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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha vuelto a cambiar el ritmo político con un golpe de efecto marca de la casa. Sánchez, dotado de un instinto insólito, una capacidad de aprendizaje sin parangón y de su proverbial baraka, ha creado el escenario de una “moción de confianza popular” que, durante los pasados cinco días, ha girado la situación política para volver a un punto parecido en el que estaba la sociedad antes del pasado miércoles. En su comparecencia de hoy no ha habido anuncios —los habrá, otra cosa es que las medidas sean sustanciales— sino emociones.
Posiblemente Sánchez es el político europeo que mejor ha comprendido que para confrontar a la política de los “jókers” de la extrema derecha —desde el malogrado Matteo Salvini hasta los LePen, Bolsonaro o el jefe de todo esto, Donald Trump— se debe utilizar la misma materia con la que ellos trabajan. La política sentimental es la piedra sobre la que edifica un liderazgo que se ha extendido sobre la generación desencantada de la crisis climática, la desigualdad y la escalada belicista.
Gobierno de coalición
Política institucional Pedro Sánchez no dimite: “He decidido seguir”
La carta que envió el pasado miércoles 24 de abril a la ciudadanía ha sido la última muestra de ese encuentro inteligente entre la alta representación y la narrativa a flor de piel. “Perro Sanxe”, la entrevista en la Pija y la Quinqui, y hasta el más mínimo detalle de cercanía que su equipo de redes explota sin límites, son algunos de los ejemplos de esa manera de entender la política desde una cercanía calculada, que seduce por igual a las clases populares a las que el PSOE ha reconquistado tras el periodo de la indignación como a los nuevos votantes cuyas referencias sobre las etapas socialistas anteriores (Felipe González o el Zapatero de los recortes) son nulas.
El hecho de que en la manifestación del 28 de abril participaran los partidos integrados en Sumar muestra hasta qué punto Sánchez ha menoscabado la oposición a sus políticas “de régimen”
Con el movimiento que concluye hoy con tres palabras (“he decidido seguir”), el presidente del Gobierno regala a su partido la iniciativa de cara a la campaña de las elecciones en Catalunya y en las europeas, retratando a la oposición como una maquinaria sin escrúpulos que no parará hasta echar a la gente normal —la que expresa sus sentimientos— de La Moncloa. Más allá, consigue también situar a gran parte de la sociedad, especialmente a las clases medias hacia las que se dirige gran parte de la representación de la política institucional, en un momento de parón y reflexión. Un paréntesis que corta el ritmo de los acontecimientos para suspender momentáneamente la política del día a día y proyectar la (irreal) esperanza de una política seria, madura y responsable de la que, por supuesto, Sánchez sería el representante.
El retrato está bien trazado. Los medios de la derecha, la mayor parte de la judicatura, en especial el Consejo General del Poder Judicial que trabaja en funciones, y la oposición, han generado un contexto que se parece mucho al de la “máquina del fango” que enunció Umberto Eco, denunció Pablo Iglesias y Podemos, y ahora queda como concepto para usufructo de Sánchez y el PSOE.
Esa es otra de las victorias que se está apuntando Sánchez en este ciclo: la “regeneración”, un concepto familiar en la historia de España, pasará por Ferraz. En poco más de una década, el político madrileño ha situado al PSOE como la solución cuando, hasta su llegada a La Moncloa era vista como parte del problema para “el pueblo de izquierdas” movilizado contra la austeridad. El hecho de que en la manifestación del 28 de abril participaran los partidos integrados en Sumar muestra hasta qué punto Sánchez ha conseguido menoscabar la oposición a sus políticas “de régimen” o de Estado. Como en las elecciones del pasado verano, lo temible de un posible Gobierno de derechas (y derechas extremas) ha llevado a partidos y organizaciones que en público y en privado están en contra de más gasto militar, de políticas de vivienda a favor de bancos y fondos, o de la Ley Mordaza, a rendirse ante el irresistible encanto del presidente.
La audacia de la jugada que termina hoy con la permanencia de Sánchez en La Moncloa tiene aristas y lo normal es que se produzcan fuertes críticas hacia un espectáculo que, pese a la justificación de que no se debe a un “cálculo político” dada por el propio presidente, huele, sabe y parece un golpe de efecto, quizá excesivo y, por tanto, artificial. Pero, incluso con eso, el presidente ha conseguido (otra vez) situarse en el vértice de un movimiento bastante amorfo y confuso que reclama a la derecha española que abandone la intoxicación y la constante amenaza. En el tiempo de los jókers y de las amenazas, el clavo ardiendo es contemplar a un experimentado “tahúr del Mississippi” —como definió Alfonso Guerra a Adolfo Suárez— movilizando las pasiones de gran parte de la mayoría social con golpes de efecto continuos que interrumpan el constante rodillo de sus adversarios para recuperar el poder central y con él sus negocios para siempre.
Este tipo de actuaciones no dura para siempre, pero de momento han permitido a parte de la sociedad agarrarse a ese clavo que promete calma, y a Sánchez le permite seguir sobreviviendo para escribir una historia de baraka y resiliencia que seguirá siendo estudiada mucho tiempo después de que, finalmente, se marche.
