrea.
PcD: ¿Cómo ha evolucionado su situación desde 1948? ¿Ha cambiado su estatus o el reconocimiento de sus derechos a lo largo de los años, en concreto el derecho al retorno? ¿Y qué hay del compromiso internacional? ¿Afirmaría que la comunidad internacional ha escondido bajo la alfombra la cuestión de los refugiados palestinos?
LS: Sobre el papel, y “sobre el papel” quiero decir dentro de los mecanismos legales internacionales oficiales y en relación al reconocimiento, la Resolución 194 de la ONU, que es la principal resolución que habla del derecho al retorno, de la restitución de la propiedad y de la compensación para los refugiados palestinos y los desplazados internos, es renovada cada año por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Y hay muchos otros tratados, convenciones y cuerpos legales internacionales que afirman y reafirman el derecho al retorno de los refugiados y desplazados internos palestinos.
Se ha marginado la cuestión del derecho al retorno, y uno de los mayores indicios de ello son los Acuerdos de Oslo
Desgraciadamente, como he dicho, el problema radica en que los palestinos se encuentran bajo un marco de protección diferente y en que no existe voluntad política para garantizar el ejercicio de sus derechos o crear una situación en la que los refugiados palestinos y los desplazados internos puedan ejercer su derecho al retorno. Por lo tanto, el problema no está necesariamente en los marcos en sí, sino más bien en la aplicación de los marcos y en la falta de voluntad política de la comunidad internacional para garantizar esos derechos.
Así que sí, podemos decir que se ha barrido bajo la alfombra y se ha ignorado y marginado la cuestión del derecho al retorno. Y uno de los mayores indicios de ello son, por supuesto, los Acuerdos de Oslo de 1993. Los Acuerdos no incluyeron en absoluto los derechos del pueblo palestino y, por supuesto, no hicieron referencia alguna a los refugiados y desplazados internos palestinos ni a su derecho al retorno. Estas cuestiones, junto con otras que consideramos fundamentales en lo que respecta a la situación en Palestina y al sistema de dominación de Israel, nos empujaron a buscar negociaciones sobre el estatuto de Palestina y, como sabemos hoy, 30 años después de Oslo, no tenemos una solución de dos Estados. Tampoco tenemos una mejor situación de derechos humanos para los palestinos a nivel civil, social, cultural y económico, y ciertamente no tenemos una mejor situación de derechos humanos para los palestinos a nivel de sus derechos políticos, en particular, el derecho a la autodeterminación y el derecho al retorno.
Eso ha cambiado ligera o incluso significativamente, permítanme decirlo, con el genocidio en la Franja de Gaza. Vemos una elevación del discurso, pero no a nivel político o en las instituciones, sino dentro de la sociedad civil internacional. Es la sociedad civil quien está poniendo sobre la mesa los derechos inalienables del pueblo palestino, los derechos políticos al retorno y la autodeterminación. Y esto es algo que no hemos visto en el pasado y esperamos que cree una situación en la que podamos cambiar a nivel político, influir en la voluntad política, para garantizar nuestros derechos o dar pasos que proporcionen una situación que nos permita ejercer esos derechos.
Si hablamos de “resolución del conflicto”, tenemos que hablar de desmantelar el régimen de apartheid
PcD: ¿Diría que la cuestión de los refugiados palestinos, y en particular el derecho al retorno, es uno de los temas centrales para la resolución del mal llamado “conflicto palestino-israelí”?
