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Oriente Medio
Estrategia de Israel para 2018: "El boicot puede dañar al Estado mucho más que un ataque militar"
A principios de enero, el Insituto de Estudios de Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv presentó, con presencia del presidente israelí, Reuven Rivlin, de la Evaluación estratégica para 2018, con líneas estratégicas sobre Líbano, Siria, Gaza o el movimiento de BDS contra Israel.
A principios de enero el presidente israelí, Reuven Rivlin, acudió a la presentación de la Evaluación estratégica para 2018. El anfitrión fue el Instituto para Estudios de Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv (INSS por sus siglas en inglés), un centro dirigido por un general del Ejército israelí ya retirado Amos Yadlin. En presencia de los y las investigadoras israelíes, Rivlin escuchó las exposiciones sobre cuestiones fundamentales para Israel.
Según el INSS, 2017 fue un “año bueno para Israel” y lo fue por varias razones. La más destacada es que su principal aliado, Estados Unidos, cuenta con un presidente que mira “con los mismo ojos” hacia Irán. Su política es, como nunca lo ha sido, positiva para Israel. Así lo demostró el presidente estadounidense, Donald Trump, en su decisión de nombrar Jerusalén (este y oeste) como capital de Israel y trasladar ahí la embajada de EE UU.
Sin embargo, el principal escollo para Israel es que Irán, en el triángulo ruso-iraní-sirio, avanza y el llamado “campo sunní” cada vez es más débil.
“Tenemos que fortalecer nuestra relación con la alianza árabo-sunní —explicaba Amos Yadlin, director del INSS durante la presentación—. El desafío real es con los saudíes. Esta vez hay un príncipe fuerte que ve Irán, y no Israel, como la primera amenaza. Aquí tenemos una oportunidad”.
El “campo sunní práctico” es el apelativo israelí a los países de la región que mantienen una posición de amistad, o incluso de paz, como es el caso de Egipto y Jordania. Arabia Saudí mostró públicamente el pasado año la normalización de relaciones con Israel, pero existen también otros en el Golfo Pérsico que Israel añade como elementos óptimos para conducir la región hacia otra ecuación. Desde aquí se abordan tres escenarios: uno en Siria, otro en Palestina/Israel y el tercero en el Líbano.
Siria
El escenario sirio recoge, como menciona el INSS, la gran victoria de Rusia. No solo derrotó a Daesh, sino que, además, asentó bases militares en el Mediterráneo. Y esto ha sucedido para el beneficio, de un modo u otro, de Irán.“Vemos un programa a largo plazo. Irán construirá una base de acción contra Israel en Siria. Creará un Hezbolá II, levantará un puente terrestre entre Irán, Iraq, Siria y el Líbano”, asegura el INSS en su evaluación.
Las intenciones israelíes son entonces impedir que Irán se establezca en Siria y, para ello, deberán promover la caída de Bashar al-Asad. “Es todavía temprano hablar del fin de la guerra [en Siria]. Es posible que dure los próximos años”, argumenta el instituto israelí.
Palestina/Israel
Israel se ha apuntado un logro importante con Jerusalén en su carrera por presentarse al mundo como una causa sui generis. La “solución final” siempre había retrasado este contencioso punto pero, aunque para EE UU e Israel Jerusalén sea completamente soberanía y capital israelí, para la comunidad internacional y las leyes internacionales Jerusalén Este es territorio palestino ocupado.Las negociaciones entre Palestina e Israel están congeladas desde hace años, no así las negociaciones entre Hamás y Fatah. En 2017 hubo otro esfuerzo de reconciliación nacional palestina entre ambas facciones, enemistadas desde 2007. La estrategia israelí es, simplemente, esperar a que la reconciliación caiga “por su propio peso”.
“No estamos contentos de que Hamás esté junto a la Autoridad Palestina. Confiamos en que el acuerdo se derrumbe solo —apuntan los investigadores israelíes—. Abu Mazen [Mahmud Abbas] piensa en su legado, no quiere estar mal visto a nivel internacional y Hamás se quedó sin respaldo después de que Qatar fuese boicoteada por el mundo sunní”.
