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Literatura
Si Tolkien fuera asturiano, leería esta novela
La lengua, las creencias, los elementos mágicos que ya existían en el viejo mundo, son fundamentales para entender cómo es la Tierra Media de El señor de los anillos o El hobbit. Sin los conocimientos profundos que J. R. R. Tolkien tenía de la mitología, la lingüística y la propia creatividad del autor, jamás tendríamos este mundo que hizo resurgir de nuevo el género de la novela fantástica. Y si Gandalf tiene el deber de luchar contra Sauron con su larga barba blanca, sus ropajes y su gran sombrero, el protagonista de Del Llau del Nigromante, el mago nuberu Égor Blazarec, se enfrentará a sus propias sombras en esta oscura saga fantástica en asturiano.
Incluso más que a Gandalf, el personaje creado por Nicolás Bardio recuerda al compañero de este mago blanco, Radagast. Los nuberus son descritos como gigantes que visten harapos, pieles de animales, sombreros de ala ancha, barbas largas y tienen aspecto desaliñado. Suelen llevar una vara larga y estar rodeados de cuervos. No cuesta hacer esta analogía ya que el nombre que eligió Bardio para su editorial es precisamente Radagast. El propio fundador reconoce que escogió ese nombre por ser un personaje muy reconocido entre los aficionados al género, además de ser el Istar (personaje enviado a la Tierra Media) más vinculado con la tierra y las criaturas que lo habitan. “Además —añade—, el hecho de tener siempre pájaros alrededor y ser tan amigo de ellos tenía algo que nos hacía recordar al Nuberu, al que en las representaciones artísticas siempre suelen acompañar los cuervos”.
Al igual que Tolkien toma prestados elementos de la mitología y los cambia para adecuarlos al nuevo mundo que crea, Bardio hace lo propio con los seres y cuentos que desde siempre se han escuchado en Asturias
Al igual que Tolkien toma prestados elementos de la mitología y los cambia para adecuarlos al nuevo mundo que crea, Bardio hace lo propio con los seres y cuentos que desde siempre se han escuchado en Asturias. Mientras que los magos nuberus son los dueños de las nubes, las descargan y cargan a su antojo, haciendo bien y mal a partes iguales, el protagonista de la novela también emprende una aventura donde el bien y el mal se mezclan y las decisiones no son nunca fáciles. Podemos recordar a la Güestia —la versión astur de la Santa Compaña gallega—, a la vez que caminamos siguiendo la lectura por mesetas, desiertos y bosques continentales. Un mapa al comienzo nos sitúa en este nuevo mundo, partiendo del Llagu Cruel y recorriendo aventuras entre el Mar de Nacre y País del Trigu.
“Algunas referencias a la mitología asturiana son personajes que aparecen pero otros se mencionan dejando en el aire si son legendarios o realmente existen”, detalla Bardio
“Algunas referencias a la mitología asturiana son personajes que aparecen pero otros se mencionan dejando en el aire si son legendarios o realmente existen”, detalla el autor. Son, por ejemplo, homones y pataricos, dos especies distintas de gigantes caracterizados unos por su bondad y otros por su maldad. “Desde luego —continúa Bardio—, uno de los procesos para escribir fantasía es el de ‘adaptar” estos mitos a un acervo común universal”. “La mitología es una materia prima, pero a esa materia hay que darle forma”, asegura.
Son muchos más los elementos de la novela que recuerdan la mitología asturiana, pero que siempre tienen un giro que hacen que la lectora o el lector se trasladen a un mundo nuevo. “Crear un mundo distinto nos permite tomar una cierta distancia a la hora de abordar temas que nos afectan en nuestro día a día”, comenta el autor, que pone de ejemplo dos clásicos de la literatura y el cine fantásticos: “El señor de los anillos nos habla del Poder y de la corrupción que a ojos de Tolkien es intrínseca a él, y nos habla de una manera muchísimo más universal y clara que si lo hubiese hecho con un personaje que fuese un político británico real. Battlestar Galactica cuestiona lo que es ser humano presentándonos unos humanos y unas máquinas que nada tienen que ver con nuestro mundo. Creo que es un mejor vehículo para los mensajes y luego, además, creo que hay una parte muy interesante y que a mí me atrae mucho a la hora de imaginar cómo serían distintas lenguas, culturas, sistemas políticos o posibles conflictos económicos en un mundo imaginario”.
Como muchas voces han apuntado siempre, la ciencia ficción y la fantasía pueden servir para cambiar el mundo. Una declaración con la que coindice Bardio: “A fin de cuentas, la mayor lección de la fantasía es que debemos imaginar, y la imaginación es la que hace posible el cambio”.
Una apuesta por lo marginal, ¿o no?
Escribir una novela de fantasía en asturiano no parece ser el punto de partida para alguien que quiera ser best seller en el actual mercado editorial. Sin embargo, otras formas de contactar con los lectores parece que dan la razón a escritores como Bardio. De hecho, él empezó a destacar con la novela de espías La colomina 36 (Ediciones Trabe) por la que fue Premio Asturias Joven de Narrativa 2019. Y de ahí al más difícil todavía: recrear este mundo de ficción en el que Asturias acaba siendo soviética en el juego de rol Depués d’ochobre. Gracias a la increíble acogida en Verkami, Bardio y Xon Delacampa hicieron realidad el pasado año un juego en el que se puede ser espía, doble agente o disidente de una República Socialista Soviética de Asturies, la denominación que el juego inventa para incluir Asturias en la URSS, donde Asturias tiene un peso importante. Ya sea por la economía, por la creación de la República Socialista Soviética Autónoma de Llión Norte o por hechos históricos tan llamativos como imaginar que Fidel Castro se entrenó en Somiedu (Somiedo).
