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Síndrome de alienación parental (SAP)
Cinco datos que omiten los medios que dan pábulo al falso SAP tras el testimonio de Rocío Carrasco
“Alienación parental: el síndrome que podría afectar a los hijos de Rocío Carrasco”, “Qué es la alienación parental y qué efecto provoca en los niños” o “Caso Rocío Carrasco: dos informes psicológicos y una sentencia apuntan al síndrome de alienación parental” son solo tres ejemplos. Desde que el pasado 21 de marzo se emitieran los dos primeros episodios del documental Rocío, contar la verdad para seguir viva pocos medios se han resistido a publicar artículos sobre el supuesto Síndrome de Alienación Parental (SAP), algunos de ellos con flagrantes omisiones sobre este supuesto síndrome señalado repetidamente por los movimientos feministas como una herramienta que castiga a las madres, por mucho que lleve el apellido “parental”.
Estas son cinco claves sobre el SAP, al que algunas activistas se refieren como sSAP (supuesto Síndrome de Alienación Parental”) o “el sapo”.
Uno: su inventor justificaba la pedofilia
El llamado Síndrome de Alienación Parental es un término que acuña el estadounidense Richard Allan Gardner en 1985. Con él describe un conjunto de comportamientos mostrados por niños que habrían sido manipulados psicológicamente para posicionarse en contra de uno de los progenitores. Este síndrome surge en disputas por la custodia, a veces en casos en los que la madre ha denunciado una situación de abusos sexuales contra el niño o niña. Valga hasta ahí una definición que se repite en estos días y que puede sonar objetiva, aséptica. Una definición a la que, sin embargo, le falta algo.
Como explicaban las expertas Sonia Vaccaro y Fátima Urzanqui a El Salto en este artículo, el inventor de este supuesto síndrome justifica abiertamente la pedofilia en algunos de sus textos. Así, en su obra True and False Allegations of Child Sexual Abuse, en 1992, Gardner recoge afirmaciones bastante explícitas en este sentido.
El inventor del supuesto Síndrome de Alienación Parental considera que existe una “reacción exagerada a la pedofilia” o que “la pedofilia sirve a propósitos procreativos”
Por ejemplo, el autor considera que existe una “reacción exagerada a la pedofilia” o que “la pedofilia sirve a propósitos procreativos”. También sugiere que a los niños más mayores se les debe hacer saber que “los encuentros sexuales entre un niño y un adulto no son considerados universalmente actos reprensibles” y explica en un apartado sobre el “tratamiento a la madre” que “si la madre ha reaccionado al abuso de una manera histérica o lo ha utilizado para denigrar al padre, el terapeuta debe intentar calmarla”.
Resulta tan difícil de creer que la teoría de una persona con estos convencimientos esté arraigada en una parte de la sociedad y de la justicia que me gustaría, si sigues leyendo a estas alturas, que pinches aquí y lo veas con tus propios ojos.
Por si fuera poco, la acreditación de psiquiatra de Gardner no pudo ser encontrada, como acredita Sonia Vaccaro en la investigación de la que es coautora junto a Consuelo Barea, El pretendido Síndrome de Alienación Parental, en 2009.
Dos: una teoría de negacionistas
Si estamos hablando del SAP es por un tuit de Rocío Monasterio, diputada de Vox en la Asamblea de Madrid y en este momento candidata a presidir la Comunidad de Madrid por este partido. Dicho de otra manera: si estamos hablando de SAP es, en parte, porque le interesa a Vox. Y esta es otra de las omisiones flagrantes de quienes presentan este supuesto síndrome como una herramienta válida: ¿A quién le conviene? ¿Quién lo utiliza?
Las alusiones al Síndrome de Alienación Parental son frecuentes entre quienes niegan la violencia contra las mujeres con la manida frase de que “la violencia no tiene género”, como hace Vox y sus entornos. No es casual que el concepto de “alienación parental”, que tiene su origen en los años 80 en EE UU, aparezca por primera vez en la jurisprudencia española en 2004, el mismo en el que se aprobó la Ley Integral de Medidas de Protección Contra la Violencia de Género, que produce un cambio de paradigma en el abordaje de la violencia contra las mujeres y, de la mano, una contrarreacción.
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Es de vital importancia que el movimiento feminista se organice para poner freno a la impunidad con que los maltratadores abusan y maltratan a las criaturas para seguir manteniendo el poder sobre la mujer y sus hijos e hijas.
Este Informe del grupo de trabajo de investigación sobre el llamado síndrome de alienación parental, de 2010, recoge cómo “el propio Gardner al cabo de un tiempo de engendrar su teoría, en el año 1999, admite que este síndrome permitía ocultar malos tratos y abusos”. En un artículo del Diario Americano de Terapia Familiar, recoge el informe, Gardner admitió que era cierto que: “con el reconocimiento del SAP, padres que son verdaderamente abusadores han estado alegando que la animosidad de los niños hacia ellos no tenía nada que ver con su abuso y sí con el resultado de una programación SAP por parte del otro progenitor. Esto se ha convertido en una racionalización común y una maniobra de distracción por padres abusivos. Algunos de estos padres han tenido éxito en convencer a los tribunales de que no eran abusadores y que el SAP era el responsable de la alineación”.
