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Industria armamentística
Cuatro mil millones en fragatas y otras cifras mareantes de las compras de armas de Cospedal
Los presupuestos generales de 2018 certifican el aumento del gasto destinado a Defensa, que crece un 7%. Aumenta en un 1% el monto destinado a la compra de armamento pesado, que ya supone una cuarta parte del total de las cuentas.
Ya es primavera para la industria armamentística. El aumento del presupuesto militar anunciado por el Ministerio de Defensa de María Dolores de Cospedal comienza a traducirse en noticias sobre la compra de armamento. En enero, la expresidenta de la Junta de Castilla-La Mancha anunció que España destinará un porcentaje mayor del PIB a gasto militar. Las cifras oscilan, pero se apuntan dos: aumentar hasta 18.000 millones los presupuestos anuales de Defensa en los próximos cinco años —este año se han superado por primera vez los 8.000— y un plan de inversiones de 10.800 millones para “adquisiciones” de los ejércitos en los próximos 15 años.
Los Presupuestos Generales del Estado presentados el 3 de abril comienzan a plasmar ese nuevo ciclo de inversiones al destinar 2.164 millones al apartado de programas especiales de modernización. Es la segunda mayor partida, tras los gastos operativos de las fuerzas armadas (2.600 millones) y supone un 25% del total del presupuesto de este Ministerio, un punto porcentual más que en los presupuestos para 2017.
La lista de la compra
Defensa tiene ya la lista de la compra de los distintos ejércitos, tal y como ha ido señalando el portal especializado Infodefensa. En el caso de la Armada, son cinco fragatas F-110, cuya fabricación tiene un precio de 4.000 millones de euros. El proyecto está siendo llevado a cabo por una unión temporal de empresas formada por Indra y Navantia.
El lunes se conocían detalles también de la compra de tres aviones cisterna y de transporte A330 MRTT, presupuestada en 800 millones. Y el miércoles 28 de marzo, víspera de las vacaciones de Pascua, se informaba igualmente de la compra de hasta 30 nuevos cazas Eurofighter. En ambos casos, los encargos se realizarían al grupo Airbus. En lo que se refiere a los cazabombarderos, está previsto que la compra se realice al mismo tiempo que Alemania haga un pedido de este mismo modelo fabricado por el consorcio europeo.
Las “prioridades” de los ejércitos también se extienden al de tierra, que espera que se autorice una compra de 1.500 millones de euros en vehículos de combate sobre ruedas 8x8. La parte del pastel de la Armada en es este “ciclo inversor” se completa, según Infodefensa, con una inyección de 1.550 millones de euros en el programa de submarinos clase S-80 —con lo que se aumentará el techo de gasto de este programa hasta 3.865 millones de euros—.
La política de compras de armamento va por delante de los aumentos en partidas de personal. Esto no es casual, opina Jordi Calvo, del Centre Delàs de Estudios Por la Paz, quien explica que se trata de una tendencia impulsada desde Estados Unidos y que se extiende especialmente a los países integrados en la OTAN: “Parece que todo va unido a una idea de intensificar la seguridad y defensa de los Estados”.
Para este investigador, la clave es la necesidad del Gobierno de adecuar los presupuestos al ritmo de la industria, el llamado Complejo Militar-Industrial, un conglomerado de empresas que guían en buena medida la geopolítica y los pasos del Gobierno estadounidense. Así, España ha seguido la recomendación —y en este punto, Calvo, insiste en que ningún país “está obligado” a seguirla— que la administración Obama hizo en Cardiff (Gales) en 2014 en una cumbre de la OTAN: subir a un 2% el presupuesto destinado a Defensa en relación al producto interior bruto.
En este sentido, detalla este investigador: “Cospedal está lanzando globos sonda para ver cómo es la acogida del aumento en 10.000 millones del gasto militar”. Un aumento que se debe sumar al primer presupuesto común europeo en materia de defensa, seguridad y vigilancia, que se espera para el año próximo y para el que se calcula un monto conjunto de otros 20.000 millones.
Concepto de seguridad
Calvo hace una reflexión y es “si esto nos va a dar más seguridad: gastar diez mil millones en barcos de guerra blindados, en nuevos aviones cazas o bombarderos, ¿de verdad sirve para dar más seguridad a la gente normal y corriente? La seguridad de la gente normal y corriente no depende de 50 eurofighters aparcados o en acciones de entrenamiento, sino depende de que los 20.000 o 30.000 millones de los que hablamos se puedan destinar a pensiones o gastos sociales que no están cubiertos”.Desde el Centro Delàs se hace un cálculo rápido, uniendo a ese “ciclo inversor” anunciado lo comprometido y adeudado a través de los Programas Especiales de Armamento (PEAS). 36.500 millones de euros de deuda que se generaron en el período desde 1998 hasta 2016. Los efectos de esa deuda es un vencimiento de los plazos de dos o tres mil millones cada año. Una deuda “ilegítima” en palabras de Calvo, que se unirá a los programas anunciados en los últimos días.
