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Derechos reproductivos
“Los derechos de la paciente mujer no se respetan, se le están practicando intervenciones sin su consentimiento”
Parir en el siglo XXI no es fácil. Ni en ningún otro siglo. Pero un parto en el que además sea la mujer quien tome todas las decisiones del proceso, donde sea informada de cada intervención que vayan a hacerle y esté acompañada de quienes (en plural) ella elija, es más difícil todavía. El Hospital de La Plana de Vila-Real (Castellón) representa, dice Alex Badía, “un oasis en medio del sistema”. Un centro pionero en España que deja en manos de la mujer la última palabra en cada paso del proceso, confiando más en su instinto natural e interviniendo solo cuando realmente sea necesario. El documental acompaña (y sobre todo escucha) a cinco mujeres que apuestan por esta filosofía del parto humanizado y empoderante como modelo a seguir.
El film interactivo Parir en el Siglo XXI fue estrenado en 2020 bajo la codirección de Claudia Reig y Àlex Badia, realizadores de la productora valenciana Barret Films, en colaboración con À Punt Media y el Lab de RTVE.es, y al año de su lanzamiento el prestigioso certamen internacional de fotografía World Press Photo lo premiaba como el proyecto interactivo del año 2021 en la categoría de Narrativa digital.
El World Press Photo reconoce vuestro trabajo como proyecto de carácter pedagógico ¿Estáis de acuerdo con esa definición, era vuestro objetivo?
Claudia Reig: Sí, desde un principio teníamos esa perspectiva de servicio público. Pensamos que el sitio desde donde se tiene que financiar y proyectar este tipo de proyectos es desde las instituciones públicas y nosotros aportar desde ahí, poniendo una herramienta en manos de las mujeres que les sea útil. También queríamos cambiar esa imagen de quirófano todo medicalizado, la mujer en una camillla… De hecho en las clases de educación maternal las matronas nos decían: es necesario que veáis un parto real y no uno estereotipado o como nos lo imaginamos.
Compartíais nominación con otros tipos de dolor más colectivos, como el conflicto de Ucrania o el racismo policial en EE.UU. Un tipo de sufrimiento que estamos más acostumbrados a ver en los medios. En cambio, el dolor de la mujer en el parto está más silenciado, no tiene espacio en lo colectivo ¿Por qué pensáis que algo tan natural está tan escondido?
Àlex Badia: No solo escondido, sino caricaturizado. En el cine el dolor del parto es como una cosa grotesca, con gritos... Y se ha invisibilizado porque médicamente se ha paliado hasta el punto de que el dolor se considera algo intolerable o absurdo. Muchas mujeres dicen “¿Para qué vas a sufrir si existe la epidural?” Es como si lo eliminaran de nuestra imagen colectiva y el dolor del parto fuera algo que vas a tener solo si tú lo decides. Pero las matronas explican que el dolor del parto tiene un sentido y hay formas de paliarlo antes de llegar a la epidural, porque es un método farmocológico que puede tener efectos adversos. En el Hospital de La Plana les enseñan herramientas para gestionarlo. Me refiero al movimiento libre, al agua caliente en la bañera, las inyecciones de agua estéril en la espalda para el dolor lumbar… Pero sobre todo el acompañamiento respetuoso. Porque en otros hospitales la movilidad se reduce, tienes que estar tumbada en la cama monitorizada sin que te dejen moverte y en La Plana promueven la libertad de movimiento.
Claudia Reig: “Si el dolor del parto está tan callado es porque tiene que ver con el ámbito de la mujer. Se han apropiado de un proceso que es empoderante para las mujeres”
C.R: Si el dolor del parto está tan callado es porque tiene que ver con el ámbito de la mujer. Se han apropiado de un proceso que es empoderante para las mujeres. Y es algo que ahora se reivindica desde el feminismo también.
Con la menstruación pasa algo parecido, todavía a muchas mujeres les avergüenza decir en voz alta que tienen dolor de regla, sobre todo si es delante de un hombre.
C.R: Sí, sí, en una productora que yo estuve, si decía que me dolían mucho los ovarios porque me había venido la regla, uno de mis compañeros me decía: “¡Pero Claudia, por favor, no digas eso!”. ¿Y por qué no lo voy a decir, qué problema hay, si es algo natural y lo vivo todos los meses?