“Los juegos de rol están en auge. Existen editoriales especializadas únicamente en ellos y hay un pequeño mercado con varios lanzamientos al mes, casi todos a través de plataformas de crowdfunding. Me parece que el rol va a ir a más, a día de hoy mucha gente aún no sabe qué es un juego de rol, cuando todo el mundo lo sepa y haya jugado una vez o dos, estoy convencido de que será un género literario fuerte y asentado”, asegura el autor asturiano.
“La idea de fundar Radagast —comenta Bardio— surge, primero, al contrastar que frente a la abundancia de otros géneros como la novela negra o las novelas de corte ruralista, la literatura asturiana tiene un déficit de temáticas”
Bardio no se quedó ahí, ya que fundó su propia editorial con la idea mucho más allá que la de autoeditarse. “La idea de fundar Radagast —comenta— surge, primero, al contrastar que frente a la abundancia de otros géneros como la novela negra o las novelas de corte ruralista, la literatura asturiana tiene un déficit de temáticas. Por ejemplo, la ciencia ficción la ha cultivado prácticamente en exclusiva un único autor, Dolfo Camilo, y otros géneros como la fantasía, el terror, el western, las ucronías, etc, tienen una presencia mínima”.
Nicolás Bardio también señala como motivación para impulsar Radagast las dificultades que la generación actual de escritores en la treintena tiene para conseguir publicar. “O bien porque sus obras no interesan, bien porque las editoriales no apuestan por ellos debido a su juventud”, comenta mientras pone por ejemplo dos autoras que, por fin, han logrado publicar gracias a su iniciativa: la historia de terror psicológico titulada L’Home les caparines de Blanca Fernández que pronto verá la luz o la novela juvenil feminista Las brujas de Bellaterra, que Ainhoa Corral Luna publicó el pasado año en Radagast.
¿Qué le pasa a la novela en asturiano?
Si ya es difícil encontrar a las damas de la ciencia ficción traducidas del inglés a alguno de los idiomas más hablados, ya no podemos ni imaginar qué pasará con lenguas como el asturiano. Además de la cantidad de hablantes, son muchas las sombras que cuesta iluminar. ¿Quién lee en asturiano? ¿qué géneros le interesan? ¿merece la pena el esfuerzo editorial? La cosa se pone peor aún si la obra parte como nativa del asturiano. Aparecen los estereotipos y los mitos, que no la mitología: es una lengua poco usada, del rural, poco usada entre intelectuales, demasiado parecida al castellano para tenerla en cuenta o que el esfuerzo por dignificarla en los últimos años ha hecho que se desvirtúe y se considere artificial.
Al igual que pasa con otros géneros menos comerciales o que en ese momento no estén de moda, las lenguas como la asturiana tienen una barrera bastante visible en su distribución. Si el lector general tiene dificultades para encontrar textos en asturiano, solo los militantes de la lengua llegarán a ella. Y a menos demanda, menos oferta. O eso dicen. Por eso se vuelve al debate sobre qué deben tener las obras que se traducen al asturiano (al gallego, al valenciano, etc) o las nativas para que realmente tengan tirón y se normalice leer y crear en otras lenguas. Ya si juntamos lengua minoritaria y género literario marginal, el panorama es realmente complicado.
“El problema de la literatura fantástica en Asturies es que es excesivamente fragmentaria”, comenta Bardio. “Hay relatos, cuentos y hasta poemas de género fantástico para adultos hechos por escritores como José Luis Rendueles o Héctor Pérez Iglesias. También en ficción infantil y juvenil destaca una de las obras más relevantes del género, Fontenebrosa”. Nicolás Bardio vivió en primera persona el éxito, ya que con La colomina 36 logró que hasta el presidente del Principado, Adrián Bardón, recomendara su novela en Twitter. Algo, que como comenta la escritora Laura Marcos, es “un hecho sin precedentes en los últimos años, ya que aquí la clase política nos tiene acostumbrados al ostracismo total y absoluto hacia la cultura en asturiano”.
No se puede negar que hay talento en Asturias, ni que hay un proceso de valorización de la lengua. Por un lado están los premios, que si bien no son vara de medir de nada, aportan relevancia incluso fuera de las fronteras. Como el poeta y músico asturiano Xaime Martínez, Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández 2019, o la poeta Esperanza Medina, que en septiembre del pasado año se estrenó con un poemario en asturiano —La deuda— después de cosechar éxitos en castellano.
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No he podido dejar de leer el repor. Qué ganas de saber asturiano!!! Lo único que me sobra es comparar esta lengua con el valenciano, que no lo es. Mezclar dialectos con idiomas sólo desvirtúa a los que las hablamos, con las peculiaridades que sean.
Enhorabuena!!!