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Salud
Por qué se debe apostar por los centros de nacimientos en España
A lo largo de los nueve meses de embarazo hay un pensamiento recurrente: el momento del parto. En tu imaginación vas moldeando cómo será el inicio, qué duración tendrá el proceso, calculas el dolor. Y, si hay suerte, es probable que toda la información y las experiencias que hayas ido coleccionando te hayan dejado claro que dónde, cómo, con quién parimos, importa.
Ahora bien, las opciones que encontramos hoy en España para tomar esas decisiones son pocas, sobre todo si se tiene en cuenta el lugar en el que vives y tus recursos económicos. A diferencia de las mujeres europeas, la inmensa mayoría de las españolas no cuentan con otra opción pública que el parto hospitalario, perdiendo la posibilidad de acceder, por ejemplo, a ambientes más respetuosos y centrados en las necesidades de la madre y el bebé como son los centros o casas de nacimientos. Se trata de un modelo consolidado y con una amplia evidencia, pensado para acompañar a mujeres con embarazos de bajo riesgo que desean un parto respetado en un entorno más acogedor y amable que el hospitalario sin renunciar a la seguridad.
Salud
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“En España vamos muy ralentizados en comparación con otros países europeos y no hay una apuesta clara por ofrecer a las mujeres otras opciones para sus experiencias de parto a nivel público”, explica Soledad Carreguí, matrona y supervisora de partos en el Hospital de La Plana. Carreguí, que lleva más de dos décadas trabajando en favor del parto respetado y por una atención humanizada por parte de los profesionales sanitarios, recuerda al otro lado del teléfono que éste no es un modelo nuevo, sino que ya está consolidado y avalado en muchos países como Inglaterra, Irlanda del norte, Gales, Italia, Suiza, Bulgaria, Noruega, Francia o República Checa, en los que se ofrece esta opción dentro del sistema público de salud.
Dos únicas experiencias públicas en España
En España, los únicos centros de nacimientos que han arrancado a nivel público han sido el centro de nacimientos de la Fundació Hospital Sant Joan de Déu de Martorell, que se inauguraba en 2017, y Casa Laietània, del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, que echaba a andar en 2021. El primero, de gestión privada, anunciaba su cierre hace unas semanas como consecuencia de las malas condiciones laborales del centro para las matronas: falta de personal, retrasos en la búsqueda y contratación de matronas, turnos extra y aumento de la carga de trabajo.
Además, las matronas han denunciado la “falta de consenso entre todos los estamentos, conllevando que en muchas ocasiones se siguieran utilizando prácticas opuestas a la filosofía del proyecto como respetar el principio de autonomía del paciente”. Lluna Orus, matrona del centro de nacimientos de Martorell, explica que las trabajadoras consideran que con un plan a medio-largo plazo y un compromiso por parte de gerencia y de los diferentes estamentos del hospital, se podría conseguir reactivar el proyecto. “Se necesitan ver cambios para poder recuperar la confianza, que se va a poder trabajar en equipo para lograr que el proyecto funcione como se había pactado desde un inicio. Respetando los protocolos, y las necesidades del binomio madre-bebé, que se requiere en unos procesos tan importantes como son el embarazo, parto y postparto”, dice. Esperan que se pueda llegar a una solución en breve y que las mujeres sigan pudiendo disponer del centro de Martorell como opción.
Casa Laietània, un centro de titularidad completamente pública, abría en 2021, no sin antes haberse enfrentado a una pandemia que les dejó el proyecto congelado y a muchas trabas de origen organizativo
El segundo centro, Casa Laietània, de titularidad completamente pública, sirve para demostrar que se pueden hacer las cosas de otra forma, sin renunciar a la seguridad de las mujeres y sus bebés. Lucía Alcaraz es la matrona que ha luchado de forma incansable para que el proyecto saliera adelante. Lo conseguía en 2021 no sin antes haberse enfrentado a una pandemia que les dejó el proyecto congelado y a muchas trabas de origen organizativo. “Ha costado mucho sacarlo adelante pero es un orgullo decir que lo hemos conseguido y que estamos funcionando muy bien. Hace falta organización y que todo el equipo reme en la misma dirección, pero hay muchas ganas de ofrecer a las mujeres otras opciones de atención más respetuosas”, cuenta.
Y hay esperanza porque en breve podemos estar hablando de una tercera experiencia. Soledad Carreguí cuenta que la Conselleria de Sanitat Universal i Salut Pública de la Comunitat Valenciana acaba de dar recientemente el paso de aprobar la implementación del primer centro de nacimientos en el Hospital de la Plana después de muchos años de trabajo en este sentido. “No solo debemos criticar lo que se hace mal, sino celebrar las buenas noticias y la apuesta por este modelo de asistencia. Hay suficiente evidencia de que los centros de nacimientos son un entorno seguro para las mujeres que cumplen los criterios de inclusión y siempre que el centro cumpla los estándares”, señala. Entre esos criterios de inclusión estaría que sea un embarazo sin complicaciones, que sea de un solo bebé y que venga de cabeza, que se inicie el parto de forma espontánea entre la semana 37 y la 42; y que no haya intención inicial de usar epidural para aliviar el dolor sino que se pueda recurrir a otras técnicas y procedimientos.
