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Memoria histórica
La paradoja de ser antimilitarista y combatir en tres guerras
Hoy seguimos las historias de hombres y mujeres que combatieron en la guerra civil, posteriormente contra los nazis en Francia y volvieron a cruzar la muga para participar en la guerrilla antifranquista.
Hoy vamos a dedicar el artículo a un grupo especial. Muchas de estas personas ni siquiera llegaron a conocerse entre ellas, pero fueron quienes no agacharon la cabeza, quienes no dieron su brazo a torcer, quienes lucharon contra viento y marea, fueron irreductibles.
Hoy seguimos a quienes lucharon contra el fascismo a partir de 1936, en la guerra civil, pese a que la mayoría de estas personas se declararan abiertamente antimilitaristas. Quienes después de haber perdido dicha guerra, con todos los sufrimientos y desgracias padecidas en ella, pasaron al exilio, y al poco tiempo de encontrarse hacinados en Francia, se vieron avocados a una nueva confrontación bélica. Y no fue menor, no. Fue una guerra mundial, pero para aquella tropa de soldados o milicianos en alpargatas, seguía siendo la vieja contienda, la batalla contra el fascismo. Además, al nuevo enemigo, los nazis alemanes, ya los conocían de la guerra de España. Eso sí, aquí hubo una diferencia con la anterior, y no fue pequeña. Lo que cambió fue que esta contienda la ganaron.
Y después de dos guerras, de casi una década de combate, en vez de dedicarse a la familia, al descanso, volvieron a cruzar la frontera y empezaron su tercer combate. Mas duro, más solitario, más cruel si cabe, aquella cuadrilla de irreductibles engrasó de nuevo sus armas y se lanzó de nuevo a luchar contra Franco y la Falange...
Persecución, acoso, violencia, crueldad y miedo, eso es lo que había al sur del Pirineo. Difamados por parte del enemigo, y a veces, también por sus propios sindicatos o partidos, quienes terminarían abandonándolos en esta desigual lucha. Buena parte de la cuadrilla irreductible acabó con sus huesos en las diversas cárceles franquistas, o con su sangre vertida en ignotos montes o desconocidas callejuelas de pueblos o ciudades.
Hay que dar unas pinceladas alrededor de estos grupos para encuadrarlos mejor. Por un lado, la edad de los participantes; ni demasiados jóvenes, para haber podido participar en la guerra civil,ni demasiado mayores para combatir contra el franquismo en los años 40 o 50. Cierta cercanía o a la frontera francesa en el momento de pasar al exilio, o acceso a embarcaciones tanto en el Cantábrico, para llegar a Francia, o en el Mediterráneo, para llegar a Äfrica. Posteriormente los puntos de infiltración tras la 2ª Guerra Mundial. Muchos de los grupos estuvieron encuadrados o en las invasiones pirenaicas del 44/45, o en los grupos que actuaron en Cataluña, con preferencia por la capital. Mención especial a los grupos dedicados a pasar gente durante los años 40, sobre todo en los años de ocupación nazi, actuando tanto en el lado francés como en el español.
Dentro de una gran mayoría de guerrilleros, destacamos a todas aquellas personas dedicadas a las labores de guías o enlaces, también a los más que necesarios falsificadores, por no hablar de los médicos, y como no podía ser de otra manera, la participación femenina. Por ahora solo ha aparecido Julia Hermosilla, pero tengo toda la intención de seguir hurgando en la memoria, para que aparezcan más nombres femeninos a su lado.
