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Educación
Cerrando escuelas (públicas), abriendo ¿cárceles?
El pasado día 27 de febrero la Junta de Extremadura anunciaba el cierre del CEIP El Cristo, de Villanueva de la Serena, un centro educativo público convertido en gueto.
El pasado día 27 de febrero la Junta de Extremadura anunciaba el cierre del CEIP El Cristo, de Villanueva de la Serena, un centro educativo público convertido en gueto, cuyo alumnado será escolarizado el próximo curso 2020-2021 en el resto de centros educativos de la localidad con el fin, eso explicaron los impulsores de la medida, de garantizar su integración, la igualdad de oportunidades y una educación de calidad. Unos argumentos tan falaces como inauditos, como se explica en este artículo.
Decía Concepción Arenal que debíamos abrir escuelas para cerrar cárceles. Sin embargo, esa cita ha quedado en el olvido para la administración educativa extremeña, sobre todo cuando se trata de eliminar unidades o, como en este caso, cerrar escuelas públicas.
El C.E.I.P. El Cristo es un colegio público de Educación Infantil y Educación Primaria con una larga historia en la ciudad, que fue reubicado en su lugar actual en 1992, dependiente de la Consejería de Educación y Empleo de la Junta de Extremadura, situado en el municipio de Villanueva de la Serena, en la provincia de Badajoz. El colegio consta de una unidad de Educación Infantil y cuatro unidades de Educación Primaria, caracterizado por estar situado en una de las barriadas más populares de la ciudad y por ser, como en otras ciudades y pueblos, un colegio que ha sufrido un proceso paulatino de guetización: pese a recibir la denominación de Centro de Atención Educativa Preferente (CAEP), no recibe ese trato por la administración y, poco a poco, ha ido perdiendo alumnado sin que la administración haya abordado el problema. En realidad es la misma historia de siempre: centros estigmatizados sobre los que se va cerniendo una sombra y que son etiquetados como “problemáticos” por la mayoría de la comunidad educativa y que, lógicamente, las familias van rechazando sistemáticamente.
El esfuerzo del claustro de maestros y maestras ha desarrollado numerosos proyectos que han logrado parar esa continua pérdida de alumnado
Sin embargo, en los últimos tiempos, el esfuerzo del claustro de maestros y maestras ha desarrollado numerosos proyectos que han logrado parar esa continua pérdida de alumnado, supliendo la falta de apoyo institucional con tesón y creatividad. No obstante, la Secretaría General ha presentado un centro con escaso futuro, con limitadas opciones de mejorar la vida escolar y de remontar su situación, en la que se han aportado datos falsos sobre la cantidades de menores escolarizados (hablan de 55 en su informe, cuando actualmente son 66 los niños y niñas del centro). Es más, uno de los problemas que acaba de generar la Consejería de Educación y Empleo con esta decisión es: ¿qué va a hacer con esos 20-25 niños y niñas que, por estas fechas son anualmente matriculados en El Cristo? La alarma social ha cundido entre la comunidad educativa villanovense y muchas familias han mostrado su disconformidad a que esos niños y niñas, hijos de temporeros de la fruta, sean matriculados en los colegios de sus hijos.
Actualmente, en este centro prestan sus servicios doce docentes, y la plantilla definitiva para el curso próximo 2020/2021 está publicada mediante la Resolución de 11 de febrero de 2020 de la Secretaría General de Educación, por la que se hacen públicas, con carácter definitivo, la plantilla orgánica y la composición de unidades para el curso escolar 2020/2021 de los centros públicos dependientes de la Consejería de Educación y Empleo donde imparten enseñanza los funcionarios del Cuerpo de Maestros.
Ni meditada, ni lógica, ni acordada con la comunidad educativa
Como acabamos de comentar, la decisión de cerrar el colegio ha creado un problema social donde no existía, al menos para la mayor parte de la comunidad escolar. Pero, además, la decisión adoptada es fruto de la improvisación, no de un análisis compartido o un diagnóstico fruto del debate con la comunidad educativa, y adolece de argumentos educativos, pero también del más mínimo planteamiento lógico y de planificación, como lo demuestran varios detalles.
La propia Consejería ha generado alarma social en la comunidad educativa de Villanueva de la Serena, señalando además al alumnado del colegio, que sufrirá una doble discriminación y estigmatización
La decisión fue comunicada al director del centro a finales de febrero, sin debate previo ni con el claustro ni la comunidad educativa y sin tener en cuenta otras posibles alternativas. No es una decisión fruto del análisis y un diagnóstico, como lo demuestra el hecho de que, faltando un mes para finalizar el segundo trimestre y con un nutrido grupo de alumnos y alumnas a punto de matricularse en el centro, la propia Consejería ha generado alarma social en la comunidad educativa de Villanueva de la Serena, señalando además al alumnado del colegio, que sufrirá una doble discriminación y estigmatización del resto de familias y alumnado de los otros centros. El malestar manifestado por las familias de los colegios adyacentes puede desembocar en un problema de convivencia si no se adoptan medidas inmediatas. Por otro lado, no son pocas las voces que hablan del interés por el edificio del colegio, del que se hará cargo, seguramente, la Diputación de Badajoz, cuyo presidente es el propio alcalde de Villanueva de la Serena.
Esta decisión llega en un pésimo momento y, si hubiera sido meditada desde largo tiempo , como aseguran las autoridades educativa, no se habría publicado la plantilla orgánica del centro en la resolución que fijaba las plazas vacantes a cubrir en el concurso de traslados del cuerpo de maestros y maestras convocada por la Consejería de Educación y Empleo y publicada en enero pasado (y que la propia Consejería se ha visto obligada a rectificar el día 27 de febrero, justo el día en que se anunció el cierre de la escuela). O como lo demuestra también el hecho de que no se hablara ni de la disminución de unidades ni, mucho menos, del cierre del colegio en la reunión de la Mesa Sectorial de Educación sobre Plantillas Orgánicas para el curso 2020/2021, celebrada junto a los sindicatos el pasado mes de enero.
