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País Valenciano
Tensión sin incidentes en las cinco manifestaciones convocadas en València por la Diada del 9 d'Octubre
Un año más el antifascismo volvió a tomar las calles de València con motivo del 9 d'Octubre, Diada del País Valencià, en una demostración de fuerza ante las “tendencias recentralizadoras” del Gobierno de España y “la impunidad de la violencia” de la ultraderecha, según señalaba el manifiesto de la Comisión 9 d'Octubre al final de la jornada. Y es que, desde el acto institucional de la mañana hasta las diferentes manifestaciones convocadas a lo largo de la tarde, no dejaron de sucederse ayer los episodios de confrontación protagonizados por ultras de extrema derecha que se dedicaron a increpar a su paso a las diferentes comitivas antifascistas y valencianistas.
El enorme dispositivo policial desplegado por el centro de la ciudad durante toda la jornada hizo que ninguno de esos enfrentamientos pasara de los gritos y las descalificaciones, pero esas situaciones volvieron a ser la muestra del clima de tensión que vive el País Valencià ante el auge de la ultraderecha. Desde la mañana, cuando al inicio de la tradicional Procesión Cívica que parte del Ayuntamiento decenas de blaveros —derecha anticatalanista— se dedicaron a increpar a la comitiva del president de la Generalitat, Ximo Puig, y otros cargos institucionales de izquierda; hasta las provocaciones de neonazis y blaveros durante las manifestaciones de la tarde.
Porque este 9 d'Octubre ha llegado marcado por el auge de la ultraderecha, de ahí que el lema de la manifestación principal fuera “Per un País Valencià antifeixista”. Son varias las razones que han motivado esta consigna. El primer hito fueron las agresiones del 9 d'Octubre de 2017, cuyo juicio está a la vuelta de la esquina. Después, más reciente, la convocatoria neonazi de España 2000 el pasado 1 de Mayo, que se saldó con más agresiones ultras al grito de “Sieg Heil”; o la reciente imputación por un presunto delito de odio contra cuatro antifascistas denunciados por cinco neonazis tras una breve pelea el pasado 30 de julio, dándose la casualidad de que uno de esos neonazis figura como imputado por las agresiones del 1 de Mayo.
Este 9 d'Octubre ha llegado marcado por el auge de la ultraderecha, de ahí que el lema de la manifestación principal fuera “per un País Valencià antifeixista”
Por ello este año el manifiesto de la Comisión 9 d'Octubre, que lidera Acció Cultural del País Valencià e integra a otras 15 organizaciones entre asociaciones culturales, partidos políticos y sindicatos, destacaba el “contexto europeo de emergencia de un nuevo fascismo que, aunque no cuestiona directamente la democracia, sí la erosiona gravemente”, en palabras de Toni Gisbert, portavoz de la Comisión. Desde Acció Cultural del País Valencià iban más allá destacando en su valoración de la jornada que las manifestaciones también fueron contra “la agresividad verbal, la intolerancia y los intentos de imponer valores excluyentes, discriminatorios, antivalencianos y violentos que llevan a cabo algunos partidos cada vez más extremadamente derechizados”.
Porque este 9 d'Octubre ha venido marcado una vez más por la división que ha condicionado incluso las convocatorias de manifestación. Hasta cinco marchas había programadas para la tarde del sábado, tres convocadas por organizaciones de la órbita de la derecha valenciana blavera, como el Grup d'Acció Valencianista (GAV) o la recientemente creada Associació l'Encontre Polític, cuyas comitivas de apenas unas decenas de personas se unieron en la plaça dels Furs para continuar juntos hasta la plaza de San Lorenzo.
En el otro lado del espectro político las convocatorias fueron mucho más secundadas. Con partida en la plaza San Agustín, la manifestación antifascista de la Coordinadora Obrera Sindical reunió a dos columnas procedentes de los barrios obreros de Benimaclet y Malilla, quienes formaron un numeroso bloque de alrededor de un millar de personas que recorrieron el centro de la capital del Turia gritando proclamas anticapitalistas, por la libertad de Pablo Hasel y recordando el asesinato de Guillem Agulló. Al inicio de la marcha antifascista varios ultras se acercaron a increpar a los asistentes, reconociendo entre ellos al periodista antifascista Miquel Ramos y amenazándole. La respuesta de la policía, sin embargo, fue identificar a Ramos mientras simplemente pedía a quien profería las amenazas que abandonara el lugar.
La manifestación antifascista de la Coordinadora Obrera Sindical reunió a dos columnas procedentes de los barrios obreros de Benimaclet y Malilla
Pero con diferencia la manifestación más numerosa fue la de la Comisión 9 d'Octubre y ACPV, que también partió de la plaza San Agustín y finalizó en el Parterre, donde un grupúsculo de ultraderechistas tuvo que ser contenido por la policía mientras se celebraba el acto de cierre de la jornada con la lectura del manifiesto, culminando con la Muixeranga. En el manifiesto de la convocatoria se hacia referencia a la “fecha simbólica” del 9 de octubre como origen del Regne de València formando parte de la corona aragonesa hace 783 años, y a los decretos de Nueva Planta de Felipe V, que acabaron con los fueros del reino de València haciendo que “el pueblo valenciano nunca olvide su derecho al autogobierno”, un sentimiento que es “muy anterior al actual marco constitucional”.
En ese sentido, desde la Comisión 9 de Octubre subrayaron la “tendencia recentralizadora del Estado, acentuada durante la pandemia”, denunciando que “la cogobernanza se ha quedado en una palabra” porque durante los Estados de Alarma las decisiones se tomaron “de manera unilateral” por parte del Gobierno central. Una reivindicación clásica, la del autogobierno, que en la Diada de este año ha sumado otra más urgente relativa a la necesaria derrota del fascismo en el País Valencià.