Tres: se apellida “parental” pero castiga a las madres
Un análisis de la jurisprudencia existente sobre el SAP lleva a la tercera omisión que hacen quienes avalan este falso síndrome: pese a la forma teóricamente neutra del término, que no hace referencia al sexo del progenitor, su uso se ceba sobre las madres. Un estudio que llevó a cabo el colectivo Abogadas por la Igualdad reveló en 2010 que aplicar el SAP en un tribunal no tiene las mismas consecuencias para los padres que para las madres.
El estudio analiza 21 resoluciones emitidas por el tribunal autonómico asturiano entre los años 2003 y 2009 en las que se hacía referencia a dicho síndrome y determina que, en los pocos casos en los que la supuesta alienación al menor procedía de la madre, el juez acordó la retirada de la custodia, mientras que cuando dicha forma de violencia procedía del padre, incluso en un grado severo, los magistrados prefirieron no privarles de su derecho para evitar posibles traumas al menor.
Cuatro: se “cura” con amenazas
Otro dato relevante para poner en contexto el SAP es la “cura” que propone Gardner: su receta es lo que se conoce como “terapia de la amenaza”, como él mismo la llamó. Aterrizado en lo concreto, el tratamiento de choque pasa por retirar la custodia al supuesto padre alienador, cosa que lleva a cabo un juzgado.
En La lógica del Síndrome de Alienación Parental de Gardner (SAP): terapia de la amenaza, estudio que firman Antonio Escudero, Lola Aguilar y Julia de la Cruz, se explica cómo la amenaza “permite manipular a la gente que no coopera”, lo que en muchos casos significa imponer a madres protectoras custodias no deseadas por los niños o niñas.
La “cura” a este supuesto síndrome puede incluir amenazas tan terapéuticas como periodos de prisión u hospitalización tanto para la madre como para el niño
La “terapia”, describe este trabajo, se basa en que solo una justicia eficaz en cumplir sus amenazas puede llevar a cabo sus objetivos. Para Gardner, se trata de una forma de lucha contra los instintos primitivos que, consideraba, dominan a las mujeres. Como recoge el mismo estudio, Gardner considera que “en todo el reino animal las madres lucharán literalmente hasta la muerte para salvaguardar sus descendientes, y las mujeres todavía están bajo la influencia de la misma programación genética”. La “terapia” puede incluir amenazas tan terapéuticas como periodos de prisión u hospitalización tanto para la madre como para el niño.
En el artículo de El Salto mencionado más arriba, la psicóloga Fátima Urzanqui llama la atención sobre este punto: “Es curioso que el sistema judicial emita diagnósticos; es como si un médico redactará sentencias judiciales”.
Cinco: se esconde y muta, como el machismo
Ninguna institución médica ha reconocido el SAP, como tampoco lo ha hecho ninguna organización psiquiátrica o científica. Su aprobación ha sido rechazada por la Asociación Americana de Psiquiatría, la Asociación Americana de Psicología y la Organización Mundial de la Salud. Además, el Consejo General del Poder Judicial desaconseja su uso a los jueces en los procesos de violencia contra la mujer.
Sin embargo el SAP, como el machismo, muta y se adapta para subsistir. Así se recoge en un estudio reciente de la asociación de mujeres Juristas Themis y la Asociación de Psicología y Psicoterapia Feminista que analiza la figura del coordinador de parentalidad, y que concluye que esta “coordinación” se impone incluso en casos de violencia de género.
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Las organizaciones aseguran en el Segundo Informe sobre coordinación de parentalidad - Perspectiva feminista jurídica y psicológica, basado en un análisis de sentencias del Centro de Documentación Judicial del Consejo General del Poder Judicial (CENDOJ), que la figura del coordinador parental es una herramienta que se debe interpretar en el contexto de la mutación del falso SAP, que se sigue colando en los juzgados bajo diferentes términos, como por ejemplo “preocupación mórbida” o “manipulación”. “Estas nuevas calificaciones mantienen y aplican el núcleo del SAP, que es la terapia del miedo, de la amenaza y del castigo para lograr el cumplimiento de visitas no deseadas por menores con el progenitor no custodio”, dicen las expertas en el informe.
Como señaló la delegada del Gobierno para la Violencia de Género, Victoria Rosell, el testimonio de Rocío Carrasco es un testimonio de violencia de género en pareja. No hay en la vivencia que narra una validación del falso SAP, sino un ejemplo de violencia vicaria, es decir, del uso de los hijos por los maltratadores para seguir ejerciendo violencia sobre sus víctimas.
Como explica la propia Rocío Carrasco: “Él ha conseguido lo que quería cuando nos separamos y me dijo ‘te vas a cagar Rociíto’. Me ha quitado a lo más importante que tengo en mi vida, que son mis hijos".
“Me los ha quitado pero no han desaparecido, me los ha quitado teniéndoles y haciendo que me odien y que tengan mala imagen de mí, que es mucho más cruel si cabe. He tenido a mis hijos muertos en vida, he tenido que hacer como que nos los tengo estando vivos”, explica Carrasco.