LS: Sí, absolutamente. El desplazamiento continuo, la Nakba en curso y el sistema de dominación de Israel, son las cuestiones fundamentales. Porque no tenemos un conflicto. Un conflicto indica que hay un desacuerdo entre dos partes iguales. Bueno, lo que sucede en Palestina no es un desacuerdo. Hay leyes internacionales y derechos humanos que Israel ha violado. Israel ha creado un sistema de dominación sobre el pueblo palestino que consta de tres pilares: desplazamiento y transferencia forzosa, colonización y apartheid. Y lo hace para poder controlar la máxima cantidad de tierra en Palestina con el mínimo número de palestinos. Todo el propósito del sistema de dominación de Israel es expulsar a los palestinos de su tierra, reemplazarlos por una población de asentamiento de colonos, proporcionar privilegios a esa población, y luego, por supuesto, mantener esta situación de tal manera que puedan seguir controlando la tierra, los recursos y a la población autóctona. Así que, si hablamos de “resolución del conflicto”, tenemos que hablar de desmantelar el régimen de apartheid y descolonizar la naturaleza colonial del régimen israelí. Y dentro de ese marco, tenemos que crear una situación en la que los derechos del pueblo palestino, en particular sus derechos políticos de autodeterminación y el derecho al retorno, estén a la vanguardia de ese desmantelamiento y esa descolonización.
PcD: Se ha referido a la situación en Palestina con el término “Ongoing Nakba” (“Nakba en curso”). ¿Qué significa y qué marco analítico introduce?
LS: La Nakba en curso es un término que se utiliza para referirse no sólo al desplazamiento y transferencia forzosa que tuvieron lugar durante la Nakba histórica, sino al desplazamiento y transferencia forzosa que se han venido produciendo desde antes de la Nakba histórica hasta nuestros días.
Por ejemplo, durante el mandato británico de 1917 a 1947, 150.000 palestinas y palestinos fueron desnacionalizados por las políticas y prácticas que los británicos pusieron en marcha para allanar el camino a la colonización sionista. Durante la Nakba (14948-1949), 750.000 palestinos se convirtieron en refugiados y decenas de miles en desplazados internos. Posteriormente, durante la Guerra de los Seis Días de 1967, cuando Israel ocupó el resto de Palestina, otros 400.000 palestinos fueron desplazados, algunos de ellos por segunda vez. Y desde ese periodo hasta hoy seguimos viendo cómo Israel aplica mecanismos, políticas y leyes para seguir desplazando al pueblo palestino y expulsándolo de su tierra. Y es así como a través de la aplicación continuada de los mismos métodos y políticas se ha llegado a una situación en la que los palestinos se convierten en refugiados y desplazados internos una y otra vez. Y no sólo en Palestina, sino también en las comunidades de refugiados palestinos en el exilio. De modo que, a pesar del reconocimiento del derecho al retorno del pueblo palestino, que es un derecho en virtud del derecho internacional, en la práctica se sigue negando el derecho al retorno de los refugiados y refugiadas palestinas, sus derechos fundamentales siguen siendo marginados en los ámbitos político, económico, social y cultural. Frente a ello, el derecho al retorno es la única solución duradera.
Si nos fijamos en las similitudes entre la Nakba histórica y el genocidio en la Franja de Gaza que comenzó el 7 de octubre de 2023, hay paralelismos aterradores
PcD: ¿Es la masacre de Gaza que comenzó el 7 de octubre otro episodio de la Nakba en curso? ¿Puede ser un punto de inflexión en el conflicto? ¿Cómo lo analiza y qué espera que ocurra?
LS: Bueno, sin duda forma parte de la Nakba en curso. Es decir, si nos fijamos en las similitudes entre la Nakba histórica y el genocidio en la Franja de Gaza que comenzó el 7 de octubre de 2023, hay paralelismos aterradores: el enorme número de desplazados, las masacres, el genocidio, las matanzas, la ocupación del territorio... Israel ya ha dicho que va a tomar el territorio de Gaza y colonizarlo. Así que ya vemos la misma metodología, las mismas prácticas, el mismo enfoque, el mismo sistema de dominación, las mismas violaciones y crímenes del derecho internacional que se cometieron durante la Nakba y que se están cometiendo de nuevo con el genocidio en Gaza. Es una extensión o una parte de la Nakba en curso, y se sustenta sobre los mismos pilares: el desplazamiento y la transferencia forzosa, a lo que sigue la colonización y, por supuesto, el sistema de apartheid que ya está en marcha, porque Israel lo puso en marcha nada más crearse el Estado en 1948.
