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Extremadura
¿Vox? Crisis del bipartidismo: de la derrota de Vara en 2011 a la de Díaz en 2018
La izquierda transformadora andaluza no puede permitirse cometer los errores que facilitaron el rearme del PSOE extremeño tras la derrota de Vara en 2011.
Cientos de artículos, noticias, reportajes, vídeos… todo lo que queráis imaginar estos días posteriores a las andaluzas, explicando (o intentándolo) lo que ha significado la irrupción, nada desdeñable, de Vox en el parlamento andaluz. Alarmas antifascistas, el “cómo hemos llegado hasta aquí”, “Andalucía tenía 395.012 fascistas y no nos habíamos dado cuenta hasta hora”, todo tipo de declaraciones, para todos los gustos y para todos los estómagos, que en realidad tapan lo que a mi modo de ver está detrás: nadie (si acaso lo han mencionado es minoritario) está hablando de que la crisis del bipartidismo continúa sin resolverse, más de diez años después del estallido de la crisis. Al debilitamiento de la pata de izquierda del bipartidismo hace unos años, se suma ahora el de la pata derecha del mismo.
Que el PSOE no vaya a gobernar en Andalucía nos dice algunas cosas a tener muy en cuenta. La primera, que después de que Pedro Sánchez accediera a la presidencia y de haber escalado en el barómetro del CIS hasta la primera posición (con un 31,2% de intención de voto según el de noviembre), es un nefasto resultado para el PSOE, que ve cómo su capacidad para ser la alternativa de izquierdas del régimen queda muy mermada. No sabemos cuál hubiera sido el resultado si el PSOE nacional ni siquiera hubiera estado gobernando España. Podría haber sido incluso peor, ya que al echar al PP del gobierno, el PSOE ha conseguido en estos meses cierto crédito entre el electorado de izquierdas, aún con políticas más estéticas que reales, logrando distanciarse del grito de las plazas que los situaba en el mismo bando (aquello de "PSOE, PP, la misma mierda es”).
Si decimos que nos encontramos con unos resultados catastróficos para el PSOE, también estamos en condiciones de decir que la situación para el partido líder de la derecha española es especialmente delicada
Si decimos que nos encontramos con unos resultados catastróficos para el PSOE, también estamos en condiciones de decir que la situación para el partido líder de la derecha española es especialmente delicada. Dos formaciones están "comiéndole" su nicho de votantes, estrechando su cerco y sus posibilidades. Cada vez pierde más votos. Comparando los resultados del PP en las andaluzas con las anteriores elecciones, ha perdido nada más y nada menos que 315.000 votos, pasando de un 26,76% a un 20,75%. El PP va a gobernar Andalucía con solo 26 escaños, muy lejos de los 47 escaños con los que estaba gobernando Susana Díaz. Y si sumamos lo que ha perdido el PSOE en las andaluzas, el bipartidismo ha perdido unos asombrosos 715.000 votos en total, lo que supone una caída de un 13,5%. Si antes la suma PP-PSOE tenía una mayoría absoluta abultada con 80 diputados, en estas elecciones el bipartidismo ha pasado a sumar 59 escaños, solo cuatro por encima de los 55 que marcan la mayoría absoluta. Pensemos ahora que en las elecciones de 2008 el bipartidismo contaba en Andalucía con 103 escaños. Han perdido casi la mitad de diputados en estos diez años de crisis.
Lo viejo está muriendo y, mientras nace lo nuevo, nos encontramos por el camino cómo surgen monstruos. No sabemos lo que va a ocurrir con estos monstruos, si el PP les hará el abrazo del oso y volverá a recuperar sus votos. Lo que sí sabemos, y aquí viene otra cuestión a tener muy en cuenta, es que la izquierda transformadora tiene una oportunidad de oro durante los próximos cuatro años en Andalucía, ya que el PSOE ha perdido la hegemonía en esta región, con lo que ello significa.