Se refiere, efectivamente, al ya mencionado mundo sunní práctico que ve a Israel como una ayuda frente a Irán. El INSS plantea buscar una oportunidad en la amenaza de la reconciliación, “con la Autoridad Palestina, organizaciones internacionales e incluso Egipto, listos para jugar un papel más significativo que en el pasado”.
Un reto para el Gabinete israelí es la reconstrucción de la Franja de Gaza tras la operación militar de 2014. En el estudio de este punto se vislumbra la instrumentalización del colapso total de la franja que podría llegar este año 2018. O bien dejar que ocurra, logrando redirigir el descontento de la población contra Hamás, o bien relajar en cierta medida el bloqueo sobre la franja. Esto último sería positivo para Israel para evitar que, como Yadlin indicó, “la situación explote en la cara de Israel” porque, citando a Yadlin de nuevo, “las enfermedades, las aguas residuales, no reconocen fronteras”.
Se entiende con estas palabras que la salubridad de la población israelí podría verse afectada por la crisis humanitaria en Gaza. No obstante, sobre cualquier comentario destaca el de la importancia de mantener la legitimidad internacional de Israel.
Legitimidad internacional: desastre humanitario en Gaza y el BDS
En el libro Magos de armas: cómo Israel se convirtió en un superpoder de alta tecnología militar, sus autores subrayan la necesidad de mantener la legitimidad internacional para las operaciones y acciones israelíes. Dicho de otro modo, de nada sirve ser una potencia militar si no posee legitimidad para operar según sus planes.En otros asuntos, como las armas nucleares e Irán, la cuestión de la legitimidad no es tan complicada. Aunque el propio Yadlin reconoció en la presentación de la evaluación que Irán “está manteniendo el acuerdo nuclear”, demonizar al país persa es bastante más sencillo que ausentarse de sus deberes internacionales como ocupante en lo que respecta a la Franja de Gaza, la molesta piedra en el zapato de la que Israel no logra despojarse.
“Gaza, con su gravedad, es como una pared que puede caernos encima”, comentaba preocupado el presidente israelí durante la exposición estratégica. “Según la comunidad internacional nosotros hemos provocado esa situación”, añadía.
El INSS ha prometido a Rivlin desarrollar un programa de reconstrucción para la Franja de Gaza, de “reconstrucción por prohibición de acumulación de fuerza”. El objetivo doble es que Hamás no pueda adquirir material militar y que la situación se mantenga en calma. De hecho, desde hace más de una semana cualquier persona de la franja con permiso israelí para cruzar el paso fronterizo Beit Hanun-Erez debe responder un cuestionario que, entre otras cosas, pregunta su nivel de bienestar material y psicológico.
Recientemente se añade en la lista de amenazas para la legitimidad de Israel el movimiento de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS). En la presentación de la evaluación hubo un momento clave para entender esto. Yadlin hablaba de poder blando (soft power), de fake news y narrativas que difieren de la que Israel trata de fomentar por todos los medios cuando, de repente, Rivlin interrumpió pronunciando las tres siglas: “B-D-S”. “Este tipo de cosas —le contestó Yadlin— pueden dañar al Estado de Israel mucho más que un ataque (militar)”.
A partir de ahí Yadlin explicó que el INSS investiga las consecuencias del BDS, su efecto en la sociedad civil y los gobiernos en todo el mundo. “Está yendo muy despacio —dice Yadlin—. Pero al igual que tenemos una fuerza que lucha contra las amenazas duras (hard power), hay una fuerza que lucha contra las blandas cuyos soldados son abogados, especialistas en derecho internacional, historiadores, gente de la Hasbará que sabe usar las redes sociales de Twitter o Facebook”.
En este punto se mencionó asimismo a la gente judía de EE UU involucrada en el BDS, a la que Israel ha decidido vetar por ley su entrada al país. “Esta gente está en el foco de un proyecto que nuestro centro está llevando a cabo y parte de la seguridad nacional de Israel”, añadió el director del instituto.
El Líbano o la primera guerra con dos frentes
El escenario de Siria, la presencia iraní en dicho territorio y el reforzamiento de las capacidades militares de Hezbolá podrá provocar una escalada que el INSS ha analizado y expuesto al presidente israelí.“Uno de los mayores desafíos que se presentarán este año al Estado de Israel es elegir entre dos opciones: actuar para que Irán no se asiente en Siria, aceptando una escalada, o no actuar, dejar que los iraníes se establezcan en Siria y eventualmente estallará una gran guerra”.