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…Aquí nos tienen, viendo episodio tras episodio de “El ala oeste de La Moncloa”, sus cuitas en el trabajo, sus “bandas”, sus jugadas de despacho y sus trapisondas… Muy entretenido todo esto, pero a mí las anécdotas de “La oficina” no es lo que me importa. Tampoco creo debiera ser esta “metapolítica” el asunto; el asunto por el que encargamos y pagamos a unos legisladores y administradores: el bienestar y la libertad de todos los ciudadanos. …Pero parece que tienen unos problemas y unas quejas laborales… que tienen que cerrar sus vendettas… que esperemos un poco… que, miren ustedes, qué triste y duro nuestro día a día… no se preocupen, esto va en automático, basta con prorrogar presupuestos… aquí nadie pasa hambre, todo puede esperar… por favor, circulen, sigan trabajando, aquí no hay nada que ver.
El titular bajo mi punto de vista debería decir, "Pedro Sánchez pierde la última oportunidad de hacer algo." Nos arroja de cabeza a los filo nazis de ppvox.
No cabe duda que Sánchez es maestro de lo que Varoufakis llama el baile malvado del neoliberalismo con el fascismo. Sin un PP como el de Feijoó y Ayuso y sus compinches de Vox, el PSOE tendría muchos peores resultados en elecciones nacionales, por no decir en las autonómicas. La única manera que un Pedro Sánchez que no cumple lo que dice que es necesario en campaña y en declaraciones públicas con mucha pompa y circunstancia, es que la amenaza fascista siga presente y represente un peligro verdadero. Pero tarde o temprano, me temo que los partidos y sus militantes que sigan cabalgando por las políticas neoliberales fallidas van a tener su momento Joe Biden en el que les explote en la cara y ganen los fascistas en las urnas.
Esta bien lo que bien acaba. La maniobra de Sánchez ahora comienza el tiempo para evaluarla, durante años el "bipartidismo de cloacas", el "turnismo" neoliberal, el "amamamiento" de medios dedicados al "lawfare", la NO revisión de la ley "mordaza", dice del trabajo por hacer y ver y es una estrategia, inducida o personal. Aquella compra del ideario a C´s del 80% del ideario, mandar al gallinero a Podemos y tener que hacer una moción de censura al PP de M. Rajoy. . . ¡Se podía y se ganó!
La "confesión" de Sánchez y los mandatos de las élites fáctico financieras mediáticas, hicieron esos "bulócratas" ir desmontando a Unidas Podemos y "asesorando" a los ególatras para hacer una escisión. . . ¡Manchandose las manos poco!
Cuando ven que la tal Suma, NO recoge lo estimado y que NO sirve de ayuda, y que pueden competir en ese espacio. . .
Nadie tiene ningún derecho en hacer daño personal, con bulos, mentiras de periódicos en línea ultra; NO ya al Presidente Sánchez, si no a la misma democracia, que cada vez. . .¡Parece cualquier cosa! Si los motivos son y están claros, ahora es tiempo de trabajar con los mimbres de su investidura, recordando de vez en cuando, que: "Necesarios somos todos, imprescindibles ¡Ninguno!
Ahora es tiempo de construir, trabajar, limpiar codo con codo en lealtad.
Para sus fieles militantes políticos y mediáticos; para el resto de la izquierda ya sabemos dónde está la bolita.
Trumpismo progre, digamos. Lo malo es que estos golpes de efecto vuelven al juego de dos velocidades al infierno en el que estábamos. CGPJ?, te quitas tú y me pongo yo. Banca española?, declaraciones progres sin acciones que cuestionen el corralito. Cadena SER?, las voz de su amo-psoe... Etc...
Qué verguenza de articulo. Loas a Pedro Sanchez y silencio ante los cinco años que lleva éste hombre, no inhibiendose sino frenando los cambios necesarios para hacer este pais medianamente democractico, ¿Donde está la derogacion total de la Ley Mordaza, el fin del "chalaneo" con el PP para la urgentisima renovacion del CGPJ, una Ley de Vivienda que proteja a los inquilinos frente a los abusos de sus caseros, una Ley de Medios de Comunicacion que castigue severamente los bulos periodisticos, el cese inmediato del Ministro Marlaska y la ministra Robles y la limpieza impostergable de la enorme cantidad de fascistas y golpistas que han colonizado las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado sin que esos ministros mavieran ni un dedo. Y no entro en el terreno internacional que tambien es bochornoso, comenzando por el pueblo saharaui y terminando por el palestino.
El problema está y estará en seguir diciendo que el PSOE es un partido de izquierdas cuando realmente es un centro derecha liberal.
Expresar lo que sucede en la sociedad no implica que se esté de acuerdo con lo que acontece
Creo que Elorduy no alaba en absoluto a Pedro Sánchez, se limita a ver y describir lo evidente. Hoy todo el mundo, salvo los suyos, saben mejor que la semana pasada la clase de de tahúr que es P.S.