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Violencia policial
“Mira mis muñecas, ¿quién puede creer que soy capaz de herir a tres antidisturbios?”
María Isabel Tejero será juzgada el 14 de noviembre por delitos de resistencia, lesiones y atentado a la autoridad por unos hechos ocurridos durante un Stop Desahucios en el barrio.
Estamos en una cafetería de la Plaza de las Palomas, nombre popular de una explanada de cementazo contigua a Bravo Murillo que el carácter populoso del barrio casi ha conseguido convertir en cálida. A través de la cristalera se ve el lugar donde empezó a reunirse la Asamblea del 15M en Tetuán en 2011. Alguna pintada política, carteles bachateros y gente al paso.
Estoy con María Isabel Tejero, a partir de ahora Isa, como todo el mundo la conoce en Tetuán. El próximo martes, 14 de noviembre, la juzgan por delitos de resistencia, lesiones y atentado a la autoridad por unos hechos ocurridos durante un Stop Desahucios en el barrio, el 20 de noviembre de 2014. Supuestamente, esta mujer de aspecto frágil y dulce tono calmo, lesionó a tres policías antidisturbios, una de las cuales estuvo un mes de baja.
Los hechos existen como relato en el atestado policial, pero nadie que conozca a Isa los cree reales.
Es ésta una mañana de noviembre más cálida que aquella del intento de desahucio que vamos a relatar. Era 20N, pero en el horizonte político del barrio sólo había espacio para el posible lanzamiento de Umberto.
“Era un desahucio que venía de la PAH al grupo de vivienda del barrio y se organizó de urgencia. Creo que llegó a La Enre –[la Enredadera] el CSO donde nos reuníamos entonces- del viernes para el lunes. Era uno de los miles de estafados de Antonio Arroyo Arroyo e iba a perder su vivienda por una deuda inicial de 4.000 euros. En aquellos días se dijo que cobraba 400 euros de RMI (Renta Mínima de Inserción) pero la verdad es que sus ingresos reales eran 66, porque se le restaban los trescientos y pico que cobraba su hijo, que vivía con él”.
Prometía ser un Stop Desahucios tranquilo, pero desde primera hora de la mañana llegaron un gran número de antidisturbios
Como en otras ocasiones, a Isa le tocó ser quien mediara con la comisión judicial y la policía, “por ser la mayor, la de más experiencia del grupo y por tener un talante tranquilo”. Aquel prometía ser un Stop Desahucios tranquilo: era el primer intento y había recursos en trámite. Umberto ni siquiera había sacada nada de la casa aún porque aquellos solían pararse. Sin embargo, desde primera hora llegaron un gran número de antidisturbios pertenecientes a la Policía Municipal, con las defensas preparadas y dispuestos a acordonar la zona. “Limpiarla”, según sus palabras de aquella mañana.
En el momento en el que llegaron las lecheras aún había poca gente en la pequeña calle de la Guzmania. Isa, alguna activista más y un fotógrafo. “Como mis compañeros me habían designado como mediadora para el desahucio, yo iba la última, hablando con los policías, tratando de explicar que se estaba tramitando un aplazamiento en el juzgado y que muy probablemente se pararía administrativamente. Caminaba mirando hacia atrás por aquella callecita empinada mientras ellos nos apremiaban a salir del área, con una mano agarrándome el bolso porque lo llevaba roto y de repente… me caigo al suelo” .
Isa tiene una desviación de columna severa, está dolorida y se hecha hacia atrás para recuperarse. Los agentes la cogen por las axilas y la llevan en volandas mientras ella trata de explicarles su dolencia, pidiéndoles que la dejen un momento para recuperarse. A pesar de todo, la trasladan al callejón peatonal que hay detrás de la calle, la Travesía de los nueve.
Allí, de rodillas, con las manos en el suelo, recuerda tener alrededor unos ocho agentes entre hombres y mujeres, “ellos dicen que eran tres”. El número es importante, ya que según el auto Isa lesionó, en la soledad de este callejón, a tres agentes. “Mira mis muñecas”, me dice haciendo alusión a la fragilidad de su cuerpo, “¿de verdad alguien puede creer que soy capaz de herir a tres policías vestidos de antidisturbios?”.
Isa es identificada y, tras recuperarse un poco, la dejan irse a casa. “Váyase tranquila, no le pasará nada”, le dice el policía al mando. Aún nerviosa, habla con la gente que ha ido llegando, ahora sí, a intentar parar el desahucio. Los deja allí mientras va a recoger a su hija pequeña al colegio.