No, el peligro más cercano y temido no se esconde en la Franja de Gaza. Dirigiéndose al presidente israelí, Yadlin afirmó que Gaza es “una pequeña granada en comparación con la explosión del norte [El Líbano, Hezbolá]”, que se asemeja a la “explosión de una bomba de una tonelada”.
Con la alianza israelo-sunní y la esperada neutralidad rusa, el INSS advirtió que hay que prepararse con anterioridad, no esperar al último momento para tomar decisiones y tener en cuenta que, aunque el frente sur (Hamás en Gaza) no represente más que una granada, “está prohibido pensar que tendremos una guerra en un solo frente”.
El frente norte, el Líbano, representaría el gran desafío para Israel, que desde 1973 no ha luchado en dos frentes a la vez. A este respecto, es interesante señalar el análisis estratégico del Centro Atlas de Estudios Israelíes, con sede en Gaza, desde donde defienden que Israel no será capaz de bloquear ambos frentes. “Israel neutralizará el sur antes de que Hezbolá se prepare”, apunta el centro gazatí, añadiendo que Hezbolá ha logrado ganar en armamento y en experiencia en Siria en los últimos años.
Lo cierto es que la táctica de la disuasión se lleva experimentando durante meses sobre la Franja de Gaza. Sin resultado. Milicias que no dejan rastro de su autoría han lanzado un número importante de proyectiles contra Israel y este ha usado como represalia la fuerza militar aplastante: bombardeos en cadena sobre zonas militares que no necesariamente están lejos de focos civiles. El plan disuasorio israelí no ha influido en el comportamiento de las milicias.
La “tensión de seguridad” en Israel sigue siendo titular a final de año y el Centro Atlas propone que las expectativas no se alejen de otra opción barajada por Israel: establecer una tregua de varios años para no expandir la guerra. La razón para que este cálculo gane sobre el resto, sobre la probable primera guerra de dos frentes, es que de este modo Netanyahu podrá cumplir sus aspiraciones políticas.
Sionismo antes, ahora y siempre
La tensión de seguridad en Israel existe desde que fue proclamado dicho Estado, hace 70 años, desde que grupos armados del movimiento sionista expulsaron a la población de la Palestina histórica. Desde ese año, 1948, el sionismo se ha internacionalizado más y no pasa un momento en el que deje de analizar o preparar la arena antes de salir a la próxima batalla, no necesariamente armada.Ante la impracticabilidad de la solución de los dos Estados, uno israelí y otro palestino, la solución de un único Estado con el retorno de los y las refugiadas de Palestina, con igualdad para la población, es representada en la Evaluación del INSS como “un iceberg”. “A largo plazo este barco puede golpearse con el iceberg del Estado único. Debemos renovar nuestra legitimidad —afirma Yadlin—, y mantener la opción de dos Estados”.
La meta final no es aplicar la justicia, sino hacer de Israel un Estado para gente judía con características simpatizantes con el proyecto sionista. “Sionismo es estabilizar los alrededores de Israel según creemos que debe ser”, afirmó Yadlin en la presentación. Porque el sionismo parece conocer lo que debe ser para que el sionismo siga siendo, siempre, la base donde se asentó hoy hace 70 años el Estado de Israel.
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Porque Israel esta en todos los rankings de paises mas odiados de la tierra?......oye,y nada de octavo o noveno puesto eh?,siempre en el podium,vamos, que la medalla de bronce, plata u oro es para Israel.........porque sera?Si no han hecho mas que portarse bien con los palestinos y asi se lo agradecece el mundo,ingratos.
El gobierno sionista es un gobierno criminal y asesino. Incumple los DDHH, las resoluciones de la ONU y comete crímenes de guerra.
La ciudadanía Israelí en su mayoría es cómplice por amparar estos crímenes.
El extremismo islamista no podrá destruir a Israel, así como se defiende del terrorismo y la agresión islamista en el campo de batalla, Israel también sabrá defenderse con éxito en la batalla de la propaganda terrorista islámica.