Un modelo centrado en las necesidades de la mujer
Susi Obiol, matrona y presidenta de la Associació Comares Comunitat Valenciana, recuerda que gracias a la creación de la Estrategia de Atención al Parto Normal (EAPN) en el año 2007, muchos hospitales adaptaron sus protocolos y sus espacios hacia la baja intervención. “La ciencia y la experiencia evidencian la necesidad del cambio en la atención, siempre dirigida hacia el respeto de la autonomía de las mujeres y la fisiología del embarazo, parto y puerperio. No se puede obviar que el nacimiento es el único proceso fisiológico que se atiende en un hospital y ello hace que muchas veces se observe desde una perspectiva patológica cuando no lo es, condicionando intervenciones innecesarias dentro de protocolos obsoletos”, señala.
Cuando se habla de un modelo de asistencia a la mujer que sea respetuoso, Soledad Carreguí cree que hay que hablar de un modelo holístico, que tenga en cuenta todas las necesidades de una mujer durante el proceso de parto: “Debe ser un modelo personalizado y no un modelo industrial en el que a todas las mujeres se les acompaña igual y se le realizan las mismas prácticas. El modelo debe ir más allá de la práctica clínica y tener en cuenta la importancia de integrar las necesidades de la mujer, su entorno, su familia, su cultura, sus circunstancias, y no sólo la asistencia al parto”.
Las casas de nacimientos son también un recurso muy valioso para formar a nuevos profesionales desde la fisiología, que es algo prácticamente imposible actualmente en los paritorios
La OMS recomienda los modelos de atención dirigidos por matronas, como es el caso de los centros de nacimientos, los cuales deben cumplir los estándares europeos para centros de nacimientos elaborados por la Midwifery Unit Network. Sin embargo, una de las mayores trabas que tienen las profesionales en España actualmente es la organización en cuanto a la asistencia a las mujeres. “No hay un criterio unificado entre los profesionales que atendemos a las mujeres en sus partos. Los obstetras siguen anclados en un modelo mucho más intervencionista, que no es el adecuado para el parto normal, y siguen queriendo conducir estos partos normales, que son tarea de la matrona. Algunas matronas, por su parte, también siguen en un sistema intervencionista, por lo que tampoco pueden abarcar muchos de los cuidados para los que están formadas, delegando muchos de ellos en el colectivo médico y perdiendo autonomía”, explica Carreguí. Es por ello que ambas matronas señalan la necesidad de contar con equipos multidisciplinares en los que todos los profesionales vayan en la misma dirección: que las mujeres y los bebés sean respetados y que las prácticas clínicas se adecúen al bienestar de cada mujer de forma personalizada.
En este sentido, las casas de nacimientos son también un recurso muy valioso para formar a nuevos profesionales desde la fisiología, que es algo prácticamente imposible actualmente en los paritorios. “Hoy en día los residentes no ven partos normales, partos fisiológicos, donde realmente hay un acompañamiento y la mujer es autónoma. Hay muchas intervenciones, demasiadas analgesias epidurales, demasiado control a nivel tecnológico… y así se pierde el poder conocer realmente la fisiología del parto”, lamenta Soledad Carreguí. En ese sentido, que hubiese casas de nacimiento sería un vector para que muchos profesionales se pudieran formar en fisiología, pero también que pudiesen empaparse de una filosofía de respeto hacia la mujer y su autonomía.
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Cambios valientes
Los centros de nacimientos son espacios liderados por matronas, pensados para que exista una continuidad de los cuidados, y siempre desde una persepctiva salutogénica. Para Gemma Olivera, matrona en atención primaria en el servicio de L’Atenció a la Salut Sexual i Reproductiva (ASSIR) de Mollet del Vallès, es fundamental un liderazgo de matronas en la atención al parto de bajo riesgo: “Las cifras y las buenas prácticas hablan por sí solas. Sabemos que la atención de matronas asegura menor necesidad de analgesia epidural, la realización de menos episiotomías o cesáreas, el aumento de la tasa de parto vaginal espontáneo y de inicio exitoso de lactancia materna y una mayor sensación de control por parte de las mujeres.
Por lo tanto, invertir en matronas es mejorar la salud sexualidad y reproductiva de la población”. Comparte estos argumentos Soledad Carreguí, quien además insiste en que en los centros de nacimientos dirigidos por matronas no hay más complicaciones que en un entorno hospitalario y sí mejores resultados neonatales.
Susi Obiol reitera que la experiencia que existe de las casas de nacimientos afianza la figura de las matronas como gestoras de cuidados válidas y capaces en esos procesos reduciendo los riesgos del parto, apoyando a las mujeres y a sus recién nacidos. Es por ello que cree que invertir en matronas promueve la salud y el bienestar de las mujeres y sus recién nacidos. En estos retos, las casas de nacimiento son un elemento clave.
La matrona Soledad Carreguí considera imprescindible el respeto a las competencias de las matronas: “Nos están delegando muchas órdenes médicas, pero no nos dejan realizar nuestras competencias propias”
Para que este liderazgo se produzca, Soledad Carreguí considera imprescindible el respeto a las competencias de las matronas en toda su dimensión, así como asegurar la autonomía de las mujeres. “Nos están delegando muchas órdenes médicas, pero no nos dejan realizar nuestras competencias propias. Necesitamos decisiones valientes: más matronas, dotar de las competencias en las que se están formando, blindar la autonomía de las mujeres, crear entornos amigables para que los partos normales ocurran, crear comisiones de seguimiento formadas por equipos multidisciplinares para atacar la violencia obstétrica, reconocer qué estamos haciendo mal para avanzar… Es imprescindible también una formación actualizada por parte de todos los equipos multidisciplinares. Si las matronas están preparadas pero el resto de profesionales no, si no hay una inversión y una apuesta, entonces será complicado que se pueda implementar con éxito un proyecto así. Necesitamos cambios radicales, cambios valientes, que impliquen a todos los actores”, concluye.