En el hospital público de La Plana la intervención médica es mínima y la mujer tiene en todo momento la decisión final ¿Por qué es la excepción y no lo común?
C.R: Eso tiene que ver con la violencia obstétrica.
Derechos reproductivos
Derechos reproductivos Carta de una médica a los colegios de médicos que rechazan la violencia obstétrica
A.B: Y con el enfoque que se tiene de los partos. Te podrías plantear incluso si el hospital es el lugar adecuado para atender el parto, porque es un lugar de tratamiento médico y las embarazadas son las únicas personas sanas que se atienden en un hospital. El resto está enfermo, pero ellas están pasando un proceso fisiológico que no tiene porque ser patológico. De hecho, los partos en los hospitales llegaron hace solo unos décadas, en los 60. Este hospital nació hace 20 años, con una supervisora de servicios de partos que es matrona, Soledad Carreguí no ginecóloga. Sole entró con muchas ganas de cambiar la forma en que se hacían los partos.
C.R: Ella había trabajado en otros hospitales con todo medicalizado pero había visto algunas matronas que dejaban moverse más a las mujeres o decían “¿Por qué no les dejamos chillar?”. Entonces aprendió que había otra manera de atender a las mujeres con la que ella se sentía más cómoda y el ginecólogo encargado y su equipo la apoyaron en este modelo de acompañamiento y no intervención si no es necesaria. Bueno, desgraciadamente necesitaron el apoyo de un hombre y médico para que este modelo siguiera adelante.
A.B: Él (el ginecólogo jefe del Hospital de La Plana) nos dijo que lo que había hecho era mediar con las matronas porque ellas estaban reconocidas por la OMS como las que tienen que liderar la atención al parto y los ginecólogos están solo por si pasa algo, ése es el cambio de paradigma. Este hospital desgraciadamente es solo un oasis dentro del sistema.
C.R: Su proyecto era crear centros de nacimiento, que estuvieran conectados con el hospital pero que toda la atención del parto que no fuera de riesgo estuviera en un edificio anexo atendido solo por matronas.
Claudia Reig: “Nos hemos excedido con la intervención médica y ahora tenemos que volver atrás para entenderlo como un evento más familiar y un proceso fisiológico, natural y biológico”
Claro, porque las embarazadas no son enfermas.
C.R: El embarazo y el parto tienen riesgos. Cuando se medicaliza es para evitar muertes en mayor medida, pero como dicen muchas matronas nos hemos excedido con la intervención médica y ahora tenemos que volver atrás para entenderlo como un evento más familiar y un proceso fisiológico, natural y biológico. Ahora estamos haciendo la segunda temporada de una serie documental médica para A Punt y hablamos con profesionales que dentro de la sanidad pública intentan implantar este modelo de humanización de la medicina. Es decir, “yo soy un profesional sanitario pero te voy a tratar como una persona, tú tienes autonomía y yo no soy el que lo sabe todo sino que voy a darte información para que tú también puedas decidir”. Yo creo que en este caso tiene que ver con la sumisión de la mujer y hay mucha subordinación y machismo que sufren las matronas, pero también ocurre en todo el sistema sanitario.
En el documental hay un momento en el que aparece esta frase sobreimpresa en pantalla: “Los protocolos de los hospitales son diferentes pero los derechos de las mujeres son los mismos”. La teoría parece lógica ¿Pero se aplica en la práctica?
A.B: Parece que los derechos de la paciente mujer no se respetan, se le están practicando intervenciones sin su consentimiento, se le da información sesgada que impide que tome una decisión sobre si consiente o no una intervención… Hay casos de mujeres que han reclamado pero en el proceso se suma una medicina patriarcal a una justicia patriarcal, a una violencia administrativa que hace que haya habido mujeres que han tenido que llegar hasta la ONU para que diga que: “Sí, la atendisteis mal en el parto y no se han atendido sus derechos en el recorrido judicial”. De hecho España es el único estado miembro de la ONU que ha recibido una condena de El Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra La Mujer (CEDAW ) por ejercer violencia obstétrica contra una mujer. Por ese dictamen de la CEDAW España debería repararla e indemnizarla y eso no se ha hecho todavía.
