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En el margen
Fatou Secka: “Cuando no reconoces al otro como individuo con capacidades, conocimiento y saberes propios, no le reconoces como persona”
Gambiana de Banjul, Fatou Secka llegó a Cataluña en el 74. Casi desde el principio notó la extrañeza de la gente, el desarraigo y la soledad a la que se enfrentaba y comenzó a ejercer el activismo desde distintas asociaciones y movimientos.
Gran luchadora, activista por los derechos humanos, los derechos de las personas migrantes y contra la mutilación genital femenina, es presidenta de Equis-MGF, la primera asociación registrada a nivel estatal para luchar contra la mutilación genital femenina. También forma parte de “Unitat contra el feixisme i el racismo”, la Plataforma Regularización Ya y CNAAE (Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente en España).
Además, es cuentacuentos y tiene un libro publicado con la recopilación de muchos de ellos, Fatou, la nena tozuda.
Llevas muchísimos años viviendo aquí, has visto todo tipo de cambios en el país, ¿Cómo era España cuando llegaste y cómo es ahora en cuanto al trato a las mujeres africanas, a las mujeres negras y a las personas migrantes? ¿Ha cambiado en algo?
Cuando yo llegué tenía,que asimilar, comprender, ver… La verdad es que cuando llegué fui la primera mujer negra y africana en el Maresme. Del 74 al 75 vi la necesidad de empezar a hacer activismo y de tener amigos y amigas con los que reunirme para hablar, porque estaba muy sola. La gente me miraba mucho, incluso me tocaba la piel para ver si desteñía… Esa mirada, supongo de curiosidad con la que se acercaba a mí la gente, no es que me enfadara, pero sí me hacía sentir mucha intranquilidad. El hecho de que me mirasen y me tocasen todo el tiempo me hizo entrar en una especie de sensación de pánico. A partir de ahí, empecé a hablar de quién soy, de mi nombre, de dónde vengo, de por qué estoy aquí y empezaron a invitarme a charlas y demás. Ese tiempo afortunadamente ya ha cambiado.
¿Cuáles son los prejuicios a los que se enfrenta una mujer africana migrante en España, cuáles se mantienen hoy en día?
Bueno en el año 74, podías decir: “No nos conocemos”, pero quizás ahora la manera es algo diferente. Ya hace muchos años que están viniendo personas negras, hay una convivencia, hay una relación. Por eso te diría que quizás ahora noto mucho más racismo. Ahora este racismo no es por desconocimiento sino por rechazo. Antes era una cosa más individual, no se veían tantos negros y eso extrañaba, pero ahora se ven y esas personas negras que están aquí están pidiendo su espacio. El racismo se centra ahora en desvalorizar, en dejar de reconocer valor al otro. Todavía se fijan en la piel y se olvidan de la espiritualidad, de la capacidad o de las habilidades de esa persona. Y esto tiene sus consecuencias, porque cuando no reconoces al otro como individuo con capacidades, conocimiento y saberes intelectuales propios, no le reconoces como persona.
Ya hace muchos años que están viniendo personas negras, hay una convivencia, hay una relación. Por eso te diría que quizás ahora noto mucho más racismo. Ahora este racismo no es por desconocimiento sino por rechazo
Tienes expresiones muy catalanas, como “a más a más”. ¿Te encuentras gente que te felicita por lo bien que hablas castellano o catalán o que se sorprende de que tengas un discurso y una opinión propias sobre algunos temas?
Sí, eso me pasa. Por ejemplo, cuando me escuchan hablar en la calle o en cualquier otro espacio, la gente muchas veces me felicita, me dice que hablo bien el castellano y me preguntan si soy de Guinea Ecuatorial o de algún país de América Latina.
A lo mejor cuando me lo dicen a mí, digo: “Bueno vengo de África y nunca había estudiado antes castellano…”, pero está es otra parte de no reconocer a aquellas personas que son nacidas ya en el país e incluso se extrañan de cómo hablan el catalán o el castellano, cuando esa es su lengua nativa. Y tú dices: “¿dónde está el bucle?” Parece como si hubiese una tela que no dejase ver más que el color negro de la persona y ya no dejase pasar más allá, hacia la persona en sí. Esto yo lo veo la barrera más potente ante la convivencia y la comunicación y sobre todo cuando hablamos de igualdad de derechos e igualdad de oportunidades.
En la Mesa sobre Migraciones del Encuentro 2020 de la CNAAE hablaste de los desórdenes y las enfermedades mentales por la distancia y el desarraigo que generan las migraciones, tanto en la persona que migra como en las que permanecen en el país. Y también hablaste de los silencios comunitarios en torno a estas situaciones. Háblame un poco más de esto.
Cuando no somos capaces o no nos dedicamos a poder entender al otro, es muy difícil ponerse en su piel. La migración es salir de tu entorno, de lo que tú eres realmente. Depende de cada uno, si tienes la fuerza suficiente, y también del entorno, que lo puedas soportar o no. Culturalmente esto pasa porque en África cuando hay conflictos, dificultades o problemas es la comunidad quien media. El primer desarraigo es la falta de esa comunidad.