Jordi Calvo recuerda que quien llegue al Gobierno “tendrá muy difícil cancelar los nuevos contratos” y explica que las cláusulas de cancelación salen tan caras, que los futuros Gobiernos pueden optar por “comerse” los encargos de armamento pese a que no sean su elección política, de forma que se “endeuda a una generación”, concluye.
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Antonio Turiel, en su blog CRASHOIL ( http://crashoil.blogspot.com.es/2016/09/tres-preguntas.html ), en septiembre de 2016: ¿Vamos a invadir Argelia? El problema, por supuesto, no se circunscribe a Argelia; la tentación de resolver el problema de la falta de disponibilidad de recursos "manu militari" es elevada, y lo será más cuando la opinión pública de los países occidentales cuestione a sus gobiernos por su falta de eficacia a la hora de resolver los graves problemas económicos que nos acucian. Pero el caso de Argelia es emblemático para España, puesto que mi país importa más del 50% del gas que consume de ese país norteafricano. Hace ya algún tiempo que desde Francia (país también interesado en el gas Argelino) se observa con preocupación el progresivo descenso de las exportaciones de gas desde Argelia (que se transporta a través de un gaseoducto que recorre el lecho marino desde Argelia hasta España y después continúa su recorrido por el Levante español hasta la interconexión con Francia). Desde el país galo se ha interpretado que el descenso de las exportaciones obedece primordialmente a la falta de una inversión suficiente en la exploración de nuevos yacimientos, y por eso ha promovido varias iniciativas de financiación de upstream del gas argelino, últimamente incluyendo entre las opciones la quimérica explotación del gas de lutitas o shale gas mediante la económica y energéticamente ruinosa técnica del fracking.
La realidad es mucho más simple: la producción de gas argelino lleva ya mucho tiempo estancada y con cierta tendencia a la baja, y eso ya era así incluso cuando los precios internacionales del gas natural eran elevados. Básicamente, Argelia ha superado su peak natural gas.
Como muestra la gráfica anterior, la producción no sólo no aumenta desde el año 2000, sino, como suele pasar en los países exportadores, el consumo interno ha ido subiendo como consecuencia de la progresiva industrialización (una vez superada la cruenta guerra civil de los años 90 del siglo pasado), lo que ha llevado a una caída sostenida de las exportaciones de gas.
Para acabar de agravar la situación en Argelia, la producción de petróleo ya hace mas de 10 años que superó su propio pico productivo, y de nuevo el aumento del consumo interno está favoreciendo un rápido decrecimiento de las exportaciones.
Desde las instancias públicas y privadas españolas y francesas (con la empresa Gas Natural a la cabeza, en el caso de España) existe una constatada dificultad en asimilar que lo que está pasando con la producción de hidrocarburos en Argelia es un fenómeno conocido que debe más a la geología y a la termodinámica que a razones económicas, políticas y sociales, y de ahí la creciente presión para que Argelia liberalice la explotación del petróleo y el gas natural. Si añadimos a la caída natural de la producción de hidrocarburos en Argelia los actuales bajos precios entenderemos que Argelia está ahora mismo situación económica muy delicada: la exportación de hidrocarburos representa más del 90% del total y también más del 90% de la renta nacional. En lo que va de año Argelia acumula un déficit comercial de 11.000 millones de dólares, a añadir a una cantidad similar el año pasado, mientras que el PIB de Argelia pasó de 213.000 millones de dólares en 2014 a 168.000 millones en 2015. Aunque el grado de endeudamiento de Argelia puede parecer envidiable visto con la perspectiva de los países occidentales, el país norteafricano no tiene las posibilidades de éstos para financiar sus déficits (pues en este mundo alguien tiene que producir para que los demás consuman) y eso está provocando un enrarecimiento de la escena política argelina que, a decir de algunos, recuerda a los años previos a la guerra civil que estalló en 1991.