Esta es la historia de unas cuantas de estas personas:
Puestos a empezar, comenzaremos con la gente que hizo de los Pirineos su casa. Los grupos de pasadores, que según la época iban más hacia el norte o hacia el sur, pero teniendo siempre como caminos de libertad las tierras pirenaicas. Los más conocidos son los pasadores de la red Ponzán, entre ellos encontramos a José Borrás Cascarosa, antiguo miliciano de la Columna Durruti, y que como parte de la red, le tocó bregar tanto contra los nazis como contra los franquistas. Amadeo Casares Colomer “Peque”, del cual desconozco la unidad con la que hizo la guerra civil, no solo fue un efectivo pasador para la red, si no que compaginó esa labor con la de falsificador para la misma. Victorio Castán Guillén “Reyes” fue otro elemento destacado de la Ponzán. Miliciano en la Columna Carod Ferrer y posteriormente de la 25 División. Otro de los elementos que tuvo que bregar duramente a ambos lados de la frontera. Que vamos a contar de Joan Catalá Balanya que no se haya contado. Miembro del grupo guerrillero Libertador, que actuaba tras las lineas franquistas, al que había llegado después de ser miliciano en la Columna Durruti. El eterno fuguista. Mientras estuvo trabajando para la red Ponzán fue detenido 4 veces y 4 veces se fugó. Aún lo encontraremos en los años 50 en los grupos de acción que actuaban en Francia, más concretamente en el famoso atraco de Lyon de enero de 1951. Gregorio Castanera Mateo perdió a sus hermanos, fusilados por el franquismo mientras luchaba en el frente de Aragón. Durante la 2ª Guerra Mundial, fue el encargado del eslabón Ponzán en Perpiñán, uno de los puntos imprescindibles para la distribución de los pasos. Josep Ester Borras “Minga” había sido miliciano en la Columna Tierra y Libertad, como muchos habitantes de la cuenca del alto Llobregat. Desde 1940 en la resistencia, tanto dentro del Grupo Liberté, como pasador y enlace de la red Ponzán. Acabó en Mathausen, al igual que parte de su familia política, él tuvo la suerte de volver. Manolo Huet Piera “Murciano”, provenía de los grupos de acción de la FAI, primero estuvo con las columnas que parieron hacia Aragón y luego en el 7º Batallón de transportes. En el exilio colaboró con las redes de evasión, primero en la belga Combat y posteriormente en la Ponzán. Él fue el encargado de la antena marítima, que llegó ha evacuar a cerca de 800 personas. Luego combatió en las calles de París durante la liberación de la ciudad. Después colaboró con el grupo de Sabaté e incluso llegó a pasar con el suyo a finales de los 40. Su grupo era uno de los encargados de conseguir armas para la guerrilla libertaria desde Francia.
Eduardo José Esteve y los hermanos López Lagüarta, Eusebio y Pascual “Coteno” y “Sixto” respectivamente, fueron pasadores y trabajaron indistintamente a ambos lados de la muga. El primero combatió en la 82ª Brigada durante la guerra civil, mientras que los hermanos fueron guerrilleros inscritos en el grupo Libertador. Al cargo del mismo estaba el maestro oscense Francisco Ponzán Vidal “Vidal”, al igual que estuvo al cargo de la red que llevaba su nombre. No solo ayudaron a evacuar judíos, aviadores o gentes de la resistencia. Se dedicaron a la falsificación de avales y a organizar fugas de personal libertario de campos y cárceles franquistas, a introducir grupos de acción en el estado, o propaganda antifranquista. Ponzán fue un quebradero de cabeza tanto para la Gestapo en Francia como para el franquismo en España. Fue fusilado y quemado en las cercanías de Toulouse unos días antes de su liberación. Para ir acabando con los integrantes de esta red que actuaron en ambos lados de la frontera, no podemos olvidar a Joaquín Querol Marzá, Agustín Remiro Manero y a Juan Zafón Bayo “Zapata”. Durante la contienda civil los encontramos respectivamente en la Columna de Hierro y posteriormente en la Durruti a Joaquín, en el Batallón de ametralladoras C a Remiro, dicha unidad era también una unidad guerrillera y a Zafón en la Columna Ortiz. Querol estuvo un tiempo como guerrillero en la zona valenciana, mientras Remiro no paraba quieto, siendo detenido en Portugal, deportado a España y tras un intento de fuga rematado por los esbirros del caudillo. A Zafón lo veremos también en la liberación de París poniendo su granito de arena para la misma.
Nos salimos de la red Ponzán y seguimos descubriendo trayectorias irreductibles. A Pedro Adrover Font “Yayo”, que fue miliciano en la Columna Los Aguiluchos, lo encontramos poco después en las filas resistentes. Detenido por la Gestapo fue enviado a los terribles campos alemanes. Liberado por los aliados, volvió con prontitud a la Ciudad Condal, donde se integró en los grupos de acción. Detenido en la debacle de finales del 49, fue finalmente fusilado en 1952.