El hecho de venir aquí depende también del entorno, de si tú tienes una relación de confianza. Para mí la lejanía del mar de Gambia ha sido una de las primeras dificultades que he tenido y soñaba con este mar y cuando pienso en estar bien pienso en estar enfrente de ese mar. Son esas cosas que te faltan. Y luego tú tienes una educación y unos valores inculcados y ves formas de ser o comportarse aquí que para ti están fuera de tus valores en las relaciones humanas.
Yo cuando llegué y me invitaban a algunas casas y no veía ancianos me extrañaba mucho y me preguntaba dónde estaban los abuelos. Luego me enteré de que en muchas casas no estaban porque están en las residencias. Eso para mí era un trauma, porque los ancianos y las ancianas en los hogares africanos son la riqueza, son el poder, la historia… Y yo me preguntaba, ¿entonces cómo queda la historia de todas estas familias de aquí a mañana?
Desde el otro lado es también complicado. La comunidad es mucho más que la familia. Cuando tú marchas, dejas también un vacío en la comunidad. Y luego está la idea de que ayudarnos es una normativa social, pero hasta que la persona no tiene su situación regularizada, no puede ayudar, cuando hay una expectativa de que tú que has salido, vas a poder estar mejor y vas a poder ayudar. También la familia de allí tiene el vacío de no verte, de no saber si estás bien.
Afecta en la parte emocional y, cuando la persona todavía no puede ayudar a su familia, también en la parte económica.
Hablabas también en aquel Encuentro CNAAE 2020 sobre la contradicción que supone que las autoridades europeas quieran, por un lado, en sus políticas de cooperación, fomentar las políticas de género y la emancipación y el empoderamiento de las mujeres y, por otro, liguen la concesión de su viaje a un país europeo y de la regularización administración a las reagrupaciones familiar y, por tanto, a la figura de un hombre, de un marido. Explícame un poco más esta idea.
Yo siempre lo digo, es el pensar desde el poder: tú tienes el poder y tienes el conocimiento y lo que encuentras en otros países está anticuado y vas a enseñarles que las mujeres tienen también derechos, pero esto llega muy tarde.
Ahora hablo como Fatou, nacida mujer en una familia musulmana, porque El Corán habla muchísimo de los derechos de las mujeres. Cuando llegan con este discurso, lo que crean muchas veces es la confusión, porque las mujeres en África todo el mundo sabe que somos el motor que mueve las relaciones sociales y al mismo tiempo que mueve la economía del país, por lo tanto, las mujeres tenemos un status dentro de nuestras sociedades.
Te hacen soñar con una Europa donde vas a ser un potencial y cuando el marido te reagrupa para que vengas a Europa, este empoderamiento que te vendía, resulta que no es cierto. Tu primer permiso de residencia lleva detrás el nombre del esposo
En cambio, con este discurso, puedes llegar a no ver estos valores y el status que tú tienes en tu comunidad. Te hacen soñar con una Europa donde vas a ser un potencial y cuando el marido te reagrupa para que vengas a Europa, este empoderamiento que te vendía, resulta que no es cierto. Te cortan las alas y te someten. El hombre reagrupa y tú, para tener tus documentos, tienes que conseguirlos a través de él. Tu primer permiso de residencia lleva detrás el nombre del esposo.
Así es que dependes de él jurídicamente, para obtener la residencia y socialmente, porque es él el que te tiene que guiar porque es el que lleva más tiempo en el país. No me gusta generalizar, pero muchas veces te das cuenta de lo que le interesa que conozcas o dónde le interesa que tú te muevas y ahí te encuentras que hay una discriminación sistémica por el hecho de ser una mujer. El empoderamiento de una mujer tiene que ver con conocer tus derechos y exigirlos igual que lo hace otra. Estamos mejorando, estamos cambiando, pero todavía queda mucho por hacer.
Muchas mujeres africanas, como tú, sois feministas y luchadoras, pero tenéis que soportar mensajes y discursos paternalistas por parte de vuestras compañeras blancas, ¿cómo se vive todo esto?
En el mundo del movimiento feminista yo he llegado a adoptar mi visión y aquella actitud de cómo me hacen sentir. Cuando se habla de feminismo negro eso no es de hoy, porque somos mujeres creativas y potenciales. El feminismo parte del reconocimiento de la otra y en valorarlo, porque cuando consideramos el feminismo solo como los logros y progresos que se supone que hace Europa, ahí vamos mal.
Tienes otra faceta que yo desconocía hasta ahora y es que también cuentas cuentos.
Sí, infantiles y para adultos. Para mí, los cuentos sirven para acercarse a conocer al otro. Publicaron un libro con todos mis cuentos que se llama Fatou, la nena tozuda. Son cuentos africanos, de los que me contaban cuando era pequeña. Empecé a contarlos en escuelas, he ido a muchísimas aquí en Cataluña, y esa es también otra vía de transmitir la cultura y los valores.