Si, por desgracia, se cumplen las peores previsiones para Argelia, ¿qué va a hacer España? Cuando comiencen las luchas internas por los últimos despojos de la riqueza fósil, ¿qué partido tomará España? ¿Participará en una campaña militar, probablemente del brazo de Francia, para - dirán - "traer la democracia a Argelia" al tiempo que garantizan que no se interrumpa el flujo de gas natural? (y si la industria del país acaba un poco machacada y deja más gas disponible para la exportación tampoco iría mal, ¿verdad?). ¿O comprenderá que lo que está pasando en Argelia es inevitable y que una campaña militar con una cínica excusa no sólo no va a revertir lo inevitable, sino que lo va a agravar?
Desde un punto de vista humanitario, está claro que llevar nuestras armas y soldados a sembrar más terror y dolor más allá de nuestras fronteras es una atrocidad. Desde el punto de vista geopolítico, implicarse en tal tipo de agresión, aparte de desencadenar una nueva crisis de refugiados, inestabilizaría toda una región limítrofe con España y seguramente alimentaría un nuevo rencor contra nuestro país y lo convertiría en blanco de nuevos atentados. Pero incluso dejando todo eso al margen, desde el punto de vista económico es probablemente un error mayúsculo, pues al coste económico y humano de la aventura militar le seguiría, probablemente, el colapso de la delicada industria de hidrocarburos argelina. En ese sentido, creo que el caso de Libia es ejemplar. No recuerdo con qué excusas se decidió que Gadafi había dejado de ser el amigo leal en que se había convertido a principios del siglo XXI para volver a ser el tirano cruel que se le consideraba en los años 80 y 90 del siglo pasado, y tampoco por qué era tan urgente acabar con él. Lo que sí sé es que si el objetivo era hacerse con el control de la producción petrolífera de aquel país (bastante apreciable, sobre todo por que gracias a las décadas de embargo la calidad del crudo libio aún era muy buena) el resultado ha sido un fiasco absoluto.
La penosa evolución reciente de la producción de petróleo crudo en Libia debe mucho a la desintegración social que acompañó la caída de Gadafi, y también a lo exigente que es el mantenimiento de las infraestructuras petroleras, que además se convierten en blanco fácil de las facciones enfrentadas. Un conflicto abierto en Argelia fácilmente acabaría llevando la producción de hidrocarburos de aquel país al mismo pozo donde está ahora la de Libia. Incluso una campaña relativamente exitosa, como la que hizo EE.UU. en Irak a principios de este siglo, conllevó una caída de producción bastante importante de la cual Irak aún no se ha recuperado del todo (y ahora se ve afectado por la implantación del Estado Islámico en su territorio). Por tanto, el resultado más probable de la intervención militar franco-española sería precipitar el problema de la escasez de energía en España y Francia. Incluso siendo cínicos, la militar es una solución completamente errónea y una respuesta absurda que no está a la altura del problema.
¿Realmente queremos eso? ¿Vamos a permanecer pasivos mientras ciertas mentes pensantes encerradas en sus despachos lejos de la realidad deciden que ésta es la manera? ¿Nuestros representantes políticos van a votar a favor de semejante barbaridad y semejante error? El debate aún no se ha planteado, y probablemente faltan algunos años para que se plantee. Incluso, con un poco de suerte, Argelia esquive ese fatal destino, pero quizá otro país se convierta en blanco. En todo caso, la pregunta seguirá siendo vigente: ¿creemos realmente que la militar es la solución a los problemas energéticos?
Yo no se para que...La verdad . Si no somos capaces de ir a cataluña ... A donde vamos a ir con semejante artilleria?
pues supongo que tendrá mecanismos para obligarnos a hacer lo que quiere...y me temo que no son faciles de esquivar...ojalá fuera question de echarle "huevos"...va a ser mejor echarle un buen puñado de imaginacion, creo yo...
Lo que sí está claro es que tarde o temprano nos daremos cuenta de que los ejércitos deberían estar sólo para acciones humanitarias, y para esas acciones no hacen falta armas.
Pero si lo que se pretende es contentar al presidente loco de los EEUU que sólo quiere enriquecer a sus colegas fabricantes de armas...y no tenemos "huevos" para oponernos... pues pasa lo que pasa.
ejército != humanitario
Vamosn que no pega ni con cola... que llege a existir un cuerpo del tipo "protección civil", bien preparado, con buenos equipos de salvamento y sin si armas... sería estupendo. Pero la función del ejercito nunca ha sido esa, sino la de mantener el sistema, dando protección a los ricos y poderosos, nunca "defender" al pobre.
Lo que esta claro ke el ke llegue luego se va a encontrar el pais endeudadisimo.
No sabes cuanto, a ti te tocan 39.825.15€, vete ahorrando para pagar lo que te toca.