El PSOE siempre "salía con ventaja a jugar" en las campañas electorales. Que en el imaginario colectivo de los andaluces y andaluzas te vieran como ganador siempre, te da una ventaja inicial. La gente, por motivos psicológicos y sociales, siempre se apunta al carro ganador, como demostró en su obra La espiral del silencio la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann. Pero esto se ha roto en Andalucía, quebrando además toda la estructura clientelar que durante cuatro décadas mantuvo al PSOE en la Junta. Ya no “deberán favores a nadie”. Las redes clientelares cambiarán de signo. En lo esencial, se parecerán a las anteriores, pero cambiarán en un pequeño matiz: en lo simbólico del binomio izquierda/derecha, ya que, a pesar de todo, el PSOE todavía es considerado un partido de izquierdas por la mayoría social.
La izquierda transformadora andaluza debe aprender la enseñanza que dejó Extremadura
Y ahí es donde está el reto de la izquierda transformadora andaluza, de coaliciones como Adelante Andalucía o lo que tenga que venir. Se ha abierto una batalla por ocupar el espacio hegemónico de la izquierda andaluza. El PSOE de Andalucía ha entrado, si no lo estaba ya, en una profunda crisis. La izquierda transformadora andaluza debe aprender la enseñanza que dejó Extremadura: tras casi 30 años de dominio socialista en la Junta, el PSOE, encabezado por Fernández Vara perdió en 2011 el gobierno regional, entrando en el gobierno el PP de Monago (con la dolorosa abstención de IU Extremadura, que tanta sangría le causó y de la que todavía no se ha recuperado hoy en día).
Entonces, el PSOE vio cómo la hegemonía de la izquierda extremeña se convertía en un campo de batalla. ¿Y qué hizo Vara? Aparecer por primera vez allí donde se desarrollaba el conflicto social (y hacerse la foto). Todavía recuerdo cuando el mismo Fernández Vara apareció en una de las movilizaciones de los Campamentos Dignidad de Extremadura, tras encerrarse en una de las iglesias de la capital extremeña para protestar contra las políticas de Monago, y no dudó en coger la pancarta, que era una bandera de Extremadura con la palabra "dignidad" escrita. No había participado en el movimiento, pero quiso salir en la foto y posicionarse en la calle.
Con estas y otras campañas de maquillaje, como “el programa de mesa camilla” (como bautizó Vara a su programa electoral de las elecciones de 2015), el PSOE y su militancia se vieron obligados a pisar la calle para volver a recuperar la Junta, consiguiendo convertirse ante la opinión pública extremeña en la verdadera oposición de izquierdas al PP de Monago, dejando a la IU de Pedro Escobar sin espacio o, peor, convertida en la muleta de la derecha. Y es que aunque IU nunca formó parte del gobierno de Monago, como se afirmó una y otra vez desde las filas socialistas, la estrategia le sirvió al PSOE para construir entorno a sí una nueva mayoría con la que volvería a la Junta en 2015.
El PSOE no durará en salir a la calle ahora que ha perdido las instituciones para recuperar toda la estética de izquierdas que durante estos años ha ido abandonando paulatinamente
El PSOE no dudará en salir a la calle, ahora que ha perdido las instituciones, para recuperar toda la estética de izquierdas que durante estos años ha ido abandonando paulatinamente. Si antes sus militantes acudían a actos del partido, a partir de ahora es previsible que puedan empezar a verse en las movilizaciones contra las políticas que el gobierno de derechas andaluz vaya a aplicar, que no tienen por qué ser muy diferentes en el fondo a las que aplicaba el PSOE-A (aunque seguro que sí en las formas). Ahí es donde formaciones como Adelante Andalucía y los movimientos sociales y sindicales tienen que estar rápidos y hábiles, si quieren construir desde la base una Andalucía diferente a la de los EREs y el clientelismo.
Ahora le toca a Adelante Andalucía comenzar esa batalla por la hegemonía de la izquierda, mostrándose como la oposición a las políticas de derechas y reaccionarias que no muy tarde empezará a aplicar el “tripartito” PP-Ciudadanos-Vox. Pero, además, tiene la oportunidad de señalar cómo las políticas sociales de esta próxima Junta no guardan mucha diferencia con las de la anterior, de darle la estocada definitiva a un PSOE de Andalucía herido, de situarlo como parte del mismo problema y no de la solución. Asimismo, tiene la ventaja de que librará esa batalla en condiciones mucho más ventajosas que la de IU Extremadura de aquella época.
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