Meses después llega una notificación por una falta leve, pero en el juicio, nada más empezar, el juez dice que debido a las supuestas agresiones, la vía que corresponde a los hechos es la penal
Aquel intento de desahucio se parará, como aparecía inicialmente en el guion, aunque Umberto será expulsado de su casa en el segundo lanzamiento, pocos meses después. La del desahucio consumado será una mañana especialmente dura en el barrio, en la que muchos de los activistas que resistían en el interior de la casa fueron atendidos por el SAMUR. “En aquella época los desahucios a los que acudíamos eran terribles, con mucha gente herida y detenidos. Muy bestias”.
Después de aquello, la vuelta a la normalidad, que para Isa incluye preparar los bocadillos del recreo y las reuniones del grupo. “Unos meses después llegó una notificación por lo de aquel día: era por una falta leve”. El 3 de febrero de 2015 en los juzgados de Plaza de Castilla hay decenas de vecinos y activistas de todo Madrid apoyándola. Muchos cuerpos como afirmación de cariño. “Nada más empezar, el juez dice que dada la naturaleza de la acusación –se refiere a las supuestas agresiones- la vía que corresponde a los hechos es la penal”.
Es entonces cuando comienza la pesadilla de Isa. “La pequeña tenía entonces ocho años y sufrió mucho. Durante un tiempo le daban miedo los policías y que se me acercara mucho la gente” Ella también lo pasó mal, y el temor nunca se ha ido del todo: le piden más de dos años de cárcel, esa cifra que a todos nos resuena en la cabeza como el tiempo a partir del cual “entras”.
Han sido años de incertidumbre en los que Isa no ha dejado de participar en el movimiento por una vivienda digna. “No sé cómo lo habría sobrellevado sin el apoyo de los compañeros más fuertes y mi pareja”, dice. “Asisto a los desahucios de Tetuán o a los que me pillan en la Línea 1, porque tengo que volver recoger a la niña a la hora de la comida, voy a los que me parecen más injustos e intento no exponerme tanto como antes, no estar en primera línea. Pero hay que estar”.
Nos despedimos caminando por Bravo Murillo. Busca un chino para apañar un disfraz de Halloween a su hija, me habla de la queimada que van a hacer en el Huerto de Ofelia Nieto por la Noche de Difuntos –ella es gallega pero no será la encargada de prepararla-, y yo he perdido la cuenta del número de veces que ha pronunciado la palabra justicia durante la conversación. No se refería a ella misma, pero la merece más que nadie.
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Con mentiras intencionadas y voluntad de dañarme, la GC me inculpó de un delito a sabiendas (totalmente) que era falso. Me propusieron que pidiera a la empresa donde trabajo que pagasen una multa de casi 5000€ y el valor demis bienes que intentaron embargarme. El juez se percató de sus maniobras y no fue aceptado, pero me tuvieron 4 años encausado. Me creo lo de esta mujer, y más.
"esta mujer de aspecto frágil y dulce tono calmo, lesionó a tres policías". Madre mía, qué arte tenéis, menudos jueces estaríais hechos...
El de esta mujer es el relato más inverosímil que he leído en toda mi vida. Todos exageramos para pintar los hechos a nuestra manera, sobre todo cuando hay un juicio, pero a ella se le ha ido la mano. Sólo le ha faltado decir que les dio unos besitos y les deseó una próspera carrera policial.
Esas chicas son la fuerza más irresistible con que cuenta España, y ante su valor y empuje se doblegan los blindajes de los tanque y las legiones de antidisturbios. Ellas con el apoyo que podamos prestarlas son la garantía de que el deseo de justicia y solidaridad dará sus frutos. ¡Gracias, niñas! Sois imprescindibles. Un abrazo emocionado de uno que aspira aser como vosotras..
Cobardes,disfrazados de policías,algún dia todo la población obrera se levantara al ver tanta injusticia,no habrá disfrazado que valga
¿Estáis poniendo en duda la denuncia de las víctimas? ¿O ese argumento solo sirve para la violencia de género?
Acaso has visto un antidisturbios de cerca? Con mi peso y estatura como hombre soy bastante más fuerte que esa mujer, pero un antidisturbios con un bofetón me podría dejar inconsciente. De verdad crees que una mujer menuda de cierta edad puede causar lesiones a 3, y además mandar a uno de ellos un mes de baja? Lo que hay que leer...
Que tenga toda la suerte del mundo. Y a nivel periodístico, gracias por el artículo, a ver si le metéis mano sistemáticamente al tema de los atestados falsos; la de gente anónima que se ve en problemas y riesgo de cárcel por acusaciones que son obviamente falsas...
En persiguiendo justicia os saltáis la legalidad y asumís las consecuencias. Sois las autenticas heroínas de esta falsa democracia. Gracias