Jaume Amorós Vidal “Liberto” formó parte de los batallones juveniles del final de la guerra civil. En Francia combatió en los grupos libertarios que funcionaban en la Hautte Garonne, y vencido el nazi, se integró en los equipos de guías confederales que funcionaban en el pirineo catalán.
Laureano Cerrada Santos combatió en las calles de Barcelona y después se hizo cargo de los ferrocarriles catalanes, además de implicarse seriamente en los trenes blindados. En el exilio creó una red resistente que se especializó en dos vertientes. Por un lado la de la falsificación de documentos, y por otra la de robo y asalto de polvorines alemanes con fin de amar primero a la resistencia y posteriormente a la guerrilla libertaria. Finalizada la guerra mundial siguó con su entramado falsificador y se dedicó en cuerpo y alma a surtir a la guerrilla libertaria de bases, armas, dinero y papeles, además de preparar atentados contra Franco.
Ramón Claret Güal comenzó su periplo armado en la Columna Taverner y posteriormente en la 71 División. Perdida la guerra, pasó al exilio, donde se integró en la resistencia francesa. A la vez creó un grupo antifranquista que se dedicaba por un lado a la extorsión de empresarios en cataluña y por otro a crear infraestructuras de apoyo a los grupos guerrilleros en la ciudad de Barcelona.
Vicente Ferrer Pascual, combatió en la Columna Durruti, llegando a alcanzar el grado de capitán tras su militarización. Fue comandante en un grupo FFI de la resistencia francesa, y posteriromente, tras la derrota nazi, se incorporó al servicio de guías confederales que operaban entre Francia y Cataluña, desde su residencia en Perpiñán.
Julia Hermosilla Sagredo es la única mujer que hoy aparecerá en este artículo, por desgracia, espero poder encontrar más. Se unió a la CNT con 14 años y combatió en el frente norte dentro de los batallones confederales. Durante el bombardeo de Ochandiano le reventaron los tímpanos, lo que le dejó una profunda sordera temporal. Tras su paso al exilio colaboró tanto con las redes de evasión como con el grupo de resistentes confederales de Buzy contra los nazis. Vencidos estos actuó como pasadora por la zona guipuzcoana a la vez que tomó parte en dos de los intentos de atentado contra Franco que se desarrollaron en San Sebastián. En el frustrado atentado aéreo, tanto ella como su compañero, seguían los hechos desde un bote cercano a aguas españolas por lo que pudiera suceder. En el atentado de Ayete, ya en los años 60 formó con Defensa Interior y fue una parte importante durante la realización de dicho intento de acabar con la vida del dictador.
Domingo Ibars Juanías “Roset” estuvo integrado en la 213ª Brigada al final de la guerra civil. En 1940 estuvo en la estación de Hendaya junto a Desiderio López, pero no pudieron acercarse ni a Franco ni a Hitler. Estuvo integrado en el Grupo Puig, junto a otros 35 libertarios en la zona de Nievre combatiendo contra los alemanes. Posteriormente se integró en los grupos de acción que pasaban a Barcelona, como el de Juan Cazorla. Detenido durante la debacle del 49, se le condenó a pena de muerte, conmutada por una larga pena de prisión.
Vamos aquí ahora con dos personajes imprescindibles. Ambos tenían la misma profesión, que era la de sanar, pues eran médicos. Fueron amigos y trabajaron juntos en diversas ocasiones. Josep Pujol Grua y Joaquím Trías Pujol, el primero hizo la guerra con la Columna Roja y Negra, mientras que el segundo fue ni más ni menos que comandante en jefe del Ejercito del Este. Ambos actuaron en los campos concentracionarios franceses en ayuda de sus paisanos allí hacinados. Posteriormente ambos fueron médicos seguros para la resistencia cuando hicieron falta sus servicios. Una vez terminada la guerra mundial, de nuevo encontraremos a los dos sanadores en Barcelona curando a guerrilleros libertarios durante algunas temporadas que pasaron en la Ciudad Condal.