El apoyo colonial que se está ofreciendo a Israel, ya sea político, financiero o con armas, constituye complicidad en el genocidio
Lo que es diferente esta vez es que Israel ha perdido el apoyo de la sociedad civil mundial. Ha dejado muy claras sus intenciones, ha sido muy explícito con respecto a lo que pretende hacer y por qué lo está haciendo, y el mundo está observando. Hay gente que sigue diciendo que se trata de un genocidio retransmitido en directo, y eso es totalmente cierto. Sin embargo, como he mencionado antes, no estamos viendo la misma respuesta a nivel político, en las instituciones y gobiernos. Creo que el obstáculo es el apoyo de los aliados coloniales, es decir, Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea y diferentes Estados miembros como Alemania, Francia, etcétera. El apoyo colonial que se está ofreciendo a Israel, ya sea político, financiero o con armas, constituye complicidad en el genocidio. Así que estos Estados también se están manchando las manos con la sangre de los palestinos a través de su apoyo a Israel. Y si nos fijamos en el panorama general, lo que vemos es un apoyo sin precedentes, continuo y efectivo a Palestina y a los palestinos a nivel popular y de la sociedad civil, a nivel académico, deportivo, etc.
Pero todavía no hemos logrado una situación en la que eso haya dado lugar a sanciones, y esto es lo que necesitamos que ocurra. Aunque ha habido logros significativos por parte del movimiento de solidaridad, necesitamos que las acciones sigan siendo sostenibles y que sean aún más eficaces, como, por ejemplo, lo que está sucediendo en los campamentos de estudiantes en todas las universidades. Este tipo de presión conducirá en última instancia a sanciones contra Israel y sus aliados coloniales, presionándoles para que se adhieran a sus obligaciones en virtud del derecho internacional y cumplan los marcos jurídicos internacionales con respecto al pueblo palestino. De forma muy similar a lo que ocurrió en Sudáfrica. Así que eso es lo que esperamos.
Es una expectativa a largo plazo más que a corto plazo. Mientras que a corto plazo esperamos conseguir un alto al fuego pronto, porque la realidad es que cada minuto que se permite a Israel continuar con su genocidio significa un sufrimiento indecible y muerte para el pueblo palestino. Así que, a corto plazo, tenemos la esperanza de que pronto habrá un alto el fuego. Y esto se deberá, por supuesto, a la ardua labor de la sociedad civil palestina, así como a la labor del movimiento de solidaridad internacional para presionar a los Estados con el fin de lograr un alto el fuego.
PcD: Como palestina crecida en Estados Unidos, ¿cómo analiza las manifestaciones en las universidades estadounidenses? ¿Cree que el cambio vendrá de ahí? ¿Cómo ve el futuro próximo?
LS: Creo que será una combinación. No creo que el movimiento de solidaridad po sí solo sin un movimiento complementario dentro de Palestina vaya a traer el cambio. Y estamos empezando a ver desde el 7 de octubre de lo que es capaz la resistencia, y qué tipo de resistencia podemos hacer. Y también podemos ver la resistencia que proviene de los mecanismos jurídicos internacionales como la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y la Corte Penal Internacional (CPI) y luego, por supuesto, dentro de otras instituciones como el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y la Asamblea General de las Naciones Unidas. Este tipo de mecanismos son lentos y responden a la voluntad pública y política así que para que se produzca el cambio, tiene que venir de la base, del pueblo palestino sobre el terreno y del movimiento de solidaridad internacional.