Esta sinrazón ha sido manifestada por el claustro de maestros y maestras del centro, que envió un comunicado remitido al Delegado de Educación provincial en el que se pone de manifiesto la disconformidad con la decisión adoptada, pero sobretodo con el proceso que se ha seguido en la toma de dicha decisiones, en la que no se ha tenido en cuenta en ningún momento el trabajo del claustro o el compromiso de la comunidad educativa. En segundo lugar, la incertidumbre que ha generado en el claustro docente. En realidad, hay siete puestos de plantilla que son eliminados (suprimidos será la situación administrativa), aunque ellos mismos manifiestan desconocer cuál será su situación administrativa el próximo curso y, por supuesto, cuál será su destino.
El claustro ha trasladado a las autoridades educativas su malestar por las declaraciones del Alcalde Villanueva de la Serena, Miguel Ángel Gallardo Miranda, en las que se han falseado datos de alumnado
Por último, el claustro ha trasladado a las autoridades educativas su malestar por las declaraciones del Alcalde Villanueva de la Serena, Miguel Ángel Gallardo Miranda, en las que se han falseado datos de alumnado (se ha dicho que el centro perdía alumnado cada año, cosa que los datos desmienten), se decía que no se realizaba un control del absentismo del alumnado, cosa que se puede verificar que no es así, y también se ponía en duda la profesionalidad y el trabajo realizado por los maestros y maestras del colegio.
La lenta agonía de los centros-gueto
La guetización de los centros escolares públicos es una triste realidad en muchas ciudades españolas. Poco a poco se le van negando recursos, las administraciones no priorizan la matriculación de alumnado en estos centros y, paulatinamente, van concentrando a más del 95% del alumnado con mayores tasas de abandono escolar temprano y de fracaso escolar, con lo cual es la profecía autocumplida: las familias tienen escasas expectativas respecto al centro porque el alumnado no aprende “al ritmo que debería”, y el alumnado no aprende porque considera que su centro no va a cambiar su futuro, La consecuencia es que el colegio tiene muy pocas opciones de transformar la realidad y de conseguir mejorar la trayectoria escolar y académica de su alumnado.
El proceso de guetización de los CAEPs ha sido progresivo y motivado por la aplicación de un modelo de escolarización que ha ido polarizando al alumnado en base a criterios de competitividad en los centros, cuya principal herramienta ha sido la normativa de escolarización basada en un modelo mercantilista, donde los conciertos educativos juegan un papel determinante, forzando progresivamente una distribución desigual de los estudiantes en las escuelas en función de alguna de sus características. Es, por tanto, uno de los factores que contribuyen en mayor medida a impedir una verdadera igualdad de oportunidades y generar desigualdad social. Su existencia, bien sea por la situación socioeconómica de las familias, bien sea por el país de nacimiento del estudiante, por su pertenencia a un grupo étnico-cultural o, incluso, por su rendimiento académico previo, contribuye a la generación de fenómenos de exclusión y desintegración social. Y eso mismo es lo que ha pasado con el CEIP El Cristo, pero está pasando en otros muchos centros en las grandes ciudades de Extremadura y del resto del estado.
Si lo que pretendemos es que cada escuela sea una foto microscópica del conjunto de la sociedad, debemos aspirar a que la escuela esté formada por alumnos y alumnas de distintas clases sociales, de distintas procedencias y con capacidades diversas
Como hemos explicado, el argumento que usan los representantes de la Consejería de Educación y Empleo: “con esta decisión se garantizará la igualdad de oportunidades, la diversidad de los centros educativos y una educación integral de su alumnado”, es, en realidad, el principio que ha sido conculcado al alumnado de este centro, cuyos efectos se demuestran anualmente con estadísticas y rankings que las autoridades suelen airear sin rubor, cuando en realidad están demostrando su ineptitud y su escaso compromiso con una escuela inclusiva y con la equidad. Porque lo que demuestran informes como el del relator de la ONU, que recientemente visitó nuestra región, es que el escaso rendimiento tiene que ver con la acumulación de estudiantes de similar origen social en la misma escuela, que hace que bajen las expectativas hacia los estudios y se produzcan situaciones de vulnerabilidad y bajo desempeño escolar.
Si lo que pretendemos es que cada escuela sea una foto microscópica del conjunto de la sociedad, donde conviven alumnos y alumnas plurales y diversos, debemos aspirar a que la escuela esté formada por alumnos y alumnas de distintas clases sociales, de distintas procedencias y con capacidades diversas. Se ha demostrado que en las escuelas de alumnado homogéneo se aprecia una segmentación y segregación de la educación democrática, disminuye el aprendizaje y la capacidad de reconocimiento del “otro”, los y las que son diferentes, hurtando el aprecio por los demás y la capacidad de convivencia. La segregación social también disminuye las posibilidades del sistema educativo para enseñar, se inhibe el efecto de los pares (con quienes se aprende) y son escuelas con menos recursos y menos oportunidades.
La segregación escolar es hoy una realidad desgraciadamente consolidada en nuestro sistema de enseñanza. Este fenómeno, común a muchas sociedades contemporáneas, se ha consolidado en España en el transcurso de la última década de manera especialmente acelerada. Será, pues, uno de los principales retos a los que se enfrentará la nueva Ley educativa.
La lenta agonía de los centros-gueto
La lenta agonía de los centros-gueto
La lenta agonía de los centros-gueto
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