Miguel Quintana “Perolero”, pese a su militancia libertaria, le tocó pasar la guerra civil en la división Carlos Marx. Perdida la contienda, marchó al exilio. Tras la ocupación nazi del país vecino, se integro en el maquis del libertario Manuel Serrano, que actuaba en la zona del Lodeve. Posteriormente montó una base de apoyo a la guerrilla libertaria junto a la frontera y colaboró activamente con la guerrilla catalana. Como anécdota divertida, organizó una huelga durante el rodaje de Tierra y libertad de Ken Loach para pedir mejoras laborales, mientras participaba en el mismo.
A otro que le tocó pelear junto a los comunistas durante la guerra civil fue a Luciano Torrontegui Menchaca “Luis Torres” que combatió en la división de Lister. En la guerra mundial estuvo integrado en el Batallón Libertad, y posteriormente formó parte tanto del equipo de guías en la zona vasca, como del grupo guerrillero libertario con base en Urepel.
A Ramón Vila Capdevila “Pasoslargos” ya lo encontramos en la insurrección del Alto Llobregat de 1932. Penaba en San Miguel de los Reyes cuando la Columna de Hierro liberó a los presos. Combatió en dicha columna hasta la militarización de la misma. En Francia, además de colaborar con la red Buckmaster, se integró en el maquis de Rochechouart y posteriormente pasó al Batallón Libertad. Desde mediados de 1945 se integró en los grupos de acción catalanes, tanto como saboteador, como para realizar labores de guías para los mismos. Abatido por la guardia civil en agosto de 1963.
José María Villegas Izquierdo hizo la guerra con la Columna Durruti. Tras su paso a Francia estuvo integrado en los grupos libertarios que actuaban en la Hautte Garonne, y tras el fin de la 2ª Guerra Mundial, lo encontramos en el grupo de José Pareja, entre otras cosas ajusticiando al infiltrado policial Eliseo Melís en 1947.
Bueno, hasta aquí la primera parte. Nos faltan el resto de participantes de las redes de evasión, los integrantes de grupos como el de Sabaté o Facerías, o el numeroso grupo que participó en las invasiones pirenaicas...nos leemos en breve.
Fuentes: Enciclopedia del anarquismo ibñerico. (Miguel Íñiguez), El maquis anarquista. (Ferrán Sánchez), Maquis en el alto Aragón. (Ferrán Sánchez), Memorias de un anarquista de Angüés. (Martín Arnal), Cuando los maquis. (Luis Pérez Berasaluce), La red de evasión del grupo Ponzán. (Antonio Téllez), A cada cual su exilio. (Enric Melich), Republicanos españoles en la 2ª Guerra Mundial. (Pons Prades), Los atentados contra Franco. (Eliseo Bayo), La revolta dels Quixots. (Oriol Malló), http://losdelasierra.info/, http://anarcoefemerides.balearweb.net/, http://militants-anarchistes.info/, archivo de Evelyn Mesquida, archivo de Miguel Sans y archivo propio.
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En cuanto al artículo, el titular resulta cuanto menos confuso al tratar de situar en relación de contraposición el hecho de ser antimilitarista con el de combatir en una guerra. Si nos ceñimos a la definición de militarismo, esa paradoja desaparece de inmediato: el militarismo es, básicamente, la ideología que promueve una gran presencia e influencia del "poder militar" en un Estado o Gobierno, situación que puede ser bien vista o deseada tanto por militares como por civiles de igual manera. Combatir en una guerra en contra del fascismo y el totalitarismo lo han hecho a lo largo de la historia tanto civiles encuadrados en grupos de guerrilla o resistencia más o menos organizados como militares formando parte de ejércitos regulares.
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En cuanto al artículo, el titular resulta cuanto menos confuso al tratar de situar en relación de contraposición el hecho de ser antimilitarista con el de combatir en una guerra. Si nos ceñimos a la definición de militarismo, esa paradoja desaparece de inmediato: el militarismo es, básicamente, la ideología que promueve una gran presencia e influencia del "poder militar" en un Estado o Gobierno, situación que puede ser bien vista o deseada tanto por militares como por civiles de igual manera. Combatir en una guerra en contra del fascismo y el totalitarismo lo han hecho a lo largo de la historia tanto civiles encuadrados en grupos de guerrilla o resistencia más o menos organizados como militares formando parte de ejércitos regulares.