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Imaginen ustedes lo que pasa en Brasil donde el lobby pederasta logró que se aprobara en 2010 una ley basada en ese pretendido síndrome. Maria do Rosario una diputada de izquierdas logró defender esa ley argumentando que los niños necesitan estar en contacto con sus padres "incluso" si son abusadores. Si alguien no cree que esto es posible aquí tiene la trascripción del debate para aprobación de la ley que condena a los niños y niñas brasileños a vivir con abusadores y violentos. camara.leg.br/internet/sitaqweb/textoHTML.asp?etapa=11&nuSessao=1667/09&nuQuarto=0&nuOrador=0&nuInsercao=0&dtHorarioQuarto=10:00&sgFaseSessao=&Data=1/10/2009&txApelido=CONSTITUIÇÃO%20E%20JUSTIÇA
En Brasil existe un lobby pederasta? Pues vaya mierda de pais!!
De todas formas creo que no entiendes lo que es el SAP. No es mandar a los niños con un maltratador. Es evitar que un progenitor les engañe convenciéndolos de que el otro progenitor es muy muy malo, cuando no lo es.
Pero si el otro progenitor es realmente malo, ya no es SAP, es simple descripción de la realidad.
Podéis llamarlo como queráis. Padres y madres malmeten a los niños contra el otro progenitor en multitud de separaciones. Todo el mundo lo sabe porque lo ha sifrido o por alguien cercano. Negarlo por un feminismo mal entendido es absurdo. Muchos lectores de este periódico son jóvenes y creen que es mentira, pero lo sufrirán o lo causarán en el futuro.
El problema es llamarlo síndrome, como "síndrome de estrés postraumático", tratando de darle un barniz científico que no tiene en absoluto. Otra cosa es que cuando se rompe una pareja y los corazones se rompen, ahí entra en juego la capacidad de afrontamiento a esa situación tan dolorosa que puede sacar lo peor de nosotr@s mism@s, y usar a los hijos como arma arrogadiza, y ahí sí estoy de acuerdo que puede hacerlo tanto el hombre como la mujer, no depende del género, sino de la herida emocional y el grado de neurosis de cada uno... pero de ahí a llamarlo síndrome como si tuviera una entidad y además usarlo para atizar a las mujeres, va un trecho...
No se usa para "atizar" a las mujeres, se invoca cuando uno de los dos progenitores entiende que el otro está malmetiendo a los hijos contra él. Como las madres suelen quedarse con la custodia, tienen más oportunidades de malmeter, y por eso es acusada con más frecuencia.
(Esto se complementa, además, con que puestos a jod.r al otro, las mujeres tenemos más tendencia a la agresión psicológica y socio-relacional que los hombres, que son más de violencia física).
Muchas gracias por el artículo. Sólo una cosa el enlace de las abogadas por la igualdad no funciona. Busqué el correcto y es este: https://abogadasparalaigualdad.wordpress.com/
Hay argumentos que son para hacérselo mirar: por ejemplo, el estudio que llevó a cabo el colectivo Abogadas por la Igualdad, aplicar el SAP en un tribunal no tiene las mismas consecuencias para los padres que para las madres.
Claro, igual que aplicar los artículos del código penal sobre violación no tiene las mismas consecuencias para los hombres que para las mujeres. ¿Prueba evidente de que se discrimina al hombre? (y de paso, se va en contra de la paridad en la población penitenciaria, cosa de la que nadie se acuerda, no sé porqué)..
Lo de Victoria Rosell no deja de ser hacer el ridículo en proporciones estratosféricas: "no es una mano cerrada, sus señorías, no se dejen engañar: es evidente que es un puño".
"Y esta es otra de las omisiones flagrantes de quienes presentan este supuesto síndrome como una herramienta válida: ¿A quién le conviene? ¿Quién lo utiliza?"
Pues lo utiliza Rocío Carrasco, e Irene Montero ha respondido "yo si te creo hermana".
El SAP no está reconocido por los psicólogos, porque no es un síndrome médico. El hecho de llamarlo "sindrome" es sólo una forma de darle apariencia científica. Lo mismo que no aparece en ninguna guia psicologica el denominado "sindrome de la mujer maltratada", aunque eso no impide que se cite en la exposición de motivos de la ley VIOGEN.
Pero el que no esté catalogado como desorde psíquico no significa que no exista. Lo que denuncia Rocío Carrasco encaja exactamente con la definición del SAP. Si ella tieen razón, es que sí existe.
La verdadera prueba de que el SAP no existe nos la ha dado la ministra de igualdad, que ha explicado con lógica irrefutable que a los niños no se les puede engañar, no se les puede influir para que digan cosas que no son, para que crean en los reyes magos o en el ratoncito Pérez.
Por eso, tenemos que deducir que lo que nos está intentando colar Rociito es una milonga del siete.
Muy buen artículo. Podría subirse a los anales de la lógica como un ejemplo preclaro de lo que es una falacia "ad hominem"
Gracias por poner tanta luz sobre este tema y explicar aquello que no interesa que se sepa! A difundir este artículo!!! <3 <3 <3