Crisis climática
La Comisión de la Tierra alerta: la salud del planeta está en riesgo, pero aún hay tiempo

Aún es posible que todos los seres humanos escapen de la pobreza y estén seguros y a salvo de los daños causados por los cambios en el sistema Tierra, pero la capacidad del planeta para proveer y proteger está llegando a sus límites. Es la principal conclusión de un nuevo y amplio estudio llevado a cabo por más de 60 destacados científicos de la conocida como Earth Commission (Comisión de la Tierra), un grupo auspiciado por Future Earth (Tierra Futura), la mayor red mundial de científicos especializados en sostenibilidad, formada por miles de expertas a lo largo de todo el planeta.
La investigación, que por primera vez identifica los “límites justos y seguros” en los que se pueden minimizar los daños causados por la crisis climática y ecológica tanto a la humanidad como a la naturaleza, establece las vías para alcanzarlos y permanecer dentro ellos. A su vez, alerta: las proyecciones futuras hasta 2050 muestran que este espacio desaparecerá, impulsado por la desigualdad, a menos que se produzcan transformaciones urgentes.
Se trata de la primera vez que la comunidad científica ha cuantificado la seguridad relativa a un planeta estable y la justicia, entendida como una humanidad a salvo, en las mismas unidades
El arranque del informe, publicado en la revista The Lancet Planetary Health y basado en el paper Límites seguros y justos de la Tierra, publicado en Nature el pasado año, no se anda por las ramas: “La salud del planeta y de sus habitantes está en riesgo. El deterioro de los bienes comunes globales, es decir, los sistemas naturales que sustentan la vida en la Tierra, está exacerbando la inseguridad energética, alimentaria e hídrica, y aumentando el riesgo de enfermedades, desastres, desplazamientos y conflictos”.
Si bien el trabajo identifica los límites para una vida segura y justa, la franja para no sobrepasarlos se está reduciendo. Si la investigación publicada en Nature en 2023 sobre los mismos señalaba el techo para la extracción de recursos naturales y la emisión de contaminación, bajo el cual los sistemas terrestres permanecen estables y resilientes manteniendo a salvo a la humanidad, el nuevo estudio establece una base en la que se establece lo que la población global necesita del sistema terrestre para vivir una vida libre de pobreza.
Se trata de la primera vez que la comunidad científica ha cuantificado la seguridad relativa a un planeta estable y la justicia, entendida como una humanidad a salvo de daños producidos por el sistema Tierra, en las mismas unidades. La investigación, de hecho, asegura que la justicia es un requisito previo para la seguridad del planeta y las personas.
La desigualdad, en el centro del problema
La receta que propugna este grupo de científicos, dirigido por las profesoras Joyeeta Gupta, Xuemei Bai y Diana Liverman, es clara: “La única manera de proveer para todos y garantizar que las sociedades, las empresas y las economías prosperen sin desestabilizar el planeta es reducir las desigualdades en la forma en que se accede y se utilizan los recursos críticos del sistema de la Tierra, como el agua dulce y los nutrientes, junto con la transformación económica y tecnológica”.
Por ejemplo, en el caso del clima, el paper sigue la estela del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC): “Si no se realizan cambios significativos ahora, para 2050 no quedará ningún espacio seguro y justo”, lo que significa que “incluso si todos los habitantes del planeta tuvieran acceso únicamente a los recursos necesarios para un nivel de vida básico en 2050, la Tierra seguiría estando fuera del límite climático”.
Diana Liverman: “Tenemos el conocimiento y las herramientas”
Los puntos de inflexión que se cruzarían, como el aumento de la temperatura media global en el caso del cambio climático, causarían “daños significativos a las personas de todo el mundo, a menos que se transformen urgentemente los sistemas energéticos, alimentarios y urbanos”, alertan. En su punto de mira: el consumo excesivo de recursos finitos por parte de una minoría, poniendo en el centro del problema la desigualdad creciente.
“Cuanto más sigamos ampliando la brecha entre los que tienen demasiado y los que no tienen lo suficiente, más extremas serán las consecuencias para todos, ya que los sistemas de apoyo que sustentan nuestra forma de vida, nuestros mercados y nuestras economías comienzan a colapsar”, apunta la ex copresidenta de la Comisión de la Tierra y profesora de Medio Ambiente y Desarrollo en el Sur Global en la Universidad de Ámsterdam, Joyeeta Gupta.
La cooperación internacional como clave de la solución
Entre las transformaciones que el colectivo de científicos plantea destacaría la puesta en marcha de “un esfuerzo intencional y bien coordinado entre los responsables de las políticas, las empresas, la sociedad civil y las comunidades para impulsar cambios en la forma en que manejamos la economía y encontrar nuevas políticas y mecanismos de financiación que puedan abordar la desigualdad al tiempo que reducen la presión sobre la naturaleza y el clima”.
Le sigue la compartición y el uso más eficiente y eficaz de los recursos en todos los niveles de la sociedad, lo que incluye la lucha contra el consumo excesivo de algunas comunidades, que limita el acceso a los recursos básicos para quienes más los necesitan.
Por último, la tercera gran línea de actuación se centraría en la inversión en tecnologías sostenibles y asequibles, que consideran esenciales “para ayudarnos a utilizar menos recursos y reabrir el Espacio Seguro y Justo para todos, en particular allí donde queda poco o ningún espacio”.
“Se trata de transformaciones profundas de nuestras sociedades, que requieren una gobernanza eficaz desde el nivel local hasta el global”, señala la profesora de Geografía y Desarrollo, miembro de la Comisión de la Tierra y codirectora de su grupo de trabajo de transformaciones hasta 2023, Diana Liverman. “Tenemos el conocimiento y las herramientas”.
Si bien señalan que ciudades y empresas ejercen un gran impacto medioambiental, también reconoce que encierran “un potencial extraordinario para impulsar transformaciones que les permitan mantenerse dentro del ‘espacio justo y seguro’”. Al respecto el documento ofrece una guía de acción para ciudades, empresas y responsables políticos.
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