Con los adultos también igual si hay cumpleaños, aniversarios de boda o fiestas. Yo adapté mi cultura porque nosotros no programamos el lunes día 10 en el aula b vamos a contar cuentos, nuestro espacio común es debajo del baobab, charlando, alguien dice: “Quiero contar un cuento” y ahí empezamos a contar cuentos sin parar. Aquí es distinto, pero es también una forma bonita de acercar mi cultura.
Perteneces también a la Plataforma Regularización Ya, ¿qué objetivos ha conseguido la Plataforma y que supone vivir sin papeles en la vida de una persona?
Desde el confinamiento, como soy susceptible al Covid por edad y por cosas de salud, he tenido que cuidarme especialmente y asistir a muchos menos espacios físicos, pero he mantenido el contacto activo con todos mis compañeros y compañeras.
Regularización YA es una plataforma muy necesaria que parte de la observación de una vulneración de derechos, sobre todo el derecho a vivir con dignidad. Cuando te encuentras en situación administrativa irregular (sin papeles), te están sometiendo a una vulneración total de tus necesidades básicas y, como consecuencia de ello, las personas no pueden desarrollarse. Fíjate todo lo que se ha movido, desde manifestaciones, desde reivindicaciones, hasta llegar a la PNL (Proposición No de Ley). Sabemos lo que nos pertenece, lo que están vulnerando. Exigimos que regularicen a las personas. Esa manera de llamar “ilegales”, lo escucho y no puedo respirar tranquila, ilegal no es nadie. Las personas que todavía no tienen sus documentos en regla son personas en situación administrativa irregular, esa es la expresión que se tiene que usar, por muy larga que sea.
Cuando te encuentras en situación administrativa irregular (sin papeles), te están sometiendo a una vulneración total de tus necesidades básicas y, como consecuencia de ello, las personas no pueden desarrollarse
En el Encuentro hablaste también de que una de las causas más importantes de las migraciones es el expolio al que está África sometida. Pero me gustaría también preguntar, ¿qué hay de la política africana, que se está haciendo mal después de tantos años por parte de algunos de los dirigentes africanos para que aún exista ese sometimiento hacia Europa?
Yo lo que están haciendo no lo sé, sé lo que no están haciendo: no están haciendo la política que toca. No están haciendo el deber que les toca hacer porque, aunque los países africanos hemos obtenido nuestras independencias, los países colonizadores siguen colonizando. Sin ir más lejos, Francia en Senegal con el CFA y no solo eso, no les basta con el dinero sino que siguen saqueando los recursos, como con los acuerdos de pesca.
A nuestros líderes les falta valentía o no sé qué es lo que pasa. No sé cómo lo hacen, qué es lo que hay debajo no lo sé, pero en vez de firmar acuerdos de repatriación, sería mejor que hiciesen proyectos para que los chicos no tengan necesidad de salir. Y que no sigan permitiendo que vengan a continuar llevándose todo el potencial de África para luego decir que esta gente no podía venir aquí y que son “ilegales”.
Eres Presidenta de Equis-MGF, la primera asociación constituida en España para trabajar contra la Mutilación Genital Femenina, ¿qué supone la MGF para una niña o para una mujer?
Es la vulneración del derecho de salud reproductiva. Somete a las mujeres a muchos problemas de salud. Es una práctica machista y un patrón de violencia de género. Afecta a las mujeres psicológicamente, físicamente, emocionalmente. El pasado 6 de febrero tuvimos un acto a nivel estatal de la comunidad negra, varias asociaciones africanas lo hemos organizado, invitando también a personas que están trabajando este tema sobre el terreno.
¿Qué se puede hacer para implicar a los hombres en esta lucha?
La implicación de los hombres se ha producido ya desde hace años. Hablamos de hacer un trabajo con toda la familia, con los padres, las madres, los abuelos, las abuelas, con toda la comunidad. Al principio era muy difícil, mi asociación fue la primera creada sobre este tema a nivel estatal y lo que empezamos fue trabajando en romper el tabú. En aquellos años, muchos hombres de la comunidad se pusieron en mi contra, pero yo seguí haciendo conferencias y talleres para profesionales y creando espacios de diálogo en la comunidad. Hoy en día podemos decir que hemos avanzado muchísimo, hay hombres que se han formado para entender, romper algunos tabús, entonces este trabajo es de hombres y mujeres.
¿Crees que es una lucha que deben protagonizar las mujeres que la sufren y no ser monopolizada por organizaciones de mujeres blancas con buenas intenciones, pero sin conocimientos de la realidad africana y afrodescendiente?
Las mujeres africanas debemos liderar esta lucha, hay unos valores y unos códigos de los cuales entendemos nosotras. No necesitamos la invisibilidad, necesitamos el espacio y liderarlo.
Es una práctica que tiene que desaparecer, que tenemos que erradicar desde el dialogo, la sensibilización, la formación, la información, la lucha de reconocimiento de los derechos de las personas migradas y el empoderamiento de las mujeres migradas que han sido reagrupadas.
Yo siempre lo he dicho: es una lucha que debemos liderar nosotras, las mujeres africanas, y quienes se quieran sumar, que estén al lado o que estén detrás.
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D bastante interés. Situación administrativa irregular. Ilegales no. Nadie.