En concreto, en el marco de la intifada estudiantil que se está produciendo en las universidades de Estados Unidos, se ha hecho un gran esfuerzo para conseguir que éstas dejen de ser cómplices de Israel. Las peticiones y llamamientos de los estudiantes han sido rechazadas por las universidades, por lo que la población estudiantil ha considerado que no tenía otra alternativa que los campamentos, con lo que han recibido una gran cobertura mediática, pero al mismo tiempo han sido demonizados y calificados de antisemitas o incitadores al odio o de pedir la destrucción de Israel.
Los regímenes coloniales y los aliados coloniales seguirán oprimiendo y nuestro trabajo es seguir resistiendo
Pero la realidad es que estos estudiantes están pidiendo a sus universidades que cumplan con sus obligaciones, que no sean cómplices de crímenes internacionales, crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio. Lo cual es, por supuesto, una petición muy legítima y esperada por el pueblo palestino. Y la respuesta, por supuesto, es muy colonial y muy opresiva, similar a cómo Israel responde a los palestinos, independientemente de cómo sus formas de resistencia. Así que hay un paralelismo en los métodos, y hay una comprensión de que los regímenes coloniales y las mentalidades coloniales y los aliados coloniales seguirán oprimiendo y nuestro trabajo es seguir resistiendo y seguir exigiendo nuestros derechos. Y creo que por eso hay cambios, porque se reconoce que, si no nos oponemos a esos regímenes coloniales, en cierto sentido tendremos que renunciar a nuestros derechos. Y por eso la opresión que se está viendo en todo el mundo contra el movimiento de solidaridad y contra los palestinos es algo contra lo que debemos luchar.
PcD: ¿Cómo se está viviendo el momento actual en Cisjordania? ¿Qué formas de opresión están experimentando y cómo están resistiendo?
LS: Parte de la estrategia de dominación es dividir y conquistar, así que lo que Israel ha hecho es separar, fragmentar al pueblo palestino en estos diferentes estatus geográficos y geopolíticos e incluso legales. Así que cuando observamos, por ejemplo, lo que ocurre en Cisjordania y lo que ocurre también en la Palestina de 1948 (los palestinos dentro de lo que ahora se conoce como Israel), el nivel de opresión es tan significativo y tan intenso que no vemos al mismo nivel la resistencia que vemos específicamente en la Franja de Gaza, la resistencia armada. Pero hay otras formas de resistencia, obviamente. Está la defensa legal, está la resiliencia, la gente que se niega a ser desplazada, y como respuesta está, por supuesto, el castigo colectivo a través de las redadas y las detenciones. Estamos sobreviviendo a ese tipo de cosas. Así que, aunque no veamos las mismas formas de resistencia, sigue habiendo resistencia y si observamos lo que está ocurriendo en Cisjordania, en ciertas zonas, sobre todo en los campos de refugiados, se puede ver que allí está ocurriendo lo mismo que en Gaza, aunque a otro nivel. Si nos fijamos, por ejemplo, en lo que ocurre en Yenín, en Tulkarem, en Balata…, la destrucción está ahí, la demolición de viviendas está ahí, las restricciones a la circulación están ahí y las detenciones están ahí. Así que la experiencia, aunque a menor escala, es muy similar a las políticas y prácticas que aplica Israel, independientemente de dónde las aplique, ya sea en Cisjordania o en Gaza.
PcD: ¿Desea añadir algo más?
LS: Sólo quiero reiterar el poder del pueblo, aunque sea un poco cliché. Pero creo que la solidaridad internacional es también una forma de resistencia con un gran impacto. Cuando digo resistencia, automáticamente incluyo las acciones del movimiento de solidaridad y las acciones de solidaridad en todo el mundo. La resistencia es la única forma de liberar Palestina y también de liberar a otros. Cuando se violan los derechos humanos, cuando hay opresión, no le ocurre a un pequeño grupo específico de personas. No, la opresión, la dominación y la discriminación son como el cáncer. Si no se controlan, se extienden. Y por eso creo que depende de nosotros, de los oprimidos, no sólo de los palestinos, sino de otros oprimidos de diversas maneras, hacer retroceder estos sistemas