C.R: Angels, la mujer que grabamos en la época Covid, nos cuenta que en uno de los hospitales que preguntó si podía rellenar el plan de parto le dijeron que “aquí no hacemos partos a la carta”. Y el plan de parto es un derecho, un documento oficial del ministerio de Sanidad. Las mujeres deberían tener el derecho a poder decidir independientemente de con quién te encuentres en el hospital.
A.B: Sí, estés en el hospital que estés, tus derechos son los mismos.
En el documental incluís una versión Covid ¿Hubo pérdida de derechos en la época de la pandemia?
A.B: Mi mujer dio a luz en abril de 2020. Una de las pérdidas de derechos fue que la Conselleria de Sanidad dijo que las mujeres no podían estar acompañadas durante el parto; aquí se decidió vulnerar ese derecho.
Sanidad
Sanidad Hospitales de todas las comunidades impiden a las embarazadas acudir a sus citas con acompañante
¿Tú no pudiste acompañar a tu mujer?
A.B: Al final sí, porque esas instrucciones duraron solo 3 días. Fue una decisión que no tenía base más que en la protección del personal sanitario, las dudas, el miedo... Hubo un retroceso de derechos que muestra la fragilidad de los derechos la mujer en el proceso. Y siguen sin dejar sin entrar a muchas ecografías, en las que igual te están diciendo que hay una muerte o una malformación y te estás enfrentando a eso sola.
Àlex Badia: “Está demostrado que los partos tienen resultados mejores si las mujeres están acompañadas por la persona que ella ha decidido”
¿Cómo de importante es el papel del acompañante?
A.B: Está demostrado que los partos tienen resultados mejores si las mujeres están acompañadas por la persona que ella ha decidido. En España solo se permite una, que ya es una limitación, en otros países se permiten más. También por lo que he vivido en el parto de mi mujer hay momentos que eres su voz para llamar a la matrona porque está sintiendo algo raro o el monitor está pitando… El acompañante es una persona que tiene que estar igual de formada o más en lo que quiere la mujer para que en el momento en que ella no pueda expresarlo, el acompañante pueda estar ahí para defenderla. Y para las matronas el acompañante es un aliado.
¿Cómo fue ganarse la confianza de esas cinco mujeres para entrar en una parte tan íntima de sus vidas?
A.B: Ése fue el reto del documental. Es un lugar super íntimo donde hay muy poca gente y no íbamos a poder escondernos, así que empezamos desde mucho antes, sin intentar convencer a nadie, sino ir encontrándonos cómodos y que nuestra presencia en ningún momento fuera un estorbo. Y por eso empezamos a ir a las clases de preparación al parto de Burriana (Castellón). A veces nos tomábamos un café con ellas… Había un compromiso por nuestra parte de que se sintieran cómodas después con lo que se iba a emitir, porque es un momento de exposición fuerte a nivel emocional y físico. Queríamos que tuvieran el control en todo momento de lo que se iba a publicar. También fuimos a alguna ecografía, a clases de natación, Claudia se cambiaba con ellas en el vestuario… También hubo mujeres que llegaron hasta cierto punto y que dijeron que no querían seguir.
C.R: Sí, justo cuando estaban casi poniéndose de parto.
¿Os dieron algún motivo?
C.R: Sí, porque estaban inseguras, tenían bastante miedo por el parto y el hecho que de nosotros estuviéramos presentes iba a interferir mucho para ellas. Y nosotros teníamos claro que si iba a ser así, no íbamos ni a intentarlo, obviamente.
A.B: Y luego, cuando teníamos a cuatro muy embarcadas en el proyecto, nos dimos cuenta de que también necesitábamos la confianza de las matronas, porque es un trabajo donde ponen mucho de ellas y hubo que hacer una reunión en el Hospital de La Plana para explicar bien el proyecto hasta que todo el mundo entendiese que esto se trataba de poner en valor también su trabajo.
C.R: Nosotros siempre vamos construyendo un vínculo de confianza que vamos generando con el tiempo y de hecho solemos invertir unos dos años en preparar un proyecto, éste es el que hemos hecho más rápido. Por ejemplo, Gabriela fue como nuestro parto estrella, porque fue el primero que grabamos y vivimos todas sus fases desde casa y fue impactante para nosotros pero también para ella porque acababa de llegar a España, embarazada de cuatro meses de Venezuela. Para ella fuimos un apoyo y para su pareja, que nos miraba y nosotros le dábamos ánimo. Para ellos fue importante.
A.B: Le mandábamos fotos por Whatsapp a la madre que estaba esperando fuera… Éramos unos más que estábamos acompañándola.
Supongo que el hecho de que hayáis elegido el formato interactivo no es casual ¿Es un guiño a que la mujer debería poder tomar decisiones de forma más activa durante todo el proceso?
A.B: Sí, el formato interactivo es una marca nuestra, hemos hecho muchos trabajos interactivos pero en teste caso sí es un guiño como tú dices, porque está pensado específicamente para la mujer, para que sea un instrumento de formación y reflexión para ella. Se puede rellenar incluso un plan de parto mientras ves el documental. Hay gente que lo ha imprimido y lo ha llevado al hospital, no está para eso, pero sí para que reflexionen y sigan informándose.
C.R: Hay ítems que piensas que no tendría sentido no marcarlos, como “quiero que me dejen moverme libremente”.
¿No puedes moverte libremente durante el parto?
C.R: De normal no te dejan, la monitorización es continua, los monitores suelen estar atados con correas y tienen un cable que te permiten moverte un poco.
A.B: Te hacen saber que es mejor que no te muevas y es un momento el que estás vulnerable, estás en sus manos, confías y haces lo que te digan.
C.R: Gabriela (una de las protagonistas del documental) decía: “Es que tumbada estoy fatal” y yo decía: “Pero si siempre están tumbadas todas las que están de parto…” y ella decía: “Me duele menos si me muevo, si me levanto...” Es verdad que moverte a veces alivia.
A.B: Además si no te mueves, hay más riesgos, el movimiento contribuye a la fisiología del parto.
Hablemos de presente y de futuro para vosotros ¿En qué estáis trabajando?
C.R: Desde el principio nos planteamos que queríamos hacer un largometraje, profundizar sobre el parto respetado. Primero dar una herramienta con el interactivo y de ahí vamos a hablar de por qué esto es un oasis, como tú preguntabas, qué pasa en los paritorios para que esto no sea lo normal y todas las mujeres no tengan los mismos derechos. También sabíamos que no íbamos a poder grabar un parto con malas prácticas, así que lanzamos un mensaje por Instagram pidiendo testimonios sobre violencia obstétrica, malas experiencias en el parto y profesionales que lo hayan visto y nos llegaron 15 correos en menos de una semana. Y estamos ahora poniéndoles voz. Estamos acompañando alguno de los casos de la abogada Francisca Fernández, la que consiguió la condena de la CEDAW, estuvimos grabando un juicio en Mérida y dando recorrido a Sole, la matrona de La Plana, en su lucha por implantar esos centros de parto. Ahora se ha paralizado, pero ella sigue luchando y nosotros estamos siguiendo sus pasos e intentando retratar el momento en el que estamos.
Parto
Serena Brigidi: “Sin educar en la consciencia corporal, ¿cómo vamos a disfrutar del parto?”
Serena Brigidi coordina el Observatorio de la Violencia Obstétrica, un espacio de investigación y sensibilización que se propone visibilizar y erradicar las prácticas que suponen "una apropiación del cuerpo y de los procesos reproductivos de las mujeres por parte de prestadores de salud".
Hay voces que reclaman que se considere la violencia obstétrica como violencia machista ¿Estáis de acuerdo?
C.R: Existe mucha polémica en ese tema, pero yo creo que sí, porque, para que se cambie, primero se tiene que identificar que es una violencia contra la mujer. Porque el hecho de ser mujer ayuda a que exista esta falta de respeto aunque a veces también es ejercido por una profesional femenina, por la educación que ha recibido.
Claudia Reig: “Cualquier práctica que se haga sin que la mujer sea informada se considera violencia obstétrica. Es que estás infantilizando a la mujer si no pides su consentimiento previo”
¿Creéis que si los hombres fueran los que parieran todo esto sería diferente?
C.R: Seguramente. Muchas veces Francisca (abogada especialista en violencia obstétrica) pone el ejemplo de la episiotomía (incisión entre la vagina y el ano), que es algo que pasa muchas veces. Cualquier práctica que se haga sin que la mujer sea informada se considera violencia obstétrica. Es que estás infantilizando a la mujer si no pides su consentimiento previo. Y que a un hombre tuviesen que hacerle una intervención en sus genitales y no le